domingo, 29 de septiembre de 2013

Características de los textos humanísticos o ensayísticos



            Los textos humanísticos se centran en el hombre y en todas las facetas de su actividad, pensamiento y sensibilidad. Aunque hay descripción o análisis de la realidad, predomina la reflexión y la especulación teórica, por lo que abundan los tecnicismos abstractos, que reflejan con exactitud las ideas y conceptos.
            El ensayo es el género humanístico más importante, caracterizado por la reflexión personal del autor sobre cualquier tema, generalmente de actualidad. Es un texto didáctico dirigido a un público amplio con una intención divulgativa.
            En cuanto a su lenguaje y estilo, se trata de un escrito en prosa, de extensión variable, caracterizado por:

1)      Rigor intelectual en el análisis de ideas, por lo que aparecen
·         Tecnicismos, aunque en menor medida que en otros textos más especializados.
·         Términos abstractos en la exposición de ideas, y más concreto y asequible en los ejemplos y anécdotas. Predomina el estilo nominal (predominio de los sustantivos y adjetivos sobre las formas personales del verbo).
·         Tono enunciativo en oraciones de modo indicativo, el que presenta la realidad como algo verdadero, y frecuentemente en presente, por su carácter neutro que se presta a la expresión de ideas de valor permanente; también tiene un valor actualizador de las opiniones expuestas.
·         Uso de oraciones impersonales y pasiva refleja, cuando se quiere dar una visión impersonal.
·         Uso de oraciones causales y consecutivas en los razonamientos.
·         Uso de oraciones condicionales cuando se plantean hipótesis.
·         Uso riguroso de conectores que reflejan la cohesión del discurso y la progresión del razonamiento, estableciendo relaciones entre las ideas de carácter sumativo, restrictivo, de oposición, de insistencia, explicativo, de anticipación, conclusivo, etc.
·         Estructuras argumentativas, aunque la libertad de este género hace que frecuentemente se alterne con la expositiva.
2)      Enfoque personal, que da al texto una carga de subjetividad y de tonos amables, para atraerse al lector y crearle la sensación de que se trata de una experiencia compartida, por lo que aparecen:
·         Presencia de la primera persona gramatical, a veces en plural para presentar una opinión como universal o para implicar al lector.
·         Apelaciones al lector, que aparece como un interlocutor al que pretende convencer.
·         Adjetivos valorativos que traducen la subjetividad del autor.
·         Tono exhortativo, imperativo o persuasivo, modo imperativo y sus sustitutos, y perífrasis de obligación.
·         Utilización de interrogaciones retóricas y exclamaciones para reforzar y subrayar emotivamente algunas ideas, rompiendo así la objetividad referencial del tono enunciativo.
3)      Afán de originalidad y el cuidado del lenguaje y estilo, que lo convierten en un género literario de gran atractivo:
·         Riqueza léxica y abundante utilización de recursos retóricos para conmover al lector o embellecer el estilo: metáforas, símiles, personificaciones, hipérboles, juegos de palabras, ironía, etc.
·         Un enfoque práctico, ya que se extraen consecuencias que el lector puede experimentar y aplicar a su vida diaria.

            El tipo de enfoque de la realidad hace que el ensayo pueda plantearse con tres tipos de estilo:

-          Descriptivo-reflexivo, el más frecuente, con predominio del estilo nominal, ya que no hay argumento narrativo, sino exposición de ideas y una reflexión intelectual sobre hechos.
-          Narrativo, poco habitual, cuando hay un estilo verbal, con un argumento semejante a una narración de hechos de los que se pueden sacar unas ideas.

-          Dialogado, cuando las conclusiones ha de sacarlas el lector de enfrentamiento dialéctico entre varios interlocutores. Fue muy frecuente en el Renacimiento.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

García Lorca y el teatro anterior a 1936




            Federico García Lorca es, junto con Valle Inclán y Buero Ballejo, el dramaturgo español más leído y representado del mundo.
            Se planteó, como Valle, la necesidad de cambiar el rumbo de un género que a principios de siglo carecía de una mínima dignidad. Unamuno había escrito: “Hace tiempo que creo que a nuestra actual dramaturgia le falta pasión. Le falta tragedia, drama, intensidad”, elementos que Lorca intentará resucitar en los escenarios españoles por un camino opuesto a Valle: actualizando y no deformando la tragedia clásica.
            El teatro contemporáneo a Lorca tiene dos vertientes:
1)      Teatro conservador, tradicional, al servicio de la burguesía y con mínima capacidad crítica:
-          Comedia burguesa de Benavente y sus seguidores, que se centra en los vicios de la sociedad burguesa sin excesiva carga crítica.
-          Teatro cómico y costumbrista de Arniches, los hermanos Quintero o Muñoz Seca.
-          Teatro histórico- poético en verso, heredero del Modernismo con tintes neorrománticos: Villaespesa, Marquina, los hermanos Machado y el primer Valle Inclán.
2)      Teatro innovador, experimental, que pretende hacerse eco de los problemas sociales y existenciales: Unamuno, Azorín, la Generación del 27, a la que pertenece Lorca, y Valle Inclán. Nuevas técnicas teatrales se suman a nuevos enfoques ideológicos.
            El teatro lorquiano está organizado en torno a un conflicto fundamental: el enfrentamiento del mundo íntimo con las fuerzas represivas externas (libertad/autoridad). Este conflicto se plantea en los estratos íntimos de la persona, en su derecho a la afectividad y a la sexualidad. De ahí que destaque como tema principal el amor imposible, la frustración erótica.
            En cuanto a los personajes, los femeninos son el centro de su dramaturgia. Es un teatro inspirado directamente en el pueblo español y en una época concreta, la suya, de ahí que Lorca comprenda que la mujer, marginada sistemáticamente, puede encarnar en el drama esa ansia de libertad y realización. Por eso, sus mujeres serán rebeldes, con una rebeldía tristemente ineficaz y trágicamente autodestructiva.
            El lirismo es otro de los componentes básicos de su teatro. Como el de Lope de Vega o el de Shakespeare, es un teatro poético. Lorca conoce la tradición clásica y el folclore. En Lope aprendió el uso estratégico de la canción popular (un ejemplo lo encontramos en las canciones de los segadores de La casa de Bernarda Alba). No obstante, en las escenas cumbres de sus tragedias, el lirismo corre el riesgo de convertirse en retórica, de ahí la desnudez consciente de la que Lorca fue progresivamente imprimiendo a su lenguaje. Dámaso Alonso dice a propósito de La casa de Bernarda Alba que “el dramaturgo va frenando al poeta lírico; el diálogo alcanza una perfección lacónica, escueta, matemática”.
            Por lo que respecta a la puesta en escena, destacamos la concepción lorquiana del teatro como espectáculo total, en el que se funde literatura, artes plásticas, música, danza, etc.

La producción dramática de Lorca

Teatro menor
-          El maleficio de la mariposa, obra de acento romántico y centrada en el tema capital lorquiano: la búsqueda del amor imposible.
-          Títeres de cachiporra y Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita (teatro de títeres) y Retablillo de don Cristóbal, de corte popular.
-          La zapatera prodigiosa y Amor de don Perlimplín, que presentan elementos comunes con el entremés cervantino El viejo celoso. Lorca dijo de la primera que era “la gran disconformidad del alma con lo que le rodea”. La segunda es una farsa romántica en ambiente dieciochesco.

Teatro mayor
            Cinco tragedias sobre el conflicto libertad íntima/presiones externas. La muerte es la salida más habitual al conflicto. En las cinco aparece la frustración erótica de la mujer y el papel del hombre, cada vez más reducido (en La casa de Bernarda Alba ni aparece). En el teatro de Lorca el varón suele ser una sombra, un hueco magnificado por la imaginación de la mujer.
            En este grupo encontramos dos piezas granadinas y el ciclo trágico. Las dos piezas granadinas son Mariana Pineda, de tono romántico, que mezcla las razones eróticas con las políticas; y Doña Rosita la soltera, un cuadro de costumbres impregnado de un halo poético-romántico. En el asfixiante marco de la burguesía granadina se desarrolla la tragedia callada de la soltera que se marchita como una rosa.
            El ciclo trágico está compuesto por la trilogía dramática de la tierra española: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba.
            Bodas de sangre fue escrita por Lorca en 1932. Es un drama en tres actos basado en una noticia publicada en julio de 1928 en El Defensor del Pueblo de Granada. Al dramaturgo le debió causar un gran impacto la noticia, no solamente por sus elementos costumbristas (navaja, odio entre familias), sino también su fondo social, de tal modo que desde 1928 hasta 1933 fue gestando sin prisas una historia perfecta hasta darle forma de tragedia y poesía, envuelta en el misterio.
            La obra cuenta el amor entre un hombre, Leonardo, y su mujer, que habían sido novios pero que no pudieron casarse por su diferente origen social. Luego él se casa con otra mujer, tuvo hijos, y ella iba a casarse con otro hombre. Cuando la boda se acaba de celebrar, Leonardo se escapa con su viejo amor montados en un caballo y le canta:
Vamos al rincón oscuro
Donde yo siempre te quiera
Que no me importa la gente
Ni el veneno que nos echa.

            Pero el novio, acompañado de algunos invitados a la boda, sale a perseguirlos por el bosque, momento en el que despierta la Mendiga (que es la muerte) y aparece también la luna cantando y bailando. Todos se unen a la persecución de los dos amantes, los encuentran y matan a Leonardo, aunque el novio muere también. En el último cuadro la novia acude a casa de la madre del novio dolida por lo sucedido y le pide que la mate, pero la madre rehúsa hacerlo.
            En la obra aparecen los contrastes típicos en Lorca: el duro secano con el bosque frondoso y onírico, los impulsos individuales y la severa moral dominante, la boda y la sangre, la vida y la muerte. Siempre polos opuestos, pero muy próximos y enfrentados.
            También están sus símbolos más característicos: el agua, el caballo, la sangre, la navaja y, por supuesto, un desfile de personajes femeninos perfectamente perfilados. Salvo Leonardo, los personajes carecen de nombre propio (la Novia, la Suegra, etc.) y no faltan algunos abstractos (la Muerte como mendiga, la Luna como leñador joven con la cara blanca). En la obra resaltan los poemas líricos, cantados por personajes secundarios de la obra como las Muchachas, la Luna, la Suegra, etc.
            El gran personaje de esta obra es la Madre, que había perdido violentamente a su marido y a un hijo a manos de la familia de Leonardo, que están en la cárcel cumpliendo condena. La Madre presiente que perderá al que le queda el mismo día de su boda, pero no duda en enviar a su hijo tras la venganza, porque por encima de todo está siempre el honor familiar.
            Una vez más Lorca plantea que cuando las fuerzas instintivas, generadoras del amor, son sometidas a los códigos sociales, siempre represores, la circunstancia trágica surge inexorablemente. La sociedad impide que las pasiones humanas broten espontáneamente y su resultado final es la muerte. Son los convencionalismos sociales los que frustran la felicidad humana. Leonardo y su antigua novia se casan con parejas a las que no aman. No pueden vivir juntos porque su posición económica es distinta. Es característico el diálogo de los leñadores en el bosque comentando el suceso:
            “- Hay que seguir la inclinación: han hecho bien en huir.
-          Se estaban engañando uno a otro y al fin la sangre pudo más.
-          ¡La sangre!
-          Hay que seguir el camino de la sangre.
-          Pero la sangre que ve la luz se la bebe la tierra.
-          ¿Y qué? Vale más ser muerto desangrado que vivo con ella podrida.”
           
Los frutos, de la tierra y del hombre, llegan siempre envueltos en sufrimiento, en medio de lágrimas, y por eso el padre del novio, arquetipo del hacendado orgulloso dice: “En mi tiempo ni esparto daba esta tierra. Ha sido necesario castigarla y hasta llorarla, para que nos dé algo provechoso”.
El análisis social está presente a lo largo de toda la tragedia. Así por ejemplo alude a un jornalero que ha perdido sus brazos a consecuencia de un accidente con una cosechadora mecánica. Y el padre del novio, propietario de tierras, dice: “Esta tierra necesita brazos que no sean pagados. Hay que sostener una batalla con las malas hierbas, con los cardos, con los pedruscos que salen no se sabe dónde. Y estos brazos tienen que ser los dueños, que castiguen y que dominen, que hagan brotar las simientes. Se necesitan muchos hijos”.
Es la propiedad de la tierra, las relaciones de producción, las que acarrean una sociedad represora, dominadora, que incuba los gérmenes de todos los males.

Yerma es una tragedia de ambiente rural. Aunque las primeras noticias de la gestación de esta obra son de 1933, Lorca ya había escrito los dos primeros actos antes de su viaje a Argentina en octubre de ese año. A su regreso compuso el resto de la obra, que fue estrenada el 29 de diciembre de 1934 en el Teatro Español de Madrid, por la compañía de Margarita Xirgú.
A pesar de la acogida hostil de la obra en parte de la prensa de la época, el triunfo teatral fue absoluto. En septiembre de 1935 se estrenó también en Barcelona y se mantuvo en el teatro durante 45 días.
El manuscrito está fechado en la Huerta de San Vicente (la casa de verano que el poeta tenía en Granada) el 24 de julio de 1934. El autor se lo regaló a Adolfo Salazar, quien lo cedió a la poetisa cubana Flor Loynaz. Hoy se encuentra en el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana.
            Ya hemos mencionado que esta obra es una tragedia de ambiente rural, cuya protagonista es una mujer ansiosa de ser madre sin conseguirlo por culpa de un marido estéril. La única alternativa que le queda a Yerma es buscar un hombre fértil que la posea fuera del matrimonio, pero la moral dominante es inflexible y no se lo permite. Su educación le impone un código de normas que no puede romper por ningún motivo. Su deseo de tener un hijo es inmenso, pero ella no está dispuesta a pasar por encima de sus arraigadas convicciones: “Lo primero de mi casta es mi honradez”. Las normas sociales se sobreponen a los instintos y no le permiten tener hijos con otro hombre que no sea su marido… mientras él viva. No le puede engañar, pero lo puede matar y lo mata.
            El entorno es opresivo, castrante, aniquilador, pero Yerma forma parte de él. Tiene que tener hijos para cumplir su función como esposa, para ser una mujer completa, como resultado de las presiones sociales y no por sí misma. Lo único que Yerma desea de su matrimonio es tener un hijo y admite que no siente afecto por su compañero. Tener un hijo es su única razón para continuar al lado de su esposo. Reconoce: “Yo me entregué a mi marido por él (por quedar embarazada) y me sigo entregando para ver si llega, pero nunca por divertirme”. Incluso su unión conyugal fue resultado de la tradición de arreglar los matrimonios.
            Yerma está casada, pero eso no le quita la soledad. No tiene nadie a quien acudir en demanda de auxilio y se pone en contacto con la Vieja, expresión de la sabiduría y la experiencia. Sin embargo, de nuevo las normas sociales acusan de inmorales a quienes hablan de su sexualidad y la Vieja se muestra renuente a informar a Yerma. Esta le dice: “Las muchachas que se crían en el campo, como yo, tienen cerradas todas las puertas. Todo se vuelven medias palabras, gestos, porque todas estas cosas dicen que no se pueden saber. Y tú también, tú también te callas y te vas con aire de doctora, sabiéndolo todo, pero negándolo a la que se muere de sed”.
            Su esposo ni puede ni quiere engendrar hijos. Frente al deseo ardiente de Yerma de tener un hijo, el marido le manifiesta indiferencia y frialdad: “Sin hijos es la vida más dulce. Yo soy feliz no teniéndolos. No tenemos culpa ninguna.” Lorca declaró que su obra no tenía argumento, sino que era el desarrollo de un carácter. El marido reconoce que ha obtenido lo que quiere del matrimonio, mientras que Yerma no quedará jamás satisfecha. Sus expectativas nunca se verán cumplidas.

            La casa de Bernarda Alba lleva como subtítulo Drama de las mujeres en los pueblos de España, el cual incide en las características de la España rural de su tiempo. Es una obra en tres actos, escrita probablemente en 1936. Se estrenó el 8 de marzo de 1945 en el Teatro Avenida de Buenos Aires.
            Es la tragedia en la que el tema erótico y el conflicto de poder están más integrados. Bernarda es la autoridad y el elemento que impide la realización personal de sus hijas. Lo impositivo y letal se opone a lo afectivo y vital. Junto a ello, la presión del ambiente, el miedo al qué dirán. Lorca muestra en esta obra las tres reacciones frente a ese medio opresor: la integración de Bernarda, la lucha hasta la muerte de Adela y la locura de Mª Josefa.
            Bernarda Alba es una mujer de 60 años que acaba de enviudar por segunda vez. De sus dos matrimonios tiene cinco hijas: Angustias (heredera de los bienes de su primer matrimonio), Magdalena, Amelia, Martirio y Adela. Las hijas, lo mismo que la Poncia y la criada, servidoras de la casa, están sometidas al autoritarismo excesivo de Bernarda.
            Al acabar el duelo por su marido, Bernarda comunica a sus hijas solteras que el luto durará ocho años, durante los cuales se dedicarán exclusivamente a confeccionar su ajuar. En la casa queda abolida toda muestra de sentimiento, emoción o afecto.
            Pepe el Romano, un hombre de 25 años, va a casarse con Angustias, marchita ya a sus 39 años, y que busca únicamente su dinero. Pero Adela (20 años) mantiene relaciones secretas con él. También Martirio, de quebradiza salud y deforme, arde de pasión por él. Pepe comienza a visitar a su novia por las noches y, después de despedirse de ella, entra en el cuarto de Adela hasta altas horas de la madrugada. Poncia amenaza a Adela con delatarla si no renuncia a Pepe, pero Adela no está dispuesta a ello. Martirio le roba a Angustias un retrato de Pepe, lo que tensa el ambiente.
            Al margen de la tragedia de la casa, en el pueblo una moza ha matado al hijo de su vergüenza y la gente la persigue con increpaciones de odio para lapidarla. Adela siente que se le clavan en el vientre esas voces de venganza y odio (lo que constituye una alusión a un embarazo).
            Poncia avisa a Bernarda de que abra los ojos y vea lo que está ocurriendo en la casa, pero no hace caso. Una noche Martirio desencadena la tragedia cuando delata a gritos los impuros amores de Adela, lo que provoca que Bernarda dispare sobre Pepe para salvar el honor de la casa. Adela, creyendo que Pepe está muerto, se ahorca en su cuarto. La obra se cierra como se abre: Bernarda impone silencio y negando la evidencia exclama: “¡Ella ha muerto virgen!”.

Teatro de ensayo

            El público y Así que pasen cinco años son obras simbolistas, dramas experimentales, que pueden considerarse la contribución de García Lorca al surrealismo.

Teatro inconcluso y teatro inédito de juventud

            Lorca dejó a su muerte una gran cantidad de proyectos dramáticos, así como varios manuscritos que mostraban su producción dramática juvenil.

            Por último, debemos mencionar la concepción dramática de Lorca. En una conferencia, el autor explicaba el aspecto moralizador, didáctico e inclinado a la acción social del teatro, pero no con tintes políticos, sino con la intención de educar al pueblo: “El teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la edificación de un país y un barómetro que marca su grandeza o su descenso (…) El teatro es una escuela de llanto y risa, y una tribuna libre, donde los hombres puedan poner en evidencia morales viejas y equívocas y explicar con ejemplos unas normas eternas del corazón y del sentimiento del hombre. Un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo, como el teatro que no recoge el latido social, el latido histórico, el drama de sus gentes, con risa o con lágrimas, no tiene derecho a llamarse teatro, sino sala de juego o sitio para hacer esa cosa que se llama matar el tiempo”.
            Asimismo, se refería a la dimensión estética y humana del teatro: “El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y, al hacerse, habla y grita, llora y se desespera. El teatro necesita que los personajes que aparezcan en la escena lleven un traje de poesía y al mismo tiempo, que se le vean los huesos, la sangre”.

                                                                                       

lunes, 16 de septiembre de 2013

Temas principales y secundarios en La casa de Bernarda Alba



            El tema principal del teatro lorquiano y de La casa de Bernarda Alba es el enfrentamiento entre dos fuerzas contrapuestas: la tiranía y la libertad, entre una moral autoritaria (Bernarda) y el deseo de libertad (Adela y Josefa). Estas dos fuerzas son las que constituyen el eje fundamental en torno al cual giran una serie de subtemas o temas secundarios, consecuencias del tema principal.

Temas secundarios

-          La injusticia de una educación sexista (marginación de la mujer) basada en los valores tradicionales que condenan a las mujeres a la pasividad (“Hilo y aguja para las hembras”, “Nacer mujer es el mayor castigo”) y a la decencia, entendida como obsesión por la virginidad y mantener las apariencias (“Nos pudrimos por el qué dirán”).
Para denunciar la marginación de la mujer en la sociedad de su época, Lorca enfrente dos modos de comportamiento: la moral relajada de Paca la Roseta, la prostituta de los segadores y la hija de Librada, condenadas moralmente y marginadas (incluso físicamente como la tercera) y la decencia de las hijas de Bernarda, entre las cuales Adela se acerca a las del primer modo.
-          El amor sensual o la búsqueda del varón. El dominio tiránico de Bernarda, que impone un riguroso luto, impide cualquier relación a sus hijas. La irrupción en ese mundo cerrado de Pepe el Romano desencadena las pasiones.
En este sentido, podemos incluir las referencias y alusiones a historias amorosas fuera de la escena (del marido de Bernarda, Paca la Roseta, la hija de Librada, madre soltera, y los segadores), así como las vivencias auténticas de los personajes (la pasión realizada de Adela, la pasión secreta de Martirio, o Angustias, que en el funeral va al encuentro de los hombres).
-          El mundo de las apariencias, la preocupación por la opinión ajena, el deseo de aparentar lo que no es. Así se explica la obsesión por la limpieza de Bernarda, que es simbólica, o el temor a la murmuración (Bernarda oculta a su madre loca, sus hijas se quejan de que su vida está condicionada por el qué dirán, se desea ocultar la realidad del suicidio, la presencia de prácticas religiosas insinceras, rito de costumbre o instrumento de dominación, ya que Bernarda por ejemplo en el duelo impone el rezo para evitar la crítica.
-          La injusticia social. A lo largo de la obra y especialmente en el primer acto, se manifiesta la diferencia jerárquica entre clases sociales: Bernarda-Poncia-Criada-Mendiga. La cualidad de “crueldad” se atribuye a quien está en el escalón superior y las de “sumisión, resignación y odio” a quien está en el inferior. La desigualdad social provocará también el drama, puesto que Pepe elige a Angustias por su fortuna.
-          El odio y la envidia. Las relaciones humanas están marcadas por estos sentimientos: rencor y falta de amor, que rigen las diferencias sociales anteriores, la vida de Bernarda, siempre dispuesta a herir porque aborrece a todo el mundo y las hijas que aprovechan cualquier ocasión para hacerse daño.
-          El exagerado sentido de la honra y la reputación, unido al orgullo de pertenecer a una clase superior, aunque ello conlleve aislamiento y falta de libertad por la obligación de someterse a las rígidas convenciones sociales. Bernarda se siente superior respecto a las criadas y respecto al resto del pueblo. No cree que en él haya hombre de la clase de sus hijas.


Los personajes en La casa de Bernarda Alba




            Los personajes femeninos de García Lorca suelen destacar por su hondura y buen trazado y La casa de Bernarda Alba es un buen ejemplo dentro de su obra. Lorca suprime los personajes masculinos, entre ellos una figura fundamental: Pepe el Romano. Pero la supresión física del personaje se acompaña de un dominio extendido de su persona ausente.

El simbolismo de los nombres:

-          Bernarda: nombre de origen germánico que se refiere a “con fuerza y empuje de oso”.
-          Alba: del latín “albus”, blanco, significa también pureza, limpieza y apariencia.
-          Adela: de naturaleza noble, sincera.
-          Amelia: sin miel, sin gracia, tímida.
-          Angustias: mujer amargada, angustiada.
-          Martirio: apasionada, sufre un verdadero martirio por su enfermedad y deformación física.
-          Magdalena: nombre de un personaje bíblico, llora con facilidad.
-          Prudencia: sabiduría y resignación de la vejez.
-          Poncia: referencia a Poncio Pilatos, que se lava las manos en los momentos importantes.
-          Mª Josefa: unión de los nombres de los padres de Cristo.

Tipos de personajes

Visibles
Invisibles
Aludidos
Aparecen en escena como protagonistas (las mujeres) o como episódicos (mendiga)
No aparecen en la escena pero influyen en el desarrollo de la acción dramática (Pepe, la hija de Librada, segadores)
Son anecdóticos y sin entidad dramática: se cuenta su historia o permite la entrada y salida de personajes (Enrique Humanes, Paca la Roseta)

Las mujeres

-          Bernarda: es la representación hiperbólica del autoritarismo y las convenciones sociales retrógradas (el qué dirán y la honra). Es descrita antes de aparecer en escena por el diálogo Poncia-Criada. Destacan en él el autoritarismo de Bernarda (mandona, dominanta, tirana de todos los que la rodean) y la limpieza y orgullo de su casta (Ella la más aseada, la más decente, ella la más alta). La primera visión que tiene el espectador de ella nos reitera ese autoritarismo: vestida de negro impone silencio y lleva un bastón, símbolo de ese poder. Como viuda asume el papel masculino (Hasta que salga de esta casa con los pies por delante mandaré en lo mío y en lo vuestro). Su lenguaje está lleno de mandatos, órdenes y prohibiciones, sin posibilidad de diálogo ni rectificación.
-          Hijas: Están condenadas a convivir sin entenderse, reunidas en la casa por lazos de sangre ineficaces: entre ellas no hay amor, solo cierta amistad entre Martirio y Amelia. Adela se referirá a esto (Nos enseñan a querer a las hermanas). Además, la desigualdad económica desencadenará el conflicto. Angustias tiene 39 años, es de carácter egoísta y no goza de buena salud. Su nivel económico la acerca a Pepe, la única manera de salir de este infierno que es la casa. Magdalena, de 30 años, no alcanza como personaje mucho desarrollo. Es la que más ha sentido la muerte de su padre. Es hacendosa, la que mejor borda y corta, pero reniega de su condición de mujer. Es la única que dice las verdades en voz alta (Nos pudrimos por el qué dirán). Amelia tiene 27 años. Es el personaje más desdibujado, quizá por el lugar de hermana mediana que ocupa. Es tímida, tiene buena relación con Martirio y se preocupa por su salud. Para ella, nacer mujer es el mayor castigo. Martirio, con 24 años, está enferma, deforme y atormentada. Tuvo un novio, Enrique Humanes, pero su madre lo rechazó por la desigualdad social. Por un lado tiene miedo a los hombres, pero por otro, se siente atraída por ellos. De ella dice Poncia que es un pozo de veneno, no en vano provocará la desgracia. Adela tiene 20 años, es la hija rebelde y por ello se atreve a vestir de color y a llevar un abanico de flores de colores a pesar del luto. Quiere salir y se resigna a envejecer. Es consciente de su atractivo físico, lo que utilizará para conseguir a Pepe. Su mayor rebeldía es romper el bastón de su madre. La muerte es para ella una liberación.
-          Poncia: tiene 60 años como Bernarda y una mentalidad similar. Lleva sirviéndola treinta años, pero la odia. Está al tanto de todo lo que pasa en la casa y avisa a Bernarda de lo que se avecina. Le gusta hablar de sexo con las hijas. Utiliza un lenguaje desgarrado y lleno de sabiduría popular.
-          Mª Josefa: La madre de Bernarda, tiene 80 años y sufre demencia senil, por lo que está encerrada. Da voces continuamente y dice que quiere casarse. En su primera aparición en escena lleva unas flores en la cabeza, un símbolo de erotismo; en la segunda, su lenguaje es el de un niño: “Pepe el Romano es un gigante. Todas lo queréis. Pero él os va a devorar a vosotras porque vosotras sois granos de trigo”.
-          Pepe el Romano: tiene 25 años. No aparece en escena. Es interesado y ruin.

Relaciones entre personajes

Señora- criadas
Resentimiento y odio de clase
Madres-hijas
Autoritarismo y rebeldía
Hermanas
En general, envidia. El odio las irá poseyendo y provocará las luchas por defender lo que se les niega a todas: el amor y el sexo.
Afecto entre Magdalena y Adela, por un lado, y por otro entre Amelia y Martirio.
Bernarda-vecinas
Temor y odio

Caracterización

Indirecta
A través de los diálogos (las acotaciones son escasas y funcionales).
Autodefinición
El personaje habla de sí mismo (por ejemplo, Martirio se reconoce "débil y fea")
Actuación
Conocemos a los personajes también por su actuación y comportamiento. La inflexibilidad y rigidez de Bernarda contrasta con la actitud sumisa de sus hijas y de las criadas.
Lenguaje
Mediante insultos y vulgarismos (Poncia), imperativos (Bernarda), simbolismo (Josefa)
Movimientos
Dinamismo de Bernarda (con movimientos vigorosos y violentos) frente a las hijas sentadas (estáticas, en actitud de espera).
Objetos
Bastón, Abanico, Retrato, Oveja