martes, 13 de noviembre de 2012

Nivel culto del lenguaje




El lenguaje culto es el sistema del habla empleado por personas cultivadas o con cierto grado académico; por esta razón aquí se incluyen los niveles científico (el que se emplea para hablar o escribir sobre un área determinada de la ciencia o la cultura) y literario (el nivel más alto de uso de la lengua, en el que es muy importante el contenido y la forma del mensaje y que utiliza recursos para embellecer el lenguaje: comparaciones, antítesis, metáforas....)
Dentro de esta categoría de lenguaje culto, podemos hacer una distinción en tres rangos, según el nivel cultural:
• Nivel culto: alta formación cultural.
• Nivel común: cotidiano, coloquial, estándar. Es la forma correcta del idioma que permite la comunicación entre los hablantes del mismo.
• Nivel popular: escaso conocimiento cultural, vocabulario sencillo, pero no vulgar.

El hablante culto posee un mayor dominio y conocimiento de la lengua, lo que le permite expresar con mayor precisión y corrección los mensajes que transmite. El hablante culto articula los sonidos con esmero y sabe emplear la coordinación y la subordinación con agilidad. Algunas características de este nivel son: riqueza de vocabulario, con un amplio léxico de las distintas áreas de la vida y el saber; uso de frases largas, mensajes con orden lógico, utilización correcta de conectores, uso rico y preciso de los tiempos verbales; uso de cultismos y de los vocablos más adecuados para la designación, frecuente utilización de términos abstractos; pronunciación correcta y adecuada en el lenguaje oral, respetando los matices de la expresividad, sin exageración y sin cometer relajaciones o supresiones de sonidos.
            Debemos recordar que este es el nivel que funciona como ideal de lengua y constituye la modalidad más aproximada a la lengua escrita.

lunes, 5 de noviembre de 2012

El Nivel Vulgar




Llamamos “vulgarismo” a un uso de la lengua producido por el deficiente conocimiento de las normas que regulan su utilización. Algunas incorrecciones están tan extendidas que no se restringen a un ámbito puramente vulgar, aunque cuando nos referimos a los hablantes de este nivel, hablamos de aquellos que son incapaces de cambiar de registro, normalmente debido a la falta de escolarización. Entre los vulgarismos más habituales podemos citar:

§ Vulgarismos fónicos.-

a/ Metátesis, o cambio de posición de los fonemas: ‘cocreta’, ‘Grabiel’.
b/ Vacilación en la pronunciación de las vocales no acentuadas: ‘tiniente’.
c/ Tendencia a la reducción de los diptongos: ‘concencia’, ‘pacencia’.
d/ Formación de diptongos con dos vocales en hiato: ‘Juaquín’, “sais”
e/ Adición a principio de palabra de fonemas vocálicos: ‘arradio’, ‘amoto’, ‘afoto’.
f/ Pérdida de consonantes intervocálicas como /n/ o /r/: ‘quies’, ‘paece’.
g/ Desarrollo de /g/ ante u, hu: “güeso”
h/ Sustitución de /b/ por /g/ y viceversa: “bujero”, “güeno”
i/ Amalgamas de palabras: “pal coche”, “ma dicho”
j/ Supresión de /d/ intervocálica en cualquier participio: “Venío”, “escondío”.
k/ Ultracorrecciones: “Bilbado”, “descambiar”
l/ Confusión de consonantes líquidas: “farda”, “almario”

§ Vulgarismos morfosintácticos.-

a/ Empleo del género incorrecto: ‘las alfileres’, ‘el afoto’, o formación de género analógico en palabras que no lo tienen: “cuala”
b/ Desviaciones morfológicas de los tiempos verbales: ‘tuvistes’, ‘predecido’, ‘andó’, especialmente la alteración del indefinido: “ayer cenemos y nos acostemos”
c/ Abandono de la construcción sintáctica exigida, olvidando la coherencia gramatical: “Yo, me parece que sí’, “Es bonito esta vista”
d/ Concordancias incorrectas, como el empleo del verbo impersonal ‘haber’ concertando con el C.D.: ‘Habían muchos coches en la calle’.
e/ Anteposición de los pronombres ‘me’ y ‘te’ en oraciones como: ‘me se ha perdido un libro’, ‘te se ha caído’.
f/ Utilización de laísmo, loísmo y leísmo: ‘la dije que viniera’, ‘lo di un puñetazo’, ‘el libro le puse sobre la mesa’.
g/ Uso del “dequeísmo”: tendencia a anteponer la preposición ‘de’ a las subordinadas sustantivas introducidas por ‘que’: ‘me dijo de que vendría’, ‘resulta de que no tenía trabajo’.

§ Vulgarismos léxico-semánticos.-

a/ Empleo de palabras con un significado impropio: ‘me aprendió a conducir’.
b/ Presencia de arcaísmos: ‘naide’, ‘mesmo’.
c/ Uso de la etimología popular (una palabra que no se entiende muy bien se la relaciona con otra que sí se conoce): ‘destornillarse de risa’ (por ‘desternillarse’), ‘dolores asiáticos’ (por ‘dolores ciáticos’), ‘naranjas mondarinas’ (por ‘mandarinas’).
d/ Uso de palabras tabúes (tacos e insultos, preferentemente) o sustituciones eufemísticas: ‘¡coño!’, ‘¡córcholis!’, ‘¡ostras!’.
e/ Una fuente importante de este léxico lo ha constituido el caló: “parné” (dinero), “pinreles” (pies).
f/ Vocabulario reducido y uso de palabras baúl: “cosa”, “hacer”, “gente”.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Rasgos del lenguaje coloquial



     (Este es un resumen a partir de la obra de Ana Mª Vigara-Tauste, Morfosintaxis del español coloquial)

a)      Expresividad: focalización, interrogación retórica, interjecciones y locuciones interjectivas, entonaciones muy variadas, uso de la 2ª persona para referirse a opiniones de la 1ª, uso del pronombre personal sujeto,…
b)     Economía y comodidad de medios: oraciones cortas, inacabadas e incompletas (Manuel Seco las llama suspensidas), oraciones sincopadas (elipsis), limitación del número de vocablos, uso frecuente de palabras “gramaticales” (denominación de Manuel Seco) o expresiones “de relleno” (según las llama Ana Mª Matute) que son meras apoyaturas léxicas o marcas gramaticales que simplemente enlazan lo que se dice con lo que se viene diciendo, palabras comodines (“todo”, “algo”, etc.), uso impreciso o impropio de la lengua, hipocorísticos (Encarni), uso de palabras con valor deíctico,…
c)      Apelación al oyente: vocativos, aparición del nombre del interlocutor, imperativo o subjuntivo que expresa el mandato, el ruego o la exhortación; atribuciones al interlocutor (interrogaciones retóricas, imperativos desemantizados como “mira”, que no tienen respuesta; expresiones como “¿verdad?”, “¿a que no es para tanto?”; uso repetitivo del pronombre de 2ª persona,…)
d)     En cuanto al léxico: pobreza, imprecisión, expresividad.