domingo, 14 de abril de 2013

La lírica renacentista en el siglo XVI




                 La lírica renacentista en el siglo XVI se desarrolla en torno a dos grandes períodos:
-          La poesía del primer Renacimiento, durante el reinado de Carlos I (1516-1556), cuyo principal representante es Garcilaso de la Vega.
-          La poesía del segundo Renacimiento, que coincide con el reinado de Felipe II (1556-1598), en la que destaca Fray Luis de León.

            La poesía renacentista tiene fuentes diversas: la literatura popular, los clásicos (como Virgilio, Horacio o Séneca), la biblia o la literatura italiana.

            En la poesía española del siglo XVI se desarrollaron varias corrientes:

-          Lírica culta en versos castellanos: poesía cortesana, leal a la tradición castellana, en la que se cultivaba el octosílabo.
-          Lírica tradicional y romancero: todos los poetas cultivaron la canción tradicional, con composiciones escritas generalmente en coplas reales, coplas castellanas y coplas de pie quebrado, y cuyo tema central era el amor cortés. Los romances se difundieron y recopilaron igualmente.
-          Poesía italianista: en el siglo XVI, el petrarquismo se difundió rápidamente por toda Europa. En España los metros italianos fueron introducidos por Juan Boscán tras una entrevista  con Andrea Navagero, el embajador de Venecia. Boscán pidió consejo a su amigo Garcilaso de la Vega, que fue el que realizó plenamente la revolución poética. A las obras de ambos amigos debemos la introducción del soneto, la canción petrarquista, el terceto encadenado, la octava real y la lira. Esta última debe su nombre en castellano precisamente a la obra de Garcilaso, que fue quien la empleó por primera vez en nuestro idioma en la Oda a la flor de Gnido. Petrarca había creado una poesía en la que la naturaleza y lo bucólico constituían un marco idealizado para expresar el sentimiento amoroso o el gusto por la mitología. El verso utilizado fue el endecasílabo, que se convirtió en el más adecuado (junto al heptasílabo) para los géneros clásicos que se reintrodujeron: la epístola, la égloga, la elegía y la oda.

POESÍA DEL PRIMER RENACIMIENTO: GARCILASO DE LA VEGA

            Nació en Toledo en 1501 en una familia noble. Entró al servicio de Carlos I en 1520. En 1525 se caso con doña Elena de Zúñiga, aunque poco tiempo después conoció a Isabel de Freyre, que fue la inspiradora de sus versos. En 1531 fue confinado en una isla del Danubio y, poco después, desterrado a Nápoles, donde completó su formación humanística y escribió sus poemas más importantes. Murió en 1536.

            La obra de Garcilaso fue breve: una epístola, dos elegías, tres églogas, cinco canciones, treinta y ocho sonetos, además de ocho canciones de tipo tradicional y dos composiciones de estilo latino.

            En la evolución poética de Garcilaso podemos hablar de tres etapas:

-          La influencia de la lírica hispánica, que permiten enlazar su obra con la poesía de los cancioneros.
-          La asimilación del petrarquismo. De Petrarca tomó Garcilaso metros, estrofas, temas e imágenes. Durante su estancia en Nápoles, Garcilaso conoció la influencia de los clásicos, como Virgilio y Horacio.
-          La plenitud. A raíz de la muerte de Isabel de Freyre, Garcilaso compuso poemas de gran belleza, en la que se percibe una total asimilación del clasicismo.

            En los sonetos y canciones Garcilaso combina el estilo petrarquista con la retórica amorosa y los tópicos de los Cancioneros. En las elegías es donde queda manifiesto el influjo de los clásicos.
            Las obras más importantes de este autor son las églogas, composiciones poéticas de tono bucólico en las que dos pastores dialogan acerca de temas amorosos. Garcilaso compuso tres églogas:

-          La Égloga I es la más conocida. Está compuesta en estancias, dividida en dos partes y precedida de una dedicatoria al duque de Alba. En ella Salicio y Nemoroso narran sus amores con Galatea y Elisa, y se quejan por el desdén y la muerte de la amada, respectivamente. Los dos pastores son una representación del autor y las dos amadas representan a Isabel de Freyre.
-          La Égloga II es la primera que compuso, y es la más extensa y la que puede representarse. En ella se relatan los amores desgraciados entre Camila y Albanio, el cual representa al duque de Alba o a su hermano.
-          La Égloga III está escrita en octavas reales. En ella cuatro ninfas bordan sus historias de amor. Las tres primeras tejen los mitos de Orfeo y Eurídice, Apolo y Dafne, y Venus y Adonis. La cuarta borda la historia de la ninfa Elisa.

El tema principal de la obra de Garcilaso es el amor. Otro elemento que incorpora constantemente es la naturaleza, en la que se muestra la tradición bucólica recogida de los clásicos grecolatinos. La lengua poética que utiliza se caracteriza por el equilibrio y la armonía.

LA POESÍA DEL SEGUNDO RENACIMIENTO

            En esta época la poesía sigue el estilo italianizante marcado por Garcilaso. Dos autores son los grandes inspiradores en este momento: el italiano Petrarca y el poeta latino Horacio.
            La poesía petrarquista tuvo como máximo exponente en esta época al sevillano Fernando de Herrera.
            La poesía horaciana tuvo como principal representante a Fray Luis de León. La estrofa predilecta de esta poesía es la lira, que combina endecasílabos y heptasílabos y hace que la poesía tenga una gran agilidad expresiva.
            Además de estas tendencias, destaca la poesía religiosa, que expresa la unión del alma con la divinidad. Su principal representante es San Juan de la Cruz. Es una poesía cargada de símbolos que intentan expresar lo inefable, lo que no se puede expresar con palabras.

            Fray Luis de León (1528-1591) ingresó en el convento agustino de Salamanca, donde se licenció en Teología y de cuya universidad fue profesor. Fue denunciado a la Inquisición por haber traducido al castellano el Cantar de los Cantares. Pasó cuatro años encarcelado en Valladolid.
            Fray Luis escribió tanto en prosa como en verso. Su obra lírica se puede dividir en tres apartados: traducciones sacras o bíblicas, traducciones de clásicos como Horacio o Virgilio, y las poesías originales, que son la parte más interesante de su obra. Este apartado está constituido en su mayor parte por odas, de temas variados, que siguen el modelo de Horacio, de quien toma el tema del Beatus Ille (la alabanza de la vida sencilla y retirada). Algunas de las más conocidas son Oda a la vida retirada y Oda a Salinas.
            El estilo de Fray Luis se caracteriza por su preocupación lingüística, que se refleja en la precisión léxica y semántica y en las observaciones etimológicas. Su estilo es elegante y sencillo, dentro de las normas renacentistas.

            La poesía religiosa se desarrolló extraordinariamente en la época del reinado de Felipe II. Aparecieron versiones “a lo divino” de obras de tema amoroso, en las que se introducían cambios para fomentar la devoción y las enseñanzas morales.
            Al hablar de la poesía religiosa en esta época, debemos considerar la ascética y la mística, que son dos partes de la Teología que afirman que es posible conseguir la unión del alma con Dios antes de la muerte.
            La ascética trata de perfeccionar a las personas mediante una vida de esfuerzo y sacrificio, En esta corriente, las obras más importantes están escritas en prosa y son de autores como Fray Luis de León.
            La mística aspira a la unión del alma con Dios. Este proceso se desarrolla en tres etapas o vías:
-          La vía purgativa, de purificación, es aquella en la que el alma se libera de los lazos terrenales y de las pasiones humanas.
-          La vía iluminativa se produce una vez superada la purgativa y en ella el alma se va aproximando a Dios, siente su presencia, de forma que se ilumina el camino.
-          La vía unitiva es el último estadio y en él se produce la unión plena del alma con Dios, en la que todas las potencias quedan en suspenso.

            Los místicos escriben por lo general en verso. Destacan San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.

            San Juan de la Cruz (1542-1591) profesó en la orden del Carmelo en 1563 y, a partir de 1567, emprendió una reforma que propugnaba una vuelta a la vida en soledad de los ermitaños. Fue encarcelado, pero escapó. Durante esa estancia en prisión escribió sus tres poemas místicos fundamentales, de los cuales el más importante es Cántico espiritual, un poema formado por cuarenta liras en el que dialogan una pastora (la esposa) y un pastor (el esposo), a quien ella busca hasta lograr reunirse con él. El poema es una adaptación del Cantar de los Cantares y va acompañado de un comentario en prosa en el que se explica el proceso de las vías místicas que mencionábamos.
            El estilo de San Juan se caracteriza por la musicalidad y la utilización de la alegoría y el símbolo.

            Santa Teresa de Jesús (1515-1582) fue la impulsora de la reforma del Carmelo y la fundadora de diversos conventos. Escribió obras en prosa y en verso. Sus poemas místicos están escritos en metros cortos, al estilo de la poesía tradicional. En ellos expresa sus experiencias religiosas de forma directa. El poema más célebre de Santa Teresa es una glosa del Vivo sin vivir en mí.

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