El barroco es el estilo artístico que se desarrolló entre el
renacimiento y el principio del neoclasicismo. En Hispanoamérica se realizó de
acuerdo con circunstancias propias. La variedad de materiales de cada región le
dio un carácter local.
La
prosa hispanoamericana del barroco apenas tiene presencia en la Península.
Existía cierta prohibición sobre las novelas que impidió que se publicaran en
la colonia. De esta manera, lo único parecido a la novela serían cierto tipo de
“reportajes” o crónicas sobre sucedidos ajenos o propios.
Los
principales autores fueron:
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Juan Rodríguez
Freile (Santa Fe de Bogotá, 1566-1639) fue un soldado y cronista
colombiano. A los sesenta años escribió “Conquista
y descubrimiento del Nuevo reino de Granada y fundación de Santa Fe de Bogotá”.
Esta obra, conocida por “El Carnero”,
constituyó la primera crónica anecdótica sobre la vida colonial del Nuevo Reino
de Granada y permaneció inédita hasta 1859. Es una compilación de una colección
de sucesos, generalmente sangrientos y picantes, donde se reflejan las
costumbres de Santa Fe. El libro se divide en 21 capítulos y dos anexos y tuvo
un gran éxito.
-
Francisco Núñez
de Pineda y Bascuñana (Chillán, 1607-1682) fue un escritor y militar chileno. En la batalla de
Cangrejeras (1629) fue hecho prisionero por los araucanos y vivió un largo
cautiverio hasta que fue rescatado. En 1637 escribió “Cautiverio feliz y razón de las guerras dilatadas de Chile”
(publicado en 1863), en el que narra la vida y costumbres de los araucanos y
denuncia los abusos cometidos con ellos, además de hacer una reflexión sobre
las causas de las guerras con los indios. Núñez de Pineda mezcla hechos
históricos con una trama argumental. El estilo se considera algo engolado y
sentimental, casi más prerromántico que barroco, lo que contribuyó a su
popularidad.
-
Carlos Sigüenza
y Góngora (México, 1645-1700) fue un escritor mexicano, figura
representativa del barroco y de la época colonial. Era sobrino del poeta Luis
de Góngora y Argote. Concurrió asiduamente a certámenes literarios y poseía
amplios conocimientos científicos e históricos. Se le considera precursor del
periodismo mexicano y uno de los primeros cultivadores del género narrativo con
la “Relación de los infortunios de Alonso
Ramírez” (1690), contados por el personaje así llamado por el autor.
Sigüenza anotó y publicó las andanzas de aquel aventurero que le contó cómo se
trasladó a mares de Filipinas y fue prisionero de corsarios ingleses, con otras
peligrosas aventuras. Es un reportaje que tiene algo de novela y sirve de
modelo y referencia a muchas de ellas.
-
Francisco Bramón
(muerto en 1664) fue un escritor mexicano. Se le conoce como autor de una
novela pastoril a lo divino titulada “Los
sirgueros (jilgueros) de la Virgen sin original pecado” (1622). Es una obra
miscelánea donde se hace una apología del misterio de la Inmaculada Concepción,
y que incluye diálogos de estilo platónico, discursos teológicos, composiciones
líricas, una pieza teatral y alusiones múltiples a la realidad coetánea
(actividades religiosas, artísticas y universitarias de México).
-
Juan de Espinosa
Medrano (Cuzco, 1629-1688) fue un escritor peruano, llamado el Lunajero por los lunares de su cara. Su
producción en castellano es exponente del barroco literario colonial. “La novena maravilla”, publicada en
1695, es una recopilación de treinta sermones en prosa culterana. La lectura de
unos escritos antigongorinos del portugués Manuel de Faria y Souza le llevó a
componer un “Apologético a favor de don
Luis de Góngora” (1662), obra notable por la comprensión que revela el
autor de los valores estilísticos de la poesía del cordobés.
Por
otra parte, debemos destacar la originalidad del barroco hispanoamericano. La
conquista y la colonización habían terminado. La metrópoli pide a las nuevas
tierras su plata y su oro, que contribuyen a fijar la relación entre España y
las colonias. Esta centralización directiva no llega a establecer una unidad y
una comunicación mutua entre las tierras americanas. México es el área de mayor
cultura e importancia, aunque la plata de Potosí consolida también la
importancia de esa zona, con un ámbito administrativo que llega hasta el
Atlántico sur.
Hay
un largo período de estancamiento social y económico en México, que entra en
crisis en el siglo XVII, para dar paso a una mejor administración en el siglo
XVIII, cuando ya reinan los Borbones. Este período de quietud resulta propicio
para los poetas.
En
el barroco, la poesía hispanoamericana tiene una gran vitalidad propia, aunque
resulte decisivo el impacto de Góngora y Quevedo.
El
sentir de crisis histórica no llega a tener tanta importancia y presencia
consciente en Hispanoamérica como en
España, telón de fondo de las obras poéticas.
En
general, el barroco poético hispanoamericano es de circunstancias y de salón.
Es un juego ocasional de ingenio, a veces de encargo, a veces por asombrar y
presumir, con una preferencia por los alardes de habilidad técnica (aparecen
metros extraños, jeroglíficos, versos en eco,…). A este nivel, muchas veces se
hace difícil distinguir las dos vertientes de la poesía barroca hispánica: el
enfrentamiento simétrico y paradójico de ideas y palabras (conceptismo) y el
chisporroteo de colores puros y de visiones fugaces y extremas sobre una
penumbra hermética y pomposa (culteranismo).
Góngora
y el culteranismo adquieren la primacía del prestigio en la colonia.
Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza (México o Taxco, 1581- Madrid, 1639)
Este
dramaturgo de familia noble castellana, inició sus estudios en México en 1592 y
los continuó en España, a partir de 1600. Se graduó en Cánones y Leyes por la
Universidad de Salamanca. Ejerció la abogacía en Sevilla entre 1604 y 1606.
Regresó a México en 1608 y ya en 1614 se instaló definitivamente en Madrid. Un
yerno del Conde-Duque de Olivares lo protegió y lo hizo relator del Consejo de
Indias en 1625.
Debemos
señalar a propósito de este autor que como cualquier dramaturgo estaría
condicionado por el lugar donde escribía y estrenaba sus obras y por ello no se
le sitúa sin más como una figura del teatro en Hispanoamérica. Pero en Madrid
se tenía conciencia de que venía de la otra orilla.
Ruiz
de Alarcón tuvo que afrontar un conflicto en el ambiente teatral madrileño.
Llegaba de México, era pretendiente a magistrado en España con una sólida
carrera judicial. Además, tenía una deformidad física.
Su
producción dramática consta de veinte comedias que él mismo editó en dos
volúmenes. El primero (1628) contiene ocho piezas. El segundo, de 1634, abarca
las doce restantes. Este número, relativamente escaso, responde a que tuvo poco
éxito popular, además de que no necesitó buscarlo para vivir.
El
teatro de Ruiz de Alarcón va contra la corriente general y no siempre fue bien
acogido por el público. Se caracteriza por la intención pedagógica y
moralizadora. Como corresponde al barroco, el mundo se presenta como un lugar
hostil y engañoso, donde prevalece la apariencia frente a la virtud y la
verdad. Su sistema de valores moralista (el hombre bueno y justo triunfa sobre
el mentiroso, aunque es este el que queda como más simpático) hace de Alarcón
un caso singular en el teatro de su momento. Ejemplifica con alguno de sus
personajes que representan vicios y virtudes. Su teatro se caracteriza también
por el análisis e introspección psicológica de los caracteres que crea, ya que
sus personajes tienen identidades muy bien definidas, y por el estilo mesurado,
cuidado y sobrio.
Cultivó
la comedia de enredo, heroica, religiosa, dramática y de carácter, entre las
que figuran algunas de sus mejores creaciones. Se suele dividir su producción
en dos grandes grupos: la comedia histórica, centrada especialmente en la
reconquista, y las comedias moralizadoras, que son las más conocidas. Entre
todas ellas podemos destacar las siguientes:
La
verdad sospechosa se basa en el tipo del mentiroso que se enreda en sus
propios embustes hasta no ser creído cuando dice la verdad, y hasta encontrarse
con que por error tiene que casarse con quien no quiere. El castigo, aplicado
por su padre, llega a ser excesivo. Hay desmesura en la pena porque la mentira asume
a veces carácter artístico, por el placer de quedar bien en una conversación.
Se considera una de las comedias clave del teatro barroco.
Los
pechos privilegiados presenta como temas la justicia cortesana y la ley
natural. Dramatiza el caso de un ama de cría que, por haber sabido reivindicar
el honor del que había sido su “hijo de leche”, logra del rey para ella y sus
sucesoras en el cargo exención tributaria. Se conoce también con el título de Nunca mucho costó poco.
El
tejedor de Segovia es un drama prerromántico, con aventuras escénicas
capaces de poner a un lector actual en igual suspensión que una novela de
aventuras. La intención de la obra es presentar la necesidad de mejorar un buen
gobierno.
El Anticristo
es una mezcla de ideas valiosas y de rarezas. Es un Anticristo seudo-Mesías
entre los judíos. Compuesta entre 1623 y 1625, presenta con una correcta
versificación una serie de horrendos crímenes cometidos por este ser infernal
que es descendiente de Judas Iscariote.
Podemos
citar otras obras de Ruiz de Alarcón como la comedia de enredo Los
empeños de un engaño en que se censuran algunas conductas sociales, la
heroica Ganar amigos (conocida también como Lo que mucho vale mucho cuesta o también como Quien priva aconseje bien), la dramática Quien mal anda mal acaba
de gran perfección formal, una comedia contra la maledicencia (y que constituye
un alegato personal como réplica a los que lo zahirieron) como es Las
paredes oyen en que se presenta el amor no correspondido, o la comedia
contra la ingratitud La prueba de las promesas, basada en
un cuento de El Conde Lucanor.
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