(Modelo para la PAU
de Gabriel Gil Espadas)
Durante
la Edad Media (476-1453) hubo continuas luchas y cambios sociales. En Europa se
instala el feudalismo, un régimen basado en la desigualdad. Con respecto a la
cultura, solo los monjes en los monasterios custodian, reproducen y estudian
los textos del antiguo saber, casi todos escritos en latín. Por otra parte, en
esta etapa nacen las lenguas germánicas y románicas y se desarrollan las
diversas literaturas nacionales.
Debemos
distinguir entre la literatura oral y la literatura escrita en sus lenguas
románicas. Los géneros literarios son los mismos que existían en las
literaturas clásicas (épico, lírico y dramático), pero reinventados. Cada
género se relaciona con uno de los estamentos en que está dividida la sociedad:
-
Los cantares de gesta recogen los ideales de la primera
nobleza.
-
La iglesia optará por una literatura moral y religiosa.
-
La burguesía plasmará su espíritu práctico en relatos
humorísticos y satíricos.
-
El pueblo llano creará cancioncillas líricas.
Un
rasgo que caracteriza la literatura medieval es la sustitución de mitos por
leyendas. Se combinan personajes y acontecimientos auténticos con otros que no
lo son. Primero formaron parte de la literatura oral y luego se adaptaron a la
escrita en forma de poemas épicos. Dentro de la literatura épica encontramos
dos formas: los cantares de gesta y los poemas caballerescos.
Los
cantares de gesta eran largos poemas que contaban hechos gloriosos del pasado.
De su transmisión se encargaban los juglares, por lo que era oral. Los cantares
de gesta más importantes son los Nibelungos,
el Cantar de Roldán y el Cantar de Mío Cid.
La
leyenda de los Nibelungos y Sigfrido es la creación más importante en la
epopeya de Alemania. Sigfrido es invencible por haberse bañado en la sangre de
un dragón, excepto en una parte (la espalda). Sigfrido se enamora de Crimilda y
ayuda al hermano de esta a conquistar a Brunilda haciéndole invisible. Cuando
Brunilda lo descubre hace que maten a Sigfrido, pero Hagen (su esposo) también
muere. Esta leyenda deriva de las tradiciones mitológicas transmitidas
oralmente.
En
el siglo X esta leyenda fue narrada en verso bajo el nombre de La ruina de los Nibelungos. Los
Nibelungos desarrollan la trama con innovaciones como la interpretación
favorable de Atila y los hunos. El anónimo manifiesta su espíritu cortesano y
el influjo de la época se deja notar en algunos cantares franceses tardíos.
El
Cantar de Roldán es la gesta francesa
más bella y más antigua que se conserva. Cuenta un ataque de los vascos a la
retaguardia del ejército de Carlomagno en el valle de Roncesvalles, situado en
los Pirineos.
La
gesta narra acontecimientos históricos, pero deformados de tal manera que el
relato queda novelizado, con exageraciones y personajes que no tuvieron nada
que ver con la batalla de los Pirineos. Esto se hace patente en el proemio del
cantar, que habla de Carlos como emperador, y en otros detalles como que un rey
moro se llame Marsille y no crea en Alá.
Hacia
el año 1000 existía un primitivo Cantar
de Roldán, pero posteriormente un monje copió una síntesis en versión
castellana. Los normandos lo conservaron y unos treinta años después un clérigo
(Turoldus) llevó a cabo su refundición.
Los
personajes que intervienen son unos cincuenta y seis cristianos y cincuenta y
seis sarracenos, lo que supone cierta intención de proporcionalidad.
El
Cantar de Roldán cierra la acción con
un verso que recuerda el primero del Cantar
de Mío Cid.
En
la épica medieval española destaca el Cantar
de Mío Cid. Rodrigo Díaz de Vivar es su protagonista y ya desde finales de
su existencia era considerado un héroe. Es una gesta especial ya que los hechos
de la trama narrativa vivieron el mundo mientras se transmitía la epopeya.
A
mediados del siglo XII triunfó en Francia un tipo de narración culta en verso:
las denominadas novelas cortesanas. El protagonista era un caballero que se
enfrentaba a grandes peligros para lograr la fama y el amor de su dama. Podemos
agruparlas en tres ciclos: clásico, carolingio y artúrico. Del ciclo artúrico
podemos destacar los amores de Lanzarote con la reina Ginebra (esposa de
Arturo), los amores de Tristán e Isolda y la búsqueda del Santo Grial. En el
siglo XIX, Wagner resucitó esta temática en obras como Tristán e Isolda.
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