jueves, 8 de diciembre de 2016

Notas sobre el mester de clerecía: Gonzalo de Berceo. Arcipreste de Hita







SIGLO XIII

OBRAS
 ANÓNIMAS

Libro de Apolonio

Libro de Alexandre

Poema de Fernán González

BERCEO

Milagros de Nuestra Señora



SIGLO XIV

HITA: Libro de Buen Amor


AYALA: Rimado de Palacio

El mester de clerecía en el siglo XIII. Obras anónimas. Berceo

            El vocablo mester proviene del latín ministerium con la significación de “oficio” o “menester”, en tanto que la palabra clerecía significa todo lo referente al mundo de los clérigos. Ahora bien, hay que tener en cuenta que “clerecía” tenía en aquella época una significación más genérica, ya que se aplicaba no solo a los eclesiásticos o gentes de la Iglesia, sino también a todos los que se dedicaban a escribir.
            Consecuentemente, el Mester de Clerecía fue una escuela poética perfecta, más refinada y de mayor nivel intelectual que la del Mester de Juglaría, movimiento que se desarrolló con anterioridad (siglo XII) y que agrupaba a los juglares, artistas de tipo popular que recorrían aldeas y castillos, recitando composiciones épicas, por ejemplo las hazañas militares de héroes famosos contenidas en los cantares de gesta y otras de tipo lírico y amoroso.
            Podemos recordar las principales diferencias entre el juglar y el trovador:

El juglar no solía ser el autor de las composiciones que recitaba
El trovador solía ser el autor de las composiciones que recitaba
El juglar se inclinaba por los textos épicos
El trovador tenía preferencia por la lírica
El juglar solía ser polifacético, ya que en sus actuaciones incluía recitación, mimo, tercería amorosa, etc.
El trovador solía tener una sola profesión, la del Arte de trovar.
Los juglares eran itinerantes
El trovador estaba en un solo sitio o en una sola Corte.

            Los poetas de clerecía se opusieron a los juglares, intentando realizar un tipo de literatura más culto, y lo consiguieron mediante tres técnicas principalmente: el uso de la cuaderna vía, la ampliación de los temas tratados y el propósito de elevar el lenguaje.
            En la métrica emplearon casi con exclusividad la llamada cuaderna vía, estrofa de cuatro versos alejandrinos, monorrimos y aconsonantados, frente a la métrica irregular y en asonante de los juglares. Este carácter de irregularidad métrica hace que una de las obras cumbres de juglaría, el Cantar de Mío Cid, tenga versos que oscilen entre las 10 y las 20 sílabas.
            Podemos concluir que los juglares no poseyeron un tipo fijo de métrica, mientras que los clérigos sí lo tuvieron (la cuaderna vía)
            Un ejemplo de cuaderna vía sería el siguiente:
Mester traigo hermoso, non es de juglaría,
Mester es sen pecado, ca es de clerecía,
Fablar curso rimado por la cuaderna vía,
A sílabas contadas, ca es gran maestría.
            Debemos señalar que en el verso 3 hay un verbo elíptico (“quiero”). La estrofa pertenece al Libro de Alexandre y es probablemente el primer manifiesto de la literatura en español.
            La anáfora Mester/Mester supone una toma de conciencia: la literatura como oficio.
            Junto con esta primera idea, el adjetivo hermoso nos lleva a la búsqueda de la belleza. Se rechaza la escuela anterior (non es de juglaría).
            Sen pecado debe entenderse en sentido ético o moral. El Arcipreste echaría por tierra este carácter moralizante. Con la expresión es de clerecía se produce el bautizo del movimiento.
            El tercer verso es la confesión de su principal preocupación estilística: el cuidado en la forma métrica, con el instrumento que hay que seguir (la cuaderna vía). Se insiste en la métrica en el cuarto verso.
            En lo que respecta a la temática, los poetas de clerecía ampliaron el campo, tratando asuntos novelescos (en el sentido de imaginación o fantasía), moralizadores y también religiosos, frente a los temas preferentemente épicos o militares del mester de juglaría.
            En el lenguaje, los poetas del mester de clerecía tuvieron un propósito de elevación del nivel y de enriquecimiento, dando entrada a no pocos cultismos y latinismos, frente al léxico más popular, más vulgar, de los juglares.
            El mester de clerecía comienza en el siglo XIII con Berceo y tres obras anónimas: Libro de Apolonio, Libro de Alexandre y Poema de Fernán González.
            El Libro de Apolonio fue escrito a mediados del siglo XIII. Narra la historia del príncipe Apolonio de Tiro.
            El Libro de Alexandre se centra en las hazañas de Alejandro Magno. Esta figura tiene una alta presencia en nuestra literatura de la Edad Media. Era símbolo del conquistador y de la liberalidad (podemos citar al respecto las Coplas de Manrique, en las que al final se compara al padre con este personaje histórico. También aparece en La Celestina).
            El Poema de Fernán González trata sobre las hazañas de este personaje, héroe de la independencia de Castilla frente a León. Es la única obra de clerecía que desarrolla un tema de épica nacional. Temáticamente es libro de juglares, pero por su forma métrica es de cuaderna vía y, por lo tanto, de clerecía.

Berceo

            Estamos ante el primer poeta español de nombre conocido. Su obra abarca un total de trece mil versos. Se trata, por tanto, de un autor prolífico, si lo comparamos con los siete mil versos del Libro de Buen Amor o los dos mil cuatrocientos que forman el total de la obra de Manrique.
            La obra poética de Berceo se divide en dos: las obras hagiográficas (vidas de santos) y las obras marianas (Duelo que fizo la Virgen  y Milagros de Nuestra Señora).
            Las características que podemos señalar en Gonzalo de Berceo son:
-         es un autor que posee escasa originalidad, ya que se inspira en colecciones latinas.
-         De sencillez narrativa
-         Su sentimiento religioso. Aunque debemos señalar que un hispanista, Dutton, pone en duda esta religiosidad de Berceo. Los Milagros tendrían, según este estudioso, una función de propaganda, para atraer fieles a los monasterios.
-         Tuvo sentido del paisaje, que es algo raro en nuestra literatura medieval. El paisaje aparece en el prólogo de los Milagros. Es una naturaleza alegórica, que se refiere en realidad al cielo (en el Marqués de Santillana, por ejemplo, el paisaje es un mero pretexto. En la obra de Hita, el paisaje es inhóspito y funciona como un camino para hacer que caballero y serrana se encuentren).
-         Berceo fue el introductor de la técnica de la comicidad. Lo más curioso de sus técnicas es la desmitificación de la figura del diablo. Otro resorte es el del cura ridiculizado en un plano compasivo.

Siglo XIV

            El desarrollo del mester continúa en el siglo XIV, con el Arcipreste de Hita y Pedro López de Ayala. La obra cumbre de este es el Rimado de Palacio, en cuaderna vía.
            Ayala se asemeja a Hita en su sentido crítico, por ejemplo con frecuentes ataques a la clerecía relajada, a los mercaderes sin escrúpulos, a los usureros. Su estilo grave y sombrío está lejos de la vivacidad y comicidad de Hita.

Datos biográficos y personalidad del Arcipreste

            Se conocen pocos datos de su vida. Se supone que nació a fines del siglo XIII en Alcalá de Henares, basándonos en un verso del Libro de Buen Amor (Fija mucho vos saluda uno que es de Alcalá).
            Su libro mezcla realidad y fantasía. Pudo ser sincero o puede ser uno de los muchos sarcasmos del de Hita. A nivel lingüístico no hay en el libro nada que nos indique la zona en donde nació (algún ejemplo podría ser la utilización del diminutivo   -ico).
            Parece ser cierto que fue sacerdote y que ejerció en Hita (Guadalajara). El título de Arcipreste aludía a los párrocos de ciertas iglesias que tenían preeminencia honorífica sobre los demás párrocos de un determinado territorio eclesiástico. Venía a ser una especie de “jefe” de párrocos.
            Otra suposición de su biografía es que fue encarcelado por orden del cardenal Gil de Albornoz a causa de haber escrito unas coplas duramente satíricas contra la relajación de los clérigos de Talavera. Pero tampoco este dato es seguro.
            La prisión a la que alude en el libro puede simbolizar el mundo, del que quiere escapar para subir al cielo.
            La cárcel ha sido usada en nuestra literatura principalmente en tres sentidos: como prisión, como amor y como mundo. El segundo simbolismo, el amor como encarcelamiento, se alcanza en la obra Cárcel de amor. El tercer sentido (mundo como cárcel) es utilizado por la ascética y la mística, tal como sucede en la Ascensión del Señor de Fray Luis de León, o los deseos de muerte de santa Teresa.
            La fecha de la muerte del Arcipreste de Hita también se ignora. Pudo ser en torno a 1350.
            En cuanto a su personalidad, la crítica también está dividida. Para unos fue un hombre libertino y mujeriego, mientras que para otros fue de costumbres honestas.
            Parece ser que fue un hombre que tuvo una doble cara, una característica que se refleja también en su libro. La llamada “dicotomía vital” (llevar doble vida) es algo muy normal a lo largo de nuestra literatura (en donde tenemos ejemplos como los del Arcipreste de Hita, Lope de Vega, Nicolás Fernández de Moratín, Jacinto Benavente, Pío Baroja o Federico García Lorca).

Introducción a Libro de Buen Amor

            Es la única obra que nos ha dejado el Arcipreste de Hita. Ha llegado hasta nosotros en tres copias manuscritas. En ninguna de ellas aparece el título.
            El hispanista alemán Wolf pensó que el título idóneo era Libro de Buen Amor y su propuesta fue aceptada por Menéndez Pelayo.
            El Arcipreste es uno de los pocos autores que ha conseguido la gloria y la fama con una obra (un ejemplo así lo encontraríamos en Walt Whitman, con Hojas de hierba, y con algo más, Juan Rulfo o Jorge Guillén y su Cántico).
            Hay que señalar un detalle y es la importancia creciente que se da a los títulos en literatura, ya que un título atrayente puede hacer que una obra no demasiado brillante venda más y viceversa. El Monólogo de una mujer fría, de M. Halcón, de 1975, es una novela que se vendió mucho, gracias al título y la portada sugerente con que se publicó. La metáfora y el mito de Miranda es una biografía novelada de los últimos años de Federico García Lorca, que hace especial hincapié en la época en Nueva York. El título parece sugerir más bien un estudio sobre metáforas y figuras literarias.
            El Libro de Buen Amor es un corpus poético de más de siete mil versos y carece de unidad argumental. El único hilo conductor es una autobiografía, posiblemente ficticia, del propio Arcipreste. Esta autobiografía se interrumpe a menudo para dar paso a otros elementos:
1)      Abundantes fábulas y cuentos, tomados en gran medida de Esopo.
2)      Sátiras, como la de “las propiedades que tiene el dinero”.
3)      Reflexiones morales, como el ataque a la muerte.
4)      Episodios alegóricos. El ejemplo máximo es la Batalla de don Carnal y doña Cuaresma.
5)      Poesías líricas: unas religiosas dedicadas a la Virgen, y otras profanas a las serranas.
6)      Numerosas imitaciones o adaptaciones de otros textos, como el Ars Amandi de Ovidio, o la adaptación de una comedia latina anónima del siglo XII (Pamphilus), muy popular en Europa y que sirvió al de Hita para el episodio de los amores de don Melón y doña Endrina.
            En las letras medievales el sentido de la originalidad brillaba por su ausencia, de ahí el trasvase de temas o personajes. Ello significa la inexistencia del sentido de la propiedad intelectual.

            En cuanto a la métrica, al ser el Arcipreste poeta del mester de clerecía, en su obra abunda la cuaderna vía. Pero en los textos líricos y religiosos suele utilizar metros más cortos. En último término, por su humor, agudeza y fuerza poética, el Arcipreste de Hita es uno de los escritores más atractivos de nuestra literatura.

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