El
teatro se puede representar esquemáticamente de acuerdo con la imagen que
encabeza esta entrada.
Entre
cada uno de los elementos que conforman esa realidad encontraríamos además una
serie de “mediadores”, como las letras entre el autor y la obra, la lectura que
realiza el lector de dicha obra, diversos elementos (como actores, luces,
objetos, etc.) que ese lector convertido en director conformaría en la
representación y el espectáculo que media entre representación y espectador.
La
representación es la emisión de un
espectáculo que encierra mensajes o información que llega a un receptor.
Una
obra teatral tiene dos textos:
-
Principal, que es el que dicen los personajes
-
Secundario, compuesto por las acotaciones.
La
didascalia son las indicaciones del
autor para que sigamos la acción de la intriga. Estas indicaciones están en
cualquiera de los dos textos anteriormente mencionados.
Toda
escena teatral es resultado de selección, elección y síntesis. Es una relación
sintagmática.
El
sintagma teatral es una sucesión de
acontecimientos que se dan en una obra teatral.
Para
cada uno de los elementos de la comunicación teatral existe una determinada función del lenguaje (la mayoría de las
veces hay un equilibrio, se entrecruzan):
-
La función expresiva se ejerce sobre el emisor, quien
expresa sus sentimientos y emociones.
-
La función conativa incide sobre el receptor. Aparecen
vocativos o imperativos, por ejemplo.
-
La función referencial está dirigida a la situación, al
referente.
-
La función poética se refiere al mensaje.
-
La función metalingüística se ejerce sobre los códigos.
-
La función fática está referida al contacto (por
ejemplo, se da cuando un personaje habla por teléfono con otro)
Si
hablamos de la estructura superficial
de una obra, debemos conocer los conceptos de secuencia, microsecuencia y
secuencia media. Existe un cambio de secuencia cuando hay un profundo cambio de
acción (acción, espacio y personajes). La microsecuencia es la unidad en la que
se producen pequeños cambios en la acción, aunque no cambie ni el espacio ni
los personajes. La secuencia media es una unidad intermedia.
Si
nos referimos a la estructura profunda
de una obra teatral, debemos señalar cuatro niveles, correspondientes a
diferentes elementos:
-
El primer nivel es el de los personajes. Cada uno de
ellos es portador de un lenguaje de signos.
-
En el segundo nivel seguimos el transcurso de la
evolución de los personajes en el transcurso de la acción.
-
El tercer nivel es el nivel de roles o papeles,
características que agrupan a varios personajes o que caracterizan a uno de
ellos.
-
El cuarto nivel son elementos en los que participan los
personajes. Es un actante, una fuerza del drama (temas) o un eje actancial
(sujeto, objeto, destinador, destinatario, ayudantes, oponentes).
El
conflicto dramático, por otra parte, es la esencia del drama.
Pottier
señalaba que toda situación dramática nace de un conflicto entre dos fuegos
principales de esfuerzo.
Para
Tesnière por su parte, los actantes son los seres o cosas que participan en el
proceso. Hay tres tipos de actantes: sujeto, objeto, beneficiario.
Propp
definía la acción de un personaje desde el punto de vista de su significación
en el desarrollo de la intriga y señalaba 31 funciones posibles por medio de
personajes, que podían finalmente resumirse o reagruparse en siete: princesa,
mandatario, héroe, falso héroe, agresor, donante y auxiliar.
Para
Greimás existen tres parejas de actantes. Si se da una acción existe alguien
que la hace (sujeto), existe alguien o algo que la padece (objeto), existen
gentes o cosas que la favorecen (ayudante), existen gentes o cosas que se
oponen (oponente), existe un propulsor u origen de la acción (destinador), y
existe algo o alguien para quien se realiza (destinatario).
A
veces de un único actante participan varios personajes:
-
Un actante puede ser una abstracción o un personaje colectivo o una reunión de
varios personajes.
-
Un personaje puede asumir funciones actanciales diferentes.
-
Un actante puede estar escénicamente ausente.
Existen
diferentes lenguajes teatrales:
palabra, gesto, movimiento, maquillaje, vestuario, accesorios, iluminación,
música, ruidos y decorado.
La palabra
obedece a leyes acústicas. La realización de la palabra tiene tres
características: el tono (variedad de énfasis), la entonación (curva melódica)
y el acento. Además, la palabra tiene cuatro funciones: representación,
expresión (tiene una determinada función), comunicación y persuasión. Y, por
otra parte, hay varias modalidades de la palabra (diálogo y monólogo).
El gesto es lo
que escapa a la palabra. Hay diferentes categorías: prolongación (aparece como
consecuencia de la palabra), reemplazamiento (cuando la sustituye) y
acompañamiento (cuando la acompaña). Recordemos que hay teatro que se basa en
la sustitución de la palabra por el gesto (mimo, pantomima o mímica facial).
El movimiento
es la forma de expresión corporal, que comporta un doble aspecto
(estático/dinámico). Las relaciones del movimiento con el gesto y con el
decorado son muy estrechas.
El maquillaje
se puede considerar como el conjunto de manipulaciones sobre el rostro del
actor, teniendo en cuenta la iluminación.
El vestuario
puede cumplir diferentes misiones, como la de localización espacial o temporal.
Podemos
recordar al hablar del vestuario el estudio de Roland Barthes sobre “las
enfermedades del vestuario teatral”:
-
Hipertrofia de la función histórica, con la búsqueda
del verismo.
-
La estética por la estética.
-
Suntuosidad y exageración.
Los accesorios
suponen un lenguaje entre el decorado y el vestuario. Se pueden convertir
además en el decorado de la obra.
La
iluminación por su parte crea lenguaje de decorado. Lo realza.
Tanto la
música como los ruidos pueden servir de acompañamiento o ser protagonistas.
En cuanto al
decorado, hay que destacar el decorado verbal de los siglos de oro y el
decorado fijo simultáneo de la Edad Media.
Semiótica del teatro
Podemos
distinguir entre efectos habituales y no habituales.
La
comunicación teatral por otra parte
habría que definirla como el lugar donde se produzca la realidad de dos campos
más o menos diferenciados, y la convergencia de la producción sígnica,
artística y de la comunicación de esa
producción.
Desde
el punto de vista de la semiótica, la representación es el conjunto de lenguajes,
de signos, emitidos intencionalmente para un receptor cuya misión es
descodificarlos.
Se
tienen en cuenta dos historicidades: las propias del espectador y las propias
de la obra.
En
otro sentido podemos hablar de comunicación real o falsa y también de
comunicación interna y externa. La comunicación real es extraficcional
(escenario/sala) y la comunicación falsa es intraficcional. Con respecto a la
comunicación interna y externa:
-
Relación actor/espectador: no hay verdadera
comunicación.
-
Relación personaje/espectador.
-
Relación personaje/personaje: comunicación ensayada.
-
Relación intérprete/intérprete (personaje/personaje).
-
Relación espectador/espectador.
El
método de análisis semiótico centra su atención en tres objetivos:
-
Organización interna de los sistemas significantes que
componen el texto.
-
Organización formal del texto o del espectáculo.
-
Dinámica del proceso de significación que instaura un
sentido en la acción de los practicantes del escenario.
Recordemos
que la semiología trata acerca de la relación entre significado y significante.
En la semiótica se añade otro elemento (el referente o realidad que denota el
signo, y que en este caso es el lugar de representación).
La
visión del significante, que quiere entrar también en el significado de los signos,
abarca tres nociones: la de la vivencia teatral, la de la recepción y la
práctica significante del espectador.
Esto
implica que podríamos ver conceptos relacionables con unidades globales:
-
El proyecto dramatúrgico, que se establece entre las
coincidencias de significado y significante.
-
Orientación performativa deíctica (hay intención en el
hablar).
-
Gestus brechtiano (hay actitud de los personajes),
aquel que rige toda relación social.
Parker
establece unos principios de orden teórico que llevan consigo algunos puntos o
principios de índole práctica. Así los teóricos:
-
Ironía final: es la diferencia entre orden inicial
(roto) y orden final (restaurado). Este falso orden final es la postura irónica
del autor,
-
Principio de justicia poética: las obras tienen que
acabar bien. Este principio está matizado por el de la ironía final.
-
Estructura histórica/Orden estético teatral.
Llevan
a los de índole práctica:
-
La comedia se considera en la globalidad del
espectáculo teatral.
-
Se hace en un escenario determinado con elementos
determinados.
-
Las indicaciones textuales (didascalias) tienen una
codificación especial.
Dramaturgia
Es
la disposición para el teatro de fábulas, temas y discurso a través de una
forma determinada.
Patricia
Trapero distinguía dos niveles: el dramatúrgico (los elementos anteriores a la
representación) y el del espectáculo.
Debemos
recordar dos modelos actanciales importantes: el de Propp y el de Greimás.
En
1965, Propp definía la acción o el relato como la confluencia de siete actantes
que correspondían a siete esferas de la acción:
-
El malo, que comete la mala acción.
-
El donador, que atribuye el objeto mágico y los
valores.
-
El ayudante, que socorre al héroe.
-
La princesa, que exige una hazaña y promete matrimonio.
-
El mandatario, que envía al héroe a una misión.
-
El héroe, que actúa y se somete a diversas peripecias.
-
El falso héroe, que usurpa por un instante el rol del
héroe verdadero.
Por
otra parte, Greimás hablaba de tres ejes:
-
El eje destinador-destinatario es el eje del poder o
del saber.
-
El eje sujeto-objeto es el eje del desear.
-
El eje ayudante-oponente es el eje del saber o del
poder.
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