sábado, 5 de noviembre de 2016

Escribir con plumas de ave



           En cualquiera de los niveles a los que impartamos clase podemos realizar una actividad sencilla con la que los alumnos pueden pasar un rato entretenido y comprender lo difícil que resultaba la escritura en otros tiempos.
            En general, al terminar sus escritos, todos coinciden en señalar su admiración por autores que escribieron obras muy extensas teniendo tan solo materiales como plumas de ave y tinta.
            Antes de comenzar debemos conseguir plumas de oca, ganso o cisne (aunque estas son las más difíciles de conseguir). Después tendremos que limpiarlas y limarlas un poco. Y aprender a presionar ligeramente para conseguir que por ellas suba la tinta. Los alumnos podrán aprender el nombre del tallo hueco de la pluma (cálamo) y que el flujo de la tinta hacia la punta se debe a la capilaridad.


            Obviamente necesitaremos tinteros y papel rugoso y algo grueso. Si no es posible, deberemos ser cuidadosos con los folios.
            Recordaremos también la fragilidad de las plumas que vamos a utilizar, así como la facilidad con que se desgastan.
            Podemos contarles antes de empezar que no sabemos cuándo empezaron a utilizarse las plumas de ave para escribir y que son el antecedente de la pluma estilográfica y el bolígrafo. En un lugar intermedio entre estas herramientas aparecieron los plumines metálicos o de madera.
            Eso sí, desde el siglo VI se utilizaron prefiriéndolas a otros instrumentos como pajillas, cañas u otros objetos agudos.

Al terminar la actividad, podemos exponer los resultados para que otros alumnos los vean.







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