martes, 30 de septiembre de 2014

Comparación entre la narrativa del siglo XIX y del XX






NARRATIVA DEL SIGLO XIX
NARRATIVA DEL SIGLO XX
ACCIÓN
-         Acciones del protagonista como centro de atención.
-         Objetivos del protagonista: prestigio, dinero,…
-         Medios para obtener los objetivos: individualismo y competitividad.
-         Visión angustiosa del mundo.
-         El hombre no tiene resuelto el sentido de su vida y lo busca sin éxito.
-         Fragmentación: no hay estructura lineal ni cronológica en el planteamiento, el nudo y el desenlace.
-         Comienzo abrupto.
-         Relatos que comienzan por el final de la historia.
-         Finales abiertos.
-         Se concentra la importancia en lo ético y existencial.
-         Lo importante no son los hechos, sino los significados, valores y la evolución interior de los personajes.
-         Tramas paralelas.
PERSONAJES
-         La obra lleva como título el nombre del protagonista.
-         El protagonista suele ser joven y es descrito con todo lujo de detalles.
-         Los personajes pierden importancia individual para representar conductas arquetípicas de la sociedad actual.
-         Son anti-héroes, seres anónimos, desgraciados, víctimas de una sociedad absurda.
-         A veces el personaje no es humano. A veces el autor se coloca a sí mismo dentro de la obra.
ESCENARIO
-         Ámbito contemporáneo para dar un marco social de lo que se cuenta.
-         Fondo histórico real para los acontecimientos.
-         Narración lineal y ordenada del tiempo.
-         Espacios místicos, ciudades que no existen en la realidad, pero que son reflejo de un país o región.
-         El ámbito social puede ocupar un primer lugar, si la obra cuestiona la estructura y valores sociales.
-         Descripción fragmentaria de ambientes significativos para la acción.
-         Descripciones que sugieren estados de ánimo.
-         El tiempo narrativo se modifica. Son comunes los flash-back, los saltos temporales.
-         Se da gran importancia al tiempo psicológico o subjetivo.
NARRADOR
- Narrador omnisciente: alguien externo a los hechos que los puede mostrar con detalles (muy importante la corriente del Realismo del siglo XIX).
- Muestra solo algún punto de vista narrativo.
- Las narraciones en primera persona son las presentadas por un narrador ficticio; el autor se oculta detrás de otro narrador, el cual cuenta los hechos como si los hubiera vivido. Tiene tres variantes: la primera persona central (en la que el personaje narra con sus propias palabras), la primera persona periférica (en la que un personaje secundario narra) y el “monólogo interior” (cuando narra la primera persona y se limita a expresar las idas y venidas de su pensamiento)
- Las narraciones en tercera persona se dan cuando el autor o narrador queda fuera del plano de los acontecimientos. Tiene dos variantes: la tercera persona omnisciente (el autor se refiere a cada personaje en tercera persona y puede describir lo que varios personajes oyen, ven y piensan, también los acontecimientos donde no hay ningún personaje presente) y la tercera persona limitada (el autor se refiere solo a lo que puede ser visto, oído y pensado por un solo personaje).
LECTOR
- Se comporta como un espectador pasivo, como el que contempla un espectáculo del cual no forma parte.
- Actitud más activa y participativa.
- “Lector-cómplice” porque al leer debe colaborar con el narrador, tiene que estar atento a las pistas que este le proporciona.
LENGUAJE
-         Lenguaje utilitario, sin ambigüedades o simbolismos, denotativo.
-         El lenguaje está de acuerdo con el espíritu científico, que era solo un medio para la descripción.
-         Énfasis en el lenguaje: busca su poder de sugerencia, su valor expresivo.
-         Lenguaje connotativo: semejante al poético.
-         Se asocian el sonido y el ritmo, reforzando la comunicación de los contenidos.
-         El escritor mezcla distintos niveles de lenguajes, usando el lenguaje culto para relatar una escena vulgar.


sábado, 13 de septiembre de 2014

Renovación de la novela en el siglo XX: Proust, Kafka, Joyce y T. Mann



            Durante el siglo XIX la novela, especialmente la realista, alcanzó un esplendor extraordinario. Uno de los primeros cultivadores de este movimiento en Francia fue Stendhal, autor de La cartuja de Parma  y Rojo y negro. Otros novelistas franceses destacados fueron Balzac (con La comedia humana) y Flaubert (con Madame Bovary). Como destacadas figuras del movimiento realista encontramos también a Dickens en Inglaterra, Dostoievski y Tolstoi en Rusia, o Galdós y Clarín en España. A esto se debe añadir la novela naturalista, que con la mezcla de materialismo y determinismo tan característica de la obra del francés Emile Zola, incide en los aspectos más sórdidos de la sociedad de la época. Se dice que el narrador realista se erige en “notario de la sociedad en la que vive”, la cual queda reflejada en sus libros de una forma casi científica, imparcial y objetiva, irónica o con una enorme carga crítica, pero siempre partiendo de la realidad que le es conocida.
            La calidad y cantidad de obras en el siglo XIX produjo la idea de que la novela como género estaba agotándose y no le quedaba más que la decadencia. Parecía imposible superar la maestría de esos autores, al mismo tiempo que parecía que ellos habían tratado ya todos los temas y cualquier obra nueva sería una repetición de lo ya expresado. Por ejemplo, si alguien quería tratar el adulterio de una mujer soñadora, romántica e insatisfecha en su matrimonio, debía competir con Madame Bovary de Flaubert, Ana Karenina de Tolstoi o La Regenta de Leopoldo Alas Clarín. La visión pesimista acerca de ese agotamiento supone la comprensión de la importancia de la renovación del género en el siglo XX.
            La aparición de grandes autores a comienzos del siglo XX permitirá la necesaria renovación del género novelístico. Aparecen nuevas formas de narrar y se da cabida a historias más complejas y técnicas más innovadoras: el abandono del orden cronológico, la ruptura de la estructura tradicional (planteamiento, nudo y desenlace), distintas perspectivas, protagonistas contradictorios, etc.
De acuerdo con el epígrafe de este tema, mencionaremos a cuatro de los más destacados escritores (Marcel Proust, Franz Kafka, James Joyce y Thomas Mann), aunque hubo muchos más que se podrían incluir en esta renovación.
            En los primeros años del siglo XX aparece una confrontación entre la vanguardia y una evolución de lo precedente. El germen vanguardista lo hallamos en 1894, con el estreno de Ubú rey de Alfred Jarry, precursora también del llamado teatro del absurdo. No obstante, no hubo una ruptura absoluta con toda la literatura anterior o una transición suave a la modernidad, sino bastantes matices. Thomas Mann, por ejemplo, estaba aún muy ligado a la novelística anterior, por lo que fue llamado “el último novelista del siglo XIX” y también “el primero del XX”.Franz Kafka sí escribe una obra “antirrealista”, diferente a la novela y el relato de buena parte del XIX. James Joyce se caracteriza por la “destrucción” del lenguaje narrativo convencional, con técnicas como el monólogo interior que apenas estaban esbozados en alguna novela realista.

            Marcel Proust (1871-1922) es el gran renovador de la novela francesa a comienzos del siglo XX. Su obsesión es el “yo literario”, con un cierto distanciamiento para poder universalizar experiencias. Es muy conocido el pasaje en que el olor y el sabor de una magdalena mojada en té le hacen recordar episodios del pasado ligados a esas sensaciones. Lo que trata de conseguir el novelista es estimular en los lectores experiencias parecidas, como recordar a alguien a través de una canción.
            Proust supo crear una obra muy personal, en cierto modo heredera de la novela psicológica, que se ha calificado como “impresionista” por el valor que da a todas las sensaciones descritas minuciosamente en períodos muy largos a veces, encadenando oraciones subordinadas, por ejemplo, algo poco frecuente en la novela francesa anterior. Su gran obra narrativa es el conjunto de novelas llamadas En busca del tiempo perdido, compuestas entre 1913 y 1922, y que consta de siete obras: Por el camino de Swann (1913), A la sombra de las muchachas en flor (1919), El mundo de Guermantes (1921 y 1922), Sodoma y Gomorra (1922 y 1923), La prisionera (1925), La fugitiva (1927) y El tiempo recobrado (1927). La prestigiosa editorial Gallimard, por consejo de André Gide, rechazó la publicación de la primera novela, pero sí publicó la segunda. Además de una crítica del esnobismo y el arribismo social de unos personajes decadentes, en En busca del tiempo perdido, Marcel Proust deja constancia de su homosexualidad de una manera velada en general, aunque de modo más explícito en Sodoma y Gomorra.
            Entre las obras de Proust consideradas “menores” destaca La Biblia de Amiens, traducción de textos de británico John Ruskin, impulsor de la teoría del “arte por el arte”.

            Thomas Mann (1875-1955) pertenecía una familia burguesa. Comenzó su carrera literaria escribiendo relatos para la revista Simplicissimus. Su primer cuento fue El pequeño señor Friedermann (1898). La obra que lo lanzó a la fama fue Los Buddenbrook (1901), historia de la decadencia de una familia burguesa. Esta obra (su título más recordado en la entrega del Premio Nobel de Literatura) entronca con la mejor novela realista anterior, de forma que en Alemania se decía de Mann que era “el último novelista del siglo XIX”, a lo que se añadió “y el primero del siglo XX”.
            Su interés por relacionar el arte con la vida lo lleva a escribir obras como Tristán, Muerte en Venecia (1912) y Doctor Fausto.
            Después de la primera guerra mundial (1914-1918) abordo la realización de La montaña mágica (1924). Concebida en su origen como una novela corta, la obra transcurre en un sanatorio antituberculoso. Aquí podemos observar la dimensión de Mann como pensador. Este extenso relato entronca con el Bildungsroman alemán (la novela de aprendizaje), aunque Mann la calificó como Zeitroman o “novela del tiempo”. La enfermedad, el sentido de la vida, la muerte, el destino de la civilización, la estética, la política, el sistema de valores por el que se rige el ser humano… Todos esos temas se plantean en esta obra ambientada en un sanatorio suizo. Curiosamente, Mann queria escribir la antítesis de Muerte en Venecia.
            En 1929 se le concedió el Premio Nobel de Literatura.
            El ascenso del nazismo obligó a Thomas Mann a exiliarse, comprometido con los valores de la democracia, pero además casado con una mujer de origen judío. Residió en Suiza desde 1933 a 1938 y de allí se trasladó a estados Unidos, donde vivió durante la segunda guerra mundial y obtuvo la nacionalidad norteamericana, aunque también había adquirido la checa. Su literatura del exilio, revestida de espiritualismo, está llena de referencias bíblicas, como se aprecia en José y sus hermanos. Su admiración a Goethe le llevó a escribir Doctor Fausto (1947), la historia de un músico que vende su alma al diablo. En esta obra algunos ven un símbolo del pueblo alemán vendiendo su alma a los nazis. En 1939 Mann ya había escrito Carlota en Weimar, una continuación del Werther de Goethe, aunque sin el personaje del joven suicida. La protagonista, Carlota, recuerda su relación con el infortunado Werther.
La última novela de Mann fue Las confesiones de Félix Krull, en la que desarrolla un irónico análisis de la condición humana.
Murió en el exilio en Zurich, en Suiza, en 1955.

            James Joyce (1882-1941) se caracteriza por romper con el lenguaje narrativo vigente hasta su época. Su evolución correrá pareja al desarrollo de los movimientos vanguardistas, incluso podemos encontrar en sus páginas algunos ecos del dadaísmo. Aún así, siempre cultivó un estilo muy personal, libre de dogmas y escuelas.
            James Joyce se dio a conocer con Dublineses (1914) y la novela en parte autobiográfica Retrato del artista adolescente (1916), pero su obra cumbre es Ulises (1922), llena de simbología y quizás uno de los relatos más influyentes en la evolución de la novela debido a la experimentación a la que el autor somete el lenguaje. Fue concebida como un reverso de La Odisea. Esta novela está escrita sin autocensura moral o política, de forma que fue calificada de obscena y anticatólica por varios sectores de la sociedad. Joyce narra en dieciocho capítulos veinticuatro horas en la vida de tres personajes de Dublín: Leopold Bloom, un judío dublinés que vaga por la ciudad retrasando el momento de regresar a casa (le consta la infidelidad de su esposa), Molly Bloom y el escritor Stephen Dedalus, que podría considerarse un trasunto del autor. Todas las modalidades del experimentalismo narrativo posterior se encuentran en esta novela, difícil de leer en algunos fragmentos (desorden del tiempo, mezcla de acción y reflexión, monólogo interior o utilización de todos los registros del lenguaje)
            De 1939 es Finnegans wake, un complejo relato donde se infiltran las ideas de Giambattista Vico, y que se convierte en un retrato psicológico del hombre contemporáneo. El título se inspira en una balada tabernaria irlandesa y también es una obra de compleja lectura.

            Franz Kafka (1883-1924) es un escritor en lengua alemana y sus obras son exponente de la angustia existencial de principios del siglo XX. Considerado uno de los padres de la llamada literatura del absurdo, parece inspirarse en el mundo de las pesadillas y los sueños obsesivos para construir unos desasosegante relatos donde se quiebra la lógica. Su obra más representativa es La metamorfosis, donde un modesto viajante (Gregorio Samsa) se convierte en un monstruoso bicho, provocando diversas reacciones en quienes lo rodean, desde la hostilidad hasta cierta compasión, pasando por el asco o la curiosidad malsana. La transformación sucede absurdamente, a causa de ese “porque sí” característico del autor.
            Kafka parte en sus obras de una situación inverosímil, que marca y vertebra todo el relato. Pero dentro de la historia todo posee una gran coherencia, de ahí lo más inquietante: ser un símbolo de una realidad amenazadora y demasiado cercana al lector. Aunque lo más leído y apreciado de su producción han sido sus relatos cortos y cuentos, es en las novelas extensas (El castillo y El proceso, fundamentalmente) donde Kafka desarrolla su anticipación a fenómenos propios del siglo XX, que se estaban gestando o aún no se habían producido: el fascismo, sobre todo en su versión hitleriana, y el comunismo bajo Stalin. El poder establecido es una fuerza impersonal y opresiva que dispone de un implacable engranaje, la burocracia ciega. Para el poder todos somos culpables de delitos que hemos cometido o cometeremos sin darnos cuenta, en los que no importa esa intencionalidad deliberada, y por los que debemos pagar. Tal vez esa culpabilidad nazca también de una sospechosa falta de delito: basta con que deseemos ser libres, lo que constituye el más horroroso de los crímenes. La novela de Georges Orwell 1984 viene a ser una secuela postkafkiana de esa crítica al totalitarismo en cualquiera de sus manifestaciones.


domingo, 7 de septiembre de 2014

Crea tu Haiku



(Ejercicio recomendado para 1º y 2º de ESO)


            El haiku (o haikú) es un poema breve japonés que se compone de tres versos. De hecho, es la forma poética más usada en Japón. En él se expresa la impresión de lo que está sucediendo en este lugar y en este momento. Sugiere mucho en pocas palabras (solo 17 sílabas).
            Con respecto a este detalle, podríamos recordar la facultad y facilidad que muestran los japoneses para encerrar mucho en poco espacio (por ejemplo, en los bonsáis o en el terreno de la informática).
            El Haiku podría compararse con un rayo que ilumina el corazón, que produce una impresión. Es una poesía que se siente, se oye, se huele. El profesor Fernando Rodríguez Izquierdo dijo que es “breve e impactante; dice mucho en pocas palabras”.
            Trata sobre la poesía que tienen las cosas sencillas, todo aquello que nos rodea (una mañana de lluvia, el color de una fruta, la clase, la mesa del instituto, los pájaros que cantan por las mañanas…).
            El creador de haiku se denomina haijin.

Pasillo desierto,
las clases vacías.
Verano.


El mar de noche,
las olas monótonas
iluminándola.

            El origen de esta modalidad poética se encuentra, en lo que se refiere a la estructura, en el renga (una canción encadenada de unas cien estrofas, entre las cuales unas estaban formadas por tres versos de 5, 7 y 5 sílabas, mientras que otras eran de dos versos heptasílabos). Los temas y la apariencia provenían de la pintura japonesa y la espiritualidad que los caracteriza del budismo y el confucionismo.
            El francés Jules Renard fue el primero que escribió un haiku europeo, en 1896. En español el primero fue escrito por el mexicano José Juan Tablada, tras su viaje a Japón como diplomático en 1900.

                        ¿Cómo lo escribimos?

-         Son tres versos con la siguiente distribución en sílabas: 5-7-5.
-         Tienen Kigo, que es una palabra o expresión que alude a una estación del año.
-         Suelen tener Kireji, una pausa fuerte (punto y coma o punto), normalmente al final del primer verso, en mitad o al final del segundo verso).
-         Predominan los sustantivos (también los propios).
-         Hay pocos adjetivos y pocos verbos. En el haiku en español debe evitarse en lo posible el uso de verbos y si se usan, deberían utilizarse las formas no personales.
-         La acción siempre aparece en presente (aquí y ahora).
-         Deben evitarse los pronombres personales.
-         La estructura de haiku japonés clásico (5-7-5) puede alterarse o modificarse en castellano, debido a que en este la media de sílabas por idea es mayor (así, podemos utilizar estructuras de 6-8-6 o 6-9-6).
-         El haiku suele ir acompañado de un dibujo, lo que facilita la comprensión del lector.


Kigo (diccionario de las estaciones):

Verano
Otoño
Cielo azul   Mar   Arena   Siesta   Gaviota
Puesta de sol    Brisa   Calima   Girasol
Saltamontes   Luciérnaga   Sandía
Trucha    Búho   Ardilla   Castaña
Caída de las hojas    Manzana   Vid
Crisantemos   Musgo   Sauce
Invierno
Primavera
Gorrión   Tormenta   Ventisca   Nieve
Escarcha   Crepúsculo   Leña   Haya
Junco   Abedul   Roble
Deshielo   Flores tempranas y silvestres
Tulipán   Loto   Hierba   Infancia
Arco iris    Ruiseñor   Caracol

            Debemos recordar que con el haiku se busca la sensación, la fantasía, la espontaneidad y la frescura. Debemos evitar plantear ideas, la verdad, reflexiones o una enseñanza.

Ejemplos de Haiku japoneses:

Chikara no ten
Kaze to Mizu
Karasu no Arashi
Poder del cielo
viento y agua
cuervo de la tempestad
Yuki-doke ya
Miyama-gumori o
Naku karasu
Llegó el deshielo:
al nublado del monte
le grazna un cuervo


Ejemplos de Haiku en español:

Por mi ventana
colecciono paisajes
que no son míos.


En el silencio
de esa flor amarilla,
perdura el canto.


El sol calienta
llanto de nieve blanca

sencilla lágrima.