jueves, 29 de enero de 2015

Tartufo de Molière




            Tartufo o el impostor es una comedia en cinco actos, escrita en versos alejandrinos por Molière (1622- 1673) y estrenada el 12 de mayo de 1664.
            Jean-Baptiste Poquelin, más conocido por su seudónimo Molière, era hijo de un tapicero proveedor del rey. Estudió en un colegio elegante y a los 21 años se incorporó a una troupe de cómicos de la legua. Con las ganancias que obtuvo tras doce años de permanencia en dicho grupo se instaló en París y se presentó ante el rey. A Luis XIV le encantó Las preciosas ridículas y desde entonces otorgó a Molière todo su apoyo y amistad. El autor escribió unas treinta comedias.
            Uno de los grandes aciertos dramáticos de Molière se encuentra en el dibujo de unos caracteres complejos, pero perfectamente definidos en sus ambiciones y preocupaciones, en un ambiente lleno de matices. En una misma obra se codean arquetipos con sirvientes, músicos, filósofos, militares o cocineros. Por ejemplo, el burgués es casi siempre alguien que cree poder comprarlo todo con dinero y sirve de mofa a los pillos que se aprovechan de su simpleza. Es ingenuo, tierno y tiene mal humor. El pícaro es ingenioso, inventa continuamente estratagemas, esconde su identidad tras una apariencia determinada. Por dinero o por placer, es quien desencadena el conflicto y así se desenmascara a sí mismo, pero también al resto de personajes. Les hace comprender su ceguera. Molière siempre utiliza este personaje para criticar los esquemas morales de la sociedad. Tartufo es, en este sentido, el carácter mejor dibujado de la obra dramática de este autor francés. Otro arquetipo es el de los maridos y sus esposas, que siempre contrastan y viven en oposición. Molière pone en entredicho a través de ellos la armonía del matrimonio y la convivencia de los cónyuges. Orgón, por ejemplo, no ve las advertencias de su mujer, que descubre las mezquindades de Tartufo.
            Quizá el punto álgido del ingenio de Molière se sitúe en su Tartufo, el hipócrita velador de la religión y las buenas costumbres. Aunque la censura no permitió que apareciera vestido de sacerdote, su exagerada devoción y sus soflamas contra el libertinaje de su tiempo lo convirtieron en un espejo de muchos clérigos de la vida real que, como él, sacaban el dinero a los ricos (a veces, algo más que el dinero) espoleando sus conciencias. Tartufo no solo consigue que el rico burgués dicte un testamento a su favor, sino que también consigue la mano de su hija, después de haber pretendido seducir a la esposa. Orgón lo había recogido de la calle y lo había instalado cómodamente en su casa con su familia. Tartufo, que mantenía la apariencia de un beato, más preocupado por las cosas del alma que por las del cuerpo, se aprovecha todo el tiempo de las bondades de la familia de Orgón. Cleante, el cuñado de Orgon, advierte a este de la verdad de Tartufo, pero el dueño de la casa, completamente ciego a la realidad, cede en matrimonio a su hija. La trama se complica. Todos, menos Orgon, descubren las verdaderas intenciones del hipócrita Tartufo, que de santo no tiene un pelo. Cuando este se ve presionado por la verdad que toda la familia ha descubierto, se vale de unos papeles que comprometen a Orgon para delatarle ante el monarca y quedarse con todas sus propiedades. El rey descubre la patraña, perdona a Orgon y condena al pícaro Tartufo.
            El escándalo que provocó en su día la representación de esta obra fue tal que se prohibió fulminantemente. La Compañía del Santísimo Sacramento se vio representada en la trama y utilizó su influencia para conseguir esa prohibición. Es cierto que tras la crítica de la hipocresía, que es el tema principal de la obra, se esconde también un ataque al papel demasiado influyente que tenían algunos devotos directores espirituales, que en realidad eran saqueadores de herencias. Esa prohibición solo se levantó cinco años después del estreno y con una nueva redacción.
            Al escribir esta obra, Molière ataca a los falsos devotos, hombres religiosos que son manipuladores conscientes del poder que puede proporcionarles su devoción.
Por otra parte, se puede considerar que en el Tartufo de Molière quiere reflejar también la situación política en Francia. Luis XIV, monarca absolutista, estaba rodeado de personas que sabían que la única manera de mandar en Francia era acercarse al rey e influirle, presentándose como personas de pleno sentir religioso y moralidad intachable. Molière quería que la autoridad real se ejerciese y se alejase a esas personas. Recordemos que el último acto de la obra muestra cómo la familia solo puede apelar a una fuerza exterior. El autor quería que eso, trasladado al plano político, simbolizase que solo el rey y la justicia real podían resolver los problemas del pueblo francés.
Los personajes de la comedia son los siguientes:
Orgón es un burgués que goza de una buena situación económica y social. Es una persona autoritaria, lleva las riendas de su casa y hace observaciones pertinentes a los miembros de la familia. No obstante, gracias a la influencia de Tartufo, se presenta como un ser idiota e intratable. Con Tartufo en la casa, carece de autoridad y de voluntad, además de buen sentido. Está casado con Elmira. Es el único en la casa, además de su madre, Madame Pernelle, que no se da cuenta de la evidente farsa del Tartufo. A pesar de ser un hombre bastante inteligente y sensato, es muy temeroso de los castigos divinos, sobre todo del castigo de acudir al infierno tras una vida pecaminosa. Es por eso que cree ciegamente en todo lo que dice Tartufo, aunque esto vaya en contra de los intereses de su familia. De hecho llega a expulsar a Damis de su casa, a planear el casamiento de su hija Mariana con Tartufo, e incluso a cambiar la herencia para que toda fuera a parar a manos del falso beato. Durante los cuatro primeros actos Orgón es un muñeco en manos de Tartufo, y apenas sale de su engaño, lo vemos pasar al extremo opuesto: es un hombre colérico, exagerado y muy cómico (especialmente en la escena de debajo de la mesa, mientras escucha al Tartufo hacer proposiciones indecentes a su mujer).
Elmira es la esposa de Orgón, y la madrastra de Damis y Mariana. Es más tranquila que su marido, y bastante sensata y precavida. Su principal objetivo en la obra será la de proteger el futuro de Mariana, para que no se case con Tartufo, sino con el hombre a quien ama, Valerio. Al igual que el resto de su familia, intenta hacerle ver a su esposo la verdad sobre Tartufo, sin éxito.
Dorina es la criada de la casa de Orgón. Tiene mucha confianza con la familia, y gracias a ello puede entrometerse en la vida de esta, así como en el conflicto ocasionado por Tartufo. Es inteligente y perspicaz, por lo que sus consejos y comentarios son muy acertados e irónicos, de gran comicidad. Se expresa en un lenguaje típico del pueblo llano, añadiendo más comicidad a la escena. Su presencia es vital en la obra, pues es ella la que maquina el engaño hacia Tartufo, con el objetivo de desenmascararlo. Es la primera en darse cuenta de las intenciones del hipócrita con respecto a la familia. Es alegre, simpática, valiente, y durante toda la obra actúa como la portavoz del sentido común.
Tartufo es una especie de bufón falsamente devoto (de hecho, Molière iba vestido de juglar o de bufón al interpretarlo), pero el papel es algo ambiguo, pues es representado como un cura o un fraile de la época, que incluso tiene un ayudante. Es el personaje principal de la obra, pues en torno a él se desarrolla toda la trama. Aparece en esta tardíamente, pero sabemos cómo es por los comentarios que hacen los otros personajes. Desde el primer momento, por su malicia e hipocresía, se nos hace verdaderamente odioso. Por sus engaños, es un hombre bastante listo y rastrero, que no duda en engañar y aprovecharse de los inocentes que creen en su palabra. Tiene un aspecto de bufón que hace reír al público, pues sus comentarios acerca de su supuesta pobreza no se corresponden a su buen estado de salud (de hecho, es descrito por Dorina como gordo, colorado, con mucho apetito, etc.). Su nombre proviene de un tipo de trufa, tartuffe, un hongo que crece escondido bajo tierra.
Damis es el hijo de Orgón. Dice todo lo que piensa, es muy apasionado, pero ante todo leal a su familia, y de buen corazón. Su padre, dejándose llevar por la ira, lo echa de casa, porque piensa que su hijo lo ha traicionado al ultrajar a Tartufo.
Mariana es la hija de Orgón. Es joven y bella, por ello su padre decide casarla con Tartufo, a pesar de que ella estaba previamente comprometida con Valerio, del que está enamorada. Es muy obediente, sobre todo con los mandatos de su padre, y en ningún momento se rebela con firmeza sobre la idea de casarse con el falso beato, pues eso supondría desobedecerlo.
Valerio es el novio de Mariana. Cuando se entera de que Orgón planea casarla con Tartufo se ofende y decide dejarla, pero Dorina logra poner paz entre ambos.
Cleanto es el cuñado de Orgón, hermano de la primera esposa de este. Es soltero, muy calmado y muy inteligente. Tiene una mentalidad muy analítica, racionalista y metódica. Sus consejos son muy apreciados por la familia, en todos los ámbitos, tanto en política y economía con Orgón, como con otro tipo de consejos. Por otra parte, es quizás el personaje menos cómico de la obra, pues siempre actúa con gestos calmados y con comentarios largos y exentos de pasión.
Madame Pernelle es la madre caprichosa de Orgón, muy tradicional y retrógrada. Se muestra de acuerdo en todo momento con la presencia de Tartufo en la casa, incluso cuando al final tanto Orgón como el resto de la familia han desenmascarado a Tartufo, sigue apoyando sus actos. La comicidad de este personaje reside en eso, mezclado con los comentarios típicos de abuela entrometida.
Otros personajes secundarios son:
Flipota es la empleada de Madame Pernelle. Sale en el Acto Primero, y no habla.
Leal es el  Alguacil que aparece en la escena IV del acto quinto. Es mandado por Tartufo para comunicar a Orgón que Tartufo es el dueño de su casa y por lo tanto él debe desalojar el lugar. Es una persona educada y correcta.
Recordemos para terminar que con el personaje de Tartufo se describió de manera excelente al hipócrita, tanto que su nombre es utilizado ahora en el Diccionario de la Real Academia Española para definir a la persona hipócrita y falsa.



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