lunes, 16 de septiembre de 2013

Temas principales y secundarios en La casa de Bernarda Alba



            El tema principal del teatro lorquiano y de La casa de Bernarda Alba es el enfrentamiento entre dos fuerzas contrapuestas: la tiranía y la libertad, entre una moral autoritaria (Bernarda) y el deseo de libertad (Adela y Josefa). Estas dos fuerzas son las que constituyen el eje fundamental en torno al cual giran una serie de subtemas o temas secundarios, consecuencias del tema principal.

Temas secundarios

-          La injusticia de una educación sexista (marginación de la mujer) basada en los valores tradicionales que condenan a las mujeres a la pasividad (“Hilo y aguja para las hembras”, “Nacer mujer es el mayor castigo”) y a la decencia, entendida como obsesión por la virginidad y mantener las apariencias (“Nos pudrimos por el qué dirán”).
Para denunciar la marginación de la mujer en la sociedad de su época, Lorca enfrente dos modos de comportamiento: la moral relajada de Paca la Roseta, la prostituta de los segadores y la hija de Librada, condenadas moralmente y marginadas (incluso físicamente como la tercera) y la decencia de las hijas de Bernarda, entre las cuales Adela se acerca a las del primer modo.
-          El amor sensual o la búsqueda del varón. El dominio tiránico de Bernarda, que impone un riguroso luto, impide cualquier relación a sus hijas. La irrupción en ese mundo cerrado de Pepe el Romano desencadena las pasiones.
En este sentido, podemos incluir las referencias y alusiones a historias amorosas fuera de la escena (del marido de Bernarda, Paca la Roseta, la hija de Librada, madre soltera, y los segadores), así como las vivencias auténticas de los personajes (la pasión realizada de Adela, la pasión secreta de Martirio, o Angustias, que en el funeral va al encuentro de los hombres).
-          El mundo de las apariencias, la preocupación por la opinión ajena, el deseo de aparentar lo que no es. Así se explica la obsesión por la limpieza de Bernarda, que es simbólica, o el temor a la murmuración (Bernarda oculta a su madre loca, sus hijas se quejan de que su vida está condicionada por el qué dirán, se desea ocultar la realidad del suicidio, la presencia de prácticas religiosas insinceras, rito de costumbre o instrumento de dominación, ya que Bernarda por ejemplo en el duelo impone el rezo para evitar la crítica.
-          La injusticia social. A lo largo de la obra y especialmente en el primer acto, se manifiesta la diferencia jerárquica entre clases sociales: Bernarda-Poncia-Criada-Mendiga. La cualidad de “crueldad” se atribuye a quien está en el escalón superior y las de “sumisión, resignación y odio” a quien está en el inferior. La desigualdad social provocará también el drama, puesto que Pepe elige a Angustias por su fortuna.
-          El odio y la envidia. Las relaciones humanas están marcadas por estos sentimientos: rencor y falta de amor, que rigen las diferencias sociales anteriores, la vida de Bernarda, siempre dispuesta a herir porque aborrece a todo el mundo y las hijas que aprovechan cualquier ocasión para hacerse daño.
-          El exagerado sentido de la honra y la reputación, unido al orgullo de pertenecer a una clase superior, aunque ello conlleve aislamiento y falta de libertad por la obligación de someterse a las rígidas convenciones sociales. Bernarda se siente superior respecto a las criadas y respecto al resto del pueblo. No cree que en él haya hombre de la clase de sus hijas.


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