Si Lope de Vega representa el
inicio y la creación del teatro nacional del siglo XVII, Pedro Calderón de la
Barca supone la culminación de ese teatro.
Fue
un autor casi exclusivamente teatral, con una producción considerable. No rompe
con el modelo propuesto por Lope, sino que su obra supone una perfección dentro
de ese modelo. En la comedia de Calderón aparece el rechazo a las unidades
clásicas de acción, tiempo y espacio; hay una gran riqueza en la creación de
situaciones dramáticas, variedad y pluralidad de temas (históricos,
legendarios, bíblicos, mitológicos, novelescos, costumbristas…), presencia de
ambientes populares y folclóricos, y una
absoluta “españolización” de los temas, aunque con anacronismos, falsedades
históricas o convencionalismos. Pero Calderón es un autor plenamente barroco,
lo que se manifiesta especialmente en el lenguaje, la estructuración de la obra
y las reflexiones ideológicas.
Calderón
utiliza la acumulación de artificios estilísticos, con un lenguaje culterano y
conceptual. Intensifica los recursos de dramaturgos anteriores, multiplicando o
exagerando los rasgos, o reduciendo y concentrando los episodios y los
personajes. Hay en Calderón una elaboración de la estructura de la obra más
estudiada y cuidada. Aporta una comedia en la que la intención ideológica y
doctrinal predomina sobre la acción y las pasiones, al mismo tiempo que los
personajes se estilizan hasta adquirir caracteres simbólicos.
La
producción teatral de Calderón se puede agrupar en tres grandes apartados:
dramas, comedias y autos sacramentales:
Dramas
-
Dramas de honor:
A este grupo pertenecen A secreto
agravio, secreta venganza y El médico
de su honra. Son dramas trágicos que representan la expresión del honor
conyugal. En ellas se plantea la tiranía social del honor, con esposas
asesinadas por sus maridos sin que ninguna de ellas haya cometido realmente el
pecado del adulterio.
-
Dramas trágicos:
destaca El alcalde de Zalamea, que cuenta
cómo la hija del alcalde es violada por un capitán, y el problema de honor que
se plantea.
-
Dramas
religiosos: en ellos se plantea el problema de la salvación eterna, el
modelo del caballero cristiano, la fidelidad a la patria y a la religión.
-
Dramas de
libertad y destino: el más importante es La vida es sueño. Basilio, rey de Polonia, encierra a su hijo
Segismundo para evitar que se cumpla el augurio que dice que lo derrocará. Un
día el rey decide comprobar esas profecías y traslada a su hijo a palacio.
Segismundo se enfrenta con los que lo han tenido encerrado en la torre y
Basilio decide volverlo a su encierro. El pueblo se rebela y Segismundo, ya
libre, perdona a su padre.
Comedias
Forman
el grupo más numeroso de la producción dramática de Calderón. Las más
importantes son las que se denominan “de
capa y espada”. Son muy variadas en su trama, pero idénticas en su
estructura. En ellas aparece un caballero noble y valiente, rendido a una dama.
Ella es soltera, huérfana de madre y sometida a un padre, hermano o tutor.
Aparecen en ellas el gracioso y una criada de la dama. El amor es la pasión que
lo domina todo. Entre los personajes se crean equívocos y rivalidades. Entre
estas comedias encontramos Casa con dos
puertas, mala es de guardar y La dama
duende.
Autos sacramentales
Calderón
escribió unos setenta autos y llevó a la plenitud a este género. Los tres
grandes protagonistas de sus autos son el hombre, Dios y el diablo. La obra más
importante en este grupo es El gran
teatro del mundo, en la que compara el mundo con una obra de teatro cuyo
autor es Dios y cuyo actor principal es el hombre.
Es
muy importante destacar en Calderón el tema
del honor, ya que supone un cambio conceptual y de intencionalidad con
respecto al tratamiento que de este tema había en dramaturgos anteriores. El
honor se equiparaba a la vida y, aunque se puede ganar por actos propios, su
permanencia depende de los demás. Es un bien personal, que pertenece a cada
uno, pero a la vez es un bien comunitario. La honra perdida suele repararse con
la venganza, una venganza lícita que acaba
con la muerte del agresor o de la persona causante de la deshonra.
En
las obras de Calderón aparece un honor
vertical, inmanente, adquirido en virtud del nacimiento o de méritos
extraordinarios, y un honor horizontal,
que descansa en la opinión que los demás tienen sobre la persona, y que se
logra o se pierde en relación a las propias obras. El vertical es un honor
fundamentado en una sociedad estratificada. Las clases altas tienen honor por
sí mismas e irradian ese honor a los estratos siguientes. El honor horizontal procede
de la dignidad que posee cada uno, es más firme y acaba triunfando.
Hubo
una Escuela de Calderón, de dramaturgos
que imitaron el estilo del autor, en la que destacan Francisco Rojas Zorrilla,
con Entre bobos anda el juego, y
Agustín Moreto, que escribió El lindo don
Diego.
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