viernes, 27 de marzo de 2015

La generación del 98



(Apuntes para 4º de ESO)

            Este grupo toma su nombre como alusión a la fecha de la pérdida de las últimas colonias españolas en ultramar. Es un movimiento puramente español formado por jóvenes escritores que desean la renovación estética de la literatura y la regeneración socio-cultural del país. A partir del desastre colonial surge la conciencia de la pobreza, la miseria, la injusticia social. Y con ello la urgente necesidad de un cambio en la estructura del poder, pues la Restauración no satisfacía a nadie.
            Ante esta situación, un grupo de escritores (Baroja, Azorín y Maeztu), que firmaban con el seudónimo de Los tres, publican en 1901 un manifiesto en el que denuncian la realidad del país, la desorientación de la juventud, la falta de valores… Pero este grupo dura poco. No encuentran la acogida que esperaban y el sentimiento de impotencia les hace abandonar. El fracaso les lleva al idealismo y a posturas políticas cada vez más conservadoras. El problema de España continúa preocupándoles, pero ahora su interés se centra en la renovación espiritual del país. Se sienten atraídos por descubrir el alma nacional, la esencia del país. Se produce así la interiorización del problema de España, la proclamación de lo castizo y un subjetivismo que, unido a las corrientes filosóficas en boga (existencialistas, vitalistas…), originan una respuesta personal.

            Debemos recordar que en la actualidad no se acepta de forma unánime la Generación del 98 como una corriente literaria diferenciada del Modernismo y, por otra parte, la crítica no está completamente de acuerdo en los escritores que la forman. A este respecto, Pedro Salinas aplicó al 98 los criterios que estableció Petersen para poder hablar de “generación literaria”:
-         Nacimiento en años poco distantes: once años separan al más viejo, Unamuno, y al más joven, Machado.
-         Formación intelectual semejante: la mayoría son autodidactas.
-         Relaciones personales: Baroja, Azorín y Maeztu establecieron contactos tempranos con Unamuno y Valle Inclán.
-         Participación en actos colectivos propios: visita a la tumba de Larra, protesta por la concesión del premio Nobel a Echegaray en 1905 (para ellos simbolizaba la España pasada).
-         Un acontecimiento generacional que aúna sus voluntades: fue el desastre del 98, fecha que les ha dado nombre.
-         Presencia de un “guía”: podemos considerar guías del grupo a Nietzsche y a Schopenhauer.
-         Un lenguaje generacional distinto al de la generación anterior.
-         Anquilosamiento de la generación anterior: Ya no aportan nada decisivo Pereda, Valera, Galdós o Pardo Bazán y Clarín.

            En cuanto a las características principales de este grupo podemos señalar las siguientes:
-         Adquieren relieve las preocupaciones existenciales y religiosas, interrogantes sobre el sentido de la vida, el destino del hombre, la existencia de Dios, etc. Esto ha hecho que se les haya considerado precursores del existencialismo. Las distintas actitudes ante estos temas difieren entre unos autores y otros: angustia y obsesión por el deseo de inmortalidad en Unamuno, preocupación por la caducidad de lo terrenal en Azorín o incredulidad religiosa en Baroja.
-         El tema de España se enfocará de forma subjetiva e individualista, pero todos tienen la misma intención: descubrir el alma de España por medio de:
·        El paisaje se sublima y se convierte en el símbolo del alma española. Su descripción es poética y expresa la emoción que siente quien lo contempla.
·        La historia, pero no la de los grandes acontecimientos bélicos o poéticos, sino la del hombre anónimo, la intrahistoria.
·        La literatura, volviendo a autores medievales como Berceo, Rojas o Manrique, y a los clásicos olvidados, como Góngora o Gracián, en busca del idioma. Muestran especial interés por el Quijote, obra en la que ven reflejadas las conductas de los españoles.
-         El amor a España se une a un deseo de europeización, muy vivo en su juventud. Ser europeo es estar abierto a las corrientes modernas del pensamiento y vivir en un espacio ancho y sin fronteras. Pero el amor a España les lleva también a profundizar en el conocimiento de lo español.

            Con respecto al estilo, es característico de la generación del 98 el rechazo de la expresión retoricista y grandilocuente y la defensa de la sencillez y la claridad, pero sin perder fuerza expresiva.
            Tienden a la precisión léxica, a la elección de la palabra justa, precisa para el momento y el concepto adecuado, buscando a veces vocablos que resulten extraños por su sabor local o arcaizante (palabras tradicionales y terruñeras).
            Es un léxico impregnado de valoraciones subjetivas que desvelan sus sentimientos íntimos. En cuanto a la sintaxis, evitan las oraciones excesivamente complejas por esa tendencia a la sencillez; abundan las simples o, en todo caso, la yuxtaposición.
            Se produce una importante innovación en los géneros literarios: en el 98 se configura el ensayo moderno; se renueva profundamente la novela; el teatro, sin embargo, no conseguirá cambiar como los demás géneros. 

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