viernes, 4 de diciembre de 2015

Literatura Universal: la épica medieval



(Modelo para la PAU de Gabriel Gil Espadas)

            Durante la Edad Media (476-1453) hubo continuas luchas y cambios sociales. En Europa se instala el feudalismo, un régimen basado en la desigualdad. Con respecto a la cultura, solo los monjes en los monasterios custodian, reproducen y estudian los textos del antiguo saber, casi todos escritos en latín. Por otra parte, en esta etapa nacen las lenguas germánicas y románicas y se desarrollan las diversas literaturas nacionales.
            Debemos distinguir entre la literatura oral y la literatura escrita en sus lenguas románicas. Los géneros literarios son los mismos que existían en las literaturas clásicas (épico, lírico y dramático), pero reinventados. Cada género se relaciona con uno de los estamentos en que está dividida la sociedad:
-         Los cantares de gesta recogen los ideales de la primera nobleza.
-         La iglesia optará por una literatura moral y religiosa.
-         La burguesía plasmará su espíritu práctico en relatos humorísticos y satíricos.
-         El pueblo llano creará cancioncillas líricas.
            Un rasgo que caracteriza la literatura medieval es la sustitución de mitos por leyendas. Se combinan personajes y acontecimientos auténticos con otros que no lo son. Primero formaron parte de la literatura oral y luego se adaptaron a la escrita en forma de poemas épicos. Dentro de la literatura épica encontramos dos formas: los cantares de gesta y los poemas caballerescos.
            Los cantares de gesta eran largos poemas que contaban hechos gloriosos del pasado. De su transmisión se encargaban los juglares, por lo que era oral. Los cantares de gesta más importantes son los Nibelungos, el Cantar de Roldán y el Cantar de Mío Cid.
            La leyenda de los Nibelungos y Sigfrido es la creación más importante en la epopeya de Alemania. Sigfrido es invencible por haberse bañado en la sangre de un dragón, excepto en una parte (la espalda). Sigfrido se enamora de Crimilda y ayuda al hermano de esta a conquistar a Brunilda haciéndole invisible. Cuando Brunilda lo descubre hace que maten a Sigfrido, pero Hagen (su esposo) también muere. Esta leyenda deriva de las tradiciones mitológicas transmitidas oralmente.
            En el siglo X esta leyenda fue narrada en verso bajo el nombre de La ruina de los Nibelungos. Los Nibelungos desarrollan la trama con innovaciones como la interpretación favorable de Atila y los hunos. El anónimo manifiesta su espíritu cortesano y el influjo de la época se deja notar en algunos cantares franceses tardíos.
            El Cantar de Roldán es la gesta francesa más bella y más antigua que se conserva. Cuenta un ataque de los vascos a la retaguardia del ejército de Carlomagno en el valle de Roncesvalles, situado en los Pirineos.
            La gesta narra acontecimientos históricos, pero deformados de tal manera que el relato queda novelizado, con exageraciones y personajes que no tuvieron nada que ver con la batalla de los Pirineos. Esto se hace patente en el proemio del cantar, que habla de Carlos como emperador, y en otros detalles como que un rey moro se llame Marsille y no crea en Alá.
            Hacia el año 1000 existía un primitivo Cantar de Roldán, pero posteriormente un monje copió una síntesis en versión castellana. Los normandos lo conservaron y unos treinta años después un clérigo (Turoldus) llevó a cabo su refundición.
            Los personajes que intervienen son unos cincuenta y seis cristianos y cincuenta y seis sarracenos, lo que supone cierta intención de proporcionalidad.
            El Cantar de Roldán cierra la acción con un verso que recuerda el primero del Cantar de Mío Cid.
            En la épica medieval española destaca el Cantar de Mío Cid. Rodrigo Díaz de Vivar es su protagonista y ya desde finales de su existencia era considerado un héroe. Es una gesta especial ya que los hechos de la trama narrativa vivieron el mundo mientras se transmitía la epopeya.

            A mediados del siglo XII triunfó en Francia un tipo de narración culta en verso: las denominadas novelas cortesanas. El protagonista era un caballero que se enfrentaba a grandes peligros para lograr la fama y el amor de su dama. Podemos agruparlas en tres ciclos: clásico, carolingio y artúrico. Del ciclo artúrico podemos destacar los amores de Lanzarote con la reina Ginebra (esposa de Arturo), los amores de Tristán e Isolda y la búsqueda del Santo Grial. En el siglo XIX, Wagner resucitó esta temática en obras como Tristán e Isolda.

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