domingo, 23 de diciembre de 2012

Resumen de la nueva ortografía




Lo más importante de la Ortografía de 2010 se resume a continuación.

-          Se sustituye la q con valor fónico en los extranjerismos y latinismos que estén plenamente adaptados al  español, de modo que se escribirá cuásar, cuórum, Catar o Irak, por ejemplo.
-          Se elimina la tilde en palabras monosílabas con diptongos y triptongos, siguiendo la regla general de que los monosílabos no se acentúan gráficamente, salvo los que llevan tilde diacrítica. Así se escribirá guion, truhan, dio…
-          Se elimina la tilde diacrítica en el adverbio solo y en los pronombres demostrativos incluso en casos de posible ambigüedad.
-          Se suprime la tilde diacrítica en la conjunción disyuntiva o escrita entre cifras.
-           Los prefijos se escriben unidos a la base a la que afectan cuando es una sola palabra, incluido el prefijo ex, como por ejemplo exjefe. Se escribirán con guion cuando la palabra base empiece por mayúscula (pro-Obama) o sea un número (sub-21).
-          Los prefijos se escriben separados de la base a la que afectan cuando está constituida por más de una palabra (pro derechos humanos).
-          Se equiparan ortográficamente todos los préstamos, ya sean latinismos o extranjerismos (pádel, balé). Los que no estén adaptados a la ortografía del español, deben escribirse entre comillas o en cursiva, para mostrar su carácter foráneo (in crescendo, grosso modo).
-          Los únicos verbos que en la lengua actual presentan dos participios, uno regular y otro irregular, son imprimir (imprimido/impreso), freír (freído/frito) y proveer (proveído/provisto), con sus derivados (ha imprimido o ha impreso, hemos proveído o provisto, había freído o había frito).
-          Las siglas son invariables en la lengua escrita. El plural se manifiesta en las palabras que las introducen o modifican (las ONG, cuántos PC, estos CD).

martes, 13 de noviembre de 2012

Nivel culto del lenguaje




El lenguaje culto es el sistema del habla empleado por personas cultivadas o con cierto grado académico; por esta razón aquí se incluyen los niveles científico (el que se emplea para hablar o escribir sobre un área determinada de la ciencia o la cultura) y literario (el nivel más alto de uso de la lengua, en el que es muy importante el contenido y la forma del mensaje y que utiliza recursos para embellecer el lenguaje: comparaciones, antítesis, metáforas....)
Dentro de esta categoría de lenguaje culto, podemos hacer una distinción en tres rangos, según el nivel cultural:
• Nivel culto: alta formación cultural.
• Nivel común: cotidiano, coloquial, estándar. Es la forma correcta del idioma que permite la comunicación entre los hablantes del mismo.
• Nivel popular: escaso conocimiento cultural, vocabulario sencillo, pero no vulgar.

El hablante culto posee un mayor dominio y conocimiento de la lengua, lo que le permite expresar con mayor precisión y corrección los mensajes que transmite. El hablante culto articula los sonidos con esmero y sabe emplear la coordinación y la subordinación con agilidad. Algunas características de este nivel son: riqueza de vocabulario, con un amplio léxico de las distintas áreas de la vida y el saber; uso de frases largas, mensajes con orden lógico, utilización correcta de conectores, uso rico y preciso de los tiempos verbales; uso de cultismos y de los vocablos más adecuados para la designación, frecuente utilización de términos abstractos; pronunciación correcta y adecuada en el lenguaje oral, respetando los matices de la expresividad, sin exageración y sin cometer relajaciones o supresiones de sonidos.
            Debemos recordar que este es el nivel que funciona como ideal de lengua y constituye la modalidad más aproximada a la lengua escrita.

lunes, 5 de noviembre de 2012

El Nivel Vulgar




Llamamos “vulgarismo” a un uso de la lengua producido por el deficiente conocimiento de las normas que regulan su utilización. Algunas incorrecciones están tan extendidas que no se restringen a un ámbito puramente vulgar, aunque cuando nos referimos a los hablantes de este nivel, hablamos de aquellos que son incapaces de cambiar de registro, normalmente debido a la falta de escolarización. Entre los vulgarismos más habituales podemos citar:

§ Vulgarismos fónicos.-

a/ Metátesis, o cambio de posición de los fonemas: ‘cocreta’, ‘Grabiel’.
b/ Vacilación en la pronunciación de las vocales no acentuadas: ‘tiniente’.
c/ Tendencia a la reducción de los diptongos: ‘concencia’, ‘pacencia’.
d/ Formación de diptongos con dos vocales en hiato: ‘Juaquín’, “sais”
e/ Adición a principio de palabra de fonemas vocálicos: ‘arradio’, ‘amoto’, ‘afoto’.
f/ Pérdida de consonantes intervocálicas como /n/ o /r/: ‘quies’, ‘paece’.
g/ Desarrollo de /g/ ante u, hu: “güeso”
h/ Sustitución de /b/ por /g/ y viceversa: “bujero”, “güeno”
i/ Amalgamas de palabras: “pal coche”, “ma dicho”
j/ Supresión de /d/ intervocálica en cualquier participio: “Venío”, “escondío”.
k/ Ultracorrecciones: “Bilbado”, “descambiar”
l/ Confusión de consonantes líquidas: “farda”, “almario”

§ Vulgarismos morfosintácticos.-

a/ Empleo del género incorrecto: ‘las alfileres’, ‘el afoto’, o formación de género analógico en palabras que no lo tienen: “cuala”
b/ Desviaciones morfológicas de los tiempos verbales: ‘tuvistes’, ‘predecido’, ‘andó’, especialmente la alteración del indefinido: “ayer cenemos y nos acostemos”
c/ Abandono de la construcción sintáctica exigida, olvidando la coherencia gramatical: “Yo, me parece que sí’, “Es bonito esta vista”
d/ Concordancias incorrectas, como el empleo del verbo impersonal ‘haber’ concertando con el C.D.: ‘Habían muchos coches en la calle’.
e/ Anteposición de los pronombres ‘me’ y ‘te’ en oraciones como: ‘me se ha perdido un libro’, ‘te se ha caído’.
f/ Utilización de laísmo, loísmo y leísmo: ‘la dije que viniera’, ‘lo di un puñetazo’, ‘el libro le puse sobre la mesa’.
g/ Uso del “dequeísmo”: tendencia a anteponer la preposición ‘de’ a las subordinadas sustantivas introducidas por ‘que’: ‘me dijo de que vendría’, ‘resulta de que no tenía trabajo’.

§ Vulgarismos léxico-semánticos.-

a/ Empleo de palabras con un significado impropio: ‘me aprendió a conducir’.
b/ Presencia de arcaísmos: ‘naide’, ‘mesmo’.
c/ Uso de la etimología popular (una palabra que no se entiende muy bien se la relaciona con otra que sí se conoce): ‘destornillarse de risa’ (por ‘desternillarse’), ‘dolores asiáticos’ (por ‘dolores ciáticos’), ‘naranjas mondarinas’ (por ‘mandarinas’).
d/ Uso de palabras tabúes (tacos e insultos, preferentemente) o sustituciones eufemísticas: ‘¡coño!’, ‘¡córcholis!’, ‘¡ostras!’.
e/ Una fuente importante de este léxico lo ha constituido el caló: “parné” (dinero), “pinreles” (pies).
f/ Vocabulario reducido y uso de palabras baúl: “cosa”, “hacer”, “gente”.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Rasgos del lenguaje coloquial



     (Este es un resumen a partir de la obra de Ana Mª Vigara-Tauste, Morfosintaxis del español coloquial)

a)      Expresividad: focalización, interrogación retórica, interjecciones y locuciones interjectivas, entonaciones muy variadas, uso de la 2ª persona para referirse a opiniones de la 1ª, uso del pronombre personal sujeto,…
b)     Economía y comodidad de medios: oraciones cortas, inacabadas e incompletas (Manuel Seco las llama suspensidas), oraciones sincopadas (elipsis), limitación del número de vocablos, uso frecuente de palabras “gramaticales” (denominación de Manuel Seco) o expresiones “de relleno” (según las llama Ana Mª Matute) que son meras apoyaturas léxicas o marcas gramaticales que simplemente enlazan lo que se dice con lo que se viene diciendo, palabras comodines (“todo”, “algo”, etc.), uso impreciso o impropio de la lengua, hipocorísticos (Encarni), uso de palabras con valor deíctico,…
c)      Apelación al oyente: vocativos, aparición del nombre del interlocutor, imperativo o subjuntivo que expresa el mandato, el ruego o la exhortación; atribuciones al interlocutor (interrogaciones retóricas, imperativos desemantizados como “mira”, que no tienen respuesta; expresiones como “¿verdad?”, “¿a que no es para tanto?”; uso repetitivo del pronombre de 2ª persona,…)
d)     En cuanto al léxico: pobreza, imprecisión, expresividad.

domingo, 28 de octubre de 2012

Lenguaje de las disciplinas humanísticas





           En las llamadas ciencias o disciplinas humanísticas, el adjetivo humanísticas hace referencia al Humanismo, el movimiento que se desarrolla en Italia durante el siglo XIV, y se expande por Europa en los siglos XV y XVI, otorgando al hombre el valor supremo que da sentido a la historia y a la sociedad, y que se manifestó en el cultivo de la Filosofía, la Literatura y la Historia.

            El término disciplinas humanísticas designa hoy a todas las disciplinas cuyo objetivo primario es refinar la espiritualidad y afirmar y proteger la dignidad del hombre. En tal sentido figuran entre ellas el Derecho, la Estética, la Política, etc.

            Quizá sea la abundancia de términos abstractos el más extendido de los rasgos lingüísticos comunes a todas esas disciplinas.

            Muchos tecnicismos filosóficos se instauraron en la Edad Media y aún perduran, aunque su significado a veces haya experimentado variaciones: ente, esencia, ética, albedrío, conciencia, etc.

            Desde el siglo XVIII ha sido constante la formación de nombres abstractos con el sufijo –ismo para designar escuelas filosóficas y doctrinas políticas: eclecticismo, empirismo, positivismo, liberalismo, marxismo,…

            El vocabulario humanístico se renueva y aumenta muy lentamente. Su característica es la permanencia, aunque dando muchas veces significados nuevos a las voces antiguas. Cuando se introducen nuevos términos, es frecuente que se formen con otros ya existentes en el idioma. Algunas palabras del léxico general adaptadas como tecnicismos son, por ejemplo rechazo (en Psicología es el proceso inconsciente que impide recordar acontecimientos relacionados con una neurosis) o acumulación (en teoría económica marxista, es la dedicación de una parte de la plusvalía al aumento de la producción).

            En la terminología de las ciencias humanas, se denomina doctrina al conjunto de principios que se emplean en un sistema. Así, hablamos de doctrina cristiana, aristotélica… El lenguaje de que hace uso una doctrina es un lenguaje doctrinal.

            Cuando una doctrina se mantiene en un plano teórico sin preocuparse de sus aplicaciones prácticas, decimos que es una especulación. El lenguaje especulativo es un lenguaje doctrinal caracterizado por su alto grado de abstracción, como el de la Metafísica, la Estética o la Lógica.

            El lenguaje doctrinal y el especulativo poseen una gran complejidad, de forma que solo las personas iniciadas en esas doctrinas lo comprenden en su totalidad. Su ideal, no obstante, es alcanzar la claridad.

             Dentro del lenguaje de las disciplinas humanísticas, debemos referirnos a la Dialéctica y al Ensayo.

            La Dialéctica es el conjunto de procedimientos que se ponen en juego para probar algo, para refutarlo, o para persuadir de algo, tratando de lograr la adhesión del oyente o del lector.

            El procedimiento dialéctico fundamental es la argumentación, que constituye una forma de razonamiento. Toda argumentación debe partir del denominado acuerdo con el auditorio, aquellos hechos, premisas, supuestos o presunciones que ese auditorio pueda admitir, porque se corresponden con su saber, su experiencia y su ideología.

            Un buen proceso argumentativo exige seleccionar los datos más relevante y menos dudosos, su correcta interpretación exclusivamente con vistas al fin argumentativo y su expresión lingüística satisfactoria.

            Las técnicas de  argumentación son múltiples. En líneas generales, existen dos grandes procedimientos argumentativos, el de asociación y el de disociación. Los primeros aproximan elementos que parecen distintos para establecer entre ellos una solidaridad, y los de disociación separan elementos que parecían ser solidarios.

            Por otra parte, el Ensayo es uno de los grandes géneros literarios modernos. El término fue creado por el escritor francés Montaigne, como título de su obra Essais (1580). Con ese término aludía a que exponía experiencias suyas. Eran noventa y cuatro capítulos en que el autor exponía sus puntos de vista personales ante asuntos variados (amistad, libros, naturaleza,…)

            Este nuevo género de capítulos relativamente cortos, en prosa, sobre temas diversos considerados subjetivamente se difundió rápidamente por Europa.

            Hoy es uno de los géneros más cultivados. Consiste en un escrito de variable extensión (desde un artículo de periódico a un libro) donde el autor afronta un tema y lo desarrolla subjetivamente, con rigor argumentativo, pero sin los datos exhaustivos, pruebas y sistema que deben aparecer en un escrito científico. Debe tender a que sea comprendido por lectores profanos en la materia que se trate.

            Cualquier tema puede ser objeto de un ensayo. El tono puede ser serio, pero también humorístico y satírico.

            El ensayista expone y argumenta de un modo personal. Como no se dirige a lectores especializados, es frecuente el uso de recursos literarios: imágenes, comparaciones, repeticiones, disposiciones artísticas de las estructuras…

sábado, 27 de octubre de 2012

El texto publicitario




En sentido estricto, se denomina publicidad al conjunto de técnicas que intentan influir en el comportamiento de las personas, incitándolas a consumir determinados productos. Sin embargo, en un sentido más amplio, podemos incluir en la publicidad, además de la estrictamente comercial, una serie de actividades emparentadas con ella, como es el caso de la publicidad estatal, las relaciones públicas y la propaganda, aunque este último se refiere especialmente a técnicas disuasorias  que apelan más a los sentimientos que a la razón en el ámbito político.

La publicidad utiliza como vehículo fundamental, aunque no único, la lengua. Esta, a su vez, recibe el influjo de la publicidad con la inclusión de nuevas palabras (champú, espray) y la difusión de terminología y conceptos técnicos o científicos (los oligoelementos de ciertos productos, por ejemplo).

El proceso comunicativo publicitario presenta una serie de peculiaridades con respecto a los actos comunicativos generales. Aunque el esquema del proceso es el mismo, conviene tener en cuenta algunas consideraciones: en los textos publicitarios la función de emisor la realiza un sujeto múltiple que es la agencia de publicidad, la cual cuenta con especialistas en tres categorías (el director, que se ocupa de planificar la estrategia publicitaria y de hacer los estudios de mercado; el grafista, encargado del componente visual del anuncio, y el encargado de realizar el texto, que tiene a su cargo el componente verbal).
En lo referente al canal de difusión, la publicidad, al pretender llegar al mayor número de receptores posibles, se vale de medios de comunicación de masas (los “mass media”) como la radio, TV, cine, prensa, rótulos, vallas publicitarias, etc...
El propio mensaje publicitario, el anuncio, debe reunir una serie de características básicas para la consecución del fin deseado. Tres son las reglas básicas, aunque podamos encontrar anuncios que transgreden esas normas: el anuncio debe ser sencillo, claro y homogéneo.
Por lo que respecta al receptor, en publicidad hablamos de un consumidor potencial del producto anunciado. Este hecho justifica que se tenga muy en cuenta a quién va dirigido el mensaje. Dependiendo del consumidor potencial que se busque la estrategia publicitaria será de una forma o de otra.

La finalidad básica del mensaje publicitario es la persuasión. Para ello, por medio de signos (palabras, sonidos, imágenes, etc...) se crea un discurso en el que se mezclan dos tipos de información, denotativa y connotativa, aunque en la mayoría de los casos sea esta última la predominante: por un lado se nos informa del objeto que se pretende vender, se muestran sus cualidades y se invita a comprar (denotación); por otro, se reflejan pautas de conducta, se asocia el producto con determinados comportamientos, modas, conceptos de belleza o éxito (connotación).
Para conseguir su finalidad básica, el anuncio se refuerza con diferentes mecanismos de seducción: cuanto más deseable sea el mensaje, más se detendrá en él el consumidor potencial. Este objetivo se busca, normalmente, a través de la imagen.
Debemos tener en cuenta una serie de elementos que contribuyen a “seducir” a los posibles compradores del producto:
-                  Los anuncios suelen presentar cuerpos y objetos deseables.
-          Los gestos de los actores pretender expresar el goce absoluto que se presupone viene derivado de la posesión del objeto anunciado.
-          El producto anunciado se ofrece como deseable mediante su presentación en primer plano, con una anormal densidad cromática y en ocasiones con la abstracción del fondo y el emplazamiento en el centro del recuadro.
-            El espacio es cada vez menos realista y se construye con la única función de procurar el goce de la mirada del receptor.
-            A través de la imagen se interpela permanentemente al destinatario con formas verbales exhortativas.

Pero para conseguir las finalidades de persuadir y seducir al consumidor, los textos publicitarios recurren en muchas ocasiones a la manipulación, inventando, ocultando o deformando la información.
Aunque existen leyes para proteger a los consumidores de la publicidad engañosa, hay algunos recursos que suelen emplearse:
-            Se omiten datos que podrían ser de interés.
-          Se hace creer en la existencia de cosas que no existen: objetos (un regalo por la compra de un producto), propiedades, peligros (que la compra del producto remediaría), testimonios (que alguien afirme algo de un producto).
-          Se deforma la información exagerando, minimizando o disimulando la publicidad dentro de otros espacios (las botellas de leche o galletas que aparecen en determinadas series de televisión).

El mensaje publicitario constituye un lenguaje sincrético, ya que en él se entremezclan diferentes componentes que se apoyan mutuamente, el mensaje verbal y el visual o auditivo.
Los textos publicitarios se encuentra formados por diferentes elementos (imágenes, textos, dibujos, líneas, colores, etc...) que se distribuyen por el anuncio. La forma en que están colocados es muy significativa. Podemos encontrar una composición armónica, equilibrada, simétrica, unitaria..., también una composición por contraste, inestable, asimétrica, fragmentaria...
Además, el texto del anuncio puede situarse en posición vertical u horizontal.
Para resaltar algún elemento del anuncio y llamar la atención sobre él, en los anuncios que llevan texto se hace uso de la tipografía, jugando con los tipos de letras, su tamaño y color, los espacios entre letras y entre líneas, el empleo de mayúsculas o minúsculas, etc...
La información primordial sobre la marca publicitaria la proporciona el eslogan, que debe ser una frase concisa y elocuente que exalte el producto. Junto al eslogan aparece la marca, que a veces se acompaña de un logotipo.
La imagen que se incluye en los textos publicitarios puede ser fija o en movimiento, fotografía, pintura o dibujo, o bien una combinación de colores, líneas y puntos.
Las características de la imagen son las siguientes:
-         1) Grado de iconicidad, es decir, el grado de semejanza que guarda con la realidad a la que representa.
-          2) La imagen capta la realidad sólo parcialmente, no en su totalidad. En primer lugar, es bidimensional, pero también presenta otro tamaño, no tiene relieve, la luminosidad puede no ser la que presenta el objeto real, etc...
-         3)  La imagen nos ofrece una doble significación: objetiva o denotativa, y subjetiva o connotativa, producto del tratamiento que ha recibido la realidad al ser reproducida.
En la configuración de la imagen debemos tener en cuenta distintos elementos:
-          1) La percepción de la imagen.- Cada elemento del mensaje publicitario se relaciona con la totalidad: lo más ancho es percibido como más cercano; la luz hace que los objetos se ensanchen,... En nuestra cultura, el orden de lectura es de izquierda a derecha y de arriba abajo. Este hecho condicionará la distribución del texto publicitario y de las imágenes empleadas.
-         2) La planificación.- El tipo de plano empleado es significativo, ya que cada uno de ellos comunica un determinado significado a los receptores del mensaje.
-         3)  El punto de vista.
-          4) Otros elementos de la imagen: color, punto, línea y luz.- La publicidad emplea todos estos elementos para conseguir sus objetivos básicos (seducir y persuadir), provocando las sensaciones que necesite en cada caso. El uso del blanco y negro (imagen de antigüedad, poética, vanguardista, evocadora del cine...) o del color (bien sea en gamas frías o cálidas) es importante.
-         5)  La cinésica.- Consiste en jugar con la capacidad expresiva del rostro humano (felicidad, sorpresa, miedo, tristeza, etc...) y de la mirada (dirigida directamente al receptor o no), así como los gestos y los movimientos corporales (relajación, satisfacción, placer, ...)
-        6) La proxémica.- Las relaciones del personaje con el espacio, de los personajes entre sí y de los personajes con el producto.

El lenguaje publicitario se caracteriza por el predominio de la función conativa sobre todas las demás, ya que su finalidad es atraer la atención del receptor hacia el producto que se anuncia. Pero también tiene una gran importancia la función fática, ya que el anuncio debe mantener la atención del consumidor, al igual que la función poética cuando el anuncio pretende crear belleza en el sentido artístico.
La publicidad pretende convencer, modificar actitudes, provocar necesidades, inducir a comprar, etc. La consecución de esos objetivos se lleva a cabo mediante un proceso que responde a tres momentos claves del receptor: atraer por simpatía, hacer recordar el anuncio por repetición, persuadir y convencer mediante la publicidad de argumentación.
Para activar cada uno de los mecanismos, el publicista se vale de todo tipo de recursos gráficos, icónicos, verbales, connotativos o emocionales.
El componente visual está formado por imágenes que representan, entre otros, al objeto anunciado. A estas imágenes les llamamos signos icónicos, y su función primordial será la de servir de apoyo al componente verbal, aunque en múltiples ocasiones es el componente visual el elemento principal del anuncio (ya se sabe: una imagen vale más que mil palabras).
Los rasgos que caracterizan el lenguaje utilizado por los anuncios podemos clasificarlos en tres grupos: rasgos sintácticos, semánticos y retóricos.

-  Rasgos morfosintácticos.-

a. Predomina el estilo nominal ("DURALEX, el acero del vidrio")
b. Uso del artículo con valor elativo (acompaña al adjetivo en el grado superlativo) para conseguir que el producto se convierta en el producto por excelencia ("NESCAFÉ, el café")
c. Omisión de las preposiciones ("moda otoño-invierno") o uso incorrecto de las mismas ("champú al limón").
d. Empleo corriente del adjetivo en lugar del adverbio ("la TÓNICA FINLEY sabe magnífica")
Hay que señalar que el comparativo se usa muy poco, por no citar el producto de la competencia como segundo término de la comparación (ejemplos de publicidad comparativa encontramos en productos de “Don Simón” o en refrescos de cola). Sin embargo se usa a veces dando por sobreentendido el segundo término ("ARIEL lava más blanco").
El superlativo se utiliza más, pero se suele reforzar con otros procedimientos: anteponer el mismo adjetivo en grado positivo ("ARIEL lava blanco blanquísimo"), duplicar la palabra ("MONKEY, el café café"), empleo de sustantivos que tengan un contenido semántico superlativo ("DYANE 6, un monstruo de simpatía").
e. Los modos verbales utilizados en los textos publicitarios suelen ser el indicativo o el imperativo, ya que el anuncio asume la forma de una afirmación sin posibilidad de duda o discusión ("Ponga un SONY en su vida", “Beba Coca-Cola”)
f. Los tiempos verbales más corrientes son el presente (“Las cosas como son”) y el futuro (“Encontrarás el bienestar que te faltaba”)

-  Rasgos léxico-semánticos.-

a. Connotación. Normalmente de prestigio, bienestar, éxito, belleza, elegancia, moda, clase social y, sobre todo, sexo. Dependiendo del tipo de receptor buscado así será la connotación empleada ("¡Qué bien se queda invitando con CARLOS III!", “La potencia sin control no sirve de nada”, “Patrichs, para hombres que dejan huella”)
b. Sinestesias. Consiste en asociar dos palabras que normalmente se encuentran en áreas semánticas diferentes ("Sabor suave de un brandy", "Cálido tacto de la tapicería", “Nueva Lash Curling máscara, una delicia de curvas”)
c. Uso de palabras latinas, griegas o en lenguas extranjeras para la denominación de marcas por sus connotaciones cultas, de calidad o prestigio: LOEWE, ARIEL, LOTTUSSE, ("Lulú. -Oui, se moi", “Obssession by Calvin Klein”)
d. Uso de tecnicismos y términos científicos o pseudocientíficos: detergente biodegradable, cosmético con oligoelementos, Bacilo L-Caseei Inmunitas (“Densia forte, el único con Calciforte”)
e. Creaciones de palabras mediante derivación, composición o acrónimos ("Colores metallascentes", “Todoterreno”, “antirrobo”)
f. Uso de onomatopeyas: "psss...glu, glu, glu, glu...aaah" (Anuncio de un refresco), “Cuando haces Pop, ya no hay Stop”
g. Fórmulas imperativas de contenidos sorprendentes ("No lea este anuncio")
h. Hipérbole ("GILLETTE, la mejor hoja del mundo", "Blancura sorprendente, detergente superrevolucionario")
i. Metáfora ("La nueva gasolina de BP enciende el corazón de su motor", “SANYO, la hormiga japonesa”, “MAGNUM; 7 pecados capitales”)
j. Paradoja ("MÁLAGA VIRGEN, un vino de años que no tiene horas", “Un poco de Magno es mucho”)
k. Juegos de palabras ("La radio es COPEración", “Mándalos a tomar Fanta”, “Estilo. ESTOLA", “Farias mini, originalmente original”)
l. Empleo de anáforas, reduplicaciones, redundancias ["Este es un anuncio pro-tegido...pro-fesional...pro-bado...pro-gramado...pro-ximo" (PROSESA, empresa de seguridad privada)] (“Los que comen nueces van sobrados de salud. Muy sobrados”)

-  Rasgos fonéticos y fonológicos.-

a. Uso de rimas (“REXONA, no te abandona”, “Sidra El Gaitero, famosa en el mundo entero”)
b. Aliteraciones y paranomasias (“Sólo algo tan noble podía ser tan bello”, “Para dormir Mash y mejor”)

            Por último habría que señalar otro apartado:
Las discordancias entre la expresión y el contenido cuando el texto se vea afirmado, reforzado o negado por la imagen adecuada:
-           “Así es normal que los niños vengan de París”  (Líneas internacionales de RENFE)
-          “Fumar mata” (cajetillas de tabaco)
-          En un anuncio de Jabón Camay, un hombre y una mujer observan cuadros en Sotheby, pero cruzan sus miradas. Dos personas cultas y atractivas muestran su gusto por el arte, pero al mirarse, el amor por el arte se convierte en el deseo de conquista del arte y las connotaciones cultas pasan a ser económicas y/o eróticas.

lunes, 22 de octubre de 2012

Lenguaje jurídico y administrativo





         El Derecho es el conjunto de principios, preceptos y reglas a que están sometidas las relaciones humanas en toda sociedad civil, y a cuya observancia pueden ser compelidos los individuos por la fuerza.

            El Derecho se divide en diferentes ramas, según las relaciones humanas que regula: civil (relaciones de los individuos entre sí), penal (represión o castigo de los crímenes o delitos por medio de la imposición de penas), internacional (relaciones recíprocas de los diversos pueblos), político (orden y funcionamiento de los poderes del Estado y de sus relaciones con los ciudadanos), procesal (procedimientos que deben seguirse en las causas civiles y penales), administrativo (normas concernientes a la administración pública, a la ordenación de sus servicios y a sus relaciones con colectivos e individuos que precisan esos servicios), etc.

            El adjetivo que corresponde al sustantivo Derecho es jurídico. El lenguaje técnico y peculiar del Derecho se denomina lenguaje jurídico.

            Veremos parte de la terminología propia de este lenguaje (tecnicismos). En cualquier rama del Derecho, se llama ley a una disposición del máximo rango, votada por el Parlamento, que regula, ordena, permite o prohíbe algo (se estructura en la fórmula de promulgación, el cuerpo y la imposición). Recibe el nombre de decreto una disposición de rango menor, aunque también obliga a todos, dictada por el gobierno (la estructura del decreto comprende un preámbulo, los trámites seguidos, la exposición normativa, disposiciones, fecha y firma). La ley fundamental que sirve de marco a las restantes leyes y normas se denomina Constitución. Existen otros tipos de normas (órdenes, estatutos, reglamentos, circulares…). Un conjunto de leyes o normas legales dispuestas según un plan metódico y sistemático, se denomina código.

            Los jueces y tribunales dictan sentencias, contra las que se puede apelar. Con la palabra fallo se designa la sentencia definitiva de un juez, especialmente la parte en que se contiene la resolución. La sentencia consta de uno o más resultandos (los hechos que se tienen en cuenta), de uno o más considerandos (razones que sirven de apoyo para dictar la sentencia) y del fallo imperativo.

            La mayoría de los vocablos en el lenguaje jurídico están tomados del latín (delito, calumnia, difamación, delincuente, reo, cómplice, desacato, eximente). Este lenguaje muestra un cierto conservadurismo, aunque en la actualidad no faltan tecnicismos y giros técnicos de origen inglés y francés, en lo referente al léxico de relaciones internacionales, comercio, industria, política, etc.

            Por ese conservadurismo que mencionábamos podemos explicar la aparición de ciertas frases y palabras con un carácter formulario o ritual. En un documento administrativo frecuente como es una instancia, un individuo o una institución se dirigen a la administración solicitando algo. Esta solicitud se presenta con una estructura característica:

-          Título de la autoridad a quien se dirige la instancia
-          Datos personales del solicitante (redactados en tercera persona)
-          Exposición de los hechos en que se basa la solicitud
-          Solicitud propiamente dicha
-          Lugar y fecha de la instancia
-          Firma y fecha
-          Cargo de la autoridad a quien se dirige la instancia

En la instancia aparecerán fórmulas fraseológicas y léxicas como el abajo firmante, o las expresiones expone y solicita.

La ritualidad confiere monotonía a los escritos jurídicos y administrativos, pero si están bien redactados, evitan los términos equívocos mediante la monosemia, resultan claros en la exposición de los hechos y las resoluciones, y permiten buscar con rapidez las partes fundamentales, porque su estructura es fija.

En el texto jurídico la claridad es inexcusable. Las frases breves y ordenadas de forma sencilla prevalecen sobre las complejas. Esto se debe a que los juristas no escriben solo para especialistas.

          Aún así, la sintaxis del lenguaje jurídico está plagada de recursos que se sienten como anticuados o extraños. En las instancias se utiliza la tercera persona, en las sentencias abundan los gerundios y los nexos complejos. Eso provoca un tono distante en ocasiones que puede producir oscuridad y ambigüedad

domingo, 21 de octubre de 2012

Lenguaje científico y técnico





            Junto a la lengua común o estándar, existen las lenguas especiales de los oficios y profesiones, de las ciencias y de las diversas técnicas. Los lenguajes especiales mantienen en general la estructura gramatical de la lengua común y solo se diferencian por poseer terminologías propias. Los términos son vocablos dotados de un significado preciso e inequívoco para todos los que cultivan ese saber.

            La rapidez con que se producen hallazgos, descubrimientos e invenciones en todas las ciencias obliga a forjar incesantemente vocablos, aumentando la terminología científica y técnica, es decir, los tecnicismos.

            Como los avances tienen lugar en los países que van a la cabeza de la investigación, los demás se ven obligados a adoptar los términos a sus propias lenguas. Hay diferentes posibilidades:

-          Mantenimiento del tecnicismo extranjero en su forma originaria, como by-pass, doping,…
-          Adaptación fónica del tecnicismo, como pedigrí.
-          Calco, traducción o sustitución del tecnicismo, como rascacielos (calco) o corriente del golfo (traducción)

Teniendo en cuenta el carácter internacional que posee la terminología científica y técnica, el mantenimiento de su forma original facilita la comprensión entre los científicos.

            El rasgo fundamental de los tecnicismos es su monosemia, a cada término corresponde un único significado.

            En la actualidad, sigue en vigor el procedimiento de constituir los términos científicos y técnicos empleando formantes grecolatinos (penicilina, estreptomicina). También encontramos tecnicismos formados por acronimia, al reunir las iniciales de varias palabras (radar, cegesimal). También se forjan tecnicismos apelando a vocablos propios de la lengua en que se crean, a giros descriptivos o a metáforas (fluter).

            Recordemos que el lenguaje científico posee características gramaticales y semánticas que tienen que ver con un especial rigor. Hemos mencionado el carácter monosémico de los tecnicismos. Otra característica es la extremada claridad en las oraciones, de modo que la comunicación no ofrezca dificultad. Darwin, Marañón, Ramón y Cajal, Galileo o Descartes son verdaderos clásicos en la literatura.

            Al tratar cuestiones científicas y técnicas hay que proponerse como objetivos la propiedad y la corrección y, si es posible, la elegancia. En este tipo de lenguaje las repeticiones son muchas veces necesarias para lograr la claridad.

            En estos textos, hay un predominio de oraciones coordinadas y yuxtapuestas. Cuando aparece la subordinación, se trata especialmente de subordinadas adjetivas explicativas que actúan como aclaración. Se utiliza el se impersonal y de pasiva refleja. Hay un uso predominante del modo indicativo.

            El código propiamente lingüístico es auxiliado por signos y símbolos científicos.

          Por último debemos recordar que los escritos de carácter científico y técnico pertenecen normalmente a los tipos de expresión denominados exposición y argumentación.

La argumentación





La argumentación es un tipo de escrito que tiene como objetivo aportar razones para convencer al receptor. Suele tratar temas controvertidos, ante los cuales el emisor toma una posición. El escrito argumentativo se manifiesta en editoriales, artículos periodísticos, cartas, pero también en textos políticos, filosóficos o económicos. No debemos olvidar que en la lengua oral, además de aparecer con frecuencia en la conversación cotidiana (aunque con poco rigor), es la forma dominante en los debates, coloquios o mesas redondas.
Hay que distinguir por otra parte entre la argumentación propiamente dicha y la persuasión. La primera tiene como objeto convencer mediante argumentos basados en la razón. La persuasión consiste en convencer apelando a las emociones (como ocurre en algunos anuncios de publicidad).
Toda argumentación se estructura alrededor de dos elementos fundamentales: la tesis y el cuerpo de la argumentación.
La tesis es la idea que se debate, puede aparecer al principio o al final de la argumentación, y puede aparecer explícita o implícita, en cuyo caso se deduce de los datos y argumentos dados.
El cuerpo de la argumentación es el conjunto de argumentos, citas, pruebas, datos o ejemplos con los que tratamos de convencer y persuadir al destinatario de lo acertado de nuestras tesis. En ellos se encuentra también la refutación (el desmoronamiento de los argumentos del contrario).
La argumentación puede presentar una estructura deductiva, cuando se parte de una tesis y se aportan datos y argumentos que la apoyan (se va de lo general a lo particular) o inductiva, cuando se parte de unos hechos para llegar a una conclusión o tesis. Al empezar con los argumentos, descubriremos solo al final a dónde nos dirigía el autor del texto.
Los argumentos que se utilizan pueden ser muy variados, por lo que señalaremos algunos de los que son más habituales:
-         Argumentos objetivos: son los que se basan en datos, cifras o hechos comprobables, que no dependen de la opinión de la persona que argumenta.
-         Argumentos de ejemplificación: son aquellos que ofrecen ejemplos concretos que apoyan la tesis defendida.
-         Argumentos de autoridad: son aquellos que utilizan la opinión, normalmente mediante una cita directa, de personas de reconocido prestigio. En ocasiones se utiliza la opinión de la mayoría, el sentir general.
No podemos olvidar que en muchas ocasiones, bajo la apariencia de un texto argumentativo, se esconden las falacias o argumentos falsos, que no siguen la lógica a la que pretenden aferrarse. Algunas de esas falacias habituales son:
-         Falsa relación causa-efecto (Desde que se inventó la televisión, los niños leen menos, así que es obvio que la televisión impide la lectura)
-         Falsa analogía (Una empresa es como el organismo del ser humano, por lo tanto, como existe un solo órgano que toma decisiones (el cerebro), los empleados (los demás órganos) no necesitan ni pensar ni tomar decisiones). 
-         Estereotipos o falacia de generalización (Los transgénicos son malos)
-         Descalificaciones o de ataque personal, cuando se evade el tema de que se trata opinando sobre la moralidad del otro (En este ayuntamiento no hay que pagar las multas porque el alcalde es un idiota)
-         O yo, o el caos (En estas elecciones no existen más que dos alternativas: el progreso, o la caverna).
-         No se sigue (Los niños necesitan de los cuidados de sus padres, pero si los dos trabajan, no pueden dárselos. Por eso, las madres no debieran trabajar)
-         Redundancia (Este es el escritor más deslumbrante porque es el más brillante)
-         Falsa verdad absoluta (Como es sabido, los niños mienten por naturaleza)
La argumentación se caracteriza por una serie de rasgos lingüísticos. Así, la modalidad oracional predominante es la enunciativa, que sirve principalmente para enunciar la tesis. También son frecuentes los enunciados interrogativos (la interrogación retórica), exclamativos y dubitativos, a través de los cuales el autor muestra su actitud ante el tema tratado. Predominan las oraciones subordinadas, que sirven para supeditar unas ideas a otras, sobre todo causales, consecutivas y condicionales. Los conectores más frecuentes son los que sirven para contraponer ideas o para expresar esas causas y consecuencias (pero, aunque, en cambio, entonces, por tanto, porque, puesto que, ya que…). Son también frecuentes los elementos que sirven para introducir la propia opinión como creo, desde mi punto de vista, entiendo que, etc.