José
Sanchís Sinisterra (Valencia, 1940) es un dramaturgo y director de teatro que
alcanzó la popularidad con su obra ¡Ay,
Carmela! (1987) tras varios años de trabajo realizado para minorías y de
experimentación teatral (recordemos el “Teatro fronterizo”).
La
obra Lope de Aguirre, traidor fue una
producción del V Centenario, estrenada en marzo de 1992, dirigida por José Luis
Gómez, que a decir de los actores, hizo una propuesta “personalísima” de la
obra.
La
obra recrea el tramo final de la vida del conquistador español del siglo XVI
Lope de Aguirre y se compone de nueve monólogos, enlazados por medio de un coro
que recita fragmentos de la carta escrita por el protagonista al rey Felipe II
de España.
Los
nueve monólogos son recitados por aquellos que han muerto durante el viaje, por
lo que se trata de un espectáculo de víctimas. Se realizan con todos los
actores en el escenario y sin la presencia física de Lope de Aguirre, figura
que les inspira y del que solo aparece su armadura a lomos de un indio que la
va cargando.
Lope de Aguirre aparece caracterizado
por una serie de calificativos expresados por los personajes en sus respectivos
monólogos: loco, traidor, peregrino, príncipe de la libertad, primer caudillo
de América, etc.
El
personaje es visto desde dos perspectivas diferentes: la de aquellos que lo
aprecian y la de aquellos que lo ven como un mentiroso o un traidor. Por lo
tanto, es un personaje contradictorio, un rebelde homicida que utiliza el sueño
de libertad. Se alza con ese grito, queriendo redimir a pobres y esclavos y
queriendo dar justicia a los soldados cansados y castigados por las guerras y
por el rey español. Es en consecuencia un personaje de una gran complejidad.
Juana Torralba anuncia con sus palabras
los elementos trágicos de la obra, aunque con frases como “Juana Torralba,
muda” se presenta como un personaje cómico. Es la criada de Lope de Aguirre y
está preocupada por su señor. Uno de los principales rasgos de su carácter
podría ser la fidelidad o la lealtad.
Pedro de Ursúa es un personaje enfermo
que ve visiones y vive obsesionado por el recuerdo de Inés y la búsqueda de El
Dorado. Es asesinado durante una expedición por Lope de Aguirre y sus hombres.
Inés de Atienza es la amante de Pedro
de Ursúa. Tras la muerte de este se ve obligada a entregarse a otros hombres
para poder sobrevivir. Es asesinada por Marañón.
Fernando de Guzmán es un personaje muy
amanerado y de origen sevillano. No sabe escribir. Dicta una carta para su
madre, a través de la cual podemos observar su búsqueda de fama y renombre.
Había formado parte de la expedición dirigida por Pedro de Ursúa. Es príncipe
de Perú hasta que también es asesinado por los hombres de Lope de Aguirre.
Antón Llamoso es uno de los soldados
que van en la expedición. Es de origen vasco. Intenta aparentar valentía, pero
es un personaje asustadizo. También es supersticioso (los sonidos emitidos por
los pájaros son asociados con fantasmas y apariciones, asociados a la mala
suerte). Su desesperación y miedo van en aumento a medida que avanza su
monólogo.
En
cuanto a Marañón, hay que recordar
en primer lugar que este fue el nombre que recibieron los individuos
pertenecientes a la expedición de Lope de Aguirre de 1561, durante la conquista
de América. El personaje así llamado en la obra es gallego y partidario de Lope
de Aguirre. Asesina a Inés de Atienza. Durante su monólogo se dirigirá al
público dando su propia visión de la historia.
Ana de Rojas comienza su monólogo
cuando ha sido ahorcada por los hombres de Aguirre en la isla Margarita.
Elvira de Aguirre es hija de Lope de
Aguirre, a quien quiere desesperadamente. Confía en su padre ciegamente,
desterrando todas las dudas que puedan asaltarle. Está enamorada de Pedrarias
de Almesto, aunque lo mantiene en secreto. Se sitúa entre la ingenuidad de la
niñez y la madurez. Aparece en escena con un muñeco. Al final es asesinada por
su padre.
Pedrarias de Almesto es el cronista
encargado de relatar la historia después de la ejecución de Lope de Aguirre.
Narra los hechos con una visión no comprometida con el fin de salvarse de
cualquier consecuencia.
Al
tratarse de una obra teatral, podemos establecer un eje actancial y una serie
de roles dentro de ella:
DESTINADOR
El Dorado (la conquista)
(tierra prometida)
------------
Cuando se comprueba la falsedad
de esas tierras míticas, habrá otras (Perú, Chile)
|
→
|
OBJETO
Poder
|
→
|
DESTINATARIO
Fracaso, crueldad y muerte
|
|
|
↑
|
|
|
AYUDANTES
Miedo, credulidad,
descontentos, Felipe II
|
→
|
SUJETO
Lope de Aguirre
|
←
|
OPONENTES
Naturaleza, soledad, desengaño,
terror
|
En
cuanto a los roles que mencionábamos, encontramos el del líder (Lope de Aguirre), el de víctimas
por una injusticia o por una situación injusta (Ana de Rojas, Elvira, Inés),
los soldados y seguidores (Antón
Llamoso y Marañón) y el sirviente
(Juana Torralba).
En
lo que respecta a la representación,
en algunos aspectos podría calificarse de brechtiana, ya que no muestra al
hombre (Lope de Aguirre) como individuo, sino que nos lo muestra en su posición
social, en su aspecto histórico, a través de los diversos conflictos
individuales.
Por
otra parte hay técnicas (como la iluminación parcial o total según el monólogo)
que rompen la ficción y revelarán los artificios que se utilizan para la
representación (si hay plataformas, por ejemplo).
El
monólogo se utiliza en la obra para hacer una evaluación o para exteriorizar la
lucha de conciencia (como podrían ser los casos de Inés o de Ana). Es una
interiorización, la reflexión de un “yo” locutor a un “yo” receptor que es el
que da el significado (sería Lope de Aguirre).
El
monólogo, por otra parte, se dirigirá a elementos incluidos en la escena (que
será una compañera discursiva en el caso de Inés, por ejemplo) o se dirigirá
directamente al espectador, que será interpelado como cómplice (tal como ocurre
en el monólogo de Marañón), como espectador o como oyente (en el de Pedrerias
de Almesto).
El
monólogo acentúa en la obra la carga dramática.
En
otro orden, la iluminación puede ser determinante para la forma en que sea
percibida la obra, marcando la transición de diversos momentos y espacios.
Pueden utilizarse distintas tonalidades de luz para intensificar los diferentes
momentos dramáticos. En el monólogo final, la alternancia de luz escénica y de
sala provocaría la alternancia entre ficción y ruptura de la misma.
El
coro puede considerarse un aspecto brechtiano.
La
obra está cargada de elementos narrativos. No hay acción escénica, sino verbal.
Es un ejercicio de dramaturgia: no hay diálogo, no hay protagonista, no hay
acción dramática. Mediante las palabras se crea la tensión necesaria para que
el espectador siga la intriga. Es la historia a través de cada uno de los
personajes.
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