sábado, 26 de diciembre de 2015

Animales en la literatura



             La asignatura de Literatura Universal permite realizar diversas actividades en que se recojan y comparen diferentes obras a lo largo de la historia.
            En esta ocasión recordamos que existen varias novelas, cuentos, dramas o poemas donde aparecen animales que son personajes destacados. Desde las obras de Homero (con la argucia del caballo de Troya) hasta la actualidad, vemos desfilar animales reales (caballos, ratas, gatos, cuervos) o inventados (como los dragones) que adquieren un papel esencial en las historias narradas.
            Quisimos hacer un recorrido por diferentes épocas, autores y lugares. Seleccionamos los que nos resultaban más familiares y realizamos algunas composiciones en cartulinas para mostrarlos a otros alumnos.
            Comenzamos por los dragones, seres mitológicos que aparecen en diferentes culturas de todo el mundo. Señalamos la existencia de dos corrientes principalmente, la europea y la oriental. En el Apocalipsis de San Juan, dentro de la tradición cristiana,  aparece Satanás como un dragón. En el Cantar de los Nibelungos, dentro de la mitología germana, Sigfrido mata al dragón Fafnir y se hace inmune al bañarse en su sangre.




          Smaug es el dragón de El señor de los anillos de Tolkien. Y aprovechamos para recordar la serie Dragon Ball, cuyo nombre proviene de unas esferas mágicas que invocan a un dragón al ser reunidas.

            Tanto en las fábulas como en los cuentos infantiles y tradicionales encontramos múltiples ejemplos de animales. En varias ocasiones presentan características humanas. Como ejemplos vimos Los siete cabritillos, Los tres cerditos, Caperucita roja, El patito feo, Piel de asno, La ratita presumida, El ruiseñor, El gato con botas, etc. A partir de esos títulos, destacamos la figura del lobo feroz, presente en muchos de ellos como antagonista.


            Dentro de la literatura medieval sobresale el Roman de Renart, un conjunto de poemas en francés que recoge una sociedad que imita la humana y donde el protagonista es el zorro, un animal elocuente y astuto.


        Destacamos por la cercanía que sentimos respecto a este personaje a Rocinante, el caballo de don Quijote, el cual nos sirvió para recordar a otro caballo conocido de la literatura española, Babieca.
            Al comienzo de la novela de Cervantes encontramos el prólogo y varios poemas. Uno de ellos es el que lleva por título Diálogo entre Babieca y Rocinante:
-¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado?
-Porque nunca se come, y se trabaja.
-Pues ¿qué es de la cebada y de la paja?
-No me deja mi amo ni un bocado.
-Anda, señor que estáis muy mal criado,
pues vuestra lengua de asno al amo ultraja.
-Asno se es de la cuna a la mortaja.
¿Queréislo ver? Miradlo enamorado.
-¿Es necedad amar? -No es gran prudencia.
-Metafísico estáis. -Es que no como.
-Quejaos del escudero. -No es bastante.
¿Cómo me he de quejar en mi dolencia,
si el amo y escudero o mayordomo
son tan rocines como Rocinante?
            Después, en el capítulo primero sabremos que don Quijote tiene un “rocín flaco”, al que irá a ver cuando haya perdido el juicio:
“y aunque tenía más cuartos que un real y más tachas que el caballo de Gonela, que «tantum pellis et ossa fuit», le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro ni Babieca el del Cid con él se igualaban. Cuatro días se le pasaron en imaginar qué nombre le pondría; porque —según se decía él a sí mesmo— no era razón que caballo de caballero tan famoso, y tan bueno él por sí, estuviese sin nombre conocido; y ansí procuraba acomodársele, de manera que declarase quién había sido antes que fuese de caballero andante y lo que era entonces; pues estaba muy puesto en razón que, mudando su señor estado, mudase él también el nombre, y le cobrase famoso y de estruendo, como convenía a la nueva orden y al nuevo ejercicio que ya profesaba; y así, después de muchos nombres que formó, borró y quitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria e imaginación, al fin le vino a llamar «Rocinante», nombre, a su parecer, alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y primero de todos los rocines del mundo.”


         Una de las obras más conocidas donde es un animal el protagonista es el poema narrativo de Edgar Alan Poe El cuervo. Fue publicado en 1845. Cuenta la misteriosa visita que realiza un cuervo parlante a la casa de un amante afligido y cómo este va volviéndose loco:
“(…) De un golpe abrí la puerta, 
y con suave batir de alas, entró 
un majestuoso cuervo 
de los santos días idos. 
Sin asomos de reverencia, 
ni un instante quedo; 
y con aires de gran señor o de gran dama 
fue a posarse en el busto de Palas, 
sobre el dintel de mi puerta. 
Posado, inmóvil, y nada más.
Entonces, este pájaro de ébano 
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa 
con el grave y severo decoro 
del aspecto de que se revestía. 
"Aun con tu cresta cercenada y mocha -le dije-. 
no serás un cobarde. 
hórrido cuervo vetusto y amenazador. 
Evadido de la ribera nocturna. 
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!" 
Y el Cuervo dijo: "Nunca más."
Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado 
pudiera hablar tan claramente; 
aunque poco significaba su respuesta. 
Poco pertinente era. Pues no podemos 
sino concordar en que ningún ser humano 
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro 
posado sobre el dintel de su puerta, 
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido 
de Palas en el dintel de su puerta 
con semejante nombre: "Nunca más."
Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto. 
las palabras pronunció, como virtiendo 
su alma sólo en esas palabras. 
Nada más dijo entonces; 
no movió ni una pluma. 
Y entonces yo me dije, apenas murmurando: 
"Otros amigos se han ido antes; 
mañana él también me dejará, 
como me abandonaron mis esperanzas." 
Y entonces dijo el pájaro: "Nunca más."
Sobrecogido al romper el silencio 
tan idóneas palabras, 
"sin duda -pensé-, sin duda lo que dice 
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido 
de un amo infortunado a quien desastre impío 
persiguió, acosó sin dar tregua 
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido, 
hasta que las endechas de su esperanza 
llevaron sólo esa carga melancólica 
de "Nunca, nunca más."
Mas el Cuervo arrancó todavía 
de mis tristes fantasías una sonrisa; 
acerqué un mullido asiento 
frente al pájaro, el busto y la puerta; 
y entonces, hundiéndome en el terciopelo, 
empecé a enlazar una fantasía con otra, 
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño, 
lo que este torvo, desgarbado, hórrido, 
flaco y ominoso pájaro de antaño 
quería decir graznando: "Nunca más,"
En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra, 
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos, 
quemaban hasta el fondo de mi pecho. 
Esto y más, sentado, adivinaba, 
con la cabeza reclinada 
en el aterciopelado forro del cojín 
acariciado por la luz de la lámpara; 
en el forro de terciopelo violeta 
acariciado por la luz de la lámpara 
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!
Entonces me pareció que el aire 
se tornaba más denso, perfumado 
por invisible incensario mecido por serafines 
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado. 
"¡Miserable -dije-, tu Dios te ha concedido, 
por estos ángeles te ha otorgado una tregua, 
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora! 
¡Apura, oh, apura este dulce nepente 
y olvida a tu ausente Leonora!" 
Y el Cuervo dijo: "Nunca más."
"¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica! 
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio 
enviado por el Tentador, o arrojado 
por la tempestad a este refugio desolado e impávido, 
a esta desértica tierra encantada, 
a este hogar hechizado por el horror! 
Profeta, dime, en verdad te lo imploro, 
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad? 
¡Dime, dime, te imploro!" 
Y el cuervo dijo: "Nunca más."
"¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica! 
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio! 
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas, 
ese Dios que adoramos tú y yo, 
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén 
tendrá en sus brazos a una santa doncella 
llamada por los ángeles Leonora, 
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen 
llamada por los ángeles Leonora!" 
Y el cuervo dijo: "Nunca más."
"¡Sea esa palabra nuestra señal de partida 
pájaro o espíritu maligno! -le grité presuntuoso. 
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica. 
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira 
que profirió tu espíritu! 
Deja mi soledad intacta. 
Abandona el busto del dintel de mi puerta. 
Aparta tu pico de mi corazón 
y tu figura del dintel de mi puerta. 
Y el Cuervo dijo: Nunca más."
Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo. 
Aún sigue posado, aún sigue posado 
en el pálido busto de Palas. 
en el dintel de la puerta de mi cuarto. 
Y sus ojos tienen la apariencia 
de los de un demonio que está soñando (…)”
            También de Edgar Alan Poe es el cuento de horror titulado El gato negro, que es considerado como uno de los más destacados en la literatura.
Del estadounidense Herman Melville estudiamos a Moby Dick, la gran ballena blanca perseguida por el capitán Ahab. La novela incluye descripciones de la caza de ballenas y la vida marinera del siglo XIX. Pero sobre todo, el libro muestra la obsesión del capitán por Moby Dick: “fue Moby Dick quien me desarboló; fue Moby Dick quien me puso en este muñón muerto en que ahora estoy. Sí, sí —gritó con un terrible sollozo, ruidoso y animal, como el de un alce herido en el corazón—: ¡Sí, sí!, ¡fue esa maldita ballena blanca la que me arrasó, la que me dejó hecho un pobre inútil amarrado para siempre jamás! —Luego, agitando los brazos, gritó con desmedidas imprecaciones—: ¡Sí, sí, y yo la perseguiré al otro lado del cabo de Buena Esperanza, y del cabo de Hornos, y del Maelstrom noruego, y de las llamas de la condenación, antes de dejarla escapar! Y para esto os habéis embarcado, hombres, para perseguir a esa ballena blanca por los dos lados de la costa, y por todos los lados de la tierra, hasta que eche un chorro de sangre negra y estire la aleta.”


De 1865 es la obra de Lewis Carroll Alicia en el país de las maravillas, un libro lleno de alusiones satíricas a la educación inglesa y a temas políticos de su época. En esta historia sobresalen personajes como el conejo blanco, la oruga azul y el gato de Cheshire. El conejo blanco aparece en el capítulo primero del libro. Al seguirlo, Alicia llega al país de las maravillas. La oruga azul es encontrada por Alicia en el capítulo IV, cuando el animal está sobre una seta fumando. El gato sonríe todo el tiempo y puede aparecer y desaparecer a voluntad.


En Las aventuras de Pinocho de Carlo Collodi, el zorro y el gato son dos personajes secundarios, unos timadores que se aprovechan de la inocencia del protagonista para obtener dinero fácil. El animal más importante de la obra es el Grillo Parlante. Aparece en el capítulo IV para explicarle a Pinocho que Gepetto ha sido llevado a prisión por su culpa. Reaparece en el capítulo XIV como una sombra y en el XVI cuando cura las heridas de Pinocho. Al final perdonará a la marioneta y le permitirá vivir en su casa. En la versión de dibujos animados que realizó Walt Disney se llamaba Pepito Grillo.


Entre 1901 y 1902 se publicó la tercera novela en que aparecía el personaje de Sherlock Holmes y que llevaba por título El sabueso de los Baskerville. Conan Doyle se basó en la leyenda de un hombre del que decían que era “monstruosamente malo”. Al morir, apareció un fantasma en forma de perro aullando en el páramo y sobre su tumba. Esta novela servía también para enlazar con algunas supersticiones inglesas, ya que en el folklore de las islas británicas el perro negro es un espectro considerado como un augurio de muerte.
            Colmillo blanco es el título de una novela de Jack London, publicada en 1906 y cuenta el camino a la domesticación de un perro lobo salvaje. En la obra aparecen otros animales.
            De Kipling es El libro de la selva, una colección de historias que se basan en cuentos de animales de la selva india. Dentro de esta obra, uno de los personajes principales es Shere Khan, un tigre de Bengala devorador de hombres. Desea matar a Mowgli, el niño protagonista de la historia. Destacamos también a Akela, el jefe de los lobos, y a Baloo y Bagheera, el oso y la pantera que se convierten en mentores de Mowgli.


             En 1912 apareció por primera vez el personaje de Tarzán, creado por Edgar Rice Burroughs. La novela en que se adaptó llevaba por título Tarzán de los monos. En el libro, además de los personajes humanos, tienen especial relieve los gorilas y los mangani, los grandes monos. Entre ellos sobresalen Kerchak y Kala, que adopta a Tarzán como hijo suyo.


Otro de los animales protagonistas de la literatura española es Platero, descrito por Juan Ramón Jiménez como “pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón; que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
No puede faltar en una selección así La metamorfosis de Kafka, obra de 1915. En ella Gregor Samsa amanece un día convertido en insecto: Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos.
El 24 de diciembre de 1925 se publicó el primer capítulo de la historia de Winnie the Pooh, de Alan Alexander Milne. La historia comenzó cuando la esposa del autor regaló al hijo de ambos, Christopher Robins, un oso de peluche.


         En 1944 Astrid Lindgren entregó el manuscrito de Pippi Calzaslargas a la editorial. Es la historia de una niña de una fuerza extraordinaria y en la que aparecen varios animales. Pippi tiene un caballo a lunares que se llama “Pequeño Tío” y un mono tití llamado “señor Nilsson”.


     De 1945 es la novela de Orwell Rebelión en la granja. En ella los animales, alentados por el Cerdo Mayor, se rebelan hasta conseguir expulsar a los humanos (al señor Jones) y crear sus propias reglas. Sobresale el personaje de Napoleón, el cerdo que acaba erigiéndose como único líder. La novela acaba con la siguiente frase: “Doce voces gritaban enfurecidas, y eran todas iguales. No había duda de la transformación ocurrida, en la cara de los cerdos los animales, asombrados, pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo; y nuevamente, del cerdo al hombre: pero ya era imposible distinguir quién era uno y quién era otro”. Se considera que la novela es una crítica al régimen de Stalin en la Unión Soviética.


         Entre 1950 y 1956 publicó C.S.Lewis Las crónicas de Narnia, una tierra de fantasía y magia, poblada por animales parlantes y criaturas mitológicas. Sobresale Aslan, el león creador de Narnia: "Era un León. Inmenso, peludo y brillante y se mantenía de pie frente al sol naciente. Cantaba con toda su boca abierta y se hallaba a cerca de trescientos metros de distancia." Es una autoridad mágica, un animal sabio y compasivo.
            En la novela de Tolkien El señor de los anillos destacamos a Sombragrís, un caballo de los mearas, que eran domados y montados exclusivamente por los reyes de Rohan. Sombragrís es un regalo del rey Théoden a Gandalf, después de que este lo salvara de un embrujo de Saruman.


           En Final del juego, de 1956, Julio Cortázar publica el cuento Axolotl, el nombre de un tipo de salamandra que comían los aztecas. Al verlo en París, le gusta tanto que acaba convirtiéndose en uno de ellos: Hubo un tiempo en que yo pensaba mucho en los axolotl. Iba a verlos al acuario del Jardin des Plantes y me quedaba horas mirándolos, observando su inmovilidad, sus oscuros movimientos. Ahora soy un axolotl.
            En 1963 apareció la novela de Pierre Boulle El planeta de los simios, primero en francés y más tarde en inglés. Es una novela distópica, lo que significa que muestra una sociedad indeseable en sí misma. Cuenta la historia de un periodista que viaja por el espacio y llega al planeta Soror, donde descubren una civilización compuesta por simios y donde los humanos viven en estado salvaje, como animales. En la sociedad de los simios hay tres especies importantes: gorilas (que ocupan los cargos políticos), orangutanes (doctores y profesores) y chimpancés (científicos, inventores y artistas). Entre los chimpancés son importantes los doctores Zira y Cornelius, y entre los orangutanes, el doctor Zaius.


          Juan Salvador Gaviota es una fábula en forma de novela, publicada en 1970 por Richard Bach. La historia presenta a una gaviota en su aprendizaje sobre la vida y el vuelo, tema que trasciende para mostrar el camino de la superación personal: -¿Por qué, Juan, por qué? -preguntaba su madre-. ¿Por qué te resulta tan difícil ser como el resto de la Bandada, Juan? ¿Por qué no dejas los vuelos rasantes a los pelícanos y a los albatros?


       Por la fama adquirida a través del cine y por tratar un tema como la ingeniería genética, incluimos la novela de Michael Crichton Parque Jurásico, publicada en 1990. En la novela se intenta recrear la época de los dinosaurios en un parque temático localizado en la zona de Costa Rica. Entre los dinosaurios creados para ser explotados en el parque destacarán los velociraptores.


        Finalmente, incluimos alguno de los carteles informativos que se realizaron, en los que se incluía el título, autor, argumento y animales destacados en las historias reseñadas:






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