jueves, 30 de abril de 2015

El teatro (visión esquemática)






            El teatro se puede representar esquemáticamente de acuerdo con la imagen que encabeza esta entrada.
            Entre cada uno de los elementos que conforman esa realidad encontraríamos además una serie de “mediadores”, como las letras entre el autor y la obra, la lectura que realiza el lector de dicha obra, diversos elementos (como actores, luces, objetos, etc.) que ese lector convertido en director conformaría en la representación y el espectáculo que media entre representación y espectador.
            La representación es la emisión de un espectáculo que encierra mensajes o información que llega a un receptor.
            Una obra teatral tiene dos textos:
-         Principal, que es el que dicen los personajes
-         Secundario, compuesto por las acotaciones.

            La didascalia son las indicaciones del autor para que sigamos la acción de la intriga. Estas indicaciones están en cualquiera de los dos textos anteriormente mencionados.
            Toda escena teatral es resultado de selección, elección y síntesis. Es una relación sintagmática.
            El sintagma teatral es una sucesión de acontecimientos que se dan en una obra teatral.
            Para cada uno de los elementos de la comunicación teatral existe una determinada función del lenguaje (la mayoría de las veces hay un equilibrio, se entrecruzan):
-         La función expresiva se ejerce sobre el emisor, quien expresa sus sentimientos y emociones.
-         La función conativa incide sobre el receptor. Aparecen vocativos o imperativos, por ejemplo.
-         La función referencial está dirigida a la situación, al referente.
-         La función poética se refiere al mensaje.
-         La función metalingüística se ejerce sobre los códigos.
-         La función fática está referida al contacto (por ejemplo, se da cuando un personaje habla por teléfono con otro)
            Si hablamos de la estructura superficial de una obra, debemos conocer los conceptos de secuencia, microsecuencia y secuencia media. Existe un cambio de secuencia cuando hay un profundo cambio de acción (acción, espacio y personajes). La microsecuencia es la unidad en la que se producen pequeños cambios en la acción, aunque no cambie ni el espacio ni los personajes. La secuencia media es una unidad intermedia.
            Si nos referimos a la estructura profunda de una obra teatral, debemos señalar cuatro niveles, correspondientes a diferentes elementos:
-         El primer nivel es el de los personajes. Cada uno de ellos es portador de un lenguaje de signos.
-         En el segundo nivel seguimos el transcurso de la evolución de los personajes en el transcurso de la acción.
-         El tercer nivel es el nivel de roles o papeles, características que agrupan a varios personajes o que caracterizan a uno de ellos.
-         El cuarto nivel son elementos en los que participan los personajes. Es un actante, una fuerza del drama (temas) o un eje actancial (sujeto, objeto, destinador, destinatario, ayudantes, oponentes).
            El conflicto dramático, por otra parte, es la esencia del drama.
            Pottier señalaba que toda situación dramática nace de un conflicto entre dos fuegos principales de esfuerzo.
            Para Tesnière por su parte, los actantes son los seres o cosas que participan en el proceso. Hay tres tipos de actantes: sujeto, objeto, beneficiario.
            Propp definía la acción de un personaje desde el punto de vista de su significación en el desarrollo de la intriga y señalaba 31 funciones posibles por medio de personajes, que podían finalmente resumirse o reagruparse en siete: princesa, mandatario, héroe, falso héroe, agresor, donante y auxiliar.
            Para Greimás existen tres parejas de actantes. Si se da una acción existe alguien que la hace (sujeto), existe alguien o algo que la padece (objeto), existen gentes o cosas que la favorecen (ayudante), existen gentes o cosas que se oponen (oponente), existe un propulsor u origen de la acción (destinador), y existe algo o alguien para quien se realiza (destinatario).
            A veces de un único actante participan varios personajes:
            - Un actante puede ser una abstracción o un personaje colectivo o una reunión de varios personajes.
            - Un personaje puede asumir funciones actanciales diferentes.
            - Un actante puede estar escénicamente ausente.
           
Existen diferentes lenguajes teatrales: palabra, gesto, movimiento, maquillaje, vestuario, accesorios, iluminación, música, ruidos y decorado.
La palabra obedece a leyes acústicas. La realización de la palabra tiene tres características: el tono (variedad de énfasis), la entonación (curva melódica) y el acento. Además, la palabra tiene cuatro funciones: representación, expresión (tiene una determinada función), comunicación y persuasión. Y, por otra parte, hay varias modalidades de la palabra (diálogo y monólogo).
El gesto es lo que escapa a la palabra. Hay diferentes categorías: prolongación (aparece como consecuencia de la palabra), reemplazamiento (cuando la sustituye) y acompañamiento (cuando la acompaña). Recordemos que hay teatro que se basa en la sustitución de la palabra por el gesto (mimo, pantomima o mímica facial).
El movimiento es la forma de expresión corporal, que comporta un doble aspecto (estático/dinámico). Las relaciones del movimiento con el gesto y con el decorado son muy estrechas.
El maquillaje se puede considerar como el conjunto de manipulaciones sobre el rostro del actor, teniendo en cuenta la iluminación.
El vestuario puede cumplir diferentes misiones, como la de localización espacial o temporal.
Podemos recordar al hablar del vestuario el estudio de Roland Barthes sobre “las enfermedades del vestuario teatral”:
-         Hipertrofia de la función histórica, con la búsqueda del verismo.
-         La estética por la estética.
-         Suntuosidad y exageración.
Los accesorios suponen un lenguaje entre el decorado y el vestuario. Se pueden convertir además en el decorado de la obra.
            La iluminación por su parte crea lenguaje de decorado. Lo realza.
Tanto la música como los ruidos pueden servir de acompañamiento o ser protagonistas.
En cuanto al decorado, hay que destacar el decorado verbal de los siglos de oro y el decorado fijo simultáneo de la Edad Media.

Semiótica del teatro

            Podemos distinguir entre efectos habituales y no habituales.
            La comunicación teatral por otra parte habría que definirla como el lugar donde se produzca la realidad de dos campos más o menos diferenciados, y la convergencia de la producción sígnica, artística y de la comunicación  de esa producción.
            Desde el punto de vista de la semiótica, la representación es el conjunto de lenguajes, de signos, emitidos intencionalmente para un receptor cuya misión es descodificarlos.
            Se tienen en cuenta dos historicidades: las propias del espectador y las propias de la obra.
            En otro sentido podemos hablar de comunicación real o falsa y también de comunicación interna y externa. La comunicación real es extraficcional (escenario/sala) y la comunicación falsa es intraficcional. Con respecto a la comunicación interna y externa:
-         Relación actor/espectador: no hay verdadera comunicación.
-         Relación personaje/espectador.
-         Relación personaje/personaje: comunicación ensayada.
-         Relación intérprete/intérprete (personaje/personaje).
-         Relación espectador/espectador.
            El método de análisis semiótico centra su atención en tres objetivos:
-         Organización interna de los sistemas significantes que componen el texto.
-         Organización formal del texto o del espectáculo.
-         Dinámica del proceso de significación que instaura un sentido en la acción de los practicantes del escenario.
            Recordemos que la semiología trata acerca de la relación entre significado y significante. En la semiótica se añade otro elemento (el referente o realidad que denota el signo, y que en este caso es el lugar de representación).
            La visión del significante, que quiere entrar también en el significado de los signos, abarca tres nociones: la de la vivencia teatral, la de la recepción y la práctica significante del espectador.
            Esto implica que podríamos ver conceptos relacionables con unidades globales:
-         El proyecto dramatúrgico, que se establece entre las coincidencias de significado y significante.
-         Orientación performativa deíctica (hay intención en el hablar).
-         Gestus brechtiano (hay actitud de los personajes), aquel que rige toda relación social.
            Parker establece unos principios de orden teórico que llevan consigo algunos puntos o principios de índole práctica. Así los teóricos:
-         Ironía final: es la diferencia entre orden inicial (roto) y orden final (restaurado). Este falso orden final es la postura irónica del autor,
-         Principio de justicia poética: las obras tienen que acabar bien. Este principio está matizado por el de la ironía final.
-         Estructura histórica/Orden estético teatral.
            Llevan a los de índole práctica:
-         La comedia se considera en la globalidad del espectáculo teatral.
-         Se hace en un escenario determinado con elementos determinados.
-         Las indicaciones textuales (didascalias) tienen una codificación especial.

Dramaturgia

            Es la disposición para el teatro de fábulas, temas y discurso a través de una forma determinada.
            Patricia Trapero distinguía dos niveles: el dramatúrgico (los elementos anteriores a la representación) y el del espectáculo.

            Debemos recordar dos modelos actanciales importantes: el de Propp y el de Greimás.
            En 1965, Propp definía la acción o el relato como la confluencia de siete actantes que correspondían a siete esferas de la acción:
-         El malo, que comete la mala acción.
-         El donador, que atribuye el objeto mágico y los valores.
-         El ayudante, que socorre al héroe.
-         La princesa, que exige una hazaña y promete matrimonio.
-         El mandatario, que envía al héroe a una misión.
-         El héroe, que actúa y se somete a diversas peripecias.
-         El falso héroe, que usurpa por un instante el rol del héroe verdadero.
            Por otra parte, Greimás hablaba de tres ejes:
-         El eje destinador-destinatario es el eje del poder o del saber.
-         El eje sujeto-objeto es el eje del desear.

-         El eje ayudante-oponente es el eje del saber o del poder.


lunes, 27 de abril de 2015

Diferencias sociales en “Los santos inocentes”




            Los santos inocentes es una novela de Miguel Delibes (1920-2010) publicada en 1981 y ambientada en la Extremadura de 1960. En ella una familia vive en una humilde casa al servicio de los señores de un cortijo.
            Entre los principales temas que aparecen en la novela, aparecen la opresión y el desprecio por parte de los señores hacia los criados, la incultura de las clases bajas de la sociedad y su resignación al aceptar su inferioridad.
            En la novela podemos observar el concepto negativo del autor acerca de la sociedad humana, que se presenta como una institucionalización del egoísmo y la desigualdad. El ser humano ha establecido un esquema para su organización social, pero este sistema está viciado, porque parte de un error grave: que se puede ascender socialmente gracias a la falta de escrúpulos. Los elementos externos al ser humano, como el dinero o los títulos de nobleza, pueden encumbrar a un hombre por encima de otros, cuyas virtudes morales deberían darles la posibilidad de ascender.
            En Los santos inocentes Delibes presenta un ejemplo de esta sociedad, donde los buenos viven en armonía con el medio que habitan y son ejemplo del amor al prójimo, y donde los malos acuden a ese medio en que habitan con fines espurios. Así, por ejemplo, el señorito Iván caza por el puro placer de matar animales y la señora marquesa es adorada como ser superior por los subordinados.
            Delibes critica en esta novela el estatus y su modo de progresar. Paco el Bajo es una persona maravillosa, servicial, amante de su familia y respetuoso con todos, pero tiene que estar a las órdenes de alguien que se dedica a humillarlo, el señorito Iván. Este personaje desprecia todo lo que no sea satisfacer sus caprichos, es arrogante e insensible, y hace ostentación de la hegemonía social, defendiendo una organización férreamente estamental. Iván, igual que la señora marquesa, goza de una situación de privilegio por culpa del sistema social que lleva siglos manteniéndolo en la cumbre. Y estos personajes vegetan en esa zona privilegiada. Iván recuerda en una de sus intervenciones que todos debemos acatar una jerarquía, pero para él ese sistema es perfecto porque siempre ha estado en la parte superior de la pirámide social.
            Las grandes diferencias sociales en la novela nos llevan a una dicotomía.
Por un lado están los poderosos, los de arriba, que tienen el dinero y el poder (Iván, la marquesa, Míriam), ordenados en tres bloques. Unos encarnan el poder ideológico-mítico (la señora marquesa), que se apoya en la fidelidad supersticiosa de los de abajo (esa posición privilegiada provoca una actitud sumisa ante los que los creen investidos de un poder superior); otros encarnan el poder fáctico, como Iván, que abusa de su control, comportándose como un tirano; y otros se alinean en una zona de conciliación (Míriam se compadece de los inferiores y busca un acercamiento más humano a ellos).
Por otro lado están los humildes, que forman una masa opaca y sin voluntad, obediente y temerosa. Una sutil frontera separa a estos humildes en dos grupos: los que se han resignado a su suerte y los que buscan una forma de salir de la pobreza, como por ejemplo Paco y Régula, que quieren para sus hijos una salida.
En medio de los dos grupos anteriores, como personajes-bisagra, están don Pedro y doña Purita, un matrimonio anómalo que ni es aceptado por los poderosos ni encaja entre los humildes. Esta pareja actúa como una conexión entre los dos mundos antagónicos de la obra.
También podríamos considerar como representantes de una clase media a personajes que aparecen en segundo plano, como Manolo el médico (que actúa casi como un servidor del señorito Iván).
Miguel Delibes aparenta darnos estas imágenes sin ofrecer respuesta. Pero los lectores somos quienes debemos reflexionar con los datos que el autor nos suministra. El lector es un elemento activo en el proceso de creación.

Los santos inocentes es una novela que nos obliga a reaccionar ante las injusticias que Delibes pone ante nuestros ojos.

sábado, 25 de abril de 2015

Notas para comentar el Soneto V de Garcilaso de la Vega




Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma mismo os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero.

Esta composición es una de las más conocidas del poeta toledano Garcilaso de la Vega (1501-1536), introductor en España junto con Boscán de la lírica renacentista de influencia italiana y máximo exponente de este movimiento poético durante la primera mitad del siglo XVI. Garcilaso representa al perfecto cortesano renacentista del que hablaba Baltasar de Castiglione, pues conjuga en su persona “armas y letras”. Así, era soldado, hombre de palacio, poeta y amante. Considerado como el primer poeta moderno por su tratamiento del tema amoroso, cultivó una poesía intimista, melancólica, cuyo estilo se caracteriza por la claridad, la naturalidad y el buen gusto.
Su producción literaria es breve y exclusivamente poética. En metros italianos compuso tres églogas, dos elegías, cinco canciones, una oda, una epístola y treinta y ocho sonetos. Este poema es el soneto V y está dedicado probablemente a Isabel Freyre, una dama de la corte portuguesa, musa de su poesía, a través de la cual marcará los vaivenes del sentimiento amoroso. Este poema pertenece a la época de plenitud del poeta (iniciada a partir de 1532), y muestra el perfecto manejo del arte italianista que poseía Garcilaso.
Este soneto trata sobre la descripción del amor que siente el poeta hacia una mujer. Ya desde el primer verso aparecen los distintivos del emisor (mi) y la destinataria de la composición (vuestro). Podemos considerar catafóricos losyo y vos” que aparecen en el poema. Ese vos evidencia la época en que fue escrito el poema (el siglo XVI) y podemos encontrarlo en los versos 3, 4, 6, 13 y 14. A lo largo de todo el poema, la amada es la responsable del nacimiento de ese sentimiento amoroso (vos sola lo escribisteis), lo que le confiere unas cualidades que la elevan por encima de los demás seres, y que son muestra del amor platónico. Esta forma de tratar el asunto amoroso se relaciona también con la poesía petrarquista y alcanza su punto álgido en el segundo cuarteto, al vincular el amor hacia esa mujer con la fe. Igualmente, y como contraposición, el hombre es un ser pasivo que se ve obligado a amarla por la fuerza de ese sentimiento que ella genera (yo lo leo/tan sólo; yo no nací sino para quereros).
Por otra parte, al analizar el poema, podemos distinguir en su estructura interna cuatro partes, que coinciden con la división estrófica:
a)    Entre los versos 1 y 4 encontramos la descripción de cómo la amada lo abarca todo. Hay un desbordamiento del amor que le profesa. Está en su alma (Escrito está en mi alma vuestro gesto) y así controla su cuerpo y su mente. Es la dueña de su ser y de sus actos, hasta el punto de que el poeta no tiene el poder de crear, sino que solo puede describir. Podemos recordar para comprender mejor la importancia de esta idea que los poetas del XVI tenían conciencia de ser creadores.
b)    En los versos 5 a 8 podemos observar la intemporalidad de su amor. El poeta siente admiración hacia ella, lo que sus ojos ven sobrepasa su entendimiento (aunque no cabe en mí cuanto en vos veo) y esto le hace bien, ya que le lleva a ejercitar la fe como medida equilibrante (tomando ya la fe por presupuesto), esa fe que se necesita para creer en la perfección de Dios y que ahora es necesaria para poder creer y comprender la perfección de la dama.
c)    Entre los versos 9 y 11 presenta el poeta su razón de vivir (Yo no nací sino para quereros). Su alma ya no está desnuda, porque ella es su vestimenta y su acabado (mi alma os ha cortado a su medida).
d)    En el último terceto (versos 12 a 14) muestra su agradecimiento por que su vida y muerte le pertenezcan (Cuanto tengo confieso yo deberos). La dama se sitúa en un plano superior. Y aparece un lenguaje religioso mediante el cual expresa que pone su vida bajo la voluntad de su amada.
Se suele tomar el soneto como un texto poético en el que se presenta una idea en el primer cuarteto, se desarrolla a lo largo del segundo cuarteto y del primer terceto, y se concluye en la última estrofa o segundo terceto. Entre los cuartetos, esta relación temática se comprueba en este caso con el uso del anafórico esto (en el verso 4, aun de vos me guardo en esto, y en el 5, En esto estoy y estaré).
Ya hemos comentado anteriormente cuál es la idea principal y ahora debemos señalar cuáles son los elementos que dotan de cohesión al poema.
En primer lugar y por lo que respecta a la métrica, el soneto está formado como sabemos por dos cuartetos y dos tercetos, compuestos por versos endecasílabos, de arte mayor, cuya rima es consonante. Su esquema métrico es 11A, 11B, 11B, 11A; 11A, 11B, 11B, 11A; 11C, 11D, 11E; 11C, 11D, 11E.
Todo el soneto supone una hipérbole o exageración de la presencia de la amada en la vida del poeta. Sin embargo no es una exageración que sobrepase los límites del equilibrio.
Empieza adentrándose en la espiritualidad del hombre, no se acoge a ninguna referencia carnal, sino espiritual, ya que se refiere a lo eterno (el alma). No es un amor carnal, físico, sino una adoración.
En el primer verso destaca un hipérbaton (Escrito está en mi alma vuestro gesto). Hay dos intenciones posibles en la utilización de este recurso. Por una parte, permite darle un sentido más lejano al tiempo, ya que “Está escrito” es una frase del Evangelio. Por otra parte, el cambio en el orden de las palabras permite destacar gesto, una metonimia que representa a la amada.
En el primer cuarteto podemos destacar en primer lugar la aliteración del sonido /s/, mediante la cual el poeta parece estar revelando un secreto en voz baja, susurrando, como si no quisiera revelarlo ni siquiera a la dama.
También aparece en estos primeros versos la metáfora más original del poema, con el alma del poeta como papel en que la dama escribe el sentimiento amoroso que recorre toda la composición.
Por otra parte, también en este primer cuarteto destaca el juego entre yo y vos, ella escribe, él lo lee. Ella ejecuta, él obedece. El poeta no es creador, solo cuenta lo que ya existe: la belleza que le supera. Se remarca con el encabalgamiento abrupto del tercer verso que resalta el verbo leo” (yo lo leo/ tan solo, que aun de vos me guardo) y que refuerza también la cruel impresión que la amada ha dejado en él, una huella imborrable en el alma.
En el quinto verso utiliza el verbo en presente y en futuro para explicar lo eterno de su amor (estoy y estaré siempre puesto). Los adverbios de cantidad “tanto y “cuanto, que constituyen una aliteración, sirven para agrandar los conceptos. Retóricamente expresa la superioridad de la mujer que ama sobre él con la expresión “no cabe en mí”. Usa la fe como respuesta a su impotencia y muestra su religiosidad, en los versos 7 y 8 , mediante el hipérbaton que ensalza el verbo creo” (de tanto bien lo que no entiendo creo,/ tomando ya la fe por presupuesto).
En los tercetos, el estilo directo se refuerza con el “Yo” del principio. Ningún otro hombre ha nacido para quererla del mismo modo.
En el primer terceto destaca la palabra “hábito” que aquí se ajusta a la vestimenta (os ha cortado a su medida), pero también a la costumbre seguida de amarla (por hábito del alma mismo os quiero). Además encontramos una personificación del alma cuando expresa que “ha cortado a su medida. Así, podemos observar una equiparación del alma con un sastre, lo que permite seguir utilizando la metáfora del hábito. En el verso 9 encontramos una referencia a la predestinación (no nací sino para quereros), presentando el amor que siente como una realidad que se cumple en el verso 11 (os quiero).
El último terceto es una alegoría vida-muerte que representa la gratitud del poeta hacia la dama por haber otorgado sentido a su vida. Por otra parte, podemos destacar la anáfora por vos” que aparece en los versos 13 y 14 (por vos nací, por vos tengo la vida,/ por vos he de morir, y por vos muero). El nacimiento como persona, amante y poeta que ya mencionábamos, se lo debe a la dama. E igualmente, si se produce su muerte porque la dama no le corresponda también se la deberá a ella. Este último terceto puede considerarse una sentencia que resume el contenido del soneto completo.
En general en el poema encontramos el gusto por el juego verbal. Por una parte, encontramos un mismo verbo conjugado en personas y tiempos diferentes: escrito, escribir y escribisteis en los tres primeros versos; Quereros, quiero en los versos 9 y 11; y he de morir y muero en el verso final. Por otra parte, se refuerza lo que se desea expresar mediante la estructura sintáctica bimembre en los versos 5 (En esto estoy y estaré siempre puesto) y 14 (por vos he de morir, y por vos muero). También mediante la antonimia (“escribisteis-leo” o “nací-muero”), la repetición (nací” aparece en los versos 9 y13, por ejemplo) y la sinonimia (lo que no entiendo creo del verso 7).
Sintácticamente, resulta llamativo que el hipérbaton más abundante sea el que traslada el verbo principal al final de verso (deseo, leo, veo, creo,…) así como el asíndeton general en todo el poema y el paralelismo-enumeración de los dos versos finales, cuyo significado se puede explicar gracias a la palabra clave alma. En el alma se registra el sentimiento amoroso, que comienza a través del sentido de la vista (no cabe en mí cuanto en vos veo) y que es lo que le da el verdadero sentido a la vida del enamorado. La misión última de este es morir, en un remozado servicio de amor (por vos he de morir y por vos muero).
En otro sentido, podemos señalar que el tema del texto condiciona el uso de sustantivos y adjetivos relacionados con el amor y la fe, y así encontramos términos relacionados con lo divino, como “alma” y “fe”, pero también con lo terrenal (vida y muerte, por ejemplo) y con el amor, como “deseo” y “gesto.
Para concluir, podemos decir que Garcilaso de la Vega coloca a su amada en un lugar superior y elevado, por encima de él mismo, hasta el extremo de que vive y muere por ella. Ya no es Dios quien controla su vida, sino su dama, y es ella quien marca la trayectoria vital del poeta. Siguiendo los tópicos del amor cortés, se diviniza a la amada. El culto al amor y a la dama, tratado como reflejo de la religión cristiana, recuerda a la lírica medieval.


domingo, 19 de abril de 2015

Ejercicios con la H




1)      Explica el significado de las palabras siguientes y escribe una frase con cada una de ellas:
Abría/habría             Ala/¡Hala!                 Arte/Harte              As/Has
Asta/Hasta              Desecho/deshecho           Echo/Hecho       Ola/Hola
Hojear/Ojear          Onda/Honda               Orca/Horca           Ora/Hora

2)      Escribe al menos tres palabras que lleven H y que sean
Alimentos
Animales
Plantas
Hechos naturales
Objetos artificiales

3)      Corrige las faltas de ortografía que haya en las frases siguientes:
-         Proibido aparcar.
-         Oy no ay clase
-         No pisar la ierba
-         No se sirben vevidas alcoólicas a menores de 18 años.

4)      Escribe el presente y el pretérito perfecto simple de Indicativo del verbo huir.

5) Teniendo en cuenta que todas las palabras que faltan llevan H, completa las siguientes frases:
                        - Te pondré una venda en la ……………
                        - El pozo es muy …………
                        - Salvó la vida a tres personas: es un ………….
                        - Voy a coger una lechuga del ………….
                        - El automóvil es un …………………..de cuatro ruedas
                        - Con el frío, el agua se convirtió en …………..
                        - Ha recibido una ………………millonaria.
                        - A la entrada del mar en la costa se le llama ……………

6)      Escribe al menos tres palabras derivadas de HUMO, HUMANO, HABITAR y HARINA.         

7)      Forma verbos a partir de hijo, hondo, hebra.

8)      Anteponiendo los prefijos in-, ex y des-, forma palabras que signifiquen lo contrario de:
Hinchar:
Honrar:
Inhalar:
Ahogo:
Hidratar:
Inhibir:

9)      Relaciona las columnas:

Hay           Interjección
Ahí            Verbo haber
¡Ay!           Adverbio de lugar

10)  De acuerdo con el ejercicio anterior, completa las frases siguientes con la palabra que corresponda:
- Se lo dije: no             nada que hacer.
- Un           rompió el silencio.
- Por           andará tu hermano.
-            una posibilidad de arreglarlo.
- ¡        , me duele mucho!
- Mira bien              .

11)  Busca la definición de las siguientes palabras. Señala el prefijo y explica su significado:
Hexágono:
Hidroavión:
Hectárea:
Hemisferio:

12)  Escribe la forma correcta en los siguientes ejercicios con homónimos:
Vamos ___ ver a tus padres. (A/Ha)
No sé cuántas personas ________ allí. (Habría/abría).
El _________ del toro estaba un poco rota. (Hasta/asta.)
Llegaron antes porque aprovecharon un _________. (Hatajo/atajo.)
______ no hay ninguna persona.(Ahí/ay/hay)
Han dejado el local lleno de __________. (Desechos/deshechos)
No sé por qué lo ha _________. (Echo/hecho.)

13)  Ahora debes distinguir entre “A ver” y “haber”:
Voy ____________ qué echan por la tele.
El verbo___________ se escribe con h.
¡____________ si te portas un poco mejor!
Tiene 3200 euros en su _________
¿Te han suspendido? ¡__________ estudiado más!
¿___________?¡Qué bonito!
Le gustaría ___________ asistido al concierto.

14)  Coloca la forma correcta de “a” o “ha” en las frases siguientes:

Voy ___ coger un trozo más de carne.
Todo el día ____ hecho sol y ahora llueve.
Se marchó ___ Madrid en tren
¡___ que no me pillas! Le dijo el niño
El profesor ___ decidido poner un examen.
Me gusta estar ___ su lado.


lunes, 13 de abril de 2015

El lenguaje de los personajes de “La casa de Bernarda Alba”



            Para tratar esta cuestión, debemos hablar de los mecanismos de mandato en el personaje de Bernarda, el lenguaje de los demás personajes y la caracterización de los mismos, ya sea indirecta, mediante su autodefinición, a través de la acción y el diálogo, mediante los movimientos escénicos y por los objetos.
            De esta manera, observamos que en Bernarda predominan las intervenciones rápidas, secas y cortantes. Sus parlamentos son autoritarios, bruscos y agresivos. Por ello es lógico que se sirva constantemente de la modalidad oracional imperativa y que, en segundo lugar, use la interrogativa. Se trata en ambos casos de una manifestación de la función apelativa.
            En consecuencia, caracterizamos a Bernarda por el uso constante y continuo del mandato a través de:
-         Imperativos verbales: ¡Vete!, ¡Contesta!, ¡matadla!,…
-         Sustantivos con valor interjectivo: ¡Silencio!, ¡a la cama!,…
-         Uso de fórmulas del tipo “adverbio de negación+presente de subjuntivo”: Magdalena, no llores
-         Uso de fórmulas del tipo “que+presente de subjuntivo”: que no te vea llorar
-         Preguntas inquisitivas, que deben entenderse como un mandato y no se formulan en demanda de una respuesta: ¿Hay que decir las cosas dos veces?
-         Empleo del infinitivo en lugar del imperativo (que es un vulgarismo): Sentarse, ayudarla vosotras,…
-         Locuciones adverbiales que carecen de verbo: ¡Fuera de aquí todas!
-         Presente de indicativo con valor de mandato: ¡Aquí no se vuelve a dar un paso que yo no sienta!
-         Futuro imperfecto de indicativo con valor de mandato: ¡Nadie dirá nada!

            Por lo que respecta al lenguaje de los demás personajes, podemos señalar que Angustias, Magdalena y Amelia se caracterizan por la monotonía y el tedio de sus palabras. Martirio por su parte abusa de las amenazas e insinuaciones.
            Frente a ellas, Adela se caracteriza por la fuerza y la violencia verbal, con el empleo de imperativos y frases cortantes y enérgicas.
            El lenguaje de la Poncia es extremadamente rico y variado. Posee la gracia del lenguaje popular, con coloquialismos, expresiones populares y rurales, vulgarismos, etc. Es maestra en las insinuaciones, provocativa, tentadora, tiene sentido del humor y, a la vez, su lenguaje está dotado de cierto encanto poético.
            El lenguaje de María Josefa es una mezcla de lenguaje infantil y de habla perturbada. Junto a disparates y a juegos lingüísticos absurdos, utiliza expresiones infantiles (diminutivos como “ovejita” y “hormiguita”), onomatopeyas (como “meeee”) y sentencias graves.
            Por otra parte, para caracterizar a las protagonistas, el autor emplea diversas técnicas, como señalábamos al comienzo: la caracterización indirecta a través del diálogo y la opinión de otros personajes, la caracterización por su autodefinición, la caracterización por su actuación y sus palabras o lenguaje, la caracterización por sus movimientos escénicos y la caracterización por los objetos que poseen.
            Así, a través del diálogo, un personaje nos informa del comportamiento, la actitud o la ideología de un tercero, de manera que nos adelanta información sobre dicho personaje (si no ha aparecido antes en escena) o nos ayuda a completar el juicio que nos habíamos formado acerca del personaje aludido. Así, por ejemplo, conocemos a Bernarda antes de que salga a escena. El diálogo inicial de las criadas nos la presenta como autoritaria y “dominanta”. Pero también los apartes de las vecinas y las conversaciones de las hijas sirven para caracterizar a Bernarda. La Poncia dice de ella que es “autoritaria, mandona, dominanta, violenta, falsa e hipócrita, clasista y orgullosa, odiada por todos, cotilla, mezquina, sarmentosa por calentura de varón,…”
            La caracterización indirecta se aplica también a otros personajes. Así se nos dice que Martirio “es un pozo de veneno”, que Adela “es la más joven de nosotras”, que Angustias “está vieja, enfermiza” y “habla con la nariz”, etc.
            En otras ocasiones Lorca se sirve del recurso de la autodefinición y el personaje habla de sí mismo. Por ejemplo, Martirio se reconoce “débil y fea”, mientras que Adela presume de juventud y belleza.
            Poncia se considera una criada fiel y ejemplar: “Soy buena perra: ladro cuando me lo dice y muerdo los talones de los que piden limosna cuando ella me azuza…”
            También conocemos a los personajes por su actuación y comportamiento en la obra y por sus palabras.
            La actuación inflexible y rígida de Bernarda contrasta con la actitud sumisa de sus hijas y de las criadas. Magdalena y Amelia prácticamente se resignan a su suerte. Angustias vive ficticiamente feliz por su proyecto matrimonial. Adela se mueve por su impulso amoroso y expresa su deseo de liberarse del yugo materno. Martirio, acomplejada, se debate hipócritamente entre su pasión amorosa y su aparente moralidad.
            Poncia, ambigua y esquiva, va de su papel de “tentadora”, ya que habla de los hombres a las hijas, al juego de sus alusiones a Bernarda. Quiere descubrir la situación de la casa para no mancharse, para no ver afectada su honra, pero teme a Bernarda. Sus temores y su odio le impiden hablar con claridad.
            María Josefa actúa dentro de una “locura lúcida”, ya que “ve” la realidad y habla verazmente, pero no es escuchada.
            El lenguaje se emplea también con intención caracterizadora e identificadora. Podemos recordar en este sentido los insultos y vulgarismos de Poncia, el lenguaje conminativo de Bernarda o el uso de un lenguaje surrealista y simbólico en las intervenciones de María Josefa.
            Por otra parte, resulta clarificador analizar el movimiento de los personajes en escena.
            Un dramaturgo como Lorca, que domina la técnica teatral y conoce los entresijos del escenario, mueve a sus personajes de manera que sus movimientos correspondan a su personalidad y función dramática. De esta manera, la coordinación entre gestos, movimientos, tonos de voz, contenido y expresión de las palabras, y actitud del personaje es absoluta.
            Los movimientos de Bernarda son, en efecto, vigorosos y violentos:
-         da golpes en el suelo con su bastón para imponer su autoridad.
-         Arroja al suelo un abanico de Adela.
-         Golpea a Angustias con el bastón por haber mirado a los hombres,
-         Borra violentamente el maquillaje de Angustias
-         Golpea a Martirio con el bastón por haber escondido el retrato
-         Intenta golpear a Adela, pero esta le hace frente.
            El dinamismo de Bernarda se ve contrarrestado por el estatismo de sus hijas que permanecen casi siempre sentadas, en actitud de espera. Ello nos remite nuevamente a la sensación de monotonía. Permanecen sentadas al comenzar el segundo acto, también en el tercero. En la escena de los segadores van sentándose al mismo tiempo que se lamentan resignadas.
            Este estatismo y los movimientos delicados de las mujeres contribuyen a dotar a la obra de un ritmo lento, que provoca la sensación de que presenciamos unas vidas apagadas, sombrías y mortecinas.
            La última forma de caracterización, la realizada a través de los objetos, revela que Lorca ha aprovechado al máximo todas las posibilidades que tenía a su alcance. Cuatro de sus personajes poseen objetos propios significativos: Bernarda, su bastón; Adela, un abanico de colores y un traje verde; Angustias, el retrato de Pepe el Romano; María Josefa, las flores en el pelo y la oveja.
            El bastón de Bernarda simboliza el poder, la autoridad. Se sirve de él para imponer su silencio y para golpear a sus hijas. Por eso, cuando Adela se enfrenta a su madre y rompe el bastón, proclama su victoria sobre la autoridad materna.
            El abanico redondo con flores y el vestido verde de Adela son signos de su rebeldía, de su oposición a las normas emanadas del poder autoritario.
            El retrato de Pepe el Romano simboliza el deseo y la frustración de las hermanas. Pertenece a Angustias, que en realidad “ha perdido” ya al Romano. Martirio lo esconde porque ella no puede aspirar a conseguir el original.
            Las flores en la cabeza y en el pecho con que aparece ataviada María Josefa en el primer acto son también signos de rebeldía, de libertad y de amor.

            La oveja que lleva en sus brazos en el tercer acto admite interpretaciones variadas. Puede entenderse como un signo de su locura. También puede aludir al instinto maternal frustrado de las mujeres por la imposibilidad de conocer varón.

domingo, 5 de abril de 2015

Notas para un comentario de "El sí de las niñas"




DOÑA FRANCISCA.-Haré lo que mi madre me manda, y me casaré con usted.
DON DIEGO.- ¿Y después, Paquita?
DOÑA FRANCISCA.-Después... y mientras me dure la vida, seré mujer de bien.
DON DIEGO.-Eso no lo puedo yo dudar... Pero si usted me considera como el que ha de ser hasta la muerte su compañero y su amigo, dígame usted, estos títulos ¿no me dan algún derecho para merecer de usted mayor confianza? ¿No he de lograr que usted me diga la causa de su dolor? Y no para satisfacer una impertinente curiosidad, sino para emplear método en su consuelo, en mejorar su suerte, en hacerla dichosa, si mi conato y mis diligencias pudiesen tanto.
DOÑA FRANCISCA.- ¡Dichas para mí!... Ya se acabaron.
DON DIEGO.- ¿Por qué?                              
DOÑA FRANCISCA.-Nunca diré por qué.
DON DIEGO.-Pero ¡qué obstinado, qué imprudente silencio!... Cuando usted misma debe presumir que no estoy ignorante de lo que hay.
DOÑA FRANCISCA.-Si usted lo ignora, señor don Diego, por Dios no finja que lo sabe; y si, en efecto, lo sabe usted, no me lo pregunte.
DON DIEGO.-Bien está. Una vez que no hay nada que decir, que esa aflicción y esas lágrimas son voluntarias, hoy llegaremos a Madrid, y dentro de ocho días será usted mi mujer.
DOÑA FRANCISCA.-Y daré gusto a mi madre.
DON DIEGO.-Y vivirá usted infeliz.
DOÑA FRANCISCA.-Ya lo sé.
DON DIEGO.-Ve aquí los frutos de la educación. Esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a que desmienta y oculte las pasiones más inocentes con una pérfida disimulación. Las juzgan honestas luego que las ven instruidas en el arte de callar y mentir. Se obstinan en que el temperamento, la edad ni el genio no han de tener influencia alguna en sus inclinaciones, o en que su voluntad ha de torcerse al capricho de quien las gobierna. Todo se las permite, menos la sinceridad. Con tal que no digan lo que sienten, con tal que finjan aborrecer lo que más desean, con tal que se presten a pronunciar, cuando se lo manden, un sí perjuro, sacrílego, origen de tantos escándalos, ya están bien criadas, y se llama excelente educación la que inspira en ellas el temor, la astucia y el silencio de un esclavo.
                                                     

El texto anterior es un fragmento perteneciente a la Escena VIII del Acto III de El sí de las niñas, la obra de teatro más conocida de Leandro Fernández de Moratín (1760-1828), uno de los más importantes escritores españoles el siglo XVIII y el representante por excelencia del teatro neoclásico. Recordemos que este autor utilizaba el teatro como forma de diversión, pero también como forma de instrucción moral, al mismo tiempo que consideraba que la acción debía imitar de forma verosímil la realidad.
Esta obra fue estrenada el 24 de enero de 1806 en Madrid y se representó hasta la cuaresma del mismo año. Tuvo un enorme éxito. Es una comedia en prosa que se estructura en tres actos.
Se trata de un texto literario, y concretamente de un fragmento que pertenece al género dramático. El sí de las niñas trata sobre doña Paquita, una joven de dieciséis años que será obligada por su madre doña Irene a casarse con don Diego, un rico caballero de cincuenta y nueve años. Este caballero ignora que en realidad doña Paquita está enamorada de un tal “don Félix”, un joven llamado en realidad don Carlos y que es sobrino de don Diego. Con este triángulo amoroso se desarrolla el argumento de la obra de Moratín. El tema principal de la obra es la opresión que sufren las muchachas, la educación de las mujeres (la mala educación), que les lleva a contraer matrimonios sin amor por no contradecir los deseos de las familias, ya que han sido forzadas en esa educación para obedecer y no ejercer la libertad de elegir.
En este fragmento don Diego intenta que doña Francisca le explique la causa de su tristeza, pero esta se niega y don Diego lo achaca a la perversa educación impartida a las jóvenes de la época.
Asistimos a la aceptación por parte de doña Francisca del matrimonio con el anciano don Diego, a pesar de estar enamorada de su sobrino Carlos. Respetar la voluntad materna le hace reprimir sus sentimientos.
En cuanto a la estructura, recordemos que tradicionalmente hay tres partes en un texto dramático: exposición, nudo y desenlace. Este fragmento expone el conflicto en el que se debate la protagonista: la imposibilidad de decir la verdad y la necesidad de acatar decisiones ajenas.
La obra de El sí de las niñas respeta la regla de las tres unidades (lugar, tiempo y acción), aunque en este fragmento no puede apreciarse. Está escrito en forma de diálogo, que es la forma de expresión característica del texto teatral. La intervención de cada personaje viene precedida por su nombre. En el fragmento aparecen conversando los dos protagonistas de la obra, don Diego y doña Francisca. No aparece ninguna acotación. A través de la conversación don Diego trata de llegar a la verdad, a la sinceridad de los sentimientos de Paquita.
El fragmento puede dividirse en tres partes: la presentación del conflicto (matrimonio por obediencia materna), búsqueda de la verdad a través del diálogo y una reflexión concluyente.
Con respecto al contenido y la forma, desde el comienzo quedan contrastadas dos posturas: la de Paquita, obediente y conservadora y la de don Diego, dialogante y racional: “Haré lo que mi madre me manda, y me casaré con usted.” Con sucesivas preguntas trata de convencerla para que sea sincera. Domina, como suele ser frecuente en la conversación, la función apelativa, tal como podemos observar en la presencia de los vocativos (Paquita; señor don Diego), en el uso del modo imperativo (Ve aquí los frutos de la educación), en el futuro de mandato (será usted mi mujer) y en las oraciones interrogativas (¿Y después, Paquita?; ¿Por qué?).
También podemos encontrar elementos emotivos propios de la función expresiva, como lo demuestran los diminutivos (Paquita), las oraciones exclamativas (¡Dichas para mí!... ¡qué obstinado, qué imprudente silencio!...) los adjetivos valorativos (obstinado, imprudente perjuro) y un vocabulario de gran valor connotativo (esclavo, pérfida, sacrílego).
Como es frecuente en el teatro neoclásico, esta obra tiene una función didáctica, especialmente evidente en el último parlamento de don Diego, dedicado más al público de la sala que a doña Francisca, para avisarle sobre los resultados de una mala educación.
Para concluir podemos señalar que este fragmento es un buen ejemplo del teatro neoclásico, un periodo llamado así por la vuelta a los valores clásicos, presentes en la aceptación de la regla de las tres unidades. En este fragmento dominan más los aspectos racionales y argumentativos que líricos. Con ellos se pretende educar no solo al personaje, sino también al espectador. Hay una fuerte crítica hacia la sociedad conservadora, que prefiere reprimir los sentimientos de las jóvenes con tal de seguir las convenciones y tradiciones. Don Diego, el único personaje sensato, hará posible el desenlace feliz.


sábado, 4 de abril de 2015

Notas para un comentario semántico






            El siguiente texto es de Juan Cueto y apareció como “Epidermis publicitaria” en El País semanal el 6 de diciembre de 1987:

Al alcohol lo llamo directamente Ballantine’s. Digo Bic por bolígrafo, Mont-Blanc por pluma, Olivetti por máquina de escribir y Mac por ordenador. En los restaurantes finos suelto Avecrem en lugar de sopa o Camy por “biscuit-glacé”, y lo peor de todo es que suelo acertar. Cuando intento pronunciar palabras tan sencillas como somnífero, tónica, zapatillas, bicicleta, tarjeta de crédito o cigarro me salen espontáneamente marcas caprichosas: Valium, Schweppes, Adidas, BH, Visa, Montecristo. Los digitales son Casio, y los analógicos, Omega. Las “colas” son Coca-Cola, incluso cuando bebo Pepsi. Al televisor le digo el tubo, y al tubo, claro, Triniton. Y así todo el tiempo. Soy irremediablemente metonímico, qué se le va a hacer. De la misma manera que otros son zurdos, bizcos, tartajas, daltónicos, patizambos, miopes o inspectores de Hacienda, yo tengo la desgracia de padecer metonimia aguda. Cuando hablo o hago estas redacciones suelo tomar la parte por el todo, o lo que es más intolerable por estos alrededores literarios, tomo la marca por la cosa.

            Es un fragmento de un artículo más amplio, pero sirve como ejemplo para realizar algunas notas desde el punto de vista de las relaciones semánticas.
            El texto presenta relaciones sinonímicas ya al principio entre los objetos de las marcas “Bic” y “Mont-blanc”, cuyos lexemas y sememas correspondientes son “bolígrafo” y “pluma” respectivamente. Y lo mismo sucede con “Coca-cola” y “Pepsi”, ambos marcas que se refieren a refrescos de cola.
            Encontramos antonimia entre objetos representados por “Casio” y “Omega”. Ambos se refieren a “reloj”, pero hay una distinción entre ellos, ya que por regla general los “Casio” son digitales y los “Omega” analógicos.
            En el texto abunda la metonimia, ya que se toma la parte por el todo y, en este caso más concretamente, la marca por la cosa.
            Las connotaciones semánticas del texto tienen que ver con la publicidad, que conlleva modernidad. Estos fenómenos de designación del objeto con la marca son algo propio de finales del siglo XX y del XXI, una sociedad que goza de todo tipo de innovaciones.
            Hay un tono o toque irónico en el texto cuando dice “soy irremediablemente metonímico.  De la misma manera que otros son zurdos, tartajas, daltónicos, patizambos, fassbinderianos, miopes o inspectores de Hacienda, yo tengo la desgracia de padecer metonimia aguda”. Pero además de esa ironía, destaca en esta última frase una comparación entre su “enfermedad” y otras enfermedades o características poco comunes que puede padecer o tener una persona.
            Para dotar al texto de rapidez, armonía y ritmo, el autor se sirve del asíndeton en ocasiones como en “Valium, Schweppes, Adidas, BH, Visa, Montecristo” o “zurdos, bizcos, tartajas, patizambos,…”
            Todo el texto está impregnado de neologismos innecesarios, ya que son marcas publicitarias que sustituyen a los objetos a los que hacen referencia. Por ejemplo, “Avecrem” representa a “sopa”, “camy” sustituye a “biscuit-glaçé”, que es una palabra francesa que significa o se refiere a un tipo de “helado”, por lo que este último ejemplo constituye un doble neologismo. El autor pretende que el lector se dé cuenta del cambio semántico innecesario que se produce en el idioma. Por tanto, la intención del autor es hacer reflexionar al lector para que tome conciencia de este fenómeno tan extendido en nuestra lengua. En este sentido, podemos señalar que este texto supone una dura crítica periodística, llena de connotaciones negativas, cuyo léxico refleja las transformaciones que afectan a la sociedad desde el punto de vista técnico, económico, ideológico y cultural, algo que se da masivamente en el lenguaje coloquial y que se extiende al lenguaje culto.
            Por otra parte, este fragmento presenta paradoja cuando el autor utiliza las funciones referencial y expresiva al ascender la entonación en algunas frases, como en “Qué se le va a hacer”.
            Encontramos también otros recursos lingüísticos como la elipsis de “reloj” en “los digitales son Casio”, seguida de una presuposición en “los digitales son Casio, y los analógicos, Omega”. Encontramos hipérbaton (“Y así todo el tiempo”), correlación en los datos expuestos, como sucede en “Al televisor le digo el tubo, y al tubo, claro, Trinitrón”, además de eufemismos como “yo tengo la desgracia de padecer”, en el que el tabú sería “enfermedad”
            El texto está cargado subjetivamente, porque el autor hace valoraciones e interpretaciones personales. Además, aspira a ser universal, puesto que aunque va relatado en primera persona del presente del indicativo (que sería el modo utilizado por el autor para situarnos en la realidad), la tendencia social es llamar a las cosas por la marca.
            El autor se sirve de oraciones cortas y sencillas para una mejor comprensión del lector, siendo estas mayoritariamente enunciativas afirmativas. Es importante señalar, con respecto al registro textual, que el autor utiliza la lengua coiné, y que utiliza expresiones propias del lenguaje coloquial, como “en los restaurantes finos suelto avecrem” o también “me salen marcas caprichosas”.