A lo largo del siglo XVI la prosa
en castellano se desarrolló en dos direcciones: la prosa didáctica y la prosa
de ficción.
Entre
los géneros que produjo el humanismo renacentista dentro de esa prosa
didáctica, destacamos el diálogo (un
género típicamente renacentista, vinculado a la difusión de la ideología
erasmista, una literatura verosímil, cuya principal finalidad era la de
educar), la miscelánea (obras que
tratan sobre asuntos variados) y la historiografía.
La historia tuvo mucha importancia en el siglo XVI por el interés renacentista
por conocer la historia nacional. En este sentido, merecen especial mención los
cronistas de Indias, entre los que destacan Hernán Cortés, Bernal Díaz del
Castillo y el padre Bartolomé de las Casas, quien defendió a los indígenas y
atacó los abusos de los colonizadores.
En
cuanto a la prosa de ficción, debemos recordar que la novela se desarrolló
plenamente en el Renacimiento. El término de “novela” se empleaba para
referirse a narraciones breves, mientras que las más extensas se conocían como
tratados, libros, historias o vidas.
En
el siglo XVI se produjeron varias modalidades de prosa de ficción, que tuvieron
bastante aceptación entre el público:
-
Libros de
caballerías. La publicación del Amadís
de Gaula, en 1508, revitalizó este tipo de novelas, que gozaron de gran
aceptación entre la nobleza y después en todos los estamentos. Se escribieron
cerca de un centenar de novelas de caballerías, de las que se realizaban
lecturas en público.
-
Novela pastoril.
Entronca con la tradición bucólica clásica que ya se mostraba en la poesía. La
naturaleza idealizada es el marco en el que se desarrollan las historias de
amor de los pastores. Los dos elementos esenciales del género son el paisaje y
el sentimiento. Estas novelas incluyen poemas de metros variados. La obra más
conocida es la Diana de Montemayor,
que presentaba la novela como una historia verdadera, y que se convirtió en
modelo para sus seguidores.
-
Novela morisca.
Las obras de este género narran hechos relativos a las luchas fronterizas entre
moros y cristianos. Los personajes son un dechado de virtudes y perfección, son
prototipo de belleza, nobleza y valor. Se idealiza la figura del moro y la
tolerancia entre las culturas árabe y cristiana.
-
Novela italiana.
Son relatos breves que sirven de entretenimiento.
-
Novela bizantina
o de aventuras. Estas obras cuentan una sucesión de aventuras, a veces
incoherentes, que terminan con el reencuentro feliz de los amantes o de los
miembros de una familia después de largas peregrinaciones por todo el mundo.
-
Novela picaresca.
En este género lo fundamental es el reflejo de la realidad cotidiana. Aparece
como reacción a la literatura idealista que dominaba en la época. El Lazarillo de Tormes es el ejemplo máximo
de esta tendencia.
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