(Artículo publicado en la revista Azaraque, nº 3, de junio de 2013, pág. 91)
El conocimiento del cerebro y su
funcionamiento ha costado al hombre más de tres mil años solo para saber que se
compone de redes neuronales y que es algo más que una masa que regula la
temperatura corporal. Durante este tiempo, numerosas teorías se han visto
fortalecidas y otras solo han reflejado disparates propios de la época en que
fueron establecidas. Entre estas, una de las resoluciones que quizás más puedan
alegrar a algunas mujeres es la de la inferioridad femenina establecida por
Bischoff.
Theodor
von Bischoff (Hanover, 1807- Munich, 1882) fue un fisiólogo alemán experto en
Anatomía de la Universidad de Heidelberg. A finales del siglo XIX Bischoff
investigaba el cerebro y las diferencias existentes entre el masculino y el
femenino. Tras varios años de acumular datos observó que el peso medio del
cerebro del hombre era de 1350 gramos, mientras que el promedio para las
mujeres era de 1250 gramos. Durante toda su vida se basó en este hecho para
presentar a la mujer como un ser de menores capacidades intelectuales que el
hombre, y defendió esta tesis hasta la muerte. Bischoff estipuló en su
testamento que su cerebro fuese donado a la ciencia y el peso del mismo
incluido en la estadística. La balanza marcó 1245 gramos.
Lamentablemente
otras teorías erróneas siguen gozando de gran popularidad, a pesar de que la
ciencia las considera meras anécdotas. Así por ejemplo, la teoría del trauma
postulada por Freud (y que refutó él mismo al descubrir que los eventos
relatados por sus pacientes como traumáticos no les habían sucedido realmente),
la frenología de Gall que aseguraba que las formas craneales determinaban el
carácter de la gente, la teoría del hemisferio dominante (los hemisferios
cerebrales no son independientes y ninguno de ellos domina al otro), o una de
las falacias más lucrativas de la pseudociencia: la programación
neurolingüística. Según esta teoría, a través de los movimientos oculares se
puede descifrar fácilmente el pensamiento de la gente. Sus autores, Bandler y
Grinder, desacreditaron ellos mismos esa teoría al separarse y emprender
acciones legales uno contra el otro, y ya a finales del siglo XX la PNL se
enseñaba en las universidades de Estados Unidos para ejemplificar cómo se
construye una pseudociencia.
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