sábado, 24 de septiembre de 2016

Didáctica: Luces de Bohemia de Valle Inclán




            Es imprescindible leer íntegramente esta obra para poder tratar los siguientes puntos:
En primer lugar, la trayectoria de Max Estrella: la posible relación con el autor Alejandro Sawa y con el personaje de Rafael Villasús de El árbol de la ciencia de Baroja pueden verse a través de la carta de Valle Inclán a Rubén Darío:      

Querido Darío: Vengo a verle después de haber estado en casa de nuestro pobre Alejandro Sawa. He llorado delante del muerto, por él, por mí y por todos los pobres poetas. Yo no puedo hacer nada, usted tampoco, pero si nos juntamos unos cuantos algo podríamos hacer. Alejandro deja un libro inédito. Lo mejor que ha escrito. Un diario de esperanzas y tribulaciones. El fracaso de todos sus intentos para publicarlo y una carta donde le retiraban la colaboración de sesenta pesetas que tenía en El Liberal, le volvieron loco en sus últimos días. Una locura desesperada. Quería matarse. Tuvo el final de un rey de tragedia: loco, ciego y furioso.

Así como en los fragmentos de la obra de Baroja, como el siguiente:

Los inquilinos de los cuartuchos le contaron que el poeta loco, como le llamaban en la casa, había pasado tres días y tres noches vociferando, desafiando a sus enemigos literarios, riendo a carcajadas.
Andrés entró a ver al muerto. Estaba tendido en el suelo, envuelto en una sábana. La hija, indiferente, se mantenía acurrucada en un rincón. Unos cuantos desarrapados, entre ellos un melenudo, rodeaban el cadáver.
― ¿Es usted el médico? ―le preguntó uno de ellos a Andrés con impertinencia.
―Sí; soy médico.
―Pues reconozca usted el cuerpo, porque creemos que Villasús no está muerto. Esto es un caso de catalepsia.
―No digan ustedes necedades ―dijo Andrés.
Todos aquellos desarrapados, que debían ser bohemios, amigos de Villasús, habían hecho horrores con el cadáver: le habían quemado los dedos con fósforos para ver sí tenía sensibilidad. Ni aun después de muerto, al pobre diablo lo dejaban en paz.
Andrés, a pesar de que tenía el convencimiento de que no había tal catalepsia, sacó el estetoscopio y auscultó el cadáver en la zona del corazón.
―Está muerto ―dijo.
En esto entró un viejo de melena blanca y barba también blanca, cojeando, apoyado en un bastón. Venía borracho completamente. Se acercó al cadáver de Villasús, y con una voz melodramática gritó:
― ¡Adiós, Rafael! ¡Tú eras un poeta! ¡Tú eras un genio! ¡Así moriré yo también! ¡En la miseria! , porque soy un bohemio y no venderé nunca mi conciencia. No.

En lo que se refiere al resto de personajes, habría que señalar su tratamiento. Destacaría el proceso de animalización de don Latino. En las acotaciones, aparece como un hombre ya mayor acompañado por un perro, y a través de este se pretende reflejar la personalidad de don Latino. No es agradable, pero acompaña a Max Estrella como lo haría un perro lazarillo:
“D. Latino interviene con ese matiz de perro cobarde, que da su ladrido entre las piernas del amo".

Por otra parte se produce también la aparición de personajes reales, como Maura o el poeta Rubén Darío.

En lo que se refiere al alcance crítico de la obra, podríamos destacar algunas de las intervenciones en que se compara a España y a Inglaterra o se habla de aspectos religiosos y se indica que el pueblo español ha rebajado a unas imágenes sensibleras las grandes realidades de la vida y de la muerte, transformándolas en "cuentos de beatas costureras".

Pero el aspecto más importante de Luces de Bohemia es el esperpento como estética. Esta obra es la primera en la que aparece la definición de lo que es el esperpento. El protagonista, Max estrella, dice

“Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada”.
 “Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas.”
 “Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas.” 
Las situaciones de los personajes, ellos mismos, provienen de la vida real y son sometidos a un proceso de deformación.

Recordemos que al tratar la teoría del esperpento, debemos mencionar la entrevista que Valle Inclán concedió al periodista Gregorio Martínez Sierra, publicada en el diario ABC el 7 de diciembre de 1938. En ella señala que hay tres maneras de ver el mundo, y la última es la que él toma para definir el esperpento:
 “Comenzaré por decirle a usted que creo que hay tres maneras de ver el mundo, artística o estéticamente: de rodillas, en pie o levantado en el aire. (Esta última) es mirar al mundo desde un plano superior y considerar a los personajes de la trama como seres inferiores al autor, con un punto de ironía. Los dioses se convierten en personajes de sainete. Ésta es una manera muy española, manera de demiurgo, que no se cree en modo alguno hecho del mismo barro que sus muñecos. Quevedo tiene esa manera. Cervantes también... También es la manera de Goya. Y esta consideración es la que me movió a dar un camino en mi literatura y a escribir los esperpentos, el género que yo bautizo con el nombre de esperpentos.”

            Por último, se debe hacer referencia a otra obra de Valle (Tirano Banderas), en donde se produce también esa visión desde la altura y se consigue así el distanciamiento del lector con respecto al texto.

            Es interesante realizar en el grupo el comentario del Acto XII de Luces de Bohemia.

En general, veríamos que el esperpento resulta ser un procedimiento estético que utiliza el humor y el distanciamiento para deformar sistemáticamente la realidad. La función del humor reside en desmitificar y evidenciar lo absurdo y ridículo de la existencia.
Toda la obra resulta ser una gran caricatura de la vida literaria e intelectual española en la que Valle está jugando con sus personajes, que arrastran una vida grotesca y carente de sentido. 

Debemos referirnos también a los registros de lenguaje que son utilizados en Luces de Bohemia, así como la relación que tienen con los personajes. En la obra aparece una amplia gama de variantes desde la jerga hasta metáforas audaces y los registros formal y coloquial se van alternando, provocando emociones confusas (entre lo cómico y lo trágico).
En los diálogos aparece el habla de los bajos fondos de Madrid (filfa, naturaza, chulapón,…) y palabras de jergas como gachó o pipis (este con el significado de “bobo”). Esos registros contrastan con los cultismos en las acotaciones o en expresiones que sirven para caracterizar a los personajes, como el “cráneo privilegiado”.
Por otra parte, habría que destacar algunos recursos encaminados a plasmar el sentido trágico de la vida española, como la parodia. Un ejemplo sería el diálogo que en la obra mantiene los sepultureros (Escena XIV) y que está relacionado con Hamlet (Acto V):

UN SEPULTURERO: Ese sujeto era un hombre de pluma.
OTRO SEPULTURERO: ¡Pobre entierro ha tenido!
UN SEPULTURERO: Los papeles lo ponen por hombre de mérito.
OTRO SEPULTURERO: En España el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser sinvergüenza. En España se premia todo lo malo.
UN SEPULTURERO: ¡No hay que poner las cosas tan negras!
OTRO SEPULTURERO: ¡Ahí tienes al Pollo del Arete!
UN SEPULTURERO: ¿Y ése qué ha sacado?
OTRO SEPULTURERO: Pasarlo como un rey siendo un malasangre. Míralo, disfrutando a la viuda de un concejal.
UN SEPULTURERO: Di un ladrón del Ayuntamiento.
OTRO SEPULTURERO: Ponlo por dicho. ¿Te parece que una mujer de posición se chifle asi por un tal sujeto?
UN SEPULTURERO: Cegueras. Es propio del sexo.
OTRO SEPULTURERO: ¡Ahí tienes el mérito que triunfa! ¡Y para todo la misma ley!
UN SEPULTURERO: ¿Tú conoces a la sujeta? ¿Es buena mujer?
OTRO SEPULTURERO: Una mujer en carnes. ¡Al andar, unas nalgas que le tiemblan! ¡Buena!
UN SEPULTURERO: ¡Releche con la suerte de ese gatera!

En otro sentido, habrá que analizar las acotaciones y su función dramática en Luces de Bohemia, prestando especial atención a los valores literarios y estilo que se encuentran en ellas.
Podemos aprovechar para recordar que las acotaciones en general sirven para dar indicaciones escénicas. En la obra de Valle Inclán además están llenas de recursos retóricos o adjetivos valorativos. Algunas de esas acotaciones son imposibles de representar en escena, a no ser que el director las “traduzca” con su propia subjetividad:

MÁXIMO ESTRELLA se tiende en el umbral de su puerta. Cruza la costanilla un perro golfo que corre en zigzag. En el centro, encoge la pata y se orina. El ojo legañoso, como un poeta, levantado al azul de la última estrella (Escena XII).

A partir del análisis de las acotaciones en Luces de Bohemia se puede tratar la teatralidad y representabilidad de la obra. Esta parece haber sido escrita como teatro leído, dejando a la imaginación del lector la recreación de los diferentes lugares que aparecen. La diversidad tanto de dichos lugares, como de ambientes y contextos dificulta la representación, aunque sí sería apropiada para el cine. Quizás lo más complicado para lograr representar las escenas sea la aparición de animales o la descripción de acciones simultáneas.

Con respecto a la aparición de los diferentes ambientes del Madrid de la época, podemos recordar su relación con el Madrid galdosiano.  Este concepto se refiere al conjunto de escenarios que en la obra de Pérez Galdós representan la ciudad y los habitantes del pueblo de Madrid, una suma de grupos humanos diversos que conforma un entramado con una identidad propia en la Literatura española.
            La acción de Luces de Bohemia muestra un recorrido por la ciudad en diferentes pasos:

ACCIÓN
LUGAR
Casa de Max estrella
Calle San Cosme
Cueva de Zaratustra
Pretil de los Consejos
Taberna de Pica Lagartos
Calle de la Montera
Buñolería modernista
Pasadizo de San Ginés
Ministerio de Gobernación
Puerta del Sol
Café Colón
Calle Colón
Paseo con jardines
Paseo de Recoletos
Calle del Madrid austriaco
Calle de Felipe IV
Costanilla
Costanilla de los Desamparados

            En este punto podremos proyectar imágenes de los diferentes lugares para comprender estas relaciones y comentarlas con respecto a la obra.



Por otra parte, habrá que señalar la aparición de diferentes estamentos sociales que quedan reflejados en Luces de Bohemia.

            Además pueden realizarse dos actividades comunes a otras lecturas, como serían la de escribir un final diferente de la obra, intentando buscar el estilo adecuado en lenguaje y personajes, así como la de elaborar un vocabulario con algunas de las palabras que aparezcan en la obra.
            Al tratarse de una obra de teatro, se puede intentar montar alguna escena o fragmento.
            Por otra parte, existe una adaptación cinematográfica de Luces de Bohemia, realizada en 1985, que puede proyectarse en clase. A partir de esto, se puede realizar una comparativa entre el original y esta versión para el cine.


            Por último recordaremos la llamada Noche de Max Estrella, iniciativa creada en 1988 que consiste en un itinerario vespertino y nocturno por el centro de Madrid, en el que se rinde homenaje a Valle Inclán. 





sábado, 17 de septiembre de 2016

El romance



            Este es un género propio de la literatura española, emparentado con el corrido mexicano, que presenta tres características principales:
1)      Se emplea el verso octosílabo.
2)      Asonancia de los versos pares. Los impares quedan sin correspondencia en las rimas.
3)      Libre extensión.
4)      A veces puede producirse la disposición en cuartetas, sin alterar la asonancia.

Uno de los romances más conocidos es el Romance del Infante Arnaldos, del que recogemos una versión:

¡Quién hubiera tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubo el infante Arnaldos
la mañana de San Juan!

Andando a buscar la caza
para su falcón cebar,
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar;

las velas trae de seda,
la jarcia de oro torzal,
áncoras tiene de plata,
tablas de fino coral.

Marinero que la guía,
diciendo viene un cantar,
que la mar ponía en calma,
los vientos hace amainar;

los peces que andan al hondo,
arriba los hace andar;
las aves que van volando,
al mástil vienen posar.

Allí habló el infante Arnaldos,
bien oiréis lo que dirá:
-Por mi vida, el marinero,
dígasme ora ese cantar.

Respondióle el marinero,
tal respuesta le fue a dar:
-Yo no digo mi canción
sino a quien conmigo va.

            Hay varias formas especiales del romance: pareado, romancillo y heroico.
            El romance pareado contiene dos versos que riman entre sí (aa, bb, etc.). Pueden tener la misma o distinta medida. La rima habitual es la consonante. Se produce la disposición en cuartetas. En La razón de amor encontramos un ejemplo:

Yo connocí luego las alfayas,
que yo gelas avía enbiadas;
ella connoçió una mi cinta man a mano,
qu'ela la fiziera con la su mano.

            El romancillo es un romance cuyos versos tienen menos de ocho sílabas. Se caracteriza por:
1)      La asonancia continua en los versos pares. Los impares quedan sin correspondencia en la rima.
2)      Empleo habitual de cuartetas.
3)      Uso de versos con el mismo número de sílabas.
4)      Extensión libre de la composición.
Un ejemplo sería el Romancillo de mayo del poeta Miguel Hernández:

Por fin trajo el verde mayo
correhuelas y albahacas
a la entrada de la aldea
y al umbral de las ventanas.

Al verlo venir se han puesto
cintas de amor las guitarras,
celos de amor las clavijas,
las cuerdas lazos de rabia,
y relinchan impacientes
por salir de serenata.

En los templados establos
donde el amor huele a paja,
a honrado estiércol y a leche,
hay un estruendo de vacas
que se enamoran a solas
y a solas rumian y braman.

La cabra cambia de pelo,
cambia la oveja de lana,
cambia de color el lobo
y de raíces la grama.

Son otras las intenciones
y son otras las palabras
en la frente y en la lengua
de la juventud temprana.

Van los asnos suspirando
reciamente por las asnas.
Con luna y aves, las noches
son vidrio de puro claras
las tardes, de puro verdes,
de puro azul, esmeraldas;
plata puras, las auroras
parecen de puro blancas
y las mañanas son miel
de puro y puro doradas.

Campea Mayo amoroso
el amor ronda majadas,
ronda establos y pastores,
ronda puertas, ronda camas,
ronda mozas en el baile
y en aire ronda faldas...

            Finalmente, el romance heroico es aquel que está formado por versos endecasílabos. Se caracteriza por:
1)      La asonancia en los versos pares. Los impares no tienen correspondencia en la rima.
2)      Hay tendencia a la disposición en cuartetas.
3)      Se emplea el endecasílabo.
4)      Libre extensión de la obra.
Un ejemplo de romance heroico lo encontramos en Bernardino de Rebolledo, poeta del siglo XVII:

«Sócrates, sin salir jamás de Grecia 
pretende ser de todo el universo;
 yo, que con los extraños he vivido,
morir entre los propios apetezco».


            El romance heroico no se refiere a lo épico, pero sí es utilizado para asuntos serios y meditativos.

jueves, 15 de septiembre de 2016

Metaliteratura en “Castilla” de Azorín




            La obra Castilla es una colección de ensayos diversos, en los que se observa cierta coherencia en su temática y sus imágenes. Azorín explicaba que con este libro trataba de captar algo del espíritu de Castilla a través de la historia de lo diario y no de los grandes acontecimientos, todo ello matizado por el poder del tiempo.
            Hay una serie de temas constantes en este autor desde 1907 hasta 1914: la definición del “ser español”, los paisajes y pueblos de España/Castilla y su intrahistoria, y la decadencia de Castilla/España. Estos temas se tratan desde una filosofía del tiempo heredada de Nietzsche (el “eterno retorno” que se plasma en Las nubes, por ejemplo) y desde un pesimismo característico del 98 heredado de Schopenhauer: para qué la vida si es una marcha inexorable hacia la nada (como en Cerrera, cerrera), así como desde el debate España versus Europa.
            El problema de España presentado a través de la dicotomía de tradición/progreso está en los primeros cuatro artículos de Castilla.
            La metafísica sentimental de Azorín que se observa en su obsesión por el problema del tiempo aparece en otros cinco artículos. El “eterno retorno” deviene en una sensación angustiosa, en un “dolorido sentir”.
            La búsqueda del “ser español” en las constantes históricas, la continuidad nacional tamizada por la concepción del tiempo propia de Azorín aparece en tres de los ensayos. Destacan Lo fatal, en el que aparece el hidalgo español que esconde su pobreza por honor (personaje que aparece a partir del Lazarillo, El Greco y Góngora), y La fragancia del vaso, que sigue la vida de Constanza, la protagonista de una de las Novelas ejemplares de Cervantes, La ilustre fregona.
            Finalmente, todos los enfoques mencionados son tratados a partir de la metaliteratura o literatura dentro de la literatura. Azorín se inspira en los textos literarios, los reescribe y los trabaja como material histórico, elabora metatextos.

            En Las nubes continúa La Celestina:
Calixto y Melibea se casaron —como sabrá el lector si ha leído La Celestina— a pocos días de ser descubiertas las rebozadas entrevistas que tenían en el jardín.
La pareja tiene una hija, Alisa. Y ante ella llega un mancebo persiguiendo un halcón.

            En Lo fatal acude al escudero-hidalgo del capítulo III del Lazarillo, y recuerda su casa:
             No hay tapices, ni armarios, ni mesas, ni sillas, ni bancos, ni armas. Nada; todo está desnudo, blanco y desierto.
            Azorín eleva al escudero a la condición de hidalgo que vive en un caserón de Valladolid. Acopió riqueza y mala salud, por lo que tuvo que regresar a Toledo, donde visita a Lázaro, holgadamente establecido. Y en casa de este hay un retrato del hidalgo realizado por El Greco. Al describir el retrato concluye:
            Sus ojos están hundidos, cavernosos, y en ellos hay –como en quien ve la muerte cercana- un fulgor de eternidad.
            Del Lazarillo proviene el hambre (una realidad que nunca cambia) en el episodio de Lo fatal.

            En La fragancia del vaso acude a La ilustre fregona cervantina. Han pasado veinticinco años desde la boda de Constanza. Vive en Burgos y decide visitar Toledo. Pero solo queda como testigo de su juventud la Argüello, que ahora está ciega, sorda y ha perdido la memoria.
            Han pasado veinticinco años. La historia la cuenta Cervantes en La ilustre fregona. Quince años tenía Constanza cuando salió del mesón; cuarenta tiene ahora…
            […] La vieja no comprendía nada. Al cabo de un rato de vanos esfuerzos, se ha marchado, tan lentamente como ha venido, apoyada en su palo.

            En Cerrera, cerrera acude al episodio L de la primera parte del Quijote y reelabora La tía fingida, una novela atribuida a Cervantes. Azorín resume el argumento de dicha novela después de una descripción en que nos sitúa en el tiempo y el espacio y nos presenta a los protagonistas. El artículo es una continuación a partir del extraño matrimonio con que concluye La tía fingida. Habrá un desenlace desgraciado que no se suaviza con una felicidad doméstica. La moza que se casó con el estudiante de Salamanca se fue siguiendo su natural instinto, así que el estudiante vive solo en algún lugar de La Mancha.
            En este artículo, las cartas cerradas provocan incertidumbre y desasosiego:
            Un día, al regresar al anochecer el hidalgo a su casa, encontrase con una carta. Conoció la letra del sobre; durante un instante permaneció absorto, inmóvil. Aquella misma noche se ponía en camino. A la tarde siguiente llegaba a una ciudad lejana y se detenía, en una sórdida callejuela, ante una mísera casita. En la puerta estaba un criado que guardaba la mula de un médico.

            Y todo ello sin olvidar las referencias literarias, ya que acude a diferentes fuentes en otros artículos.
            En Ventas, posadas y fondas recurre al Duque de Rivas, Galdós (el paisaje de Ángel Guerra) y Clarín.
            En Una ciudad, un balcón acude a la Celestina, al Poema de Mío Cid, al romance de Blancaflor y a El donado hablador, la novela picaresca de Jerónimo Alcalá. Azorín mira a través de un catalejo y ve aparecer personajes, paisajes e historias.
            En Las nubes cita y comenta a Campoamor (Vivir es ver pasar)
            En Lo fatal se inspira en un poema de Góngora:
Repetido latir, si no vecino,
Distinto oyó de can, siempre despierto

            En Cerrera, cerrera alude a los diálogos de Vives y se inspira para las reflexiones existenciales en la Elegía XII de la Tristia de Ovidio.
            Por otra parte, un verso del Poema de Mío Cid preside Una lucecita roja.


lunes, 12 de septiembre de 2016

La posada del mal hospedaje




            En 1854, el escritor inglés George Borrow describió La posada del mal hospedaje como “el mejor cuento de fantasmas del mundo”.
            Este relato al que nos referimos, publicado en Sevilla en 1604, es en realidad un fragmento de la novela de Lope de Vega El peregrino en su patria. Es un ejemplo de novela bizantina, precursora de la novela de aventuras, con un esquema sencillo: unos jóvenes amantes desean casarse pero les suceden miles de peripecias hasta que el amor triunfa.
            El relato tiene lugar cuando el protagonista Pánfilo llega a una villa buscando alojamiento. Como no lo consigue, se dirige a un hospital desierto y oscuro, donde un extranjero había muerto. En una capilla, un santo varón le advierte del mal hospedaje de la casa y, efectivamente, seres sobrenaturales le hacen pasar una terrorífica noche. Pánfilo jura a la mañana siguiente que nunca volverá a poner un pie en aquel sitio y se marcha.
            Ahora bien, para poder definir La posada del mal hospedaje como un auténtico relato fantástico debemos recordar que la esencia de este género es presentar al lector una situación cotidiana en la que irrumpa lo sobrenatural, de manera que el orden natural de las cosas que de alterado. Esto provoca miedo o desasosiego.
            Algunos autores acuden a lo que se denomina lo “fantástico explicado”, en el que se da una explicación racional a lo sucedido.
            En este relato, Lope intenta dar una explicación razonable. Interrumpe las desgracias de Pánfilo para justificar que esos sucesos sobrenaturales son en realidad obra de demonios de categoría inferior, que se limitan a gastar bromas pesadas.
            El relato es el siguiente:

La posada del mal hospedaje (El peregrino en su patria), Lope de Vega

Cuando la fresca aurora, como Júpiter en lluvia de oro, transformada en aljófar enriquecida el regazo de la tierra, salió el Peregrino Pánfilo de Zaragoza y por no usadas sendas, de monte en monte y de pastor en pastor, procuraba cuanto podía desviarse del real camino, temiendo siempre que los hermanos de Godofre y Flérida con toda diligencia le buscarían. Determinóse, al fin de algunas leguas, ir una noche a poblado, fatigado de la aspereza de los montes y la rusticidad del sustento, y entrando en una villa, término de los dos reinos, pidió posada; mas como en ninguna se la diesen, respeto de verle ya tan mal tratado, los pies corriendo sangre, quemado el rostro y los cabellos revueltos, procuró el hospital, último albergue de la miseria.
Abierto le halló Pánfilo a aquellas horas, pero sin luz alguna, y preguntando la causa le dijeron que por el escándalo que se había oído muchas noches, y después que en él había muerto un extranjero, no se habitaba ni vivía, pero que entrase dentro, que en una capilla dél vivía un hombre de santa vida y conversación, que sufría por Dios aquellas molestias y él le informaría donde sin peligro durmiese. Pánfilo entró dentro, tentando por el oscuro portal con un cayado que en vez de su bordón traía. Vio lejos una pequeña luz y enderezando a ella llamó a aquel hombre. 
«¿Qué me quieres, respondió a sus voces, maligno espíritu?» 
«No soy quien piensas, respondió Pánfilo; abre, amigo, que soy un peregrino que busco posada para esta noche.» 
Abrió la puerta entonces y vio Pánfilo un hombre de mediana estatura y edad, los cabellos largos y la barba crecida y enhebrada; cubríale una ropa de sayal hasta los pies. La capilla era pequeña, el retablo devoto y en la peana dél dormía aquel hombre; tenía por cabecera una piedra, su báculo por compañía y una calavera por espejo, que ninguno muestra mejor los defectos de nuestra vida.
«¿Cómo has osado entrar, le dijo, Peregrino? ¿No te ha dicho ninguno el mal hospedaje de esta casa?» 
«Sí han dicho, respondió Pánfilo, pero he pasado ya tantos trabajos, desdichas, prisiones y malos acogimientos, que ninguno será nuevo para mi ánimo.» Encendió una vela entonces el huésped en la lámpara que delante de las imágenes ardía y sin preguntarle quién era le dijo: «Sígueme.» 
Fue Pánfilo tras el hombre, y pasando un jardín tan intrincado que más parecía bosque, entre unos cipreses le mostró un cuarto de casa, y abriendo el cerrojo de un aposento grande le dijo: 
«Entra y pues eres mozo robusto y enseñado a trabajos, haz la señal de la cruz y duerme sin reparar en nada.» 
Pánfilo tomó la luz y afirmándola sobre un poyo que la sala tenía, se despidió del hombre y cerró la puerta. En la sala había una cama bastante para descansar quien en tantas noches la había tenido en el suelo. Desnudóse y vistiéndose una de dos camisas que Flérida le había dado partiéndose, se acostó en ella. Apenas había revuelto en su fantasía la confusión de historias que en la quietud del cuerpo repite el alma, cuando la imagen de la muerte, que llaman al sueño, ocupó sus sentidos con la fuerza que suele tener sobre cansados caminantes. La parte que desampara el sol cuando se va a los indios estaba en profundo silencio cuando al ruido de algunos caballos despertó Pánfilo. Parecióle que caminaba, cosa que a los que caminan siempre sucede, que la cama se mueve como la nave o anda como el caballo que traía, pero acordándose que estaba en aquel hospital y advertido del escándalo por cuya causa era inhabitable, abrió los ojos y vio que, como si entraran a jugar cañas de dos en dos, entraban a caballo algunos hombres, los cuales encendiendo unas ventosas de vidrio que traían en las manos en la vela que había dejado, las iban tirando al techo del aposento donde se clavaban y quedaban ardiendo por largo espacio, quedando el suelo pegado a las tablas y la boca vertiendo llamas sobre la cama y lugar donde había puesto los vestidos. Cubriose el animoso mancebo lo mejor que pudo, y dejando un pequeño resquicio a los ojos para que le avisasen si le convenía guardarse del comenzado incendio, vio en un instante las llamas muertas y que en una mesa, que a la esquina de la sala estaba, se comenzaba un juego de primera entre cuatro. Pasaban, descartábanse y metían dineros, como si realmente pasara de veras, y habiéndose enojado los jugadores se trabó una cuestión en el aposento con tantos golpes de espadas y broqueles que el mísero Pánfilo comenzó a llamar a la virgen de Guadalupe, que sólo le faltaba de visitar en España, aunque era el reino de Toledo, porque las cosas que están muy cerca, pensando verse cada día, suelen dejar de verse muchas veces. Pero cesando el golpear de las espadas y todo el ruido por media hora, quedó de un sudor ardiente bañado el cuerpo en agua, y estando a su parecer satisfecho que ya no volverían, sintió que asiendo los dos extremos de la colcha y sábanas se las iban quitando poco a poco. Aquí fue notable su temor, pareciéndole que ya se le atrevían a la persona, pues le quitaban la defensa, y estando de esta suerte, vio entrar con un hacha un hombre, detrás del cual venían dos, el uno con una bacía grande de metal y el otro afilando un cuchillo. Erizáronsele los cabellos en esta sazón de tal suerte que le pareció que de cada uno de por sí le iban tirando. Quiso hablar y no pudo, pero cuando a él se acercaron, el que traía el hacha la mató de un soplo, y pensando que entonces le degollarían y que aquella bacía era para coger su sangre, fue a detener con las manos el cuchillo adonde le pareció que le había visto, y sintió que se las tragaron a un mismo tiempo. Dio un grito Pánfilo, y en este instante volviose a encender el hacha y vio que dos grandes perros se las tenían asidas. «Jesús», dijo turbado, a cuya voz se metieron debajo de la cama, y vuelta a matar la luz, sintió que le ponían la ropa como primero y que alzándole de la cabeza le acomodaban de mejores almohadas y le igualaban con grande aseo, curiosidad y regalo la sábana y colcha. Así le dejaron estar un rato, en el cual comenzó a rezar algunos versos de David de que se acordaba (si entonces se podía acordar de sí mismo), y recobrando aliento con alguna confianza de que habiéndole compuesto la cama le dejarían en ella, vio que los que debajo de ella se habían entrado la iban levantando por las espaldas con su persona encima hasta llegar al techo, donde, como temiese la caída, sintió que de las mismas tablas le asía una mano del brazo, y cayendo la cama al suelo con espantoso golpe quedó colgado en el aire de aquella mano, y que alrededor de la sala se habían abierto gran cantidad de ventanas, desde adonde le miraban muchos hombres y mujeres con notable risa y con algunos instrumentos le tiraban agua. Ardióse la cama en este punto y así la llama de ella le enjugaba, aunque con mayor miedo que al agua había tenido. Cesó la luz de aquel fuego, y tirándole de las piernas también le pareció que le faltaban y que había quedado el cuerpo tronco y sin ellas. Fuese a este tiempo alargando aquel brazo que le tenía asido hasta la cama, donde otra vez de nuevo le acostaron y le regalaron como primero. Descansaron estas vanas ilusiones cerca de una hora, después de la cual sintió que le asían las pobres alforjuelas en las que traía algunas prendas y papeles de Nise y las joyas de Flérida, y que se las llevaban arrastrando por la sala. ¿Quién creerá lo que digo? Levantose Pánfilo animoso a cobrarlas, y el valor que no tuvo para defender su persona le sobró para resistirlas. Salieron del aposento al huerto y como los siguiese, vio que por entre aquellos cipreses llegaban a una noria adonde las echaron y a ellos tras ellas. No quiso Pánfilo pasar más adelante, mas volviendo con valeroso esfuerzo por donde el ermitaño le había guiado, llamó a su aposento. Abriole el hombre, y viendo su color y desnudez le dijo: 
«Mala noche te habrán dado los huéspedes.» 
«Tan mala, dijo Pánfilo, que no he dormido y les dejo mi pobre hábito por paga de la posada.» 
Albergóle entonces en la suya aquel hombre lo mejor que pudo, y refiriéndole sucesos de otros esperaron la mañana.
Muchos que ignoran la calidad de los espíritus, su naturaleza y condiciones, tendrán esta historia mía por fábula, y así es bien que adviertan que hay algunos de quien se entiende que cayeron del ínfimo coro de los ángeles, los cuales, fuera de la pena esencial, que es la eterna privación de la vista de la divina esencia, llamada de los teólogos la pena del daño, la cual padecerán eternamente, respecto de su menos grave pecado padecen pocas penas y éstas son de tal naturaleza que pueden dañar y ofender poco, pero sólo toman placer en hacer algunos estrépitos y rumores de noche, burlas, juegos y otras cosas semejantes, los cuales son oídos y vistos de algunos, como se sabe de muchos lugares y casas, las cuales son turbadas de tales escándalos hechos de los demonios, echando piedras o molestando los hombres con golpes, encendiendo fuego o haciendo otras operaciones delusorias. Estas cosas hacen estos muchas veces porque no pueden ofender a los hombres de otra manera que con estos efectos ridículos e inútiles, constreñidos y ligados del infinito poder de Dios. Éstos se llaman en la lengua italiana foletos y en la española trasgos, de cuyos rumores, juegos y burlas cuenta Guillermo Totani, en su libro De Bello Demonum, algunos ejemplos, llamándolo espíritus de la menos noble jerarquía. Casiano escribe de aquellos que habitan en la Noruega, a quien el vulgo llama paganos, que ocupan los caminos, juegan y burlan a los que pasan por ellos de día y de noche. Michael Psello pone seis géneros de éstos: ígneos, aéreos, terrestres, acuátiles, subterráneos y lucífogos. En él se pueden ver sus propiedades. 
Jerónimo Menchi cuenta de un espíritu que agradado de un mancebo le servía y solicitaba en varias formas y hurtando dineros le pagaba algunas cosas que le agradaban; y sin éste pone otro muchos, sus daños, sus burlas, sus amores, sus vanas ilusiones y sus remedios.
La luz del día, amable e ilustre obra del Hacedor del cielo y única guía de los mortales, dio aviso a Pánfilo de que ya podía estar seguro de las malditas infestaciones de aquel espíritu, y despertando al hombre se levantaron entrambos y juntos se fueron por la huerta al aposento donde había dormido, y entrando en él a ver el estrago de la pasada noche, hallaron la cama y las demás cosas del aposento sin lesión alguna y a la ropa de Pánfilo en el mismo lugar donde la había puesto. Vistiose, corrido de que aquel hombre le tuviese por fabuloso y hombre de poco ánimo, le pidió licencia para irse, desde cuyos brazos tomó el camino de Guadalupe, sin osar volver la cabeza a aquella villa, donde prometió no volver en su vida por ningún acontecimiento, fuera de estar en ella su amada Nise.
                                                                                                                  

sábado, 10 de septiembre de 2016

La prosa doctrinal: Baltasar de Gracián




            La prosa en el siglo XVII en España sigue sin ruptura de la del siglo XVI. El centro generador de la cultura sigue siendo el humanismo, aunque había evolucionado hacia un neoescolasticismo racionalista y un neoestoicismo de influencia senequista. El hombre es el centro de atención de la época y la lengua es el instrumento para acceder a las artes y las ciencias, pero empiezan a estudiarse los aspectos sociales y psicológicos y en la prosa predominará una visión satírica, así como surgirá la preocupación por la conducta y el autocontrol.
            La cultura adquiere importancia como medio de operar sobre la opinión pública, para controlarla y mantenerla. El escritor entonces tiene una motivación formativa y didáctica. La prosa del siglo XVII es una etapa más del humanismo del XVI. Es una prolongación de esa prosa humanista, por ejemplo, la permanencia del género epistolar (del que es ejemplo la obra Cartas Filológicas de Francisco Cascales), aunque con perspectivas típicas del Barroco como la polemización o el sentido crítico. También es humanista el estudio de la lengua (como en el Tesoro de la lengua castellana de Sebastián de Covarrubias).
            Se mantiene por otra parte la prosa religiosa que los místicos y ascetas del XVI habían elevado a categoría artística. Así encontramos las visiones de Sor María de Ágreda, La mística ciudad de Dios. Ejemplos de esta literatura serían las Oraciones evangélicas de fray Hortensio de Paravicino, una serie de sermones que explican el Evangelio, o la obra de Miguel de Molinos, la Guía espiritual.
            Por otra parte, aunque no existe una separación tajante entre ambos movimientos, debemos recordar los conceptos tradicionales de culteranismo y conceptismo, que se utilizan para diferenciar estilos o formas de escritura. La distinción entre ambos gira alrededor del concepto de “oscuridad”.
            Fuera del gongorismo, la oscuridad era menos estimada que el concepto de “dificultad”. Lo más apreciado era la dificultad en referencia al asunto y al pensamiento. El deleite indagatorio se buscará no mediante la oscuridad formal, sino por medio de la dificultad, sutileza o complicación del concepto. Veremos cómo Gracián no aboga por la oscuridad, pero se opone a la claridad y dirá que “jugar a juego descubierto, ni es de utilidad ni de gusto”.
            Gracián propone lo difícil como un litigio que hay que vencer. Tiene el propósito de aturdir o deslumbrar a los entendimientos.

            Nos centraremos ahora en la vida y obras de Baltasar Gracián (1601-1658), que perteneció a la Compañía de Jesús. Fue profesor en Calatayud, donde conoció a Juan de Lastanosa, auténtico hombre renacentista, que se convertirá en su mecenas.
Los jesuitas se opusieron a la labor literaria de Gracián y el General de la Compañía le prohibió llevarse sus libros cuando cambiara de residencia.

            Los comienzos literarios de Gracián fueron con El héroe. Después publica El político y El discreto. Después aparecerán Oráculo manual y Agudeza y arte de ingenio. A partir de 1651 aparecerán las distintas partes de El criticón, por la que fue condenado a ayuno de pan y agua:
1)      El Héroe se publicó en 1637. En esta obra el autor trata de sacar un tipo de hombre que aventaje al rey por sus dotes: “Emprendo formar con un libro enano un varón gigante”, un “milagro en perfección”. Distribuidos en veinte “primores” o cualidades, aparece un modelo de hombre atendiendo a la voluntad, el afecto, el gusto, la gracia, etc. Las características de este hombre tienen raíces en Séneca (prudencia), en Esopo (sagacidad), en Homero (lo bélico), en Aristóteles (filósofo), en Tácito (en cuanto a lo político) y en Castiglione (cortesano). La obra exige el ingenio del lector para ser interpretada. Aparecen metáforas y largos rodeos conceptuales. La obra es el germen de los posteriores escritos de Gracián. En ella se establece el esquema ético y literario que se mantendrá posteriormente.
2)      El político don Fernando el Católico, de 1640, tiene como intención realizar la biografía del rey aragonés como ejemplo de las cualidades del héroe como político (“maestro del arte de reinar”). Los motivos se centran en una contraposición entre el pasado (el rey Fernando) y un presente decepcionante (el del rey Felipe IV), a pesar de los obligados elogios al príncipe. Se trata de un verdadero tratado de filosofía política, que toma a Fernando el Católico como arquetipo. Esta es la única obra de Gracián que no se divide en capítulos, aunque se puede observar una estructura de cinco partes en ella, que corresponden a la ascendencia, la juventud, la crianza, el reinado y la muerte del rey. La obra supuso la culminación de la biografía política del Barroco.
3)      Agudeza y arte de ingenio, de 1642, es un complejo tratado donde se exponen los recursos del conceptismo, deseando superar las retóricas al uso, que repetían la preceptiva grecolatina.
4)      El Discreto apareció en 1646 y busca formar al gran hombre de Estado. La obra trata de una serie de ejercicios para alcanzar la discreción, la capacidad de discernimiento. El discreto es en parte el sustituto del cortesano renacentista vertido hacia el dominio interior. Un entendido que comienza con el conocimiento propio (“El primer paso del saber es saberse”). La obra fue acusada de ser oscura. Se divide en veinticinco capítulos o “realces” en los que se presentan las características del hombre discreto, el hombre virtuoso.
5)      El oráculo manual, de 1647, expone paráfrasis de las ideas expresadas en obras anteriores. Es una especie de antología de trescientos aforismos comentados. Esta fue la obra de mayor éxito de Gracián, especialmente fuera de España. Es un libro de difícil lectura debido a que el autor utiliza en él todas las formas de agudeza verbal y conceptual.
6)      El Criticón (1651-1657) es la obra culmen de Gracián. En ella se eleva a símbolo la vida del hombre, se representan todas sus fases, estados y posibilidades. Está dividida en tres partes: en Primavera de la niñez, Critilo, el hombre juicioso, naufraga en las costas de Santa Elena, donde encuentra a Andrenio, el hombre de la naturaleza, y ambos emprenden el camino de la vida guiados respectivamente por el instinto y la razón; en Otoño de la varonil edad llegan a Francia y encuentran a la ninfa de las Artes y las Letras; en Invierno de la vejez observan desde una colina de Roma la rueda del tiempo, la fragilidad de la vida, la muerte, pero pasando ellos por la tela de la Inmortalidad, lo que supone la supervivencia de la memoria de los hombres. Recordemos que esta es la obra alegórica más importante del siglo XVII.
7)      El Comulgatorio, de 1655, es un libro de carácter religioso. Es un intento adoctrinador para el practicante católico, con textos y experiencias de sus predicaciones y de su labor como profesor de la Sagrada Escritura. La motivación del texto es triple: “docere, delectare et movere”.
           
            Además, podemos señalar algunas obras menores, como prólogos en obras ajenas y 32 cartas en las que podemos observar el carácter del autor.

Resulta difícil trazar las líneas de pensamiento de Gracián. El autor va de lo general a lo particular, del hombre a las ideas y reacciones. Sí que encontramos en su obra un optimismo cristiano.
            En lo que se refiere a su estilo, podemos encontrar uno familiar en las cartas, un estilo oratorio con sus variantes académica y religiosa, uno más fluido cuando realiza descripciones y otro condensado y lacónico.

            Las fuentes de las que bebe la obra de Gracián son la Biblia y los autores griegos y latinos, italianos, franceses y españoles.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

El Soneto




            El soneto clásico o común consta de catorce versos endecasílabos dispuestos en el orden sucesivo de dos cuartetos y dos tercetos, con rima independiente.
            Se usa exclusivamente la rima consonante, sin que ningún verso quede sin correspondencia. Los cuartetos tienen dos rimas en común, que en el tipo normal se abrazan (ABBA ABBA).
            El orden de las rimas en los tercetos es más libre, y las combinaciones más habituales son:
a)      Con dos rimas: CDC DCD, CDC CDC y CDD DCC.
b)      Con tres rimas: CDE CDE, CDE DCE, CDE DEC y CDE EDC.
            Los tipos principales son CDC DCD y CDE CDE.

            Las alteraciones con respecto al tipo clásico o común pueden ser:
            1º) Clase de verso
            2º) La disposición de las rimas en los cuartetos
            3º) Número de versos

            De entre los sonetos “de ingenio” artificiosos podemos citar dos:
1)      Soneto acróstico, en el que las letras iniciales de cada verso componen una palabra, divisa o el nombre de la persona destinataria de la poesía.

Ira del cielo, amor, fueron tus tiros:
Sobre el que adora un imposible objeto:
Arde y su fuego, que ocultó el respeto,
Bramando exhala en rápidos suspiros.
En vano ablandan bronces y porfiros
Lágrimas de dolor. ¡Cruel Aleto!
Dura suerte! No muda un solo afeto,
En tanto el hombre cambia en raudos giros.
Bárbaro amor, concede una esperanza,
O que á olvidar me mueva su desprecio:
Rompe, sino, los lazos de la vida:
Baste ya lo sufrido á tu venganza
Oh! no escuches, amor, ni ruego necio:
No: ingrata sea: nunca aborrecida.

(La Corte del Buen Retiro, Patricio de la Escosura, siglo XIX)

2)      Soneto con eco, en el que la palabra de rima repite la que precede inmediatamente o como eco que contesta o que repite solo partes de esa palabra.
SONETO DIFÍCIL 
Es el amor, según abrasa, brasa;
es nieve a veces puro hielo, hielo;
es a quien yo pedir consuelo suelo,
y saco poco de su escasa casa.
Es un ardor que a quien traspasa, pasa;
y como a veces yo paselo, selo;
es un pleito do no hay apelo, pelo;
es del demonio que le amasa, masa.
Tirano a quien el Cielo inspira ira;
un ardor que si no se mata, mata;
gozo, primero que cumplido, ido;
flechero que al que se retira, tira;
cadena fuerte que aun de plata, ata;
y mal que a muchos ha tejido nido.

(F. de Quevedo)

            Como formas especiales del soneto podemos recordar:
1)      El sonetillo, que es el soneto de versos cortos, en especial octosílabos
Frutales
cargados.
Dorados
trigales...
Cristales
ahumados.
Quemados
jarales...
Umbría
sequía,
solano...
Paleta
completa:
verano.
(Verano, Manuel Machado)

2)      El soneto alejandrino, compuesto por versos de catorce sílabas, divididos en dos hemistiquios

Caupolicán
Es algo formidable que vio la vieja raza:
robusto tronco de árbol al hombro de un campeón
salvaje y aguerrido, cuya fornida maza
blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón.
Por casco sus cabellos, su pecho por coraza,
pudiera tal guerrero, de Arauco en la región,
lancero de los bosques, Nemrod que todo caza,
desjarretar un toro, o estrangular un león.
Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día,
le vio la tarde pálida, le vio la noche fría,
y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán.
"¡El Toqui, el Toqui!", clama la conmovida casta.
Anduvo, anduvo, anduvo. La Aurora dijo: "Basta",
e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.

(Rubén Darío)

lunes, 5 de septiembre de 2016

Textos escritos




            El texto es una unidad expresiva superior completa, que presenta un contenido y una estructura. Puede componerse de párrafos y tener una extensión variada.
            Según su intención, contenido, canal y medio que emplean, los textos generan unas determinadas estructuras y emplean unos lenguajes específicos.
            Podemos distinguir diferentes tipos de textos orales (que se expresan mediante la voz), de relieve (de soporte táctil, como ocurre con el Braille), informáticos (que utilizan estos soportes) o bien escritos. Estos, de los que nos ocupamos ahora, se manifiestan de diversas formas, soportes y sistemas de escritura.
            A continuación consideramos una serie de estos soportes:

PERGAMINO
El nombre se refiere a la piel de la res que se utilizaba para escribir y, por extensión, es todo escrito o documento sobre piel.
MANUSCRITO
Escrito a mano, especialmente de cierta antigüedad. De hecho, es manuscrito todo texto anterior a la invención de la imprenta.
PALIMPSESTO
Se trata de un manuscrito antiguo que presenta restos de una escritura anterior borrada para su reutilización.
CÓDICE
Todo libro manuscrito. Por lo general es el libro anterior al uso de la imprenta. Fueron sustituidos por los libros.
LIBRO
Se considera así al grupo de más de cincuenta hojas de papel impresas, cosidas, encuadernadas y defendidas con una cubierta, todo lo cual constituye un volumen.
LIBRETO
Parte literaria de una obra musical.
EDICIÓN
Impresión, grabación o estampación de una obra, escrito, dibujo o pieza musical para su publicación o divulgación. También se refiere este término al conjunto de ejemplares de una misma obra impresa de una sola vez. Las ediciones desde la invención de la imprenta hasta 1500 se denominan incunables.
Hay diferentes clases de ediciones: la príncipe o princeps es la primera edición que se hace de una obra; el facsímil es la edición que reproduce exactamente un impreso; la edición paleográfica reproduce el manuscrito original de la obra original; la de variantes es la edición que parte del texto original de la edición de más autoridad con modificaciones de otras ediciones que se consideran valiosas; la anotada es aquella en la que el texto aparece comentado con notas que aclaran su contenido; la edición crítica es realizada por una autoridad en la materia; la fonética es la edición que adapta el texto para que “suene” como debió oírse cuando fue escrito; la actualizada moderniza la obra, suprimiendo todo lo que resulte extraño a la lengua actual; la pirata es la que se hace de forma ilegal; la edición diamante es la que se realiza en pequeño tamaño para facilitar su transporte, aunque fueron sustituidas por las ediciones de bolsillo; la edición bilingüe edita una obra en su lengua original y, en la página contigua, la traducción a la lengua de que se trate; las de reproducción gráfica son ediciones ilustradas.
FOLLETO
Toda obra impresa, no periódica, que tiene menos de cincuenta páginas (aunque debe tener más de cuatro).
PANFLETO
Es un libelo difamatorio, con carácter agresivo, y es una obra donde prevalece una intención de proselitismo ideológico, político o religioso.
SEPARATA
Es la impresión que se hace por separado de un artículo o capítulo que pertenece a una obra general que los contiene. Puede publicarse suelta o en revistas.