lunes, 29 de abril de 2013

Vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades



(Apuntes de Toñi García Bernal)

Las primeras ediciones conocidas son de 1554 (Burgos, Amberes y Alcalá), aunque pudo salir publicado uno o dos años antes. Su éxito fue enorme, pero en 1559 fue incluido en el Índice de libros prohibidos por la Inquisición. La siguiente reimpresión tardó unos veinte años y apareció sin los capítulos más anticlericales.

El autor permanece anónimo, desconocido, a pesar de las diferentes hipótesis que afirman ser la obra de algún erasmista del círculo de los  hermanos Valdés, del humanista Diego Hurtado de Mendoza, del fraile jerónimo Fray Juan de Ortega o del escritor toledano Cervantes de Salazar.

ü  Argumento
La novela está planteada como una epístola autobiográfica en la que el protagonista se defiende de ciertas acusaciones.
La obra comienza con un prólogo en el cual Lázaro, ya adulto, escribe a “Vuestra Merced” diciéndole que le va a contar su vida desde el principio para explicar su “caso”. Así, Lázaro narra, a través de siete tratados, quiénes fueron sus padres, dónde nació y qué vicisitudes pasó con cada uno de sus amos hasta llegar a su situación actual: pregonero casado con una criada del arcipreste de San Salvador, Toledo, sobre la que cabe la duda del adulterio. En las protestas del protagonista, que afirma creer e la virtud de su esposa, se esconde su cínica aceptación del adulterio, hecho que le permite vivir con desahogo. He ahí su “caso”.

No se sabe quién es “Vuestra Merced”, pues dicho tratamiento era norma en la época para indicar respeto, pero se presupone un cargo eclesiástico superior al arcipreste de San Salvador. El “caso” no se explica en el prólogo, sino en las últimas páginas de la novela.

ü  Estructura
Formalmente se trata de una epístola autobiográfica en la que se narra la vida de Lázaro mediante un narrador en primera persona que coincide con el personaje. 
La estructura de la novela es lineal, pues se narra una sucesión de amos para los que trabaja el protagonista, quien va cambiando su manera de ser y de actuar.
La novela se estructura en torno al número tres: tres son los amos y tres son los episodios fundamentales en cada etapa de su vida (infancia, adolescencia y juventud). Durante su infancia, momento de los tratados más largos, Lázaro está al servicio del ciego, un clérigo y un escudero, amos pertenecientes al pueblo llano, la Iglesia y la nobleza, respectivamente. El tema central es el hambre. Lázaro pasa más necesidad con cada amo. Durante su adolescencia, momento de los tratados más breves, Lázaro está al servicio de un fraile, un buldero y un pintor. Con estos amos obtiene beneficios materiales (sus primeros zapatos) y aprende a mantenerse al margo. Finalmente, durante su juventud, trabaja para un capellán, un alguacil y el arcipreste de San Salvador. Es la etapa en la que Lázaro llega al colmo de su buena fortuna y consigue un trabajo remunerado como aguador y pregonero. Así culmina el proceso que comienza en su nacimiento (hijo de un ladrón y de una mujer sin escrúpulos) y que continúa con su peregrinaje de amo en amo hasta llegar al colmo de su buena suerte. En esta carta que es la novela, Lázaro pregona su existencia y su nuevo concepto de honra.

ü  Personajes
Estamos ante un personaje que no es un héroe, no pertenece a una clase social elevada, ni posee virtudes, ni tiene ascendientes heroicos. Pese a ello, Lázaro cuenta su vida pasada para explicar su situación presente. Lázaro no es un personaje plano, como los héroes de los libros de caballería, sino que evoluciona a lo largo de la obra, hecho que además nos permite afirmar que no se trata de una sarta de historietas para hacer reír, sino de una sucesión de acontecimientos que colaboran en el proceso de formación de un individuo.
De entre sus amos, cabe destacar los tres primeros:
-                  El ciego es brutal, astuto y avaricioso. Enseña al niño a desconfiar de todo y le hace aguzar el ingenio.
-                  El clérigo de Maqueda apenas da de comer a Lázaro y este debe robarle para subsistir.
-                  El escudero está obsesionado por las apariencias y la honra. Lázaro tiene que pedir limosna y la comparte con su amo.

ü  Espacio y tiempo
El recorrido de Lázaro comienza en Tejares, aldea de Salamanca, donde nace, y finaliza en Toledo, donde obtiene su oficio real (pagado por las arcas reales) de pregonero. El tiempo también es reconocible y está marcado históricamente en el texto (1510, o quizá 1546). Este tipo de personaje, marcado en el texto en un momento y unos lugares reconocibles, no se había formulado literariamente en una narración extensa hasta la aparición del Lazarillo.
ü  Fuentes
Bajo el realismo de la obra, subyace un modelo literario clásico: El asno de oro, relato costumbrista de aventuras del latino Apuleyo (siglo II d.C.), en el que aparece ya la sucesión de diversos amos y hay un tono satírico similar.
Por otra parte, la novela está escrita en forma de larga carta redactada por Lázaro, hecho que también puede haberse basado en las epístolas de las novelas sentimentales. Además, el Lazarillo contiene muchas anécdotas populares de la tradición oral, como el chiste del hermanastro de Lázaro que tiene miedo de su propio padre por el color de su piel, sin caer en la cuenta de que él mismo es igual. La pareja del ciego y el criado también se encuentra en el folclore.

ü  Originalidad
La originalidad del Lazarillo consiste en su realismo, pues la novela se lee como si fuera la autobiografía real de un personaje auténtico, frente a los mundos fantásticos y el refinamiento de las novelas propias de la época: de caballerías, bizantinas, pastoriles y sentimentales.

ü  Interpretaciones
Esta novela permite, al menos, tres lecturas distintas pero compatibles. En primer lugar, se puede considerar una novela de aprendizaje, que narra la evolución del protagonista desde la infancia hasta la edad adulta.
En segundo lugar, el Lazarillo contiene una gran crítica social e incluso política. En el siglo XVI el hambre era un problema muy real ocasionado por el desprecio por lo oficios manuales, las crisis económicas… El concepto de honra es tratado con ironía e incluso es el motivo del relato de Lázaro. La obsesión por la honra lleva a personajes como el escudero a vivir en la miseria.
Por último, la novela comparte la crítica de Erasmo al concepto de religión imperante, pues en ella se denuncia la mezquindad general de esta clase social, los engaños del buldero y la hipocresía del arcipreste de San Salvador. Esta ideología, propia de muchos humanistas de la época, fue quizá la causa de la condena de la obra.

ü  Estilo
El Lazarillo se ajusta al ideal de naturalidad y verosimilitud propio de la prosa renacentista. El narrador, el propio Lázaro, utiliza con frecuencia refranes y frases hechas.
Destaca la presencia constante de la ironía, que se manifiesta con dobles sentidos, juegos de palabras y comentarios humorísticos.

ü  La novela picaresca
La picaresca no se reconoce como género hasta que en 1599 y 1604 su publicaron la primera y segunda parte del Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, a partir del modelo creado por el Lazarillo de Tormes. Los rasgos de este tipo de novela son: relato autobiográfico de un antihéroe, marcada evolución del personaje, espacio y personajes de carácter marginal, realismo e intención crítica y moralizante. El siglo XVII aportará novelas picarescas de gran trascendencia como el Buscón, de Quevedo.

domingo, 21 de abril de 2013

Apuntes sobre comunicación oral en encuentros reales




Elementos fundamentales de la comunicación oral

INTERLOCUTORES
Son las personas que intervienen en la relación comunicativa. El que emite el mensaje es el EMISOR y el que lo recibe, el RECEPTOR.
En el saludo y en la conversación, los interlocutores se alternan en las tareas de hablar y escuchar.
En la conferencia y el noticiario, hablan el conferenciante y el locutor, mientras que los espectadores escuchan.
PARTICIPACIÓN CARA A CARA
La participación de los interlocutores coincide en el tiempo y el espacio. Se da una presencia simultánea. En radio y televisión puede no haber coincidencia en el lugar y en el tiempo.
FINALIDAD COMUNICATIVA
Según el propósito de los interlocutores se llega a un acuerdo sobre el tipo de comunicación que se establece, de modo que sea satisfactorio para los participantes.
En el saludo se propone un encuentro muy breve, que sirve para expresar reconocimiento o aprecio por la otra persona. Puede acabar en sí mismo o dar paso a una conversación o a otros formatos. La conversación ofrece la posibilidad de tratar temas comunes de manera informal. Por su parte, la conferencia y el noticiario son marcos elaborados y formales de comunicación.

            Los encuentros reales implican diferentes posibilidades de comunicación, según el propósito de los interlocutores. Los hay breves y simples, y otros extensos y más elaborados.

ENCUENTROS BREVES
Saludo, felicitación, excusas, peticiones, etc.
ENCUENTROS ELABORADOS
Conferencia, noticiario, debate, juicio de un tribunal, etc.

            La comunicación oral puede ser de carácter formal o informal:

COMUNICACIÓN ORAL DE CARÁCTER INFORMAL
COMUNICACIÓN ORAL DE CARÁCTER FORMAL
·         CONVERSACIÓN: charla distendida entre varias personas.
·         CONFIDENCIA: comunicación a alguien de una noticia que no ha de divulgar.
·         TERTULIA: Charla de contertulios sobre temas de actualidad o de interés
·         NOTICIARIO: noticias en radio o televisión.
·         CONFERENCIA: discurso público sobre una cuestión literaria, científica, etc.
·         DEBATE: acto público dirigido por un moderador en que varios interlocutores discuten ordenadamente sobre un asunto.

sábado, 20 de abril de 2013

Comentario del soneto "Callado fuego de amante"






CALLADO FUEGO DE AMANTE

Salamandra frondosa y bien poblada
te vio la antigüedad, columna ardiente,
¡oh Vesubio, gigante el más valiente
que al cielo amenazó con diestra osada!

Después, de varias flores esmaltada,
jardín piramidal fuiste, y luciente
mariposa, en tus llamas inclemente,
y en quien toda Pomona fue abrasada.

Ya, fénix cultivada, te renuevas,
en eternos incendios repetidos,
y noche al sol y al cielo luces llevas.

¡Oh monte, emulación de mis gemidos:
pues yo en el corazón, y tú en las cuevas,
callamos los volcanes florecidos!

            Este texto es un soneto clásico o común, un tipo de estrofa que proviene de Italia y que ha conservado inalterado su aspecto desde Petrarca (1304-1374), autor italiano que aseguró el desarrollo del soneto. Este consta de catorce versos endecasílabos que se disponen en dos cuartetos (ABBA ABBA) y dos tercetos dantescos o encadenados (CDC DCD). La forma de rima en este soneto es la consonancia perfecta.
            Debemos recordar que el soneto como estrofa se utiliza, en lo referente a los temas, cuando el poeta decide plasmar asuntos graves. Así el soneto puede ser amoroso, moral, sagrado o de tono crítico en general. Este soneto de Quevedo se refiere temáticamente al amor como sentimiento del hombre. El poeta es amante y el amor es, en él, un sentimiento ardiente que queda disimulado.
            El poema puede estructurarse temáticamente en dos partes. La primera de ellas abarcaría los dos cuartetos y el primer terceto, donde observamos el sentimiento disimulado bajo las palabras referidas al volcán y la destrucción que este puede provocar. La segunda parte sería el segundo terceto, la última estrofa del soneto, donde el amante se muestra, dirigiéndose a ese elemento que le ha servido para la simulación.
            El poeta nos describe la dualidad del sentimiento amoroso en cuanto a sus consecuencias. Puede destruir o causar felicidad.
            Los pensamientos y sentimientos son dirigidos por el poeta al volcán que le sirve como instrumento en un locus a simili o comparación.
            El poema tiene una estructura dialogada o monologada. El poeta se dirige mentalmente y de forma real al instrumento utilizado para su identificación como amante, pero puede ser considerado un monólogo interior donde se limita a constatar esa identificación que siente como verdadera.
            Quevedo utiliza elementos mitológicos e históricos.
            En cuanto al planteamiento del tema, el autor se sirve de la alegoría y de la comparación como principio ordenador.
            Por otra parte, encontramos un rasgo de la poesía en general, que es la alteración de las partes de la oración o hipérbaton. Este rasgo queda integrado en la estructura sintáctica del poema, que se sirve de figuras de pensamiento y de dicción, ambas relacionadas con la significación y la estructuración de la forma de diálogo ficticio.
            En lo que se refiere a dichas figuras, podemos señalar en primer lugar la acumulación o repetición a lo largo del poema de una serie de conceptos que utiliza el poeta, quien coordina pensamientos parciales como una enumeración. Es lo que se conoce como evidencia o acumulación detallada. En el caso de este poema el objeto que el autor detalla es concreto: el amor acontece colectivamente. Este objeto es descrito utilizando, mediante una comparación alegórica, un objeto aún más concreto: el volcán Vesubio.
            Esos pensamientos coordinados que aparecen como enumeración lo hacen como isocolon, que consta de oraciones y no de grupos de palabras independientes.
            El poeta realiza además una descripción histórica, señalando la evolución del volcán en épocas de actividad o pasividad, a modo de metáfora que señala los períodos del amor y olvido en el amante.
            El poema constituye una alegoría al ser una metáfora continuada, realizándose la sustitución de un pensamiento o sentimiento por un objeto que puede semejarse al mismo. Es una alegoría abierta, ya que el último terceto es el pensamiento mismo en boca del poeta. Al realizarse esta exteriorización plena, nos encontramos ante la similitud. La realidad sería ese sentimiento amoroso que es la base temática del poema y esta realidad queda comparada con una formulación larga, como grupo de oraciones o estrofas (los dos cuartetos y el primer terceto).
            Por otra parte, el poeta comunica diversos pensamientos. Para ellos se vale de la perífrasis, con datos que forman parte de la sustancia misma del sentimiento amoroso como si lo fuera del objeto que él utiliza metafórica y alegóricamente. Para intensificar y poetizar sus sentimientos, utiliza la perífrasis, la alusión mitológica y la metáfora (así por ejemplo cuando utiliza el concepto de fénix como adjetivo, siendo un ornatus, característico de la poesía).
            Hay que señalar en este soneto la desviación que se da con respecto a los oyentes (apóstrofe). El poeta se dirige a una cosa, un objeto, un fenómeno geográfico. Para ello utiliza vocativos (Vesubio, monte) o simplemente se dirige al objeto mediante el diálogo, con las formas verbales en segunda persona del singular (te renuevas, llevas). Con ello consigue aumentar el efecto patético que viene dado por el tono melancólico del poema.
            Debemos destacar también la forma exclamativa, que implica una pronunciación reforzada en los vocativos utilizados. La exclamación modifica la naturaleza de las oraciones y palabras, ya que implica énfasis. Con esto el poeta consigue desviar o llamar la atención del lector.
            El énfasis señalado está íntimamente relacionado con la antonomasia, que en este poema se realiza como sustitución de un nombre por un apelativo (así cuando, en lugar de volver a utilizar el vocativo, en el primer terceto el poeta habla de “fénix cultivada”).
            La utilización que el poeta hace de un objeto que simbolice sus sentimientos y pensamientos acerca del amor constituye una metonimia. El autor describe y habla del volcán como si fuera la verdadera plasmación de su interior, realizando una identificación más que una comparación de sus sentimientos amorosos y de las consecuencias que pueda tener en su interior. En lo referente a esas consecuencias recorre la historia de los desastres provocados por el Vesubio, identificando las consecuencias del amor en él y las de la erupción del volcán en Pompeya.
            Aunque el tono del poema sea de tristeza, no es por ello resignado. El primer cuarteto nos da la idea de un amante que no abandona al amor, sino que lucha por él, en búsqueda de la felicidad que puede traer consigo. El segundo terceto, que es en cierta manera síntesis del poema, deja lugar a la continua permanencia del sentimiento.

La prosa renacentista




           A lo largo del siglo XVI la prosa en castellano se desarrolló en dos direcciones: la prosa didáctica y la prosa de ficción.

            Entre los géneros que produjo el humanismo renacentista dentro de esa prosa didáctica, destacamos el diálogo (un género típicamente renacentista, vinculado a la difusión de la ideología erasmista, una literatura verosímil, cuya principal finalidad era la de educar), la miscelánea (obras que tratan sobre asuntos variados) y la historiografía. La historia tuvo mucha importancia en el siglo XVI por el interés renacentista por conocer la historia nacional. En este sentido, merecen especial mención los cronistas de Indias, entre los que destacan Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo y el padre Bartolomé de las Casas, quien defendió a los indígenas y atacó los abusos de los colonizadores.

            En cuanto a la prosa de ficción, debemos recordar que la novela se desarrolló plenamente en el Renacimiento. El término de “novela” se empleaba para referirse a narraciones breves, mientras que las más extensas se conocían como tratados, libros, historias o vidas.

            En el siglo XVI se produjeron varias modalidades de prosa de ficción, que tuvieron bastante aceptación entre el público:

-          Libros de caballerías. La publicación del Amadís de Gaula, en 1508, revitalizó este tipo de novelas, que gozaron de gran aceptación entre la nobleza y después en todos los estamentos. Se escribieron cerca de un centenar de novelas de caballerías, de las que se realizaban lecturas en público.
-          Novela pastoril. Entronca con la tradición bucólica clásica que ya se mostraba en la poesía. La naturaleza idealizada es el marco en el que se desarrollan las historias de amor de los pastores. Los dos elementos esenciales del género son el paisaje y el sentimiento. Estas novelas incluyen poemas de metros variados. La obra más conocida es la Diana de Montemayor, que presentaba la novela como una historia verdadera, y que se convirtió en modelo para sus seguidores.
-          Novela morisca. Las obras de este género narran hechos relativos a las luchas fronterizas entre moros y cristianos. Los personajes son un dechado de virtudes y perfección, son prototipo de belleza, nobleza y valor. Se idealiza la figura del moro y la tolerancia entre las culturas árabe y cristiana.
-          Novela italiana. Son relatos breves que sirven de entretenimiento.
-          Novela bizantina o de aventuras. Estas obras cuentan una sucesión de aventuras, a veces incoherentes, que terminan con el reencuentro feliz de los amantes o de los miembros de una familia después de largas peregrinaciones por todo el mundo.
-          Novela picaresca. En este género lo fundamental es el reflejo de la realidad cotidiana. Aparece como reacción a la literatura idealista que dominaba en la época. El Lazarillo de Tormes es el ejemplo máximo de esta tendencia.

martes, 16 de abril de 2013

Simbolismo y poesía pura




En las últimas décadas del siglo XIX se produce una reacción en el terreno de la literatura y de las artes en general contra las tendencias dominantes como son el realismo y el naturalismo. Esta reacción es especialmente significativa en el ámbito de la poesía, género literario que había quedado relegado por los escritores realistas y naturalistas, mucho más inclinados al cultivo de la novela y del teatro. De este modo, se van sentando las bases de la poesía del siglo XX.
Las principales corrientes estéticas representativas de esta voluntad innovadora en poesía tienen lugar en Francia, y son conocidas con los nombres de Parnasianismo y Simbolismo.
 Antes de que surgiera el simbolismo, el Naturalismo era la tendencia del momento. El escritor francés y fundador de este movimiento fue Emile Zola, para quien el objetivo del naturalismo era reproducir la realidad con una objetividad perfecta en todos sus aspectos, tanto los más delicados como los más vulgares.
Por otro lado, el Parnasianismo nace en Francia, en la segunda mitad del siglo XIX. Fue creado como reacción contra el Romanticismo de Víctor Hugo, el subjetivismo y el socialismo artístico. Los parnasianos cuidaban mucho de la forma, por ello su lema era “el arte por el arte”, pues se comprometían con la belleza y rechazaban el compromiso social y político.

SIMBOLISMO

Es un movimiento artístico que se originó en Francia a finales del siglo XIX. Surge en contra de tendencias como el Realismo, el Naturalismo y el Parnasianismo. Encontramos un rechazo total a reproducir la realidad de manera objetiva (Realismo y Naturalismo). Por otro lado, comparte con el Parnasianismo la reacción contra esos movimientos, pero los simbolistas no se muestran contrarios a la sentimentalidad y al reflejo de la intimidad, propios de los autores románticos, ni tampoco consideran al poeta como un inadaptado social.
En Un manifeste littéraire ("Un manifiesto literario"), publicado en 1886, Jean Moréas definió este nuevo estilo como "enemigo de la enseñanza, la declamación, la falsa sensibilidad, la descripción objetiva".

           Las características principales de este estilo son:

-       Es un movimiento basado en el subjetivismo, en la vaguedad de sus ideas y el uso de símbolos que evocan emociones. En 1885, muchos escritores y artistas no estaban de acuerdo con la incapacidad de la sociedad para resolver los problemas, por ello buscaron nuevos valores que estuvieran basados en lo espiritual. Además muestran cierta inclinación hacia lo sobrenatural y lo que no se ve. La necesidad del Simbolismo es expresar una realidad distinta a lo tangible y por ello tiende a inclinarse hacia la espiritualidad. Este movimiento utiliza el símbolo como un instrumento de comunicación que trasciende lo material. Fue un movimiento estético que animó a los escritores a expresar sus ideas, sentimientos y valores mediante símbolos o de manera implícita, más que a través de afirmaciones directas.
-       Se concibe la poesía como algo misterioso, intentando no reflejar la realidad de manera objetiva ni directa, sino buscando hacerla a través de las sugerencias que permiten las imágenes, los símbolos y las intuiciones.
-       Niegan la función social y el valor utilitario de la poesía, ya que de lo que se trata es de representar los misterios que esconde la realidad, así como la intimidad y las emociones del poeta.
-       Buscan la renovación formal de la poesía. Para ello, abandonan la métrica tradicional y cultivan el verso libre, el poema en prosa y las asociaciones libres de ideas.
-       También utilizan procedimientos técnicos como las repeticiones de palabras, los paralelismos y especialmente las sinestesias.
-       Conceden una importancia capital a la música, la cual influirá en el ritmo y la musicalidad de sus versos y en la sugerente sonoridad de las palabras empleadas.

   El Simbolismo tuvo como sus principales representantes a Baudelaire, Verlaine, Rimbaud y Mallarmé.

   - Charles Baudelaire (1821-1867) fue un poeta francés precursor del Simbolismo y uno de los poetas más importantes del siglo XIX y XX. Su forma de concebir la vida encaja con la condición de “poeta maldito”, término acuñado por Paul Verlaine para referirse a aquellos escritores que se desmarcan de la sociedad en que viven y muestran rebeldía, desorden y provocación. En este sentido, Baudelaire vivió de lleno la vida bohemia parisina y la de los bajos fondos, en permanente contacto con el mundo del hachís y de la prostitución, lo que le llevó a una penosa situación económica y de salud: contrajo la sífilis y sufrió una parálisis cerebral, que sería la causante de su muerte. En cuanto a sus obras, podemos destacar Las flores del mal (1857) que representó un momento fundamental para la poesía moderna, a pesar de las acusaciones de inmoralidad con la que fue recibida su publicación. Es una obra de concepción clásica en su estilo, y oscuramente romántica por su contenido, en la que los poemas se disponen de forma orgánica. En ella, Baudelaire expone la teoría de las correspondencias y, sobre todo, la concepción del poeta moderno como un ser maldito, rechazado por la sociedad burguesa, a cuyos valores se opone. El poeta se entrega al vicio, pero sólo consigue el tedio (spleen, como se decía en la época), al mismo tiempo que anhela la belleza y nuevos espacios. El autor señaló ante las acusaciones de inmoralidad que mencionábamos que el libro debía ser "juzgado en su conjunto", tal como él lo había concebido: un poema total, que no seguía un orden cronológico sino un orden de finalidades. Con Las flores del mal, Baudelaire realizó el descubrimiento de la belleza en lo "no bello". Por otra parte, Baudelaire es autor del libro Pequeños poemas en prosa, también conocido como El spleen de París (1869). Escrito en prosa poética, recoge la realidad de la ciudad parisina, en sus múltiples aspectos y ambientes, y la melancolía y la miseria.

   - Paul Verlaine (1844-1896) mantuvo una apasionada y tormentosa relación amorosa con el joven poeta Rimbaud, al que hirió de un disparo cuando este intentó abandonarlo. Tras su estancia en la cárcel, se convirtió al catolicismo, lo cual no sirvió para apartarlo de la vida desordenada que siempre llevó. Sus obras más conocidas son Fiestas galantes (1869) y Romanzas sin palabras (1874). La primera de ellas ofrece un mundo decadente y voluptuoso, representado por paisajes otoñales, parques abandonados, hojas muertas, estatuas abandonadas y ruinosas, amores decadentes,… En la segunda, relata su relación con el poeta Rimbaud. Pero el principal mérito de Verlaine radica en la musicalidad de su poesía, en la sensualidad de la misma, en la sencillez de su lenguaje y, especialmente, en el conjunto de símbolos e imágenes asociados al tema de la melancolía.

   - Stephan Mallarmé (1843-1898) fue un poeta obsesionado con los temas existenciales, como la soledad y la muerte. Igualmente, se mostró siempre preocupado por la perfección formal de su poesía, para lo cual recurría a un constante proceso de depuración del lenguaje y al simbolismo, lo que conduce a su poesía al hermetismo y a la ambigüedad. Bajo el título general de Verso y prosa se recoge su escasa obra publicada, en la que destacan los poemarios Herodías y Siesta de un fauno, así como su libro de prosa Divagaciones.

   - Arthur Rimbaud (1854-1891) fue un poeta precoz, pues empezó a escribir a los 10 años, pero también fugaz, ya que dejó de escribir a los 21, para dedicarse a una vida de aventura y de viajes, que incluso le llevó a traficar, desde Abisinia, con marfil, armas y esclavos. También hay que destacar la relación amorosa que mantuvo durante varios años con el poeta Verlaine. Según Rimbaud, el poeta ha de ser una especie de vidente, en busca de lo desconocido y lo misterioso, de la alucinación y de lo irracional. De las tres obras que escribió, las dos más interesantes son Una temporada en el infierno (1873) e Iluminaciones (1886). La primera de ellas presenta una serie de poemas autobiográficos, satíricos y de denuncia acerca de la vida burguesa, la religión y la patria. En Iluminaciones, el poeta continúa en esa misma línea argumental, pero con un estilo mucho más libre que incluye prosas poéticas.
La influencia del simbolismo fue especialmente notable en Rusia, donde cabe destacar la obra del poeta Alexander Blok, y tuvo un gran impacto en la literatura del siglo XX. En el área española influyó en la poesía de Rubén Darío, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez.

POESÍA PURA

En los primeros años del siglo XX se puede hablar de la existencia de una corriente “postsimbolista” llamada poesía pura. Se trata de una corriente poética que presta más atención a la forma que a los sentimientos y que elabora una poesía en la que se propone la introspección y la reflexión acerca del poder del lenguaje.
         Su rasgo más característico es la utilización de un lenguaje ajeno a la lógica, lo que posibilita que los poemas puedan presentar un significado ambiguo y múltiple. Por ello, el lector debe dejarse llevar por la sugestión que le despiertan las palabras y las imágenes empleadas. De ahí que se pueda hablar de una poesía hermética, que busca la expresión de lo esencial, lo trascendente y lo metafísico. La poesía pura se puede considerar como una continuación y una evolución de los movimientos vanguardistas, con los que comparte el rechazo del Modernismo y el gusto por la metáfora. Después de los excesos cometidos por algunos vanguardistas, se hizo necesaria una “depuración” que llevara al equilibrio y a devolver a la poesía el lirismo del que se la había despojado. Por eso, se considera que es necesario eliminar de la poesía todo lo que no sea lírico, incluyendo una contención de las emociones y los sentimientos.
En la poesía pura se huye de las palabras rebuscadas, exóticas o preciosistas y se despoja al lenguaje de la ornamentación retórica. No obstante, se usa con frecuencia la metáfora. Al mismo tiempo, se tiende a simplificar al máximo las conexiones gramaticales y los nexos sintácticos, para dotar al poema de una mayor concentración y rapidez. Se concede una gran importancia a la adjetivación, pues se considera que el adjetivo establece con el sustantivo una relación nominal entre dos realidades. Así se explican expresiones tales como “ahínco cabizbajo”, “beato sillón” o “atónita luz”, empleadas por Jorge Guillén. Se vuelven a utilizar estrofas clásicas como el soneto, la décima, la silva y la octava.

   Principales representantes de la poesía pura son:

   - Francia: Paul Valéry (1871-1945) con la publicación de El cementerio marino (1920), un extenso poema escrito en versos elegantes y de estilo clásico. Para Valéry, el trabajo del poeta es similar al del orfebre, pues busca la perfección formal despojando a su obra de todo lo accesorio y retórico.

   - Inglaterra: el irlandés William Butler Yeats (1865-1939) escribe una poesía que gira en torno a dos motivos centrales. En un primer momento, lucha por la defensa de la identidad nacional y la independencia de Irlanda frente a Inglaterra. Muestra un gran interés por las leyendas y el folclore de su tierra, como ocurre en El viento entre las cañas (1899). Ya en su madurez, su poesía se centra en las preocupaciones espirituales y en los misterios psíquicos y sobrenaturales. Un ejemplo de ello es La torre (1928), en donde recoge sus preocupaciones intelectuales y místicas.

   - Norteamérica: Thomas Stearns Eliot (1888-1965), fue un aristócrata norteamericano, ensayista, poeta y dramaturgo, que obtuvo la nacionalidad inglesa. En su obra poética La tierra baldía (1922) ofrece un panorama desolador de la Europa posterior a la primera guerra mundial y reflexiona sobre el destino del ser humano.

   - Portugal: Fernando Pessoa (1888-1935) fue un poeta solitario y retraído, que recurrió a varios heterónimos (otros «yoes» diferentes a él, con vida, personalidad y obra propias) para expresar sus diferentes creaciones líricas y sus sentimientos. Incluso llegó a inventar la biografía de esos heterónimos. En prosa escribió su famoso Libro del desasosiego, mezcla de diario, ensayo y prosa poética. Su obra poética fue recogida, después de su muerte, en varios libros, como el titulado Poesía de Fernando Pessoa (1942).

   - Grecia: Konstantinos Kaváfis (1863-1933) escribió tan sólo unos ciento cincuenta poemas que no publicó en libro, sino que los repartía en hojas sueltas entre sus conocidos. Atraído por el pasado, canta a personajes de la historia y la leyenda clásicas, como a los héroes de la Ilíada, como ejemplo de la fugacidad de la vida y el amor.

   - España: La desnudez sentimental de la poesía pura tiene en España a un auténtico maestro, Juan Ramón Jiménez, que marcará los primeros pasos de los poetas del 27. Así, la aparición en 1916 del poemario en verso libre de Juan Ramón Jiménez Diario de un poeta recién casado marcará un hito en la superación del Modernismo y el inicio del canon de la poesía pura. Y otro tanto cabe decir a propósito de su libro Eternidades (1916-1917) y de su Segunda antología poética (1922), en donde habla de la “poesía desnuda”. Entre los poetas de la llamada Generación del 27 que cultivaron la poesía pura, hemos de citar a Pedro Salinas (1891-1951), quien prescinde de lo superfluo y lo anecdótico, para mostrar la realidad íntima de las cosas, la pura esencia. Así lo podemos apreciar en sus primeras obras como Presagios (1924), y en poesía conceptual, en la trilogía que supone la expresión de un proceso amoroso La voz a ti debida (1933) con el encuentro y el intento del enamorado por descubrir la esencia de la mujer amada, Razón de amor (1936) que presenta el hallazgo de la pareja y la despedida parcial, y Largo lamento (1936-1939), el final doloroso tras un reencuentro imposible.

La renovación del teatro europeo: Chejov, Strindberg, Ibsen





La irrupción del teatro naturalista a finales del siglo XIX supone el primer paso para la renovación de la escena. La obra de algunos dramaturgos escandinavos coincidió con los primeros grupos teatrales independientes y la aparición de los primeros directores escénicos, y todo ello revoluciona el género dramático.
El género teatral es el que evoluciona más lentamente, debido a su doble condición de obra literaria y de espectáculo, lo que implica que los empresarios que costean las representaciones y el público en general suelen ser reacios a cambios y experimentos.
En la segunda mitad del XIX dominaba el drama realista, que había acabado con el exotismo y el historicismo del teatro romántico para implantar la ambientación contemporánea. Ahora bien, su realismo era muy limitado, pues se trataba de piezas moralizantes, que reflejaban un mundo burgués convencional, sin profundizar en las personas ni en los verdaderos problemas de la vida.
El teatro naturalista tratará de reproducir la realidad tal y como es, analizando el comportamiento humano y sus causas personales y sociales, a través del retrato de los personajes en su intimidad. Con ello entran en escena la infelicidad, los bajos instintos y los ambientes de pobreza, lo que causó un gran escándalo.
En este teatro destacan el ruso Antón Chejov y los escandinavos Henrik Ibsen y August Strindberg. Son autores que anticipan la renovación total de la escena que se producirá a principios del siglo XX con la llegada del teatro del compromiso y el teatro del absurdo. 

Henrik Ibsen (1828-1906)

Fue un autor noruego que escribió un teatro conocido como “teatro de las ideas” y es considerado el creador del teatro psicológico. El tema preferido del teatro de Ibsen es el derecho del individuo a su plena realización, frente a las convenciones sociales y morales que coartan su libertad. Sus obras fueron consideradas escandalosas al cuestionar el modelo de familia y la moral que dominaban en su época.

La obra dramática de Henrik Ibsen puede dividirse en tres etapas:

- Una primera etapa romántica que recoge la tradición y el folclore noruegos. En estas obras retrata lo que él consideraba defectos del carácter noruego. Destaca Brand (1866), en el que simbólicamente retrata la falta de solidaridad escandinava frente a la invasión prusiana de Dinamarca; su protagonista, el sacerdote Brand, sacrifica a su mujer y a su hijo por mantener sus principios. Otra obra es Peer Gynt (1868). Mediante su protagonista Peer, un soñador inconsecuente sin fuertes convicciones que deja todo a cargo de su fantasía, caricaturiza el genio noruego.

- Una segunda etapa sería la que se ha llamado de realismo socio-crítico. En esta segunda etapa Ibsen se interesa por los problemas sociales de su tiempo y los convierte en tema de debate, cuestionando los fundamentos de la sociedad burguesa. De esta época son sus dramas más conocidos.
Casa de muñecas supone una denuncia de la situación femenina en la sociedad y en la familia. En ella, una mujer acaba abandonando a su marido y a sus hijos porque se siente tratada como una “muñeca”. Desde sus primeros estrenos, Nora, su protagonista, y su portazo final, se convirtieron en bandera del feminismo. Ibsen plantea en esta obra, con el matrimonio Helmer, la relación entre sexos.  Se estrenó con polémica, ya que algunos sectores vieron en la obra un ataque a los fundamentos que regían la familia.
En El enemigo del pueblo un hombre acaba siendo considerado como tal porque se opone a la sociedad corrupta y materialista que le rodea. Es el drama de un hombre de convicciones, el Doctor Stockmann, quien denuncia que las aguas del balneario, principal fuente de ingresos del pueblo, están contaminadas y son un peligro para la salud. Las fuerzas sociales del pueblo tratan de ocultarlo y queda solo en su denuncia. En un momento dado el Doctor Stockmann se expresa así: “He descubierto que las raíces de nuestra vida moral están completamente podridas, que la base de nuestra sociedad está corrompida por la mentira.” Y cuando al fin queda solo y debe abandonar el pueblo con su familia la obra termina con su juicio: “El hombre más fuerte del mundo es el que está más solo”.

- La tercera etapa de Ibsen es la simbolista, en esta etapa predomina un sentido metafórico. En ella destaca La dama del mar (1888), en la que  se nos presenta la vida de una joven, Ellida Wangel, casada con un médico mayor que ella, y las dos hijas del primer matrimonio de este. Un día regresa al lugar el antiguo prometido de Ellida, un  marinero prófugo de la justicia. La mujer se debate entre un futuro tranquilo y apacible representado por su marido y la aventura de escapar con el marinero. El Doctor Wangel consciente de la situación deja a Ellida tomar una decisión libremente, y ella opta por seguir junto a él.

Anton Chejov (1860-1904)

La carrera como dramaturgo del ruso Anton Chejov está ligada al Teatro de Arte de Moscú, que estrenó sus principales piezas. Además, fue un maestro del relato corto.
Se acercó a la escritura casi por casualidad. De familia humilde, empezó a mandar relatos a un periódico donde trabajaba su hermano para financiar sus estudios. Su profesión de médico le permitió conocer la miseria de la gente. El éxito de sus obras le llevó a dedicarse exclusivamente a la literatura. Murió, aún joven, de tuberculosis.
La grandeza de su obra, que refleja el reinado de Alejandro III y Nicolás II, reside en la pintura de la vida cotidiana de hombres vulgares sujetos a un destino mediocre. Su lenguaje es simple, escueto y reservado. El humor está casi siempre presente.
Sus principales obras son La gaviota (1895), Tio Vania (1899) y El jardín de los cerezos (1904).

La gaviota. Cuenta la historia de Nina, una atractiva aspirante a actriz que es seducida y luego abandonada por Trigorin, escritor de gran éxito pero infeliz. También muestra el conflicto entre Arkadina (actriz madura y superficial) y su hijo Treplev, quien quiere instaurar nuevas formas de representación teatral, y que acaba suicidándose tras no conseguir el éxito deseado. La aparición en la obra de una gaviota muerta representa el vacío de la vida. 

Tío Vania. La acción se desarrolla en la casa de campo de una familia aristocrática. El conflicto se dispara con la llegada de un pedante profesor y su joven mujer. La aparición de la bella esposa provoca la angustia entre los rutinarios habitantes de la finca, pues toman conciencia de sus miserias personales. Vania se percata del vacío de su vida y dispara contra el profesor pero no da en el blanco. Vania se reconcilia con el profesor y este se marcha con su mujer. Finalmente, nada ha cambiado.

El jardín de los cerezos. La historia se centra en un grupo de terratenientes, representantes de la antigua aristocracia, que pierden sus propiedades en manos de una nueva clase enérgica y abocada al trabajo. Lopajin es un empresario que representa esta nueva clase. Demuestra su espíritu utilitario cuando manda arrancar el jardín y lo vende al mejor postor. La propietaria y su hermano no saben negociar con el dinero y no quieren aceptar la realidad. Simbolizan la decadencia de la aristocracia. El propio jardín representa la vieja Rusia noble a punto de desaparecer.


August Strindberg (1849-1912)

El sueco August Strindberg (1849-1912) tuvo una agitada vida, de infancia pobre y con varias caídas en la demencia. Narrador destacado, fue el introductor del naturalismo en su país con su novela El cuarto rojo (1879).
Sus piezas dramáticas, breves y densas, suelen centrarse en feroces choques de caracteres, generalmente hombre y mujer, en los que se despliega la crueldad humana y el poder de las imposiciones sociales. Destacan: El padre (1888), La más fuerte (1891) y, sobre todo, La señorita Julia (1888), cuya protagonista acaba suicidándose por culpa de una frívola aventura amorosa.
Suele dividirse su producción en dos grandes etapas, la naturalista y la expresionista, que están separadas cronológicamente por un período entre 1894 y 1896 que ocupa la estancia de Strindberg en París y su enfermedad mental. Entre las obras importantes de lo que se conoce como su primera etapa, o etapa naturalista, destacan El padre (1887), una tragedia doméstica en la que se desarrolla el tema de la crueldad propia del matrimonio; La más fuerte (1889), pieza en un acto que presenta a dos mujeres, una de las cuales escucha en silencio las compulsivas confesiones de la otra; y La señorita Julia (1889), considerada como la obra maestra de Strindberg, que narra el violento encuentro sexual entre un criado ambicioso y la neurótica hija de un conde. En esta pieza convergen los antiguos rencores de la infancia, su inadaptación a la vida y el disgusto hacia una sociedad que le llevó en dos ocasiones al borde del suicidio, además de su necesidad de rebelión y destrucción. En La señorita Julia presenta un perfil negativo sobre el mundo femenino, y especialmente sobre la denominada nueva mujer, ambiciosa y literaria, que se ve reflejada en el texto en la crudeza con que los hechos se presentan y en la intensidad con que el autor desciende al fondo de las almas, extrayendo los impulsos del instinto y dejando a un lado cualquier justificación de origen pseudocientífico sobre las leyes hereditarias y la educación. La lucha de clases y el poder están muy presentes en la obra. Julia ejerce poder sobre Juan, porque es de una clase social más alta, pero Juan tiene el poder sobre ella, porque es un hombre. El conde ejerce el poder sobre ambos personajes porque es noble, es el patrón de Juan y el padre de la señorita Julia.

domingo, 14 de abril de 2013

La lírica renacentista en el siglo XVI




                 La lírica renacentista en el siglo XVI se desarrolla en torno a dos grandes períodos:
-          La poesía del primer Renacimiento, durante el reinado de Carlos I (1516-1556), cuyo principal representante es Garcilaso de la Vega.
-          La poesía del segundo Renacimiento, que coincide con el reinado de Felipe II (1556-1598), en la que destaca Fray Luis de León.

            La poesía renacentista tiene fuentes diversas: la literatura popular, los clásicos (como Virgilio, Horacio o Séneca), la biblia o la literatura italiana.

            En la poesía española del siglo XVI se desarrollaron varias corrientes:

-          Lírica culta en versos castellanos: poesía cortesana, leal a la tradición castellana, en la que se cultivaba el octosílabo.
-          Lírica tradicional y romancero: todos los poetas cultivaron la canción tradicional, con composiciones escritas generalmente en coplas reales, coplas castellanas y coplas de pie quebrado, y cuyo tema central era el amor cortés. Los romances se difundieron y recopilaron igualmente.
-          Poesía italianista: en el siglo XVI, el petrarquismo se difundió rápidamente por toda Europa. En España los metros italianos fueron introducidos por Juan Boscán tras una entrevista  con Andrea Navagero, el embajador de Venecia. Boscán pidió consejo a su amigo Garcilaso de la Vega, que fue el que realizó plenamente la revolución poética. A las obras de ambos amigos debemos la introducción del soneto, la canción petrarquista, el terceto encadenado, la octava real y la lira. Esta última debe su nombre en castellano precisamente a la obra de Garcilaso, que fue quien la empleó por primera vez en nuestro idioma en la Oda a la flor de Gnido. Petrarca había creado una poesía en la que la naturaleza y lo bucólico constituían un marco idealizado para expresar el sentimiento amoroso o el gusto por la mitología. El verso utilizado fue el endecasílabo, que se convirtió en el más adecuado (junto al heptasílabo) para los géneros clásicos que se reintrodujeron: la epístola, la égloga, la elegía y la oda.

POESÍA DEL PRIMER RENACIMIENTO: GARCILASO DE LA VEGA

            Nació en Toledo en 1501 en una familia noble. Entró al servicio de Carlos I en 1520. En 1525 se caso con doña Elena de Zúñiga, aunque poco tiempo después conoció a Isabel de Freyre, que fue la inspiradora de sus versos. En 1531 fue confinado en una isla del Danubio y, poco después, desterrado a Nápoles, donde completó su formación humanística y escribió sus poemas más importantes. Murió en 1536.

            La obra de Garcilaso fue breve: una epístola, dos elegías, tres églogas, cinco canciones, treinta y ocho sonetos, además de ocho canciones de tipo tradicional y dos composiciones de estilo latino.

            En la evolución poética de Garcilaso podemos hablar de tres etapas:

-          La influencia de la lírica hispánica, que permiten enlazar su obra con la poesía de los cancioneros.
-          La asimilación del petrarquismo. De Petrarca tomó Garcilaso metros, estrofas, temas e imágenes. Durante su estancia en Nápoles, Garcilaso conoció la influencia de los clásicos, como Virgilio y Horacio.
-          La plenitud. A raíz de la muerte de Isabel de Freyre, Garcilaso compuso poemas de gran belleza, en la que se percibe una total asimilación del clasicismo.

            En los sonetos y canciones Garcilaso combina el estilo petrarquista con la retórica amorosa y los tópicos de los Cancioneros. En las elegías es donde queda manifiesto el influjo de los clásicos.
            Las obras más importantes de este autor son las églogas, composiciones poéticas de tono bucólico en las que dos pastores dialogan acerca de temas amorosos. Garcilaso compuso tres églogas:

-          La Égloga I es la más conocida. Está compuesta en estancias, dividida en dos partes y precedida de una dedicatoria al duque de Alba. En ella Salicio y Nemoroso narran sus amores con Galatea y Elisa, y se quejan por el desdén y la muerte de la amada, respectivamente. Los dos pastores son una representación del autor y las dos amadas representan a Isabel de Freyre.
-          La Égloga II es la primera que compuso, y es la más extensa y la que puede representarse. En ella se relatan los amores desgraciados entre Camila y Albanio, el cual representa al duque de Alba o a su hermano.
-          La Égloga III está escrita en octavas reales. En ella cuatro ninfas bordan sus historias de amor. Las tres primeras tejen los mitos de Orfeo y Eurídice, Apolo y Dafne, y Venus y Adonis. La cuarta borda la historia de la ninfa Elisa.

El tema principal de la obra de Garcilaso es el amor. Otro elemento que incorpora constantemente es la naturaleza, en la que se muestra la tradición bucólica recogida de los clásicos grecolatinos. La lengua poética que utiliza se caracteriza por el equilibrio y la armonía.

LA POESÍA DEL SEGUNDO RENACIMIENTO

            En esta época la poesía sigue el estilo italianizante marcado por Garcilaso. Dos autores son los grandes inspiradores en este momento: el italiano Petrarca y el poeta latino Horacio.
            La poesía petrarquista tuvo como máximo exponente en esta época al sevillano Fernando de Herrera.
            La poesía horaciana tuvo como principal representante a Fray Luis de León. La estrofa predilecta de esta poesía es la lira, que combina endecasílabos y heptasílabos y hace que la poesía tenga una gran agilidad expresiva.
            Además de estas tendencias, destaca la poesía religiosa, que expresa la unión del alma con la divinidad. Su principal representante es San Juan de la Cruz. Es una poesía cargada de símbolos que intentan expresar lo inefable, lo que no se puede expresar con palabras.

            Fray Luis de León (1528-1591) ingresó en el convento agustino de Salamanca, donde se licenció en Teología y de cuya universidad fue profesor. Fue denunciado a la Inquisición por haber traducido al castellano el Cantar de los Cantares. Pasó cuatro años encarcelado en Valladolid.
            Fray Luis escribió tanto en prosa como en verso. Su obra lírica se puede dividir en tres apartados: traducciones sacras o bíblicas, traducciones de clásicos como Horacio o Virgilio, y las poesías originales, que son la parte más interesante de su obra. Este apartado está constituido en su mayor parte por odas, de temas variados, que siguen el modelo de Horacio, de quien toma el tema del Beatus Ille (la alabanza de la vida sencilla y retirada). Algunas de las más conocidas son Oda a la vida retirada y Oda a Salinas.
            El estilo de Fray Luis se caracteriza por su preocupación lingüística, que se refleja en la precisión léxica y semántica y en las observaciones etimológicas. Su estilo es elegante y sencillo, dentro de las normas renacentistas.

            La poesía religiosa se desarrolló extraordinariamente en la época del reinado de Felipe II. Aparecieron versiones “a lo divino” de obras de tema amoroso, en las que se introducían cambios para fomentar la devoción y las enseñanzas morales.
            Al hablar de la poesía religiosa en esta época, debemos considerar la ascética y la mística, que son dos partes de la Teología que afirman que es posible conseguir la unión del alma con Dios antes de la muerte.
            La ascética trata de perfeccionar a las personas mediante una vida de esfuerzo y sacrificio, En esta corriente, las obras más importantes están escritas en prosa y son de autores como Fray Luis de León.
            La mística aspira a la unión del alma con Dios. Este proceso se desarrolla en tres etapas o vías:
-          La vía purgativa, de purificación, es aquella en la que el alma se libera de los lazos terrenales y de las pasiones humanas.
-          La vía iluminativa se produce una vez superada la purgativa y en ella el alma se va aproximando a Dios, siente su presencia, de forma que se ilumina el camino.
-          La vía unitiva es el último estadio y en él se produce la unión plena del alma con Dios, en la que todas las potencias quedan en suspenso.

            Los místicos escriben por lo general en verso. Destacan San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.

            San Juan de la Cruz (1542-1591) profesó en la orden del Carmelo en 1563 y, a partir de 1567, emprendió una reforma que propugnaba una vuelta a la vida en soledad de los ermitaños. Fue encarcelado, pero escapó. Durante esa estancia en prisión escribió sus tres poemas místicos fundamentales, de los cuales el más importante es Cántico espiritual, un poema formado por cuarenta liras en el que dialogan una pastora (la esposa) y un pastor (el esposo), a quien ella busca hasta lograr reunirse con él. El poema es una adaptación del Cantar de los Cantares y va acompañado de un comentario en prosa en el que se explica el proceso de las vías místicas que mencionábamos.
            El estilo de San Juan se caracteriza por la musicalidad y la utilización de la alegoría y el símbolo.

            Santa Teresa de Jesús (1515-1582) fue la impulsora de la reforma del Carmelo y la fundadora de diversos conventos. Escribió obras en prosa y en verso. Sus poemas místicos están escritos en metros cortos, al estilo de la poesía tradicional. En ellos expresa sus experiencias religiosas de forma directa. El poema más célebre de Santa Teresa es una glosa del Vivo sin vivir en mí.