lunes, 2 de abril de 2012

El mito de Frankenstein




En la noche del 16 de junio de 1816, en Villa Diodati, la casa suiza de Lord Byron, se reunieron junto al anfitrión su médico, John Polidori, el poeta Percey Shelley y la esposa de éste, Mary. Tras la lectura de relatos e historias de fantasmas, Lord Byron propuso el reto de que cada uno de ellos escribiera un relato de terror. Mary Shelley completó su novela Frankenstein o el moderno Prometeo, que fue publicada el 1 de enero de 1818 y reelaborada por la autora en 1831. El texto explora temas como la moral científica, la creación y destrucción de vida y la audacia de la humanidad en su relación con Dios. De ahí, el subtítulo de la obra: el protagonista intenta rivalizar en poder con Dios, como un Prometeo moderno que arrebata el fuego sagrado de la vida a la divinidad. Fue el primer texto del género de ciencia ficción, además de ser una novela de terror gótico. Al parecer, se basó en las conversaciones que mantenían con frecuencia Polidori y Percy Shelley respecto a las nuevas investigaciones de Luigi Galvani y Erasmus Darwin que trataban sobre el poder de la electricidad para revivir cuerpos ya inertes. La misma autora escribe en el prólogo de su novela que “El hecho en que se fundamenta esta narración imaginaria ha sido considerado por el dr. Darwin (Erasmus Darwin, abuelo de Charles Darwin) y por otros escritores científicos alemanes como perteneciente, hasta cierto punto, al campo de lo posible”. La novela narra la historia de Víctor Frankenstein, un joven suizo estudiante de medicina, obsesionado por conocer "los secretos del cielo y la tierra". En su afán por desentrañar "la misteriosa alma del hombre", Víctor crea un cuerpo a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados. El experimento concluye con éxito cuando Frankenstein infunde vida al monstruoso cuerpo. Cabe señalar que en toda la obra ese ser no posee un nombre real, tan sólo apelaciones como “ser demoníaco”, “engendro”, “criatura” u “horrendo huésped”. Víctor Frankenstein rechaza el resultado de su experimento y huye de su laboratorio. Al volver a él, el monstruo ha desaparecido y cree que todo ha concluido. Pero la sombra de su pecado le persigue: el monstruo tras huir del laboratorio, siente el rechazo de la humanidad y se despierta en él el odio y la sed de venganza. Tras un período de convalecencia debido al exceso de trabajo, y después de enterarse del asesinato de su hermano William, Víctor regresa a Ginebra con su familia y su prometida, sólo para descubrir que detrás del crimen está el furor de la criatura que él ha traído a la vida. La culpa de Víctor se hace mayor cuando permite que una amiga de la familia sea condenada y ejecutada, acusada del crimen. Decide ir a la montaña para recuperarse y cerca del Montblanc se encuentra de nuevo con el monstruo. Éste le cuenta cómo aprendió a hablar espiando secretamente a una familia a la que ofrecía pequeños regalos en forma anónima, y cómo la familia le rechazó al descubrir su aspecto físico, rechazo que se repitió ante cada encuentro con seres humanos. Ahora la criatura promete no volver a entrar en la vida de Víctor, pero le pide que complete su obra y cree una compañera para él. Víctor accede a la petición y en una isla de Escocia establece un nuevo laboratorio. Pero sus remordimientos son fuertes y decide destruir la segunda creación antes de darle vida. Entonces el monstruo, que sigue de cerca los trabajos de Víctor, jura vengarse con los asesinatos de su mejor amigo Clerval y de Elizabeth, la prometida de Víctor, en su noche de bodas. Estas muertes causan la de Alphonse, padre de Víctor. Decidido a terminar con su creación, Frankenstein persigue a la criatura hasta el confín del mundo. Muere en un barco que le recoge entre los hielos del Ártico. Poco después de la muerte de Víctor, el barco es abordado por la propia criatura que termina de relatar sus motivos y triste historia al capitán. La novela termina con la confesión de la criatura de que pondrá fin a su miserable existencia: "No tema usted, no cometeré más crímenes. Mi tarea ha terminado. Ni su vida ni la de ningún otro ser humano son necesarias ya para que se cumpla lo que debe cumplirse. Bastará con una sola existencia: la mía. Y no tardaré en efectuar esta inmolación. Dejaré su navío, tomaré el trineo que me ha conducido hasta aquí y me dirigiré al más alejado y septentrional lugar del hemisferio; allí recogeré todo cuanto pueda arder para construir una pira en la que pueda consumirse mi mísero cuerpo." La historia es narrada a través del diario y las cartas que el navegante Robert Walton escribe a su hermana Margaret. Para realizar su novela, Mary W. Shelley pudo estar influenciada por algunos elementos. El primero de ellos aparece en el título de la novela, con la referencia al héroe de la mitología griega clásica, Prometeo. Como él, Frankenstein da forma y vida a un ser humano. Prometeo es el creador de los hombres, a los que moldeó con barro e insufló la vida. Una hazaña divina que, sin embargo, no fue realizada por un dios. Después, Prometeo robó el fuego del monte Olimpo y se lo entregó a los hombres que, de este modo, pudieron calentarse, nutrirse y prosperar en las artes y las ciencias. Y, para rematar su actitud retadora ante Zeus, Prometeo evitó que los hombres desaparecieran tras el diluvio universal lanzado por Zeus en castigo a sus maldades. Para ello hizo embarcar a su hijo Deucalión, a la mujer de éste, Pirra, y a otros familiares en un arca. Tras nueve días y nueve noches de diluvio llegaron sanos y salvos al monte Parnaso. El fruto de tantos desafíos fue que Zeus hizo encadenar a Prometeo en el monte Cáucaso, «donde todas las mañanas un águila le roía el hígado, que volvía a crecer durante la noche». La tarea emprendida por el doctor Frankenstein, dar forma y vida a un ser humano, hace de éste un moderno Prometeo. Y las desdichas que su Criatura habrá de acarrearle durante el resto de su vida (atosigándole con reproches, matando a su hermano y a su esposa, persiguiéndole por toda Europa en busca de venganza...) vienen a roer su felicidad con la misma saña que la pertinaz águila del mito. Lo que diferencia a Frankenstein de Prometeo es que mientras el héroe deja a la postre un legado de sabiduría y felicidad a la especie humana, el doctor sólo consigue desatar la furia de un monstruo y se niega a legar sus conocimientos porque no desea «crear para el mundo un enemigo demoníaco». Otro de los elementos se referiría también al personaje de Víctor Frankenstein que parece estar basado en un científico real, Andrew Crosse. Mary Shelley conocía las actividades de Crosse, contemporáneo suyo, a través de un amigo común, el poeta Robert Southey. Andrew Crosse solía experimentar con cadáveres y electricidad (en aquel entonces una energía apenas estudiada y rodeada de un halo de misterio). El 28 de diciembre de 1814 Mary asistió a una conferencia del extravagante científico. En ella le conoció personalmente y extrajo muchos datos acerca de la forma en la que afirmaba crear vida a partir de la electricidad. En 1807, Crosse había empezado el experimento de creación de vida a partir de "electro-cristalización" de materia inanimada. El mismo año afirmó haber creado pequeñas criaturas en forma de insectos que lograban andar y desenvolverse por sí mismas: "el insecto perfecto, de pie sobre unas pocas cerdas que formaban su cola". El científico nunca llegó a explicar el supuesto fenómeno. En 1807 había consenso científico respecto a descartar la generación espontánea como origen de la vida, si bien la esterilización de las muestras no era una práctica extendida ni seguramente conocida por un experimentador sin formación. Probablemente Crosse sólo criara pequeños insectos a partir de huevos depositados en su "materia inanimada". La dura oposición a Crosse no sólo fue científica sino religiosa. Los estamentos eclesiásticos le consideraron un ser endemoniado. Se llegó al extremo de que un reverendo celebró una serie de exorcismos en todas las propiedades de Andrew Crosse, en sus equipos de trabajo y sobre su propia persona. Crosse se volvió huraño y desconfiado, aunque continuó investigando. El 6 de julio de 1855 falleció. Su mansión fue pasto de las llamas, y con ellas se fueron el laboratorio y los archivos del hombre que afirmó haber creado vida. Debemos señalar también que la descripción de la criatura realizada por Mary Shelley se nutre directamente del personaje de Satán en el "Paraíso perdido" de John Milton, obra muy valorada por los intelectuales de principios del siglo XVIII. El nombre de Frankenstein probablemente alude al pueblo polaco del mismo nombre, donde se extraía plata y oro con nuevos procedimientos químicos que comportaron importantes problemas de salud. Otra teoría sostiene que se refiere a un castillo, donde un alquimista, llamado Konrad Dippel, hizo algunos experimentos con cuerpos humanos. Mary Shelley habría conocido el castillo durante su viaje a Suiza. La elección de la Universidad de la ciudad bávara de Ingolstadt como escenario de los experimentos de Víctor Frankenstein puede responder a la fama que tenía su departamento de Medicina alrededor de 1800, en que fue cerrado. También se suele señalar que la sociedad secreta de los "Illuminati" fue fundada en esta ciudad y que Percy Shelley era miembro de dicha organización. De hecho, la alquimia era muy popular entre los románticos en aquella época. Por otra parte, era una idea corriente que la humanidad podía llegar a insuflar la chispa de la vida en la materia muerta. Por último, cabe destacar algunas teorías sobre la novela que nos ocupa y que señalarían otros elementos presentes en ella. En cierta forma Frankenstein es una alegoría de la perversión que puede traer el desarrollo científico; concebido y escrito durante las fases tempranas de la revolución industrial, una época de cambios dramáticos, detrás de los experimentos de Víctor Frankenstein está la búsqueda del poder divino, el poder de crear vida. El total desprecio que muestra Frankenstein por la naturaleza puede ser considerado como símbolo de las fuerzas imperiosas que desata el permisivo capitalismo naciente, que no respeta la dignidad básica del ser humano. La rebelión de la criatura contra su creador sería un claro mensaje del castigo que deriva del uso irresponsable de la tecnología, siendo el mal sólo una consecuencia imprevista de este uso. Otra lectura del texto descubre en él una alegoría del embarazo y de los miedos frecuentes que las mujeres tenían en tiempos de Shelley de que el nacimiento acarrease consecuencias fatales para la madre o para los fetos prematuros. Esta interpretación se sustenta en el hecho de que Mary Shelley había tenido un parto prematuro poco antes. Así, al igual que Mary, Víctor estaría obsesionado por la idea de que la criatura escapara a su control y pudiera ejercer el libre albedrío en un mundo que le afectaría de una u otra manera. Se argumenta a favor de este análisis que el personaje de Víctor teme que la criatura pueda destruirle asesinando a todos los que él quiere. Manuel Serrat en el prólogo de la edición de Plaza & Janés recuerda que Mary Shelley, hija de William Godwin, fue repudiada por su padre por ser consecuente con sus ideas. Godwin, con su social-anarquismo, con su amor a la libertad y su desprecio por la moral y los prejuicios, le había prohibido la entrada a su casa en nombre de la honorabilidad. De acuerdo con el peso de esta realidad, Serrat plantea que aquella noche en Ginebra Mary concibió un doctor que se parecía a su padre. Poco después de Frankenstein hubo varios relatos que utilizaban la inmortalidad como argumento, como el relato vampírico titulado El esqueleto del Conde o La amante vampiro (1828), novela por entregas, en donde el Conde revive a una fallecida muchacha utilizando la electricidad. Fue escrita por Elizabeth Caroline Grey. La historia comienza con un sabio que realiza un pacto con el diablo para adquirir más conocimiento que utilizará para crear vida humana, de manera similar a Frankenstein, utilizando además la alquimia y la nigromancia. El monstruo con nombre anónimo pasó a ser parte de la tradición cuando la historia de Mary Shelley fue adaptada en obras de teatro en Londres y París durante las décadas siguientes a la aparición de la novela. La propia Mary Shelley asistió a una actuación de Presumption, la primera adaptación exitosa de su novela al teatro. "La factura de la obra me divirtió sumamente, pero en la lista de dramatis personae vino _______ por el Sr T. Cooke,”. La autora le escribió a su amigo Leigh Hunt. “Este modo anónimo de nombrar a lo innombrable es bastante bueno”. No debemos olvidar que una de las películas más exitosas del mito (la versión de 1931) se basa en gran parte en una obra de la autora Peggy (Margaret) Webling (1871- 1949), estrenada en Londres en 1927. Curiosamente, en el Frankenstein de Mary Shelley de Webling, se da el mismo nombre al creador y a su criatura. Esta obra, cuyos derechos fueron comprados enseguida, no se ha publicado aún. Con respecto a la novela original, no podemos olvidar que adelantándose a los actuales problemas éticos que las investigaciones científicas provocan en materia médica y genética (experimentos con animales, manipulación de embriones humanos, aborto, clonación, etc), Mary Shelley imaginó el horror que supondría el dar vida a algo producto del reciclado de cadáveres humanos. En este sentido, la obra Frankenstein es fuente de inspiración para otras. Isaac Asimov plantea en varias de sus obras que los robots serán objeto de rechazo en su primeros momentos de aparición como herramienta al servicio del ser humano. Este rechazo estaría causado por lo que el propio autor acuñó con el nombre de Complejo de Frankenstein. Este concepto fue usado por primera vez por Asimov en su obra Bóvedas de Acero (1953), la auténtica inspiradora de la película Yo, Robot (2004). En ella se relata que el rechazo a los nuevos robots es debido a causa del miedo, impreso en el acervo cultural de la humanidad, de la rebelión de la máquina frente al hombre. La particularidad es que para Asimov este miedo no sería producto de la potencial peligrosidad de la ciencia, sino de la propia novela de Mary Shelley. Desde un temor similar hacia la tecnología tal y como la autora la transmitía en su obra, además de la preocupación (o Complejo de Frankenstein) que una dependencia y confianza excesiva del ser humano hacia ella produce, Arhur C. Clarke brindó al mundo uno de los personajes más famosos del cine y de la literatura de ciencia-ficción: el supercomputador HAL 9000, en 2001, una odisea espacial (1968). La misión de los astronautas transcurre plácidamente a bordo de la Discovery. Un día, descubren que algo no funciona bien y que la causa es HAL 9000. A pesar de todos los intentos de la tripulación humana por evitarlo, HAL descubre que estos pretenden desconectarle, y se rebela contra ellos antes de que puedan hacer nada. El Mito de Frankenstein se había hecho realidad. Si los robots en un principio eran la causa clásica del temor hacia la tecnología avanzada, tras la aparición de HAL 9000 en los 70, los ordenadores personales y su vertiginosa evolución tomaron  el relevo. En la novela TIK-TOK (1983) de John Sladek (1937- 2000) un robot doméstico homicida está en la cárcel esperando a ser ejecutado o desmantelado. Antes de que llegue ese momento comienza a escribir sus memorias. Nos cuenta cómo llega a su situación actual desde el momento que mató a su primer humano, la hija ciega de los vecinos, alternando con los momentos anteriores a este, remontándose a sus orígenes al servicio de una adinerada y extravagante familia sureña y cómo fue pasando desde entonces de humano en humano, de amo en amo, descubriendo las distintas facetas perversas y degeneradas de todos ellos. El robot de Sladek es un violento asesino que mata innecesaria e indiscriminadamente como parte de un personal experimento. Quiere averiguar qué se siente al obrar mal, mientras realiza su particular viaje interior por su verdadero yo robot durante el cual, John Sladek aprovecha para criticar la conducta de la sociedad. Al liberarse de ataduras éticas y morales, Tik-Tok se descubre como un completo sociópata, pintor de éxito, empresario y político (llega a Vicepresidente de los Estados Unidos).
            En el terreno musical encontraremos principalmente composiciones para versiones teatrales y cinematográficas del mito. En un principio, fue la productora estadounidense Universal Pictures quién se encargó de llevar al cine mitos como Frankenstein. En las versiones que del monstruo se hicieron en 1931 y 1935 la música fue compuesta por David Brockman y Franz Waxman respectivamente. La productora británica Hammer fue la que realizó varias versiones sobre terror gótico. Son memorables sus películas del mítico doctor Frankenstein. Dentro de la Hammer, destacó el compositor James Bernard, quien realizó en 1957 la música para La maldición de Frankenstein, El cerebro de Frankenstein, Frankenstein creó a la mujer y Frankenstein y el monstruo del infierno. En 1974 se estrenó una parodia del cine de terror, El jovencito Frankenstein, de Mel Brooks. La música es de John Morris. En abril de 2006 Brooks empezó a componer una adaptación para un musical de Broadway de esta película, el cual aún se encuentra en cartel. En el terreno musical debemos destacar sobre todo tres versiones. La primera de ellas, de 2003, es Frankenstein, el musical de un alma perdida, que tiene como subtítulo “¡Es peligroso... muy peligroso creerse Dios!”. Es un musical argentino inspirado en la novela de Mary Shelley, con letra escrita por Tiki Lovera y Gustavo Arduini y música original de Gabriel Goldman. La versión escénica trata de lograr la mayor aproximación a la novela. Víctor Frankenstein se muestra interesado por leer sobre los misterios ocultos de la naturaleza y sobre el gran misterio que es la muerte.
Una vez finalizada su carrera, decide viajar a Ingoldstad para conocer al Profesor Walkman, del que sabe que ha realizado experimentos para crear vida humana. Víctor consigue ganarse la confianza del profesor, quien le da alojamiento en su laboratorio, donde comienza a trabajar en su proyecto, con la colaboración de Igor (ex ayudante del profesor). Tras escribir a Elizabeth diciéndole que a su regreso se casarán, Víctor deja de comunicarse con su familia. Con trozos de cadáveres que busca en el cementerio, y con el cerebro del profesor, a quien Víctor mata en un momento de descontrol, crea un ser extraño, al que aparta horrorizado arrojándole su abrigo, como para no ver esa imagen que le provoca repulsión. La criatura escapa y llega a un claro del bosque donde están festejando la noche de brujas. Al sentirse atacado por la gente, se despiertan en él sentimientos de miedo, dolor y rabia, respondiendo al rechazo con violencia y causando estragos. Cuando Víctor llega al lugar y se encuentra con el desastre, se arrepiente de su vanidad al creerse Dios y decide acabar con el monstruo. Mientras tanto en Ginebra, al no tener noticias de Víctor, Henry Clerval, amigo de la familia, viaja y se encuentra con esa imagen desolada de lo que fuera una fiesta de noche de brujas, busca desesperadamente a Víctor, quien le confía sus sueños y su desesperación. Henry logra convencerlo de su regreso. El ser que ha creado observa en el bosque durante días la cabaña de un ciego que vive con sus hijos, allí comprende lo que es el amor y la ternura y de qué forma diferente ha sido tratado. Al escuchar cómo aprende a leer la pequeña hija del ciego, su cerebro recuerda y así puede leer el diario de Víctor que ha quedado en el bolsillo de su abrigo. Tiene un encuentro con el ciego, quien al no verlo, no lo rechaza, pero entra uno de los hijos y creyendo que ese ser está atacando a su padre, lo golpea y lo echa del lugar. La criatura llora como un niño al no poder tener el amor de esa familia a la que desde afuera comenzó a querer. Este rechazo le ocasiona un terrible dolor y luego una furia incontrolable contra su creador, así que decide vengarse. La noche del casamiento de Víctor y Elizabeth, Frankenstein mata a William (el hermano pequeño de Víctor) y Justine, la encargada de cuidarlo, manchada de sangre y desesperada, al no recordar lo sucedido, es condenada a muerte por el asesinato. Víctor tiene una terrible sospecha que se confirma al encontrarse con el monstruo, quien le exige la creación de una mujer que sea como él o continuará con su venganza, matando a Elizabeth. Cuando Justine es ahorcada, Frankenstein le entrega el diario a Víctor para que escriba su nueva creación y le da el cuerpo de Justine. Cuando Víctor, ayudado por Igor, va a crearla, se arrepiente y desconecta la maquinaria. Frankenstein enfurecido va en busca de Elizabeth, Víctor lo persigue y queda Igor frente al cuerpo de Justine. Vuelve a conectarlo, ya que considera a esa criatura un solitario como él y víctima del egoísmo de Víctor. Justine cobra vida. Igor la recibe dándole ternura. Mientras tanto, Henry, quien ha encontrado el diario de Víctor, decide contarle a Elizabeth la verdad, ya que por su culpa no solo ha muerto William, sino también la mujer que él siempre amó, Justine. Elizabeth lee el diario y se enfrenta a Víctor, pero cuando parece dispuesta a perdonarlo, la criatura la asesina. Víctor tiene una última confrontación con el monstruo pidiendo su perdón, pero comprende que él es el verdadero monstruo causante de todas las muertes y se mata. El monstruo encuentra su cadáver. Siente entonces desvanecida la esperanza de tener amor y sufre la pérdida del que en definitiva fue su padre. Comienza a alejarse y se encuentra con Justine, quien no recordando nada de su vida anterior, acompañada por Igor, acepta la petición de la criatura de intentar una nueva vida. En marzo de 2009 se estrenó Dr. Frankenstein, la Ópera Rock, es una puesta en escena escrita y dirigida por José Fors, y producida por la Universidad de Guadalajara en México. José Fors resucita al monstruo creado por Mary Shelley en esta ópera en dos actos con 35 temas musicales. Las canciones abarcan desde música formal hasta heavy, pasando por baladas románticas, tango, blues y folk, contribuyendo cada una de ellas a la ambientación de la obra. Hasta junio de 2010 continuarán las representaciones de la ópera canadiense Frankenstein, de Andrew Ager, con libreto de William Whitla. TrypTych Concert and Opera, una pequeña compañía de Toronto montó el estreno de la obra, con un reducido presupuesto y en el sótano de una iglesia. La puesta en escena ha sido calificada como de una gran seriedad. William Whitla compuso un libreto de acuerdo con la historia original de Mary Shelley. El resultado es una picaresca historia sobre un monstruo solitario quien, a pesar de su buen corazón, mata por accidente porque desconoce su propia fuerza. La ópera se desarrolla en un acto de cinco escenas. La música está llena de matices desde la breve introducción hasta los vibrantes acordes de triunfo, cuando Frankenstein crea una vida, o el disonante horror de la mujer que ve al monstruo, y la cacofonía final donde se unen la muerte y el deterioro. La partitura de Ager es un rico y moderno poema tonal. Entre los personajes se encuentran Alphonse, el padre del doctor, su prometida Elizabeth Lavenza, su hermano pequeño William Frankenstein, y la familia a la que el monstruo cuidaba, que incluye al viejo De Lacey, a su hijo Félix y a su nuera Agatha. Cabe señalar que Ager está orquestando la obra,  debido al interés que ha suscitado.
En el terreno artístico debemos destacar al ilustrador e historietista estadounidense Berni Wrightson, nacido en 1948. Su producción está centrada en las historias cortas de terror. En 1976 Berni Wrightson empezó a trabajar en la edición ilustrada de Frankenstein, de Mary Shelley (1816). El Frankenstein de Wrightson fue hecho con una técnica meticulosa de pluma y tinta con la que “pretendía ser un cruce entre grabado en madera y grabado en acero”, en palabras del autor. Señaló que se había remitido a la novela a la hora de ilustrarlo: “Quería un fresco y original enfoque pero con la visión de hace 150 años”.



          Existen múltiples versiones cinematográficas de la obra de Mary Shelley, por los que destacaremos algunas de las más conocidas. Víctor Frankenstein apareció por primera vez en la pantalla grande en una película de 1910, Frankenstein, producida por Thomas Edison. Duraba 16 minutos y se rodó con cámara fija. En ella el personaje se parecía más a un mago. En 1931 la Universal Pictures produjo una versión que fue dirigida por James Whale. En esta versión, Boris Karloff nos dio la iconografía definitiva del monstruo. Aquí, el personaje del científico es renombrado como Henry Frankenstein e interpretado por el actor británico Colin Clive, quien interpretaría de nuevo el papel en la secuela de 1935, La Novia de Frankenstein.


         El personaje volvió a la vida en 1957 de la mano de Peter Cushing para la productora Hammer en La maldición de Frankenstein, con Christopher Lee como la criatura. Cushing continuaría como Víctor Frankenstein, ahora un Barón, en cinco películas más de la productora. Condenado a muerte por una serie de crímenes que no ha cometido, el Barón Victor Frankenstein trata de explicar a sus carceleros que el autor de esas muertes es un monstruoso ser, creado por él en su laboratorio secreto.



A diferencia de la mayor parte de adaptaciones y secuelas a la novela, Hammer Productions decidió enfocar su licencia de Frankenstein en el Barón más que en el monstruo, distanciarse de la serie Universal, y recordar al público que Frankenstein es el nombre del creador, no el de la creación. Una versión televisiva de la novela de Mary Shelley bastante fiel fue Frankenstein, la verdadera historia, de 1973. A diferencia del monstruo cinematográfico de Karloff, la criatura encarnada por Sarrazin no es un cosido rostro con tornillos, sino un ser humano reanimado artificialmente cuyos tejidos comienzan a degenerarse poco a poco, tanto física como psíquicamente. Fue presentado en algunos países en salas cinematográficas, con una versión reducida de 123 minutos.


El jovencito Frankenstein es una película cómica estadounidense de 1974 dirigida por Mel Brooks y protagonizada por Gene Wilder y Peter Boyle. La película es una parodia de las adaptaciones cinematográficas de la novela de Mary Shelley, en concreto las producidas por la Universal, a las que rinde homenaje. Esto se refleja en que la mayoría de las piezas del laboratorio son las usadas en la película Frankenstein de 1931, diseñadas por Ken Strickfaden. La película está rodada en blanco y negro. El Doctor Barón Frederick von Frankenstein es un respetado conferenciante en una universidad de medicina estadounidense y está comprometido con la fóbica Elisabeth, que se muestra inaccesible a todo contacto físico. Frankenstein se exaspera cuando se menciona a su abuelo, el famoso científico loco, hasta el punto de insistir en que su nombre sea pronunciado «Fronkonstin». Un abogado le comunica que ha heredado la hacienda de su abuelo. Frankenstein viaja a Transilvania donde se encuentra con una atractiva auxiliar, Inga, junto con los sirvientes de la casa, la enigmática Frau Blücher (que ha sido amante del Barón) y el jorobado Igor. Los tres le ayudan a encontrar los diarios privados de su abuelo e, inspirado por ellos, Frankenstein decide continuar ese trabajo reviviendo el cuerpo de un criminal ejecutado. Igor se equivoca al robar un cerebro del depósito, por lo que al monstruo le es colocado uno anormal. Este error se revela cuando el monstruo se escapa del castillo. Mientras vaga por el campo, la criatura tiene sendos encuentros con una niña y un ermitaño ciego, que parodian escenas de las películas originales de Frankenstein. Mientras tanto, la gente del pueblo se prepara para un motín contra Frederick por haber continuado los trabajos de su abuelo. Este motín está alentado por el inspector jefe Hans Wilhelm Frederick Kemp, que posee un brazo de madera articulado y extremadamente chirriante resultado de su anterior enfrentamiento al monstruo de Frankenstein. Tan pronto como la turba se acerca al castillo de Frankenstein, éste decide transferir algo de su intelecto al monstruo, que se vuelve capaz de razonar y consigue aplacar a la multitud. La película acaba felizmente con Elizabeth casándose con el monstruo e Inga descubriendo que su marido Frederick también intercambió ciertas “interesantes cualidades” con el monstruo.


En 1994, Kenneth Branagh reinterpretaría el personaje de Víctor Frankenstein en Frankenstein de Mary Shelley, en la que Robert de Niro interpretaba a la criatura. La prematura muerte de su madre durante un parto arranca violentamente a Víctor Frankenstein de su idílica vida en Ginebra. Desde ese día, la posibilidad de vencer a la muerte será su obsesión y viaja a la Universidad de Inglostadt para estudiar Medicina. Allí conoce al profesor Waldman, de quien se rumorea que pasó su juventud explorando las posibilidades de crear un ser humano.


En 2011 se estrenó I, Frankenstein, de Patrick Tatopoulos. Se trata de una adaptación del cómic de Dark Storm en el que Frankenstein se convertirá por una vez en un héroe que se enfrentará con monstruos como vampiros, hombres lobo y fantasmas.

Por último, cabe señalar algunas versiones televisivas del monstruo, como el personaje de Herman Munster, interpretado por Fred Gwynne, despistado y torpe padre de familia en la serie Los Munsters (1964-1966) o el de Lucas, el mayordomo de  La familia Addams (1964- 1966).

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