jueves, 22 de mayo de 2014

Notas para un comentario lingüístico




La palabra, como el mito del nacimiento de Venus, es potente como el mar y tenue y delicada como la espuma. Por eso con las palabras podemos hacer cosas sensiblemente diferentes, desde una declaración de amor a pronunciar una sentencia de muerte.
            También se puede jugar con las palabras, cosa que no se aconseja. Si juego de mano son juegos de villano, juegos de palabra son juegos de inconsciente porque pueden banalizar el lenguaje o encontrar contradicciones difícilmente soportables en nuestro uso verbal cotidiano.
            Un uso esencial de la palabra es su empleo para persuadir. Los griegos creyeron en la palabra hablada. El discurso público tenía una finalidad: convencer a los oyentes de un contenido determinado y luego hacer que sus voluntades se inclinaran, no sólo a aceptarlo como verdadero, sino a poner en práctica las consecuencias de esa verdad manifestada.
            Cuando desaparece la democracia griega y luego, cuando en Roma se la sustituye por el poder personal de un emperador, la palabra pierde esa función. Los discursos se repiten por inercia, pero el ejercicio de la palabra se entretiene en casos hipotéticos, en defensas artificiales. El más cordobés de los Sénecas, posiblemente el único verdadero cordobés, Séneca el Viejo o el Retórico, en plena falta de libertad política nos recuerda, gracias a su memoria privilegiada, lo que fue la oratoria romana auténtica, cuando la palabra se pronunciaba con intención de doblegar a los oyentes.
            La palabra hablada está siempre en el reino de la libertad y cuando ésta falta cae en el silencio.


            Estamos ante un texto sencillo, en prosa, escrito en el siglo XX, de carácter humanístico y en el que el autor nos habla del poder de la palabra. Conforme avanza el fragmento se va exponiendo ese poder que ya se afirma en las primeras líneas de forma cronológica. Por esto diremos que se trata de un texto expositivo-argumentativo, de carácter humanístico. En las dos primeras líneas se plantea la tesis del poder de la palabra, idea que se desarrolla hasta la línea 21, con la presencia de sus cualidades (múltiples usos, jugar con la palabra, persuadir a otros, pilar básico de la democracia). Las dos últimas líneas presentan la conclusión de que la democracia está abocada al uso de la palabra. Si no hay palabra, no hay libertad, la más importante de sus cualidades.
            El texto como objeto de comunicación tiene un emisor que es el autor, los receptores que somos los lectores, en el que se da a conocer el mensaje del poder de la palabra, utilizando como código la lengua escrita y se refiere a esa realidad que hace que, como hablantes, nos demos cuenta del valor de la palabra. Las funciones del lenguaje que predominan son la estética (que podemos observar, por ejemplo, en la comparación con el cuadro de Botticelli), la referencial (alude a hechos que conocemos) y la metalingüística (usa la palabra para hablar de ella misma). El texto nos da información y trata de convencernos de la tesis planteada.
            El emisor persigue expresar su idea y que el lector la comprenda, pero de una forma más o menos objetiva, ya que utiliza ejemplos, citas de autoridad y alude a la realidad.
            Los lectores por su parte, al enfrentarse al texto, lo desgranan y reflexionan sobre él.  El léxico sencillo y la organización clara del texto tienden a asegurar esa benevolencia en el receptor.
            En el nivel fonético, podemos destacar en primer lugar un ritmo pausado, que otorga equilibrio entre las frases largas y las cortas. Esto es propio de la tonalidad enunciativa. Se hace más lento por la abundancia de incisos y aclaraciones (como el mito del nacimiento de Venus, cosa que no se aconseja). El fragmento, obviando la conclusión, está dividido en cuatro párrafos, que van agrandándose con mayor información, en una progresión temática lineal. El ritmo aumenta de forma gradual hasta llegar al momento culminante de intensidad, con la mención a Séneca (en las líneas 18 y 19), que nos recuerda lo que significa la palabra o su poder a través del arte de la oratoria (lo que fue la oratoria romana auténtica, cuando la palabra se pronunciaba con intención de doblegar a los oyentes).
            El predominio de la tonalidad enunciativa indica objetividad. Los incisos responden al deseo de claridad, al igual que el orden creciente de los párrafos.
            En el nivel morfosintáctico, encontramos en primer lugar un equilibrio entre sintagmas nominales y verbales, lo que otorga ese ritmo medio o pausado. La mayoría de los sustantivos son abstractos (nacimiento, mito, declaración, amor, muerte, lenguaje) que dota al texto de un carácter culto y universal, al igual que los tecnicismos lo dotan de precisión. El artículo aparece con valor generalizador (la democracia, la palabra, el más cordobés de los Sénecas) o no aparece para resaltar ese valor (Si juegos de mano son juegos de villano). Podríamos destacar el artículo indeterminado en una finalidad, donde no posee valor de presentación, puesto que la idea ya aparece en las primeras líneas (la finalidad para convencer).
            En lo que se refiere a los adjetivos, no aparecen demasiados y los que hay están pospuestos al sustantivo (democracia griega, casos hipotéticos, memoria privilegiada). Sí debemos señalar la acumulación de adjetivos con valor estético en la línea 19 (oratoria romana auténtica), así como en las primeras líneas cuando dice de la palabra que es potente, tenue y delicada, atributos con los que se expresa algo esencial. Esto responde a la idea de objetividad y claridad, para que no se desvíe la atención de lo principal, que es la palabra. A esta idea ayuda también la aparición de antropónimos como Wittgenstein y Séneca.
            Debemos señalar algunas estructuras bimembres como en casos hipotéticos, en defensas artificiales (línea 17) o el Viejo o el Retórico (en la línea 19).
            Por lo que respecta a los verbos, aparecen en tercera persona del singular y en presente de indicativo. Esto indica que el autor busca la objetividad, escondiéndose tras ella. Por otra parte, esas formas suponen un uso atemporal, que busca la universalidad. La palabra siempre ha tenido la misma función y, aunque en algunos períodos se haya prescindido de ella, su finalidad es la de convencer a otros.
            Aparece el pretérito imperfecto (tenía, se pronunciaba) y el pretérito perfecto simple de indicativo para la narración del pasado (fue, creyeron). Hay abundantes pasivas reflejas e impersonales (se pueden hacer cosas, se puede jugar, no se aconseja, se inclinaran, se sustituye, se repiten, se entretiene, se pronunciaba), lo que obedece a ese deseo de objetividad y también a que el objeto, la palabra, gane en importancia respecto a las personas que realizan la acción. Esto se refuerza con la presencia de formas no personales del verbo.
            Con respecto a la sintaxis, observamos que las oraciones más cortas aparecen normalmente intercaladas con oraciones explicativas (La palabra, como el mito del nacimiento de Venus, es potente…). Sigue el ritmo del pensamiento con numerosos incisos y abundancia tanto de coordinadas copulativas o de aditamento (está siempre en el reino de la libertad y cuando esta cae…), adversativas (se repiten por inercia, pero el ejercicio) o disyuntivas (banalizar el lenguaje o encontrar antinomias), como de subordinadas de distinto tipo, fundamentalmente adverbiales (Por eso con las palabras…). También hay yuxtaposición. Todo ello indica riqueza expresiva. Estamos ante un autor culto y un texto elaborado con una intención estética.
            El último párrafo, que funciona como conclusión, presenta una estructura paralelística. Podría pensarse entonces que estamos ante un esquema analizante, donde la tensión inicial se reafirma y queda como una estructura circular cerrada. La idea central está presente en cada uno de los párrafos. En el primero se presenta la potencia de la palabra, en el segundo aparece la idea de que no se puede jugar con la palabra por el poder que tiene, en el tercero expone que la palabra puede persuadir, en el cuarto repite esa idea, presentándola cronológicamente, y en el quinto y último presenta la palabra como símbolo de la democracia.
            En el nivel léxico-semántico, destaca el uso de tecnicismos, palabras relacionadas con el lenguaje, así como el uso de comparaciones, metalenguaje (palabra, declaración, sentencia, juegos de palabras…).
            La cohesión léxica se logra a través de la repetición de palabras que buscan la claridad. “Palabra” aparece diez veces y en torno a ese vocablo se tejen los ejes temáticos del fragmento. Aparece sinonimia referencial en casos como declaración, pronunciar una sentencia, discurso público, discursos… En trono a la palabra clave (“palabra”) aparecen ligadas diferentes connotaciones positivas (potente, delicada, persuasión, democracia, libertad) y negativas (juegos de palabra, inclinar voluntades, defensas artificiales). Este equilibrio entre ideas positivas y negativas es propio del poder ilimitado de la palabra.
            Otro núcleo importante está en la palabra “oratoria”, hiperónimo que incluye lógicamente a los cohipónimos palabra, juegos de palabras, lenguaje, antinomias, uso verbal cotidiano y lo que persigue (doblegar oyentes, convencer, persuadir, inclinar voluntades…). Por otro lado, la falta de palabra implica cosas tales como no democracia, silencio, poder personal de un emperador o falta de libertad.
            Podemos concluir señalando que se trata de un texto humanístico, de tipo expositivo-argumentativo. Podría ser un artículo ensayístico, por lo que se explicaría la utilización de los recursos literarios. El autor no aparece en el texto (salvo en ese nos recuerda). Busca la objetividad ofreciendo una perspectiva histórica, desde los griegos y romanos a épocas actuales.


martes, 20 de mayo de 2014

Antología



(Antología para 1º y 2º de ESO, realizada por Toñi García Bernal)


El juego de hacer versos
El juego de hacer versos
-que no es un juego- es algo
parecido en principio
al placer solitario.

Con la primera muda,
en los años nostálgicos
de nuestra adolescencia,
a escribir empezamos.

Y son nuestros poemas
del todo imaginarios
-demasiado inexpertos
ni siquiera plagiamos-

porque la poesía
es un ángel abstracto
y, como todos ellos,
predispuesto a halagarnos.

El arte es otra cosa
distinta. El resultado
de mucha vocación
y un poco de trabajo.

Aprender a pensar
en renglones contados
-y no en los sentimientos
con que nos exaltábamos-,

tratar con el idioma
como si fuera mágico
es un buen ejercicio ,
que llega a emborracharnos.

Luego está el instrumento
en su punto afinado
la mejor poesía
es el Verbo hecho tango.

Y los poemas son
un modo que adoptamos
para que nos entiendan
y que nos entendamos.

Lo que importa explicar
es la vida, los rasgos
de su filantropía,
las noches de sus sábados.

La manera que tiene
sobre todo en verano
de ser un paraíso.
Aunque, de cuando en cuando (…)

(El juego de hacer versos,
que no es un juego, es algo
que acaba pareciéndose
al placer solitario.) Fragmento 
adaptado

Jaime Gil de Biedma, Moralidades (1966), fragmento adaptado



EL POEMA DIFÍCIL
El poema está dentro

El poema está dentro
y no quiere salir.

Golpea en mi cabeza
y no quiere salir.

Yo grito, me estremezco,
y no quiere salir.

Lo llamo por su nombre
y no quiere salir.

Bajo a la calle, entonces,
y lo encuentro ante mí.

                                                                       José Agustín Goytisolo, Algo sucede (1968)


NATURALEZA

EN LAS MAÑANICAS

En las mañanicas
del mes de mayo
cantan los ruiseñores,
retumba el campo.

En las mañanicas,
como son frescas,
cubren los ruiseñores
las alamedas.

Ríense las fuentes
tirando perlas
a las florecillas
que están más cerca.

Vístense las plantas
de varias sedas
que sacar colores
poco les cuesta.

Los campos alegran
tapetes varios,
cantan los ruiseñores,
retumba el campo.
        Lope de Vega, El robo de Dina, (1938)


A JOSÉ MARÍA PALACIO
Palacio, buen amigo,
¿está la primavera
vistiendo ya las ramas de los chopos
del río y los caminos? En la estepa
del alto Duero, Primavera tarda,
¡pero es tan bella y dulce cuando llega!…
¿Tienen los viejos olmos
algunas hojas nuevas?
Aún las acacias estarán desnudas
y nevados los montes de las sierras.
¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa,
allá, en el cielo de Aragón, tan bella!
¿Hay zarzas florecidas
entre las grises peñas,
y blancas margaritas
entre la fina hierba?
Por esos campanarios
ya habrán ido llegando las cigüeñas.
Habrá trigales verdes,
y mulas pardas en las sementeras,
y labriegos que siembran los tardíos
con las lluvias de abril. Ya las abejas
libarán del tomillo y el romero.
¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?
Furtivos cazadores, los reclamos
de la perdiz bajo las capas luengas,
no faltarán. Palacio, buen amigo,
¿tienen ya ruiseñores las riberas?
Con los primeros lirios
y las primeras rosas de las huertas,
en una tarde azul, sube al Espino,
al alto Espino donde está su tierra…
                                                                       Antonio Machado, Campos de Castilla, (1917)


Aparición urbana

¿Surgió de bajo tierra?
¿Se desprendió del cielo?
Estaba entre los ruidos,
herido,
malherido,
inmóvil,
en silencio,
hincado ante la tarde,
ante lo inevitable,
las venas adheridas
al espanto,
al asfalto,
con sus crenchas caídas,
con sus ojos de santo,
todo, todo desnudo,
casi azul, de tan blanco.
Hablaban de un caballo.
Yo creo que era un ángel.

                                                                         Oliverio Girondo, Persuasión de los días (1942)


OBJETOS

Cántico doloroso al cubo de la basura

Tu curva humilde, forma silenciosa,
le pone un triste anillo a la basura.
En ti se hizo redonda la ternura,
se hizo redonda, suave y dolorosa.
Cada cosa que encierras, cada cosa,
tuvo esplendor, acaso hasta hermosura.
Aquí de una naranja se aventura
su delicada cinta leve y rosa.
Aquí de una manzana verde y fría
un resto llora, zumo delicado
entre un polvo que nubla su agonía.
Oh, viejo cubo sucio y resignado:
desde tu corazón la pena envía
el llanto de lo humilde y lo olvidado.
Rafael Morales, Canción sobre el asfalto (1954)

EL BALÓN DE FÚTBOL

Poner un balón, Dios mío.

Qué planeta de fortuna.

Vamos a los Arenales;
cinco hectáreas de desierto,
cuadro y recuadro del puerto.

Qué olor a
la Tabacalera.

-Suelta
ya el balón Incera.

-No somos once. -No importa.

Si no hay eleven hay seven.

Qué elegante es el inglés;
decir sportman, team, back;
gritar goal, córner, penalty.
(Aún no se ha abierto el Royalty.)

-Marca tú la portería;
textos y guardarropía.

-Somos siete contra siete.

Un portero y un defensa,
dos medios, tres delanteros;
eso se llama la uve.

Y a jugar. Vale la carga.

Pero no la zancadilla.

Yo miedo nunca lo tuve.
(Una brecha en la espinilla.)

Ya se desinfla el balón.

Sopla tu fuerte la goma.

Ata ya el cuero marrón.

El de badana en colores
déjase a los menores
para botar con la mano.

-Mañana a la Magdalena
a jugar contra el "Piquio".

Y al "Plazuela", desafío.

Tener un balón, Dios mío.

            Gerardo Diego, Mi Santander, mi cuna, mi palabra (1961)


Oda A La Cebolla

Cebolla,
luminosa redoma,
pétalo a pétalo
se formó tu hermosura,
escamas de cristal te acrecentaron
y en el secreto de la tierra oscura
se redondeó tu vientre de rocío.
Bajo la tierra
fue el milagro
y cuando apareció
tu torpe tallo verde,
y nacieron
tus hojas como espadas en el huerto,
la tierra acumuló su poderío
mostrando tu desnuda transparencia,
y como en Afrodita el mar remoto
duplicó la magnolia
levantando sus senos,
la tierra
así te hizo,
cebolla,
clara como un planeta,
y destinada
a relucir,
constelación constante,
redonda rosa de agua,
sobre
la mesa
de las pobres gentes.
Generosa
deshaces
tu globo de frescura
en la consumación
ferviente de la olla,
y el jirón de cristal
al calor encendido del aceite
se transforma en rizada pluma de oro.
(…)
Pablo Neruda, Odas elementales (1954)

AMOR

Poema 20


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

                        Pablo Neruda, 20 Poemas de amor y una canción desesperada (1924)



PIENSO MESA Y DIGO SILLA
Pienso mesa y digo silla,
Compro pan y me lo dejo,
Lo que aprendo se me olvida,
Lo que pasa es que te quiero.
Gloria Fuertes, Obras incompletas (1975), fragmento

                                   Desmayarse
 
 
                                              Desmayarse, atreverse, estar furioso,
                                              áspero, tierno, liberal, esquivo,
                                              alentado, mortal, difunto, vivo,
                                              leal, traidor, cobarde y animoso:
 
                                              no hallar fuera del bien centro y reposo,        
                                              mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
                                              enojado, valiente, fugitivo,
                                              satisfecho, ofendido, receloso:
 
                                              huir el rostro al claro desengaño,
                                              beber veneno por licor süave,                      
                                              olvidar el provecho, amar el daño:
 
                                              creer que el cielo en un infierno cabe;
                                              dar la vida y el alma a un desengaño,
                                              ¡esto es amor! quien lo probó lo sabe.
 
                                                                                   Lope de Vega, Rimas humanas (1609)

SOLO
Poco
        a
          poco
                  me
                       fui
                            quedando
                                          solo

Imperceptiblemente:
Poco
        a
          poco

Triste es la situación
Del que gozó de buena compañía
Y la perdió por un motivo u otro.

No me quejo de nada: tuve todo
Pero
       sin
            darme
                      cuenta

Como un árbol que pierde una a una sus hojas
Fuime
          quedando
                          solo
                                 poco
                                        a
                                          poco.

                        Nicanor Parra, Poemas y antipoemas (1954)

LIBERTAD

Canción del pirata
 
Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,                 
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.
 
La luna en el mar rïela,
en la lona gime el viento,               
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,          
y allá a su frente Stambul:
 
«Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza                  
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.
 
Veinte presas
hemos hecho
a despecho                               
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.                              
 
  Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
                                         
Allá muevan feroz guerra               
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.              
 
Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de  esplendor,
que no sienta                            
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.
 
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,            
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
 
A la voz de «¡barco viene!»
es de ver
cómo vira y se previene                  
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.
 
En las presas
yo divido
lo cogido                                
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.                               
 
  Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.


            José de Espronceda, Poesías (1840)




LETRILLA

Dicen que me case yo:
no quiero marido, no.
Mas quiero vivir segura
n’esta tierra a mi soltura,
que no estar en ventura
si casaré bien o no.
dicen que me casé yo:
no quiero marido, no.
Madre, no seré casada
por no ser vida cansada,
o quizá mal empleada
la gracia que Dios me dio.
dicen que me case yo:
no quiero marido, no.
No será ni es nacido
tal para ser mi marido;
y pues que tengo sabido
que la flor yo me la soy.
Dicen que me case yo:
no quiero marido, no.

                                                                                   Gil Vicente, Auto de la Sibila Casandra (1513)



Libre te quiero

Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.
Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.
Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.
Alta te quiero,
como chopo que en el cielo
se despereza.
Pero no mía.
Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.
Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.

Agustín García Calvo, Canciones y soliloquios (1926)

POESÍA

                         UN SONETO ME MANDA HACER VIOLANTE
Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tal aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.
                                                           Lope de Vega, La niña de plata (1617)


ARTE POÉTICA
     Que el verso sea como una llave
Que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos creado sea,
Y el alma del oyente quede temblando.

     Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata.

     Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
Como recuerdo, en los museos;
Mas no por eso tenemos menos fuerza:
El vigor verdadero
Reside en la cabeza.

      Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!
Hacedla florecer en el poema ;
Sólo para nosotros
Viven todas las cosas bajo el Sol.

     El Poeta es un pequeño Dios.

Vicente Huidobro, El espejo de Agua (1916)

martes, 13 de mayo de 2014

El español




           En el nivel de 4º de ESO se realizó un trabajo sobre el idioma español. Para ello, se dividió cada clase en siete grupos de cuatro alumnos cada uno y se distribuyó el trabajo de la siguiente forma:

Grupo 1
Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay
Grupo 2
Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú
Grupo 3
Cuba, República Dominicana, Puerto Rico y México
Grupo 4
Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua
Grupo 5
Costa Rica, Panamá y Venezuela
Grupo 6
Estados Unidos y Brasil
Grupo 7
Filipinas, Sáhara, Andorra y Guinea

            Los materiales que se podían utilizar eran enciclopedias, libros de texto y varias páginas de internet acerca de los diferentes países, de los rasgos del español en cada uno de ellos y si tenía consideración de lengua oficial.
            En cada uno de los murales que realizaron los alumnos se debía incluir un mapa y la bandera, así como los datos siguientes:
-         Población, número de hablantes de español y porcentaje de los mismos.
-         Otros idiomas que se hablen en el país, su nombre y el número de hablantes de cada una de ellas, además de indicar si tienen consideración de lengua oficial.
-         Se señalan también las características fonéticas o gramaticales del idioma y se citan algunas palabras que se utilicen mucho en esas zonas.

Una vez que cada uno de los grupos había redactado el trabajo y había compuesto el mural, lo exponían en clase durante cinco o diez minutos.


Y estos son algunos de los resultados:














domingo, 11 de mayo de 2014

El incierto señor don Hamlet



           Cuando estudiaba las diferentes versiones de Hamlet para preparar los mitos de la asignatura de Literatura Universal, tropecé casi por causalidad con una obra del autor gallego Álvaro Cunqueiro, titulada como indico en el epígrafe El incierto señor don Hamlet (1958).
            Se trata de una obra de teatro compleja, de la que algunos directores señalaban la necesidad de andar siempre comparándola con la versión de Shakespeare para poder realizar el montaje.
            Lo más destacable de esta obra de Cunqueiro es que ya en el arranque se advierten enormes diferencias. Así, mientras Shakespeare señala al comienzo que la acción se sitúa en Elsinor (solo necesita unas pocas palabras: Elsinor. Explanada delante del castillo), el autor gallego ocupa seis páginas en la descripción del lugar. Al comenzar la obra, en el primer acto, un coro explica aún más qué es Elsinor.
            Pero hay otras diferencias fundamentales. En Shakespeare, el primer acto se ocupa en hacernos comprender el motivo de la obra. Hamlet queda profundamente conmovido al ver a su padre. Su fantasma se le aparece y le pide venganza. La trascendencia de esta aparición es tal que el autor desarrolla el motivo durante todo ese primer acto.
            En Cunqueiro la historia es otra. No aparece el fantasma del padre, porque el padre de Hamlet no está muerto. Está vivo y es el rey. En esta versión, Hamlet conoce que el que ha muerto es su tío. Y cuando se inicia la obra, varios personajes conocen este hecho. Además, hay otro detalle importante: se refiere un hecho ya sucedido. Por eso todos lo saben, menos Hamlet que no se ha enterado de nada. Y es por ello que al hablar de la obra, los críticos se refieren a este protagonista como patético. Es el único ciudadano de Elsinor que no conoce la verdadera historia del rey, su padre.
            Por otra parte, la reina en esta versión de Cunqueiro es un personaje absolutamente inocente, una especie de niña que no conoce nada de la vida y que vive el sexo y su embarazo sin conocer las consecuencias.
            Hay una cierta relación entre este Hamlet y la interpretación que realizó el psicoanálisis del personaje, ya que aparece en la obra el complejo de Edipo. Hay alusiones a una relación incestuosa entre el príncipe y la reina. Hay una mutación en los personajes hasta convertirse en dos amantes. Sin embargo en la obra de Cunqueiro el mundo edípico se desmorona al acuchillar Hamlet a su madre de forma repentina. Después, Hamlet se ahorca.
            La obra El incierto señor don Hamlet pertenece al mundo del absurdo. En ella aparecen rasgos de humor negro. Y lo que más destaca en lo que se refiere a los personajes, como ya mencionaba, es el comentario y análisis de directores teatrales que señalan la enorme dificultad de representarlos.