martes, 3 de junio de 2014

Lenguaje y comunicación



Comunicación y formas de lenguaje

Por el hecho de vivir en comunidad, el hombre se comunica y relaciona con los seres y objetos que le rodean. Los procedimientos de comunicación son múltiples y nuestros sentidos captan las informaciones que les son suministradas. En la vida cotidiana, el hombre pasa gran parte del tiempo emitiendo y recibiendo mensajes: miradas, gestos, señales de tráfico, obras teatrales, sirenas o los medios de comunicación (prensa, radio, televisión, publicidad, etc.) son actos de relación comunicativa en los que el lenguaje juega un importante papel como instrumento. Desde el llanto de un niño a la sinfonía más perfecta y acabada, desde el saludo desemantizado de un "Hola", o un "Buenos días", al más complejo ensayo filosófico, las posibilidades de comunicación varían en cantidad y grado. Son diferentes niveles que cumplen distintos objetivos, aunque todo ello es comunicación y lenguaje.
La teoría de la comunicación surgió de las investigaciones realizadas por los ingeniero Claude Elwood Shannon y Warren Weaver, al tratar de reducir el coste, en condiciones económicas óptimas, de un mensaje telefónico; estos trabajos interesaron rápidamente a otros investigadores y fueron aplicados a intentos de querer preconizar la información en radio, televisión, máquinas de traducir y cibernética.
Pero ahora nos interesa señalar qué es la comunicación en función del lenguaje y dentro del proceso comunicativo emisor—receptor.
La comunicación, en su sentido más amplio, es la transferencia de información o el contacto entre dos unidades que se relacionan. Visto así, la información es una parte de la comunicación que añade a todo proceso relacionante un sema informativo: el mensaje. Mensaje es una sustancia que ha recibido cierta forma. Una forma traducida en vibraciones acústicas (mensaje hablado), impulsos eléctricos (mensaje telefónico), formas visuales gráficas (mensaje escrito)...
Este mensaje comparte un emisor y un receptor, una codificación y una decodificación, un canal y un medio en el que se apoya para su transmisión. El hombre ha superado grandes distancias espaciales y temporales gracias a los medios de comunicación (radio, prensa, televisión, libro, cómic, etc.).
A partir de 1950 puede hablarse ya de una ciencia de la comunicación y de la información, que en muchos casos se apoyó en la matemática y en la lingüística para su desarrollo; la investigación en los diferentes "mass media" dieron como resultado la preocupación por una doctrina científica sobre la comunicación y una ciencia autónoma. Algo semejante a lo que ocurrió a la lingüística ante la aparición de Saussure y Bloomfied.

El proceso de la comunicación

Que dos personas se comuniquen o hablen nos parece un hecho tan evidente que no se reflexiona sobre su complicado proceso. Para una explicación elemental puede partirse del siguiente esquema:


Dos elementos actúan y están implicados en tal proceso.
Para que el emisor declare algo al receptor se exige un impulso o estímulo extralingüístico, una realidad -referente–, que debe ser conformada lingüísticamente, acerca de la cual el emisor puede enviar un mensaje al receptor, de acuerdo con las categorías de configuración de esa lengua.
La realidad, amorfa, se va estructurando y del continuum, indeterminado e indefinido, surgen unas categorías de contenido —semas, sememas, oraciones y discursos— que, apoyadas en las unidades de expresión —fonemas, prosodemas, monemas y lexías—, determinan el funcionamiento de un sistema de lengua doblemente articulado. Tanto el emisor como el receptor presuponen común familiaridad con un código, realizable a través de elementos discretos. De este modo, el continuum, la realidad amorfa, se va estructurando de acuerdo con cada sistema lingüístico, que previamente está codificado en el cerebro del hablante.
Son muy variadas las corrientes científicas que investigan en torno al proceso de la comunicación pese a que todos ellos parecen confluir en un criterio unificador.
El proceso de la comunicación debe estudiarse a partir de diversos diagramas establecidos por varios estudiosos como Lasswell, Nixon y Mac—Lean, entre otros. El profesor Lasswell sintetiza el proceso de comunicación en esta fórmula:

Quién dice qué / en qué canal / a quién / con qué efectos

La comunicación, así entendida, es el resultado de una relación entre un sujeto activo y otro pasivo. El sujeto activo (quién) dice un mensaje (qué) a través de un medio (qué canal) al sujeto pasivo (a quién) con unas consecuencias (qué efectos). Todos los estudios de comunicación actual giran en torno a una o varias de estas preguntas del diagrama de Lasswell, modificado por Nixon, que son el punto de partida para una comprensión científica de la transmisión de mensajes, no sólo en lingüística o semiología, sino también en los medios de comunicación de masas, como la prensa, la radio, la televisión, el cine y la publicidad.
En todos ellos, hay un sistema constante e insustituible, mediatizador de la codificación a través de los demás medios y principal transmisor de contenidos semánticos. El sistema verbal o lingüístico, pese al fuerte desarrollo de los sistemas visuales o icónicos, potenciados por la televisión y el cine, sigue siendo el código por excelencia dentro de la comunicación humana.

Diagramas de lenguajes y procesos de comunicación



Semiología o semiótica

Dos lingüistas, casi a un mismo tiempo, han acuñado estos términos para referirse a una ciencia nueva, independiente de otras disciplinas y con campo de estudio propio y autónomo.
La semiología fue concebida por Saussure en Ginebra, en 1908, como «la ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social», haciéndola depender de la psicología general y siendo su rama más importante la lingüística. De este modo, el estudio del lenguaje se independiza de la filosofía y de la historia para pasar a integrarse en la ciencia que estudia los sistemas de comunicación. Por su parte, Peirce concibe una teoría general de los signos bajo el nombre de semiótica, aunque dándole un enfoque más logicista que sociológico, lo que ha hecho que muchos autores lo utilicen con un valor conceptual diferente. Pese a que Saussure acentúa más el carácter social del signo y Peirce se detiene más en su función lógica, los dos aspectos de estudio e investigación están en estrecha correlación por lo que semiología y semiótica pueden considerarse como una misma disciplina. Un campo común de estudio, con un repertorio de temas y métodos aún no unificados, pero que tiene un objetivo concreto, que son los sistemas de comunicación.
La semiología tiene importancia dentro del análisis teórico de los medios de comunicación social. Interesa más el funcionamiento de los signos, su agrupación o no agrupación en diferentes sistemas, que el origen o formación de los mismos. La semiología es ciencia sincrónica por antonomasia y tiene como criatura privilegiada a la Lingüística, pese a que algún autor haya invertido los términos, como Roland BARTHES, —dada la importancia del desarrollo lingüístico—, considerando la semiología como una parte de aquella. Ello es debido a que los estudios de semiología y semiótica apenas han tenido un desarrollo científico, comparados con otras disciplinas o ramas del saber. Si el lenguaje verbal tiene un campo de estudio más amplio es como consecuencia de un desarrollo histórico, pero no cabe duda de que el sistema lingüístico está dentro del proceso general de las ciencias semiológicas.
Desde principios del siglo XX, las investigaciones en este campo se multiplicaron y son dignas de mención la Escuela Práctica de Altos estudios de París, el Centro de investigaciones sociales de Buenos Aires y, sobre todo, la corriente americana de la mass communications y de investigaciones en torno a códigos semióticos, los cuales tuvieron gran repercusión en Europa y América del Sur.
Muchos principios que los lingüistas han observado en el estudio de los sistemas de signos verbales son válidos para otros códigos, por lo que inciden más bien en la semiología que en la lingüística. Las figuras más importantes en el campo semiológico son: Eric BUYSSENS con su trabajo Les Langues et le discours, publicado en 1943; Roland BARTHES con Eléments de sémiologie, aparecido en 1964 y los trabajos de Louis J. PRIETO: Principes de noologie y Messages et signaux.
Para Buyssens el objeto de la semiología es la comunicación y su unidad mínima el signo, al que Prieto predomina señal. Para Barthes la unidad semiológica no sólo es comunicación en sí, sino la significación en su más amplio sentido, por lo que sabe introducir manifestaciones como el gusto o la moda. El punto de partida de Prieto se encuentra en lo que él denomina «acto sémico», definiendo la semiología como la ciencia que estudia los principios generales que rigen el funcionamiento de los sistemas de signos o códigos y que establece la tipología de éstos.

Sistemas de comunicación y signos

Noción general del signo

Tanto en la vida cotidiana como en los estudios científicos, el hombre utiliza distintas unidades (estímulos, señales, símbolos, números) capaces de transmitir contenidos significativos. Vivimos rodeados de signos naturales y artificiales que, de modo permanente, emiten mensajes a los individuos. Pero lo que denominamos signo es algo muy complejo y abarca fenómenos heterogéneos, que tienen algo en común: ser portadores de una información o de un valor significativo. Si prescindimos de sus peculiaridades podremos llegar a una definición general y básica del signo, pese a la sorprendente ambigüedad del término, tanto en el lenguaje ordinario, como en los estudios del arte de la comunicación.
«El signo —dice Reznikov— funciona como vehículo de un significado, como soporte de una información con respecto a un objeto determinado». Esta relación entre signo y objeto o idea designada se muestra relativamente constante, aunque pueda ser completamente arbitraria o inmotivada. El signo es un objeto (fenómeno o acción) material percibido sensorialmente, que interviene en los procesos cognoscitivos y comunicativos, representando o constituyendo a otro objeto (u objetos) y se utiliza para percibir, conservar, transformar y retransmitir una información al objeto representado o sustituido. El signo es siempre un algo material, aunque se refleje en el cerebro bajo una forma sensible inmaterial. Su carácter material es primario mientras que su imagen es siempre secundaria.
El hombre, al establecer comunicación o información a través del lenguaje oral o escrito, a través de señales artificiales como el semáforo, el cartel, la radiodifusión o el cine, está empleando signos, del mismo modo que se utilizan los signos cuando gesticulamos, nos vestimos a la moda o creamos formas en arquitectura o escultura.
El pensamiento humano no se puede formalizar sin objetivarse en signos. Todo intento de querer formalizar un pensamiento sin empleo de signos es una tarea imposible. El signo es, pues, el elemento mediatizador entre la realidad y el hombre, entre el hombre y los otros hombres; es el instrumento capaz de una cultura y una civilización. De ahí que un semiólogo del rigor metodológico de Umberto Eco llegue a formular estas dos hipótesis de trabajo:
-         Toda cultura se ha de estudiar como fenómeno de comunicación
-         Todos los aspectos de una cultura pueden ser estudiados como contenidos de la comunicación.
Todos los sistemas sígnicos creados por el hombre desempeñan un papel muy  importante en la historia de la cultura y en la civilización de los pueblos. Y es a través de un número relativamente limitado de signos como se puede expresar una infinita cantidad —prácticamente ilimitada— de objetos, ideas, propiedades, características, situaciones y relaciones. De este modo, con la combinación de menos de medio centenar de fonemas se pueden establecer los códigos de casi todos los sistemas de signos lingüísticos. De ahí que en la formación de los diferentes códigos tenga tanta importancia el costo, su rendimiento y economía. Un sistema sígnico debe transmitir la mayor cantidad de información con un mínimo de unidades para que se pueda decir que mantiene un alto rendimiento económico.

Diferentes sistemas de signos

Los estudios semiológicos intentan enfrentarse a la dificultad de saber cuál es el campo de estudio de esta ciencia, cómo se agrupan los diferentes signos, se estructuran y relacionan entre si.
Umberto Eco en su obra La structure assente establece los diferentes campos sobre los que investigan los estudiosos de la comunicación, partiendo de aquellos sistemas más espontáneos o naturales hasta llegar a los procesos artificiales o de cultura más compleja:
1.- Semiología animal, los estudios sobre la comunicación entre diferentes clases de animales: abejas, hormigas, simios. Estos estudios también se denominan estudios de zoosemiótica y forman parte de la Etología. Pueden implicar la revisión del concepto de inteligencia animal y algunos aspectos de los llamados universales de la comunicación.
2.- Semiología olfativa, que se ocuparía del valor denotativo de los olores, catalogables como índices (olor a quemado, a cerrado o a descomposición) y llegaría a códigos como el de los perfumes, con un valor simbólico (fresco, sensual, viril…).
3.- Semiología táctil, es un sistema de comunicación afectiva en animales y en el hombre, especialmente en la etapa infantil (la costumbre de los niños de llevarse objetos a la boca, el beso, el abrazo), aunque también es un signo social entre adultos (el estrechamiento de manos, por ejemplo).
4.- Semiología del gusto. En este terreno son importantes las diferencias de gusto en grupos humanos estudiadas por el antropólogo Lévi Strauss en comunidades primitivas. También los conceptos de dulce/amargo/suave/fuerte que se pueden transponer a otros dominios (la “dulce Francia”), o el significado de las bebidas en cada ambiente cultural.
5.- Semiología del gesto o kinésica, es la disciplina que estudia los gestos y movimientos corporales que tienen valor significativo. La Barre (1964) sugirió un repertorio en el que destacaba el lenguaje gestual mudo de los monjes de clausura, los movimientos rituales de las manos de los sacerdotes budistas, el lenguaje de signos de los sordos, las comunicaciones de los pescadores de la Patagonia o la gesticulación napolitana (que ya mencionaba De Jorio en 1832). Cada grupo social tiene un peculiar modo de andar, una risa o determinados actos de cortesía.
6.- Semiología paralingüística, el estudio de los rasgos suprasegmentales, algunos anteriores al sistema de una lengua y comunes a varios sistemas verbales (tono, timbre de voz, intensidad, onomatopeyas, interjecciones).
7.- Semiología del silbido, aunque se refiere al silbido y también a pitos, flautas o tambores cuando se utilizan para establecer contacto. Así encontramos el lenguaje con la boca cerrada del Chekiang, los silbidos de la Gomera o el lenguaje de los tambores en África occidental.
8.- Semiología de los indicios naturales. En este apartado se incluyen desde los índices naturales como el humo o las lágrimas, hasta la denominada semiótica médica, en la que se estudian los síntomas codificados en diagnóstico médico.
9.- Semiología musical, que parte de las manifestaciones folklóricas, con danzas y bailes, que se codifican independientemente de otros sistemas. Surge de fenómenos kinésicos y paralingüísticos, a caballo entre la imagen y el sonido.
10.- Semiología de las lenguas naturales, que pertenecen a la lingüística, la ciencia semiológica más desarrollada. En ella se estudian los diferentes códigos lingüísticos y subcódigos particulares y de grupo: léxico político o jurídico, jergas, adivinanzas o enigmas.
11.- Semiología de los lenguajes formalizados, en la que se parte del estudio de los códigos matemáticos, pudiendo incluirse también lenguas artificiales como el esperanto, el Morse o el sistema Braille.
12.- Semiología icónica, la de la imagen visual, de carácter estrictamente icónico o combinada con otros sistemas de signos, primordialmente el verbal o la escritura:
            - El sistema verbo-icónico, en el que se incluyen todos los sistemas de comunicación masivos y de mayor rendimiento en la transmisión de información (cine, televisión, publicidad, etc.).
            - Sistemas señalativos, como las banderas navales, las señales de tráfico o los grados militares.
            - Sistemas cromáticos, con el valos connotativo de los colores en las diferentes sociedades (entre los occidentales el negro con el significado de luto, por ejemplo)
            - Vestuario: hábitos, modas, formas de alternar en sociedad. Eco los introduce en un apartado especial de códigos culturales.

Hasta aquí, los diferentes sistemas de signos que han sido tratados por uno o varios especialistas y que inciden en el amplio campo de las ciencias de la comunicación y, por tanto, en el lenguaje. Con esta amplitud de miras la Semiología será la ciencia que estudie todos los procesos culturales en tanto en cuanto son procesos de comunicación. Y llevando la anterior definición a su radicalidad, diremos con Umberto Eco: «La cultura es comunicación».

Competencia lingüística y competencia comunicativa

La noción es desarrollada por Chomsky en su obra Aspectos de la teoría de la sintaxis (1965). Chomsky hace una distinción entre competencia (competence) y actuación (performance), inspirada en la oposición Iangue/parole de Saussure. Queda así definida la competencia como una capacidad humana para emitir mensajes e interpretar los mensajes recibidos (competencia activa y competencia pasiva). Entendida en este sentido genérico, la competencia comunicativa comprendería la capacidad específica de codificar y descodificar mensajes de tipo lingüístico. Volvemos a la antigua advertencia saussureana que consideraba la lingüística como una parte de la Semiología, ciencia general de los signos. Será el filósofo norteamericano Charles Sanders Peirce quien impulse el nacimiento de la Semiología (o Semiótica) como ciencia independiente.
La competencia comunicativa quedaría encuadrada, pues, en el ámbito de la Semiología, donde se aborda el estudio de los distintos sistemas de signos, verbales y no verbales.
Son múltiples los ensayos realizados por parte de los filósofos para analizar y clasificar los sistemas de signos. Casi todos ellos de carácter contradictorio y sin tener en cuenta el proceso de la comunicación humana dentro del sistema social en que se desenvuelve. Siguiendo los trabajos de Adam Schaff y la crítica que de ellos hace Reznikov se intentará establecer una tipología que relacione y diferencie los diversos sistemas de signos.

Signos naturales y artificiales

La primera gran división corresponde a los signos naturales que se diferencian de los signos artificiales. El rasgo diferencial entre ellos es la no participación directa del hombre en la creación de estos signos (naturales) y la participación directa en la creación de dichos signos (artificiales). En ambos casos el hombre lo interpreta, pero no siempre los crea, ya sea como actividad consciente o inconsciente.
Los signos naturales reciben también la denominación de indicaciones o índices. Así, el humo como indicio de que hay fuego, las nubes como indicio de lluvia, las arrugas de la cara como síntomas de envejecimiento, etc.

Signos lingüísticos y no lingüísticos

Los signos artificiales se dividen a su vez en lingüísticos y no lingüísticos, incluyendo entre los primeros los sistemas verbales (y los sustitutivos a partir de ellos: escritura, morse, braille, etc.) de carácter «natural» o tradicional, es decir, las lenguas o idiomas.
Los no lingüísticos o signos propiamente dichos, que se oponen a los verbales (base de todo el proceso de la comunicación humana), se dividen en, señales, símbolos e iconos.
Las señales influyen según Schaff sobre la voluntad de los individuos, mientras que los otros solo actúan de forma mediata.
Con esta clasificación no está de acuerdo Reznikov, quien cree que todos los signos son fenómenos materiales que actúan directamente sobre los órganos de los sentidos. El disparo de un cohete como señal de ataque o la luz roja de un semáforo para impedir el paso de personas o vehículos, son señales.
Los símbolos se diferencian, a su vez, de los signos icónicos por tres características:
a) Son objetos materiales que representan ideas abstractas.
b) Funcionan como ejemplificación, alegoría o metáfora, y van dirigidos a los sentidos.
c) Su representación ha de tener un convenio previo para ser entendido (por ejemplo, la Cruz que representa al Cristianismo o la Media Luna del Islamismo).

Se puede definir el símbolo como la representación de una noción abstracta por un ente material. Este objeto material es el que funciona. Mientras, se definiría la señal (Morris dice que todo signo que no es símbolo es señal) como aquel signo que tiene por finalidad evocar, cambiar u originar una acción, y su aparición ocasional estaría en relación con la acción prevista. Reemplaza al lenguaje fónico y actúa de manera directa e inmediata sobre el receptor del mensaje.

Los signos icónicos

Schaff apenas analiza los signos icónicos, a los cuales da la denominación de signos propiamente dichos, oponiéndolos a los símbolos. Funcionan de acuerdo con el principio de semejanza y en él pueden incluirse toda clase de imágenes, efigies, dibujos, pinturas, fotografías o esculturas.
Peirce los definía como «signos que originariamente tienen cierta semejanza con el objeto a que se refieren». Así, el retrato de una persona o un diagrama son signos icónicos por reproducir la forma de las relaciones reales a que se refieren. Esta definición ha tenido notable éxito y aceptación gracias a la difusión hecha por su discípulo Morris, quien señaló además que el signo icónico tenía algunas de las propiedades del objeto representado, es decir, de su denotado.
Sin embargo, si se observa una imagen publicitaria, no siempre representa todas las propiedades, ya que muchas de ellas están simplemente sugeridas a través de otras, o de una parte por el todo. Por eso, el signo icónico reproduce algunas condiciones de la recepción del objeto, seleccionadas por un código visual y anotadas a través de convenciones gráficas. Se establece la equivalencia entre un signo gráfico convencionalizado y el rasgo pertinente del código de reconocimiento.
Los signos icónicos, pese a cierta semejanza entre signo y objeto representado, son convencionales. No poseen las propiedades de la realidad, sino que transcriben, según cierto código de reconocimiento, algunas condiciones de la experiencia. Cuatro características tienen los signos icónicos: ser naturales / convencionales / analógicos / y de estructura digital.
En la clasificación de Schaff, se observa que los signos lingüísticos se oponen a los signos naturales (el lenguaje es producto de su sociabilidad) y, dentro de los signos artificiales, forman un grupo independiente. Frente a los demás sistemas de signos, los lingüísticos han alcanzado un gran desarrollo en el análisis histórico y hoy todos los estudios de comunicación los suelen tomar como punto metodológico de partida. Los hallazgos alcanzados en el sistema lingüístico representan el modelo piloto para otros sistemas y códigos de comunicación.

El sistema verbal: la doble articulación. Los sistemas no verbales

Se entiende por comunicación verbal o lenguaje humano el que se establece a través de los signos lingüísticos.
La comunicación verbal ha sido la más desarrollada y estudiada, desde la más remota antigüedad, ya que las diferentes lenguas han sido los instrumentos y medios más eficaces y de mayor rendimiento en la comunicación humana. Los demás sistemas semiológicos (incluidos los icónicos) carecen de una estructuración y desarrollo hasta ahora solo alcanzados por el lenguaje, las matemáticas y otros derivados y sustitutivos de estos.
La lengua no es un conjunto de nombres, una lista o un diccionario de términos que corresponden a diferentes objetos. El pensamiento no es sino una masa amorfa, un continuum que los diferentes sistemas lingüísticos (idiomas) ordenan, clasifican y estructuran de acuerdo con unas leyes internas propias. Por eso se puede decir que cada lengua interpreta de diferentes maneras la realidad, aunque también esa realidad, a su vez, determina y condiciona el lenguaje.
Lingüistas y filósofos han estado siempre de acuerdo en que sin la ayuda de los signos sería imposible diferenciar dos objetos o ideas de forma clara y permanente. Los estudios realizados sobre afasias (pérdida progresiva de la capacidad verbal) muestran cómo el individuo pierde de manera paralela el lenguaje y su capacidad intelectiva.
«El pensamiento es como una nebulosa donde nada está necesariamente delimitado. No hay ideas preestablecidas, y nada es distinto antes de la aparición de la lengua», decía Saussure en las explicaciones de su Curso de Lingüística General. Y, profundizando en esta idea, Schaff observa que «la realidad moldea el lenguaje, el cual, a su vez, condiciona nuestra imagen de la realidad».
La pregunta clave para diferenciar el sistema lingüístico de los demás sistemas de signos radica en la manera de estar conformado este lenguaje. Se dice que el Sistema articulado, pero con doble articulación, corresponde a los planos señalados por Martinet (monemático y fonemático), en el que los enunciados expresivos se articulaban en palabras y estas en sonidos.
La lengua es un sistema de signos, pero no todo sistema de signos es una lengua. La caracterización y lo peculiar de la lengua es su doble articulación enunciado de máxima utilidad para su diferenciación entre los demás códigos o sistemas de signos. El monema (unidad mínima de la primera articulación) está firmado por un fonema o grupo de fonemas que comportan un valor significativo y sirven para diferenciar unidades superiores.
El fonema (unidad mínima de la segunda articulación) es la más pequeña en que se divide un conjunto fónico, comportando solamente valor distintivo.
La doble articulación se presenta como rasgo diferenciador de los sistemas de comunicación verbales, mediante signos lingüísticos, frente a los no verbales. Entre los procedimientos con autonomía real respecto al lenguaje hablado están los ideogramas, los pictogramas y todos los sistemas convencionales de representación gráfica (figuras, diagramas, gráficos, mapas, etc.).
Los pictogramas son dibujos figurativos que expresan un contenido semántico simple o complejo, con un carácter icónico (los cómics, por ejemplo).
Los ideogramas son cualquier signo globalmente representativo de un concepto que se puede captar directamente sin traducirlo a las palabras de una lengua (las señales de tráfico, por ejemplo, o los números). Se caracterizan por su carácter universal, su economía y la rapidez con que se verifica su percepción.
Por otro lado, no todos los mensajes son verbalizables, algunos no son traducibles al lenguaje verbal, a través de un código no verbal: las caricias, los gestos de la comunicación no verbal, en su mayoría.
Por último, hemos de hacer mención a los sistemas mixtos, donde lo verbal y lo no verbal se combinan para una mayor eficacia. Desde una conversación acompañada de gestos hasta sistemas como el ballet, la publicidad, el cine o el lenguaje de signos.

Definiciones de lenguaje—lengua

Para concluir podemos citar varias definiciones de lenguaje y de lengua como sistema de signos e instrumento de comunicación:

Tomado en su conjunto, el lenguaje es multiforme y heteróclito; a caballo en diferentes dominios, a la vez físico, fisiológico y psíquico, pertenece además al dominio individual y al dominio social. La lengua es una totalidad en sí y un principio de clasificación…, un equilibrio complejo de términos que se condicionan recíprocamente o, dicho de otro modo, la lengua es una forma y no una sustancia... La lengua es una institución social y un sistema de valores. (F. Saussure: Curso de Lingüística general)

Como producto de la actividad humana, la lengua posee un carácter finalista. Cuando se analiza el lenguaje como expresión o comunicación, la intención del sujeto que habla es la explicación más fácil y natural También ha de tomarse en cuenta, en el análisis lingüístico, el punto de vista de la función. En esta perspectiva, la lengua es un sistema de medios de expresión apropiados a un fin. No se puede comprender ningún fenómeno lingüístico sin tener en cuenta el sistema en que se inserta. [Tesis del Círculo lingüístico de Praga (1929)]

Una lengua es un instrumento de comunicación con arreglo al cual la experiencia humana se analiza, de modo diferente en cada comunidad, en unidades dotadas de un contenido semántico y de una expresión fónica, los fonemas. Esta expresión fónica se articula, a su vez, en unidades distintivas y sucesivas, los fonemas, en número determinado en cada lengua, cuya naturaleza y relaciones mutuas difieren también de una lengua a otra. (André Martinet)



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