Llamamos realismo mágico a uno de los movimientos
literarios más representativos de la literatura en español del siglo XX.
Desarrollada a mediados de la centuria, se inició en torno a la década de los
cincuenta y estalló con el boom de
narradores latinoamericanos de los sesenta. Se guía por una expresión del
escritor cubano Alejo Carpentier: lo real maravilloso.
Con estas
palabras introdujo Carpentier su novela El reino de este mundo (1949), una de las primeras obras
adscritas al realismo mágico. Los autores de este movimiento pretendieron
mostrar lo irreal y lo extraño como algo cotidiano; se trata de una actitud
ante la realidad, de su forma de contar el mundo.
El primer
estudioso en utilizar el término realismo mágico es el crítico de arte
alemán Franz Roh en su libro de 1925 Postexpresionismo: los problemas de la nueva pintura europea.
Esta obra se traduce al español en 1927, cuando es publicada por la Revista de Occidente, traducida por José
Ortega y Gasset. Después de su utilización por parte de escritores surrealistas
de la época, como María Luisa Bombal, el polifacético intelectual venezolano
Arturo Úslar Pietri recurre a él en El
cuento venezolano (1947).
Si bien a
finales de los cuarenta y durante los cincuenta encontramos a algunos de los
autores pioneros del realismo mágico (como el guatemalteco Miguel Ángel
Asturias, el cubano Alejo Carpentier o el mexicano Juan Rulfo), la expansión
del movimiento coincide con la mayor visibilidad de los escritores del boom, vinculados en sus orígenes al realismo
mágico. Todos ellos partieron de la experimentación para incorporar a sus obras
cierto carácter político.
En palabras
del crítico literario Brett Levinson, de acuerdo con los mandatos del
realismo mágico, las cosas irreales son tratadas como realistas y las
cosas mundanas como elementos irreales.
Algunas características que podemos señalar
acerca del realismo mágico son las siguientes:
-
Los elementos que sorprenden al lector por su carácter
fantástico (y que, normales y acostumbrados, no obedecen a nada) son percibidos
por los personajes como parte de su realidad cotidiana.
-
Aparecen elementos mágicos intuitivos, pero nunca
explicados.
-
Los sentidos cobran una importancia enorme al tejer la
historia. Vemos y escuchamos lo que ocurre, pero también lo olemos, lo
saboreamos e incluso lo palpamos.
-
La magia tiene que ver con la necesidad de huir, puesto
que muchas de las historias del realismo mágico suceden en espacios de pobreza
y marginalidad.
-
Los hechos son reales, pero algunos no tienen explicación
o sería muy improbable que ocurrieran.
Los principales autores dentro de la corriente del
realismo mágico son:
-
Miguel Ángel Asturias (Ciudad de Guatemala, Guatemala,
1899 - Madrid, España, 1974). Escritor, periodista y diplomático. En su obra
literaria dio voz a las culturas indígenas, especialmente a las de su país,
Guatemala. Durante su primera estancia de juventud en París entró en contacto
con dos de las disciplinas que marcarían su escritura: la antropología y el surrealismo.
Entre los títulos que publicó, podemos destacar Leyendas de Guatemala (1930), El Señor Presidente (escrita desde 1933, fue publicada en 1946), Hombres de maíz (1949), La trilogía bananera (compuesta por
Viento fuerte, El papa verde y Los ojos de los enterrados, de entre 1950
y 1960) y Mulata de tal (1963).
Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1967.
-
Alejo Carpentier (Lausana, Suiza, 1904 - París,
Francia, 1980). Periodista, musicólogo y narrador, considerado referencia
del boom por sus integrantes.
Sus distintos orígenes (nació en Suiza, su padre era francés y su madre rusa, y
fue criado en La Habana) configuraron la diversidad de sus influencias. Entre
sus novelas destacaron El reino de
este mundo (1949), Los
pasos perdidos (1953), El
siglo de las luces (1962) y El
recurso del método (1962). Fue galardonado con el Premio Miguel de
Cervantes en 1977.
-
Juan Rulfo (Saluya, México, 1917 - Ciudad de México,
México, 1986). Le bastaron dos títulos para ser considerado uno de los mejores
escritores latinoamericanos del siglo: los relatos de El Llano en llamas (1953) y la novela Pedro Páramo (1955). Escritor,
guionista y fotógrafo, en la vertiente fantástica de su literatura se intuye
una intención política (Pedro Páramo enlaza
con la novela revolucionaria mexicana) que interesó a los escritores del boom. Entre sus reconocimientos se
encuentra el Premio Príncipe de Asturias en 1983.
-
Gabriel García Márquez (Aracataca, Colombia, 1927 - Ciudad
de México, México, 2014). Escritor, guionista, editor, periodista... Muchos de
los sucesos de su vida y muchas de sus realidades inspiraron su escritura. La
traducción que Jorge Luis Borges realizó de La metamorfosis de Franz Kafka guio sus primeras obras. La
aldea de Macondo es el lugar de invenciones como El coronel no tiene quien le escriba (1961), Cien años de soledad (1967), El otoño del patriarca (1975)
o Crónica de una muerte anunciada (1981).
Fue Premio Nobel de Literatura en 1982.
Por otra parte, podemos señalar también las principales obras dentro del realismo
mágico, entre las que destacan las siguientes:
-
El reino de este
mundo (1949), de Alejo Carpentier. Las peripecias del esclavo negro Ti
Noel nos permiten conocer las tensiones entre las tradiciones africana y
europea que chocan en un territorio americano: Haití. Recordemos que en el
prólogo de esta obra, Carpentier describió su visión de “lo real maravilloso”,
patrimonio y natural de Hispanoamérica.
-
Hombres de maíz (1949),
de Miguel Ángel Asturias. Extrae su título de uno de los mitos del Popol Vuh, uno de los libros sagrados de
la cultura maya. Se refiere a la creencia de los mayas de que su carne estaba
hecha de maíz. El argumento gira en torno a una comunidad indígena cuya tierra
está amenazada por personas ajenas que desean explotarla comercialmente. Contrapone
las costumbres tradicionales con aquellas que el colonialismo pretendía
imponer.
-
Pedro Páramo (1955),
de Juan Rulfo. La novela está contada en primera y tercera persona. En la obra Juan
Preciado regresa a Comala para cumplir la promesa que realizó a su madre
moribunda: reclamar a su padre, Pedro Páramo, lo que les pertenece. La historia
del viaje y la historia de la relación con su madre se entremezclan con la vida
de aquellos a quienes conoce.
-
Cien años de soledad (1967), de Gabriel García Márquez.
Narra la historia de siete generaciones de la familia Buendía, residentes en el
pueblo ficticio de Macondo. Una historia de guerras, revoluciones y desgracias,
en la que García Márquez desarrolla su reflexión sobre la condena de la soledad
y la salvación que ofrece la ficción. La historia se narra con una estructura
cíclica temporal. Los acontecimientos del pueblo, de los Buendía y los nombres
de los personajes se repiten una y otra vez, en una fusión de la fantasía y la
realidad.
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