El tema principal del teatro lorquiano y de La
casa de Bernarda Alba es el enfrentamiento entre dos fuerzas
contrapuestas: la tiranía y la libertad, entre una moral autoritaria (Bernarda) y el deseo de libertad (Adela y Josefa). Estas dos fuerzas son las que
constituyen el eje fundamental en torno al cual giran una serie de subtemas o
temas secundarios, consecuencias del tema principal.
Temas
secundarios
-
La
injusticia de una educación sexista (marginación de la mujer)
basada en los valores tradicionales que condenan a las mujeres a la pasividad (“Hilo y aguja para las hembras”, “Nacer
mujer es el mayor castigo”) y a la decencia, entendida como obsesión por la
virginidad y mantener las apariencias (“Nos
pudrimos por el qué dirán”).
Para
denunciar la marginación de la mujer en la sociedad de su época, Lorca enfrente
dos modos de comportamiento: la moral
relajada de Paca la Roseta, la prostituta de los segadores y la hija de
Librada, condenadas moralmente y marginadas (incluso físicamente como la
tercera) y la decencia de las hijas
de Bernarda, entre las cuales Adela se acerca a las del primer modo.
-
El
amor sensual o la búsqueda del varón. El dominio tiránico de
Bernarda, que impone un riguroso luto, impide cualquier relación a sus hijas.
La irrupción en ese mundo cerrado de Pepe el Romano desencadena las pasiones.
En
este sentido, podemos incluir las referencias y alusiones a historias amorosas
fuera de la escena (del marido de Bernarda, Paca la Roseta, la hija de Librada,
madre soltera, y los segadores), así como las vivencias auténticas de los
personajes (la pasión realizada de Adela, la pasión secreta de Martirio, o Angustias,
que en el funeral va al encuentro de los hombres).
-
El
mundo de las apariencias, la preocupación por la opinión
ajena, el deseo de aparentar lo que no es. Así se explica la obsesión por la
limpieza de Bernarda, que es simbólica, o el temor a la murmuración (Bernarda
oculta a su madre loca, sus hijas se quejan de que su vida está condicionada
por el qué dirán, se desea ocultar la realidad del suicidio, la presencia de
prácticas religiosas insinceras, rito de costumbre o instrumento de dominación,
ya que Bernarda por ejemplo en el duelo impone el rezo para evitar la crítica.
-
La
injusticia social. A lo largo de la obra y especialmente
en el primer acto, se manifiesta la diferencia jerárquica entre clases
sociales: Bernarda-Poncia-Criada-Mendiga. La cualidad de “crueldad” se atribuye
a quien está en el escalón superior y las de “sumisión, resignación y odio” a
quien está en el inferior. La desigualdad social provocará también el drama,
puesto que Pepe elige a Angustias por su fortuna.
-
El
odio y la envidia. Las relaciones humanas están marcadas
por estos sentimientos: rencor y falta de amor, que rigen las diferencias
sociales anteriores, la vida de Bernarda, siempre dispuesta a herir porque
aborrece a todo el mundo y las hijas que aprovechan cualquier ocasión para
hacerse daño.
-
El
exagerado sentido de la honra y la reputación, unido al orgullo de pertenecer a
una clase superior, aunque ello conlleve aislamiento y
falta de libertad por la obligación de someterse a las rígidas convenciones
sociales. Bernarda se siente superior respecto a las criadas y respecto al
resto del pueblo. No cree que en él haya hombre de la clase de sus hijas.
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