martes, 10 de abril de 2012

La lírica de Lope de Vega



            En la lírica de Lope destaca el tono apasionado y vivencial, en él la dualidad vida/literatura se resuelve a menudo en una identidad. Lope tiene facilidad para trasponer cuanto le ocurre y cuanto pasa a su alrededor al terreno de la poesía. Podríamos hablar de la necesidad biológica de asumir la realidad íntima y la externa y plasmarlas en sus versos. Su poesía, como su vida, tiene un importante componente instintivo, visceral. Incluso cuando se acerca al amor divino, lo hace desde planteamientos plenamente humanos.
            Sorprende la lírica lopesca por su riqueza y variedad. Parece contradictoria la sinceridad directa del poeta, que mete su vida en sus versos, y su capacidad para asumir e integrar los modos y géneros tradicionales. Incorpora a sus comedias y poemas cancioncillas populares, sin que lleguemos a saber cuándo son realmente obras anónimas y cuándo son creación propia.
            Maneja con soltura todas las formas métricas habituales en su tiempo: italianas (sonetos, canciones, tercetos encadenados,...), cultas castellanas (redondillas, quintillas, perqués,...) y tradicionales (villancicos, romances, letrillas,...). Todos los temas caben en su producción: amorosos, religiosos, familiares, patrióticos, descripción de paisajes y monumentos, poemas históricos, versos de circunstancias,...
            Limitándose a la poesía culta en metros italianos, Dámaso Alonso distingue cuatro Lopes: el Lope humano, el manierista-petrarquista, el imitador de Góngora y el poeta filósofo que pretende dar la réplica conceptuosa a los atrevimientos formales del cordobés.
            En Lope tenemos uno de los creadores del romancero nuevo, un autor de villancicos dedicados al Niño Dios, un poeta religioso directo y apasionado, un conceptista frío y recalcitrante que elogia a los santos con juegos de palabras, un teórico del arte dramático, un parodista, un poeta burlesco, un cantor epicúreo de las pequeñas realidades cotidianas, etc...

             La lírica popular.

             Sus romances juveniles cuentan de manera poetizada las primeras andanzas del autor, sus amores con Elena Osorio y el rapto y el matrimonio con Isabel de Urbina. Aparecieron impresos en las diversas Flores y en las dos partes del Romancero General (1600 y 1604). La expresión lírica participa de una doble convención. El poeta se disfraza y presenta sus aventuras y desventuras amorosas traspuestas al mundo morisco o pastoril.
            Sus romances moriscos deben de ser anteriores a los pastoriles y probablemente sean los poemas más tempranos de su producción que nos han llegado. En ellos resalta el tono sentimental y apasionado. Los amores del poeta con Elena Osorio y la ruptura son el tema central.
            El romancero morisco nos cuenta “la deposición de un galán pobre (si bien arrogante, engreído y caprichoso) por otro rico, de alta posición y con buenas influencias” . Sobre estos poemas planea la sombra del enfrentamiento amoroso entre Lope y Francisco Perrenot de Grandvela.
            Todos estos romances (y algunos especialmente: Mira, Zaide, que te aviso, La noche estaba esperando, Los ojos vuelve a Granada,...) ganaron enseguida el favor del público, por la brillante escenografía que rodeaba las actitudes teatrales de los protagonistas. Los moros que representan al poeta están descritos con un conjunto de caracteres (generosidad, arrojo, valor,...) que Lope soñaba para sí, un Lope convencido de su valía pero necesitado de afirmarla para superar el papel de amante pobre.
            Entre los aspectos estilísticos del romancero morisco hay que destacar la agilidad del ritmo. La estructura alterna las descripciones con los monólogos, a menudo internos. La acción acostumbra a precipitarse en una narración que ocupa pocos versos. El análisis de la psicología amorosa, mitificada y engrandecida, es el alma de estos poemas. La adjetivación es abundante y colorista, las imágenes son sencillas pero gráficas e inmediatas, abundan las antítesis y los paralelismos.
            Su romancero pastoril está integrado por unos cuarenta romances. El poeta ha pasado la dolorosa experiencia del desdén de Elena y el rapto de Belisa. El moro impetuoso se ha transformado en un pastor melancólico atento a su mundo íntimo, a sus torturas y fantasmas interiores. El lenguaje es depurado y selecto, con inserción de motivos rústicos y populares. El tono general es triste y melancólico y hay preferencia por la regularidad estrófica. El más famoso de estos romances bucólicos es Hortelano era Belardo..., en el que simbólicamente refleja sus más recientes amores: el de Elena Osorio y el de Isabel de Urbina.
            Lope nunca abandonó el romance. El romancero de madurez se caracteriza por ser religioso,  filosófico y elegíaco. El Romancero Espiritual (1619) recoge textos ya publicados en las Rimas Sacras y en Los pastores de Belén. La mayor parte de ellos se escriben a partir de la crisis espiritual de 1612. En este romancero alternan la plasmación de las tensiones íntimas del pecador arrepentido, la descripción de la Pasión de Cristo, y poemas escritos en alabanza de distintos santos para las justas poéticas.
            En La Dorotea (1632) se incluyen algunos de los más bellos romances de Lope. Constituyen lo que Carreño ha llamado el romancero filosófico. Perdura la agilidad y belleza de su lírica juvenil. La estructura métrica tiende a una mayor regularidad en la formación de grupos de cuatro versos, que constituyen normalmente períodos sintácticos cerrados y unidades de contenido.
            En La Dorotea el poeta utiliza la máscara que le proporcionan sus personajes para expresar líricamente su pensamiento y sus vivencias, en especial el dolor por la muerte de Marta de Nevares. Destaca A mis soledades voy..., donde aflora la combinación de estoicismo y epicureísmo del Lope viejo y desengañado que busca en sus soledades refugio contra las condiciones adversas de la época. Es un poema equilibrado, sereno y sentencioso que reflexiona irónicamente sobre la realidad social del momento. Las canciones al modo tradicional son de lo más logrado que consiguió. Para Montoliú. Lope destaca como lírico por su poesía popular y religiosa. Su teatro se nutre de las tradiciones populares sintetizadas a menudo en una canción como la de El Caballero de Olmedo, Peribáñez o Los Comendadores de Córdoba. Lope glosa y recrea dramáticamente esas composiciones populares; a menudo las reelabora para insertarlas en una determinada situación. Pero la incorporación de canciones no se limita a los dramas; el poeta salpica sus comedias de estos poemillas populares.
                        En estos poemillas se convierten en materia lírica distintos aspectos de la vida cotidiana. Hay canciones de vela, siega, boda, serranas, mayas, de San Juan, tréboles,... No faltan en las comedias letras para cantar vueltas a lo divino (Mañanicas floridas,...), pero lo mejor de esta poesía tradicional de tema sacro se recoge en Los pastores de Belén, donde se encuentran los villancicos.

             La lírica culta.

            La trayectoria de este sector de su producción puede verse a través de diferentes etapas. El poeta empieza con poemas (La Arcadia y las Rimas) inspirados en Petrarca, Garcilaso y Herrera, a los que añade (como apunta Dámaso Alonso) su gran hallazgo: la pasión, la espontaneidad. La crisis religiosa de 1612 lo lleva a escribir y publicar las Rimas Sacras. El poeta busca una literatura brillante y barroca en sus grandes poemas descriptivos (especialmente La Circe). Al lado de esos grandes poemas publica su poesía más inmediatamente cotidiana y familiar: las epístolas. El último libro publicado por el poeta fue las Rimas de Tomé de Burguillos (1634). Presentan el desengaño de la vejez.
             Junto a esta trayectoria general, persisten en Lope los temas amorosos y los elementos petrarquistas. El poeta incluye en La Circe poemas neoplatónicos dedicados a Marta de Nevares. En medio de las parodias de Burguillos inserta un estremecedor soneto en la línea más pura del petrarquismo: Resuelta en polvo ya, mas siempre hermosa...
            Las Rimas aparecieron por vez primera en Madrid en 1602 en un volumen que contenía La Hermosura de Angélica, La Dragontea y doscientos sonetos. Estos son un claro exponente de la poesía petrarquista que proviene del Renacimiento, a través de Herrera, aunque en muchos de ellos, la intensidad y vitalidad de Lope hacen olvidar cualquier reminiscencia o parecido estilístico. Las aventuras con la Osorio tienen su más afortunada expresión poética en Suelta mi manso, mayoral extraño. La imagen del manso engañado por los “collares de oro” del rico rival es trasunto pastoril de la competencia entre el poeta y Francisco Perrenot.
            La temática del desengaño aflora en los poemas. La reflexión sobre la existencia se tiñe de pesimismo. El estoicismo aparece en algunos sonetos que parecen contradecir el ilusionado vitalismo, a menudo tormentoso, de los poemas eróticos. Junto a ellos hay sonetos descriptivos de tema mitológico e histórico: Al triunfo de Judit, De Doña Inés de Castro,...
            Los doscientos sonetos han hecho sombra a la segunda parte de las Rimas. Pero entre los poemas que la forman encontramos algunos muy valiosos como la Égloga Elisio, intenso monólogo del amante desesperado por los desdenes de Lucinda, simbolizados por la noche. Es también de interés la Égloga Apolo de carácter humorístico, en la que el dios se lamenta de que los poetas, gente soberbia y soez, lo tengan por patrón. La Epístola al Contador Gaspar de Barrionuevo, que nos habla de su vida en Sevilla, de Lucinda y sus hijos, es una anticipación de lo que serán las epístolas de La Filomena y La Circe.
           
Las Rimas Sacras se publicaron a raíz de la ordenación del poeta. Tuvieron gran éxito y a la edición de Madrid de 1614 siguieron otras de Lérida (1614 y 1626), Lisboa (1616) y Madrid (1619). Se componen de cien sonetos y un conjunto de poemas de diversa índole y calidad.
            Los sonetos se dividen en dos grupos: en los cuarenta y nueve primeros “habla Lope mismo” (Montesinos); en los últimos el poeta comenta ingeniosamente festividades eclesiásticas, vidas de santos, etc. El fundamental acierto consiste en la humanización, la encarnadura humana que tiene su sentimiento religioso.  Lope se recrea en su visualización de Cristo y lo requiebra con las mismas metáforas que había dedicado a sus amadas. La autenticidad y el estremecimiento son las notas destacadas en estos poemas. Podemos destacar A una calavera, en el que el poeta contrasta la belleza de la muchacha y la actual podredumbre.
            El poema clave de la segunda parte de las Rimas Sacras es Canción a la muerte de Carlos Félix, donde el poeta rememora la figura infantil del hijo muerto y trata, con angustia y dolor, de resignarse ante la voluntad divina.
           
La Filomena con otras diversas rimas, prosas y versos se publicó en Madrid en 1621. Es un libro que incluye obras variadas: dos poemas narrativos (La Filomena y La Andrómeda), la Descripción de la Tapada, una novela (Las fortunas de Diana), epístolas, poesías varias y el Papel de la Nueva Poesía. Como señala Blecua, pesan sobre La Filomena tres realidades:
-          los amores sacrílegos con Marta de Nevares
-          el ataque de Torres Ramila en la Spongia y
-          la aparición de las obras gongorinas.
Lo mejor de La Filomena lo constituyen las epístolas. Son libres disertaciones sobre temas variados. En El jardín de Lope de Vega describe su jardín y comenta a Francisco de Rioja la actualidad sobre poetas y poesía. En la dirigida a su amigo Baltasar Elisio de Medinilla, relata su vida humilde y tranquila. De tema literario es la dirigida a su protector Juan de Arguijo.

            La Circe con otras Rimas y Prosas se publica en 1624 y es un volumen que sigue las huellas de La Filomena. En él aparecen tres poemas (La Circe, La mañana de San Juan y La rosa blanca), tres novelas y una serie de epístolas y sonetos.
            La Circe, según Dámaso Alonso y Blecua, es el poema más perfecto y cuidado de Lope. Cossío dice que es el poema mitológico “de más empeño y pretensión que emprendiera”. Son tres largos cantos con un total de 3322 versos en que, siguiendo a Homero y a Ovidio, se narra el mito de Ulises y Circe. Vossler señala que el relato se desliza rápidamente sobre episodios apenas insinuados para concentrarse en los momentos especialmente dramáticos.
            (La rosa blanca, dedicada a dar origen mítico al emblema de doña María de Guzmán, hija del Conde-Duque de Olivares, es obra de menor aliento, aunque muy cuidada en su elaboración. En La mañana de San Juan, Lope describe las fiestas de sus paisanos).

            Las Rimas Humanas y Divinas del Licenciado Tomé de Burguillos se publicaron en Madrid en 1634. Es un conjunto de poesías, la mayor parte burlescas, publicadas a nombre del álter-ego ridículo que Lope creó para las justas en honor de San Isidro de 1620 y 1622. Está constituido por dos partes: las Rimas Humanas (161 sonetos, una canción burlesca, La Gatomaquia, y cinco composiciones a distintos motivos) y las Rimas Divinas (dos églogas pastoriles, un villancico al Nacimiento, cuatro poemas al Niño de la Cruz y tres romances).
            En las Rimas de Burguillos predomina el humor guasón y benevolente, expresión del momento de vejez y cansancio en que fueron escritas. En su conjunto, quizá sea el mayor libro de poemas de Lope y el más original. En él aflora el desengaño risueño del viejo poeta que sólo aspira a “templar tristezas” (Pedraza).
            La Gatomaquia constituye una unidad claramente definida. Es un poema épico de unos 2700 versos. Es una epopeya burlesca compuesta de siete silvas que cuentan los amores y luchas de dos gatos. Lope ridiculiza las costumbres de la época: los gatos se comportan como damas y galanes del Madrid de los Austrias.

            3.4. Los poemas épicos.

            Lope tuvo la obsesión de convertirse en el poeta épico nacional, propósito que intentó alcanzar en diversas ocasiones.

            La Dragontea es un poema épico en diez cantos en defensa de la causa española y del Catolicismo. Cuenta las aventuras del corsario inglés Drake en Canarias y América.

            Isidro, poema castellano se publica en Madrid en 1599 y está dedicado a la villa natal del poeta. Está escrito en quintillas y tiene momentos acertados en la descripción del ambiente que rodea al santo.
            Las descripciones de la vida campesina de Isidro, sencilla e ingenua, consiguen salvar el texto.

            La Hermosura de Angélica es  un conglomerado de motivos. La redacción del poema empieza en el galeón de San Juan, en la Armada Invencible.
            Vossler cree que la obra es representativa del estado de ánimo del poeta. Lo más logrado son los momentos en que el poeta vacía su experiencia personal, nos cuenta sus arrebatados amores con Micaela de Luján o su turbulenta historia con Elena Osorio.

            Si Ariosto inspiraba La Hermosura de Angélica, Tasso es la fuente de Jerusalén Conquistada. Pretende ser un poema nacional; gracias a una invención poética, hace al rey Alfonso VIII partícipe en la tercera cruzada.
            Es considerada por Joaquín de Entrambasaguas como “muy superior al resto de nuestra poesía épico-narrativa del Siglo de Oro”.

            La Corona Trágica, dedicada al Papa Urbano VIII, cuenta la vida y la muerte de María Estuardo. Pero el poeta capta en contados momentos la realidad conflictiva y dramática de la reina de Escocia.


7 comentarios:

  1. Muy bien redactado, me ha servido de mucho.
    Gracias!

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    1. Gracias a ti. Me alegro de que te haya servido. Un saludo

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  2. graxias esta muy bien pero aun asi no encuentro lo q nesecito .. pero muchas gracias conservare esta pag les agradesco

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  3. Muy buena página. Explicado bastante bien y con la suficiente información. No estaría mal que se ahondase aún más en obras como La Circe ó La Filomena. ¡Muchas gracias por esta fantástica página!

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    1. Gracias por tu opinión y por las sugerencias, que tendremos en cuenta. Un saludo.

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  4. Quería saber algo sobre el poema Quien es amor?? De Lope de Vega. Alguna característica. Gracias

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    1. Uno de los sonetos más famosos de Lope de Vega sobre el amor es el que comienza "Desmayarse, atreverse, estar furioso" que resume al final "esto es amor; quien lo probó, lo sabe". Lo más característico de este poema es la enumeración en los dos cuartetos, que mediante la antítesis explica los sentimientos contradictorios que produce el amor. En los tercetos continúa enumerando esos contrarios, pero cambia la forma al utilizar frases completas.
      Por lo tanto, la antítesis, la enumeración mediante los adjetivos y la utilización misma del soneto para definir el sentimiento amoroso son las principales características de ese poema.
      Espero que te sirva la respuesta. Un saludo.

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