martes, 16 de abril de 2013

La renovación del teatro europeo: Chejov, Strindberg, Ibsen





La irrupción del teatro naturalista a finales del siglo XIX supone el primer paso para la renovación de la escena. La obra de algunos dramaturgos escandinavos coincidió con los primeros grupos teatrales independientes y la aparición de los primeros directores escénicos, y todo ello revoluciona el género dramático.
El género teatral es el que evoluciona más lentamente, debido a su doble condición de obra literaria y de espectáculo, lo que implica que los empresarios que costean las representaciones y el público en general suelen ser reacios a cambios y experimentos.
En la segunda mitad del XIX dominaba el drama realista, que había acabado con el exotismo y el historicismo del teatro romántico para implantar la ambientación contemporánea. Ahora bien, su realismo era muy limitado, pues se trataba de piezas moralizantes, que reflejaban un mundo burgués convencional, sin profundizar en las personas ni en los verdaderos problemas de la vida.
El teatro naturalista tratará de reproducir la realidad tal y como es, analizando el comportamiento humano y sus causas personales y sociales, a través del retrato de los personajes en su intimidad. Con ello entran en escena la infelicidad, los bajos instintos y los ambientes de pobreza, lo que causó un gran escándalo.
En este teatro destacan el ruso Antón Chejov y los escandinavos Henrik Ibsen y August Strindberg. Son autores que anticipan la renovación total de la escena que se producirá a principios del siglo XX con la llegada del teatro del compromiso y el teatro del absurdo. 

Henrik Ibsen (1828-1906)

Fue un autor noruego que escribió un teatro conocido como “teatro de las ideas” y es considerado el creador del teatro psicológico. El tema preferido del teatro de Ibsen es el derecho del individuo a su plena realización, frente a las convenciones sociales y morales que coartan su libertad. Sus obras fueron consideradas escandalosas al cuestionar el modelo de familia y la moral que dominaban en su época.

La obra dramática de Henrik Ibsen puede dividirse en tres etapas:

- Una primera etapa romántica que recoge la tradición y el folclore noruegos. En estas obras retrata lo que él consideraba defectos del carácter noruego. Destaca Brand (1866), en el que simbólicamente retrata la falta de solidaridad escandinava frente a la invasión prusiana de Dinamarca; su protagonista, el sacerdote Brand, sacrifica a su mujer y a su hijo por mantener sus principios. Otra obra es Peer Gynt (1868). Mediante su protagonista Peer, un soñador inconsecuente sin fuertes convicciones que deja todo a cargo de su fantasía, caricaturiza el genio noruego.

- Una segunda etapa sería la que se ha llamado de realismo socio-crítico. En esta segunda etapa Ibsen se interesa por los problemas sociales de su tiempo y los convierte en tema de debate, cuestionando los fundamentos de la sociedad burguesa. De esta época son sus dramas más conocidos.
Casa de muñecas supone una denuncia de la situación femenina en la sociedad y en la familia. En ella, una mujer acaba abandonando a su marido y a sus hijos porque se siente tratada como una “muñeca”. Desde sus primeros estrenos, Nora, su protagonista, y su portazo final, se convirtieron en bandera del feminismo. Ibsen plantea en esta obra, con el matrimonio Helmer, la relación entre sexos.  Se estrenó con polémica, ya que algunos sectores vieron en la obra un ataque a los fundamentos que regían la familia.
En El enemigo del pueblo un hombre acaba siendo considerado como tal porque se opone a la sociedad corrupta y materialista que le rodea. Es el drama de un hombre de convicciones, el Doctor Stockmann, quien denuncia que las aguas del balneario, principal fuente de ingresos del pueblo, están contaminadas y son un peligro para la salud. Las fuerzas sociales del pueblo tratan de ocultarlo y queda solo en su denuncia. En un momento dado el Doctor Stockmann se expresa así: “He descubierto que las raíces de nuestra vida moral están completamente podridas, que la base de nuestra sociedad está corrompida por la mentira.” Y cuando al fin queda solo y debe abandonar el pueblo con su familia la obra termina con su juicio: “El hombre más fuerte del mundo es el que está más solo”.

- La tercera etapa de Ibsen es la simbolista, en esta etapa predomina un sentido metafórico. En ella destaca La dama del mar (1888), en la que  se nos presenta la vida de una joven, Ellida Wangel, casada con un médico mayor que ella, y las dos hijas del primer matrimonio de este. Un día regresa al lugar el antiguo prometido de Ellida, un  marinero prófugo de la justicia. La mujer se debate entre un futuro tranquilo y apacible representado por su marido y la aventura de escapar con el marinero. El Doctor Wangel consciente de la situación deja a Ellida tomar una decisión libremente, y ella opta por seguir junto a él.

Anton Chejov (1860-1904)

La carrera como dramaturgo del ruso Anton Chejov está ligada al Teatro de Arte de Moscú, que estrenó sus principales piezas. Además, fue un maestro del relato corto.
Se acercó a la escritura casi por casualidad. De familia humilde, empezó a mandar relatos a un periódico donde trabajaba su hermano para financiar sus estudios. Su profesión de médico le permitió conocer la miseria de la gente. El éxito de sus obras le llevó a dedicarse exclusivamente a la literatura. Murió, aún joven, de tuberculosis.
La grandeza de su obra, que refleja el reinado de Alejandro III y Nicolás II, reside en la pintura de la vida cotidiana de hombres vulgares sujetos a un destino mediocre. Su lenguaje es simple, escueto y reservado. El humor está casi siempre presente.
Sus principales obras son La gaviota (1895), Tio Vania (1899) y El jardín de los cerezos (1904).

La gaviota. Cuenta la historia de Nina, una atractiva aspirante a actriz que es seducida y luego abandonada por Trigorin, escritor de gran éxito pero infeliz. También muestra el conflicto entre Arkadina (actriz madura y superficial) y su hijo Treplev, quien quiere instaurar nuevas formas de representación teatral, y que acaba suicidándose tras no conseguir el éxito deseado. La aparición en la obra de una gaviota muerta representa el vacío de la vida. 

Tío Vania. La acción se desarrolla en la casa de campo de una familia aristocrática. El conflicto se dispara con la llegada de un pedante profesor y su joven mujer. La aparición de la bella esposa provoca la angustia entre los rutinarios habitantes de la finca, pues toman conciencia de sus miserias personales. Vania se percata del vacío de su vida y dispara contra el profesor pero no da en el blanco. Vania se reconcilia con el profesor y este se marcha con su mujer. Finalmente, nada ha cambiado.

El jardín de los cerezos. La historia se centra en un grupo de terratenientes, representantes de la antigua aristocracia, que pierden sus propiedades en manos de una nueva clase enérgica y abocada al trabajo. Lopajin es un empresario que representa esta nueva clase. Demuestra su espíritu utilitario cuando manda arrancar el jardín y lo vende al mejor postor. La propietaria y su hermano no saben negociar con el dinero y no quieren aceptar la realidad. Simbolizan la decadencia de la aristocracia. El propio jardín representa la vieja Rusia noble a punto de desaparecer.


August Strindberg (1849-1912)

El sueco August Strindberg (1849-1912) tuvo una agitada vida, de infancia pobre y con varias caídas en la demencia. Narrador destacado, fue el introductor del naturalismo en su país con su novela El cuarto rojo (1879).
Sus piezas dramáticas, breves y densas, suelen centrarse en feroces choques de caracteres, generalmente hombre y mujer, en los que se despliega la crueldad humana y el poder de las imposiciones sociales. Destacan: El padre (1888), La más fuerte (1891) y, sobre todo, La señorita Julia (1888), cuya protagonista acaba suicidándose por culpa de una frívola aventura amorosa.
Suele dividirse su producción en dos grandes etapas, la naturalista y la expresionista, que están separadas cronológicamente por un período entre 1894 y 1896 que ocupa la estancia de Strindberg en París y su enfermedad mental. Entre las obras importantes de lo que se conoce como su primera etapa, o etapa naturalista, destacan El padre (1887), una tragedia doméstica en la que se desarrolla el tema de la crueldad propia del matrimonio; La más fuerte (1889), pieza en un acto que presenta a dos mujeres, una de las cuales escucha en silencio las compulsivas confesiones de la otra; y La señorita Julia (1889), considerada como la obra maestra de Strindberg, que narra el violento encuentro sexual entre un criado ambicioso y la neurótica hija de un conde. En esta pieza convergen los antiguos rencores de la infancia, su inadaptación a la vida y el disgusto hacia una sociedad que le llevó en dos ocasiones al borde del suicidio, además de su necesidad de rebelión y destrucción. En La señorita Julia presenta un perfil negativo sobre el mundo femenino, y especialmente sobre la denominada nueva mujer, ambiciosa y literaria, que se ve reflejada en el texto en la crudeza con que los hechos se presentan y en la intensidad con que el autor desciende al fondo de las almas, extrayendo los impulsos del instinto y dejando a un lado cualquier justificación de origen pseudocientífico sobre las leyes hereditarias y la educación. La lucha de clases y el poder están muy presentes en la obra. Julia ejerce poder sobre Juan, porque es de una clase social más alta, pero Juan tiene el poder sobre ella, porque es un hombre. El conde ejerce el poder sobre ambos personajes porque es noble, es el patrón de Juan y el padre de la señorita Julia.

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