En
1926 se funda el Círculo Lingüístico de Praga, uno de los grupos más
importantes para la Lingüística teórica y para el desarrollo de la filología de
las lenguas eslavas. Un grupo de lingüistas checos (Vilém Mathesius, B.Havranek,
Bohumil Trnka, Joseph Vachek) entró en contacto con tres investigadores rusos (S.Karcevskij,
Roman Jakobson y Nikolai Trubetzkoy). Varios lingüistas de primer orden de
otros países se asociaron en todo o en parte a los puntos de vista de aquel
grupo (J.Vendryes, André Martinet, Benveniste o Bühler).
Las
ideas básicas que presiden los trabajos del Círculo de Praga se encuentran
resumidas en las tesis presentadas en el Primer Congreso de Filólogos eslavos
de 1929 e ilustradas en los ocho volúmenes que integran la prestigiosa revista Trabajos del Círculo Lingüístico de Praga
publicada de 1929 a 1938. Esas tesis comienzan señalando que “la lengua, producto de la actividad humana, comparte con tal actividad su carácter teleológico o de finalidad. Cuando se analiza el lenguaje como expresión o como comunicación, la intención del sujeto hablante es la explicación que se presenta con mayor naturalidad. Por esto mismo, en el análisis lingüístico, debe uno situarse en el punto de vista de la función. Desde este punto de vista, la lengua es un sistema de medios apropiados para un fin. No puede llegarse a comprender ningún hecho de lengua sin tener en cuenta el sistema al cual pertenece. La lingüística eslava no puede ya eludir este conjunto actual de problemas”.
La
metodología del grupo se basa en una concepción de la lengua analizada como un
sistema que tiene una función, una finalidad. Así, la lengua es “un sistema de
medios de expresión apropiados para un fin” (lo que engloba la expresión y la
comunicación). La concepción de los elementos lingüísticos como solidarios y
dependientes del sistema procede de Saussure, pero los lingüistas de Praga
consideran fundamental el carácter de finalidad, de “función” que todos estos
elementos poseen. De esta consideración procede la denominación de “lingüista
funcional”.
Los
principales representantes de la Lingüística Funcional, ya mencionados, son
Jakobson y Martinet.
En
cuanto al Círculo de Praga, sin considerar insuperable la distinción entre el
método sincrónico y el diacrónico, se preocupó preferentemente por los hechos
de lengua contemporáneos, ya que consideraron el análisis sincrónico como la
manera más adecuada para “el análisis de una lengua”. Sin embargo, la
concepción funcional debe aplicarse también a los estudios diacrónicos.
Los
avances técnicos más importantes del Círculo de Praga se produjeron en la
investigación fonológica, ya que sentaron las bases de la Fonología moderna
(especialmente Trubetzkoy), pero son relevantes también los estudios de
carácter sintáctico, los problemas de los niveles en el análisis lingüístico,
los intentos de concretar y analizar el campo morfofonológico y las teorías
relacionadas con la problemática de la lengua literaria. En general, la
aportación más significativa de esta escuela fue el principio metodológico de
la conmutación, por el que se modifica un fonema por otro en un lugar
determinado de la cadena hablada, con lo que se produce una oposición
paradigmática y un cambio de sentido.
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