Leopoldo Alas Clarín afirmaba a finales del siglo XIX
en su ensayo Apolo en Pafos que en
España nadie siente la llamada de la poesía porque no hay poetas jóvenes con vocación
y capacidad de innovación.
En España se produce un romanticismo muy tardío. Son muy
pocos los autores que destacan, escriben durante un largo período de tiempo y
tienen escasa difusión. Bécquer es el único poeta que consiguió innovar, aunque
también con escasa difusión en su tiempo. Paralelamente surge la escuela
realista, con una poesía prosaica (en ella destacan Ramón de Campoamor y Gaspar
Núñez de Arce). Frente a lo que estaba ocurriendo en España, Clarín conocía la
escuela simbolista francesa, que había surgido sobre la base del Romanticismo,
y que había creado un nuevo lenguaje poético a través de los símbolos; es
decir, le había dado a la palabra la capacidad de significados ambiguos y
múltiples desde el punto de vista del autor. En el simbolismo encontramos
autores como Baudelaire, Verlaine, Rimbaud y Mallarmé. Baudelaire en Las flores del mal define el simbolismo
en un solo verso (El mundo es un bosque
de símbolos). Estos autores aportan además el mundo del paisaje, los
colores, la música cercana a la poesía impresionista en la que la impresión del
poeta es la que modifica la palabra poética. De aquí nace una escuela
parnasiana (Parnasianismo), que enriquece la poesía francesa de los setenta con
la incorporación de la tradición cultural grecolatina.
Con la publicación de Azul de Rubén Darío en
1888 se introducen el Simbolismo y el Parnasianismo en la poesía española,
especialmente por la utilización de los símbolos y del verso alejandrino, que
no se utilizaba en la poesía española desde el mester de clerecía y que era el
verso heroico francés por excelencia, aclimatado perfectamente a nuestra
lengua. La maestría de Darío es haber dotado de musicalidad a este verso. Así
nace el Modernismo, núcleo primero de la poesía del siglo XX.
En España no constituyó una escuela ni sólida ni cohesionada. Algunos autores
se entusiasmaron por él: Juan Ramón Jiménez y los hermanos Machado publicaron
sus primeros libros bajo la estela modernista (Juan Ramón Jiménez Ninfeas y Almas de voleta, y Antonio Machado Soledades), pero pronto la abandonaron por caminos
individualizados, incluso renegaron de esta etapa, como fue el caso de Juan
Ramón Jiménez. Otros autores como Manuel Machado, Villaespesa y Marquina fueron
fieles seguidores de Darío.
El segundo núcleo
importante de la poesía del siglo XX lo constituyen las Vanguardias. Surgen
en el seno de las tertulias modernistas y utilizan sus revistas como cauce de
expresión. Así por ejemplo, en la revista Prometeo
se traduce el manifiesto futurista de Marinetti. En 1917-1918 empiezan a
conocerse movimientos de vanguardia franceses como el Dadaísmo y el Cubismo,
este último por influencia de la pintura de Picasso y Juan Gris. Por otra parte
comienza a formarse el Ultraísmo, promovido por Guillermo de Torre, con las
revistas Ultra y Horizonte. Por estos movimientos comienzan a interesarse autores
como Gerardo Diego, que entra en contacto con Vicente Huidobro, impulsor del
Creacionismo, y con los intelectuales franceses de los años 20 (Dadaísmo), con
lo que traen las novedades a España.
En 1916, Juan Ramón Jiménez publica Diario de un poeta recién casado, con el que se acerca a la poesía
pura en verso libre y los poemas en prosa que hacía en Francia Paul Valèry. Juan
Ramón Jiménez empieza a ser el maestro de una nueva generación de poetas que
será la futura Generación del 27 (Guillén, Salinas, Lorca, Aleixandre, Gerardo
Diego…). El 27 funde todas las tendencias anteriores: la tradición literaria de
los siglos de oro, el modernismo, las vanguardias y la poesía pura. Esto
constituiría el tercer núcleo de la
poesía española hasta 1936. En torno a 1929 estos poetas abandonaron la
estela del maestro y se fueron aproximando a otro movimiento de vanguardia, el
Surrealismo (Lorca, harto de que su andalucismo no fuera entendido más allá de lo
folclórico, viaja a Nueva York y se integra en este movimiento con la obra Poeta en Nueva York). De esta forma nace
una escuela surrealista dentro del Grupo del 27.
Miguel Hernández comienza a escribir muy joven por su
afición a la lectura, especialmente de los clásicos y poetas como Darío o
Vicente Medina. Cuando tiene unos dieciséis años conoce a Jorge Guillén,
catedrático en la Universidad de Murcia, quien influirá en unas décimas que
Hernández escribe imitando su Cántico.
A través de él conoce a otros autores del 27. A raíz de una conferencia de
García Lorca sobre Góngora, titulada “Imagen
poética de Góngora”, Miguel Hernández lee el Polifemo y Soledades y
empieza a escribir las octavas reales de Perito
en lunas. En este libro están presente la poesía pura de Jorge Guillén, Juan
Ramón Jiménez, Lorca y Góngora. De este toma, además de la estrofa anterior, la
manera de utilizar las metáforas como símbolos. Desarrolla entonces su
capacidad de crear un lenguaje poético nuevo, el suyo.
En 1934 Miguel Hernández viaja a Madrid y conoce a los
dos poetas que más le van a influir en su creación poética: Pablo Neruda, que
lo acercará a una poesía más comprometida y cercana al pueblo, y Vicente
Aleixandre, que le aportará la capacidad de crear un mundo irracional.
A partir de 1935, con la muerte de Ramón Sijé, sufre un
proceso acelerado de transformación que le llevará a escribir la Elegía a su amigo y que se publicará en El rayo que no cesa. Con este libro
supera el gongorismo y se acerca a Lope y Quevedo, con algunos de los mejores
sonetos de la poesía del siglo XX.
En 1936 se incorpora al frente y se convierte en un poeta
de guerra, combativo, con Viento del
pueblo y El hombre acecha, que
recupera nuevamente a Neruda.
El
Miguel Hernández más original es el último, el que se desprende de todo lo
anterior y se convierte en el poeta popular que quiso ser al principio. Estando
en la cárcel escribe Cancionero y Romancero
de ausencias. No es un trovero, es un poeta popular con fortaleza
lingüística, en el que siguen funcionando los símbolos. En definitiva, con el
hermetismo que siempre lo ha caracterizado.
Genial! Tu resumen es perfecto! Fluido y fácil de estudiar, recogiendo casi todos los aspectos importantes de la poesía española desde principios del siglo XX hasta la posguerra enfocados en Miguel Hernández. Me acabas de salvar la vida, lo necesitaba para un examen de literatura.
ResponderEliminarMe alegro mucho de que te haya servido. Gracias por tus valoraciones sobre la fluidez y facilidad de los apuntes. Ánimo para el examen.
Eliminar