El amor es uno de los temas más
frecuentes en la narrativa de Gabriel García Márquez, pero hasta El amor en tiempos del cólera
ninguna de sus novelas podía considerarse como “novela de amor”. Estamos, en
palabras del autor, ante una obra que es reflejo de toda una vida de
experiencias propias y ajenas: biográficas (el noviazgo de sus padres inspira
los amores juveniles de Florentino y Fermina) y literarias, entre las que
destacan el folletín del siglo XIX y la tradición del amor cortés presente en
la lírica medieval castellana y la poesía provenzal de los siglos XII y XIII.
Los
tópicos que utiliza se remontan a la tradición grecolatina, tomándolos sin
modificación o dotándolos de su poder creativo y de su humor colombiano. Tres
de ellos son motivos estructurales de la novela: enfermedad de amor, enseñanza
de amor y fidelidad.
Al
inicio de la novela se nos describe el amor como algo dulce y amargo, pues el
olor de las almendras amargas se asocia al amor no correspondido. También al
inicio Jeremiah se suicida con sahumerio de cianuro, cuyo olor recuerda a las
almendras amargas.
Amor
y muerte son indisolubles en la novela, pues las pestes o plagas, que en
Gabriel García Márquez suelen asociarse a violencia política, aquí se
relacionan con el amor. Se confunden los muertos por cólera y los muertos por
amor, y es que ambas son enfermedades que todos podemos padecer y ocasionarnos
la muerte. Por otro lado, el amor entre Fermina y Florentino solo es posible
con la muerte de Juvenal. Safo ya nos hablaba en sus poemas de los signa amoris (síntomas del amor) y
Eurípides describía el amor de Fedra en Hipólito
como una enfermedad. El tópico llegó hasta el Renacimiento con la descripción de
tres elementos: síntomas, diagnóstico y curas. Síntomas físicos, como “ojos de
hielo”, “rostro lívido”, “labios petrificados”, “sudor” y otros menos
románticos como son el vómito, el estreñimiento y la diarrea; psíquicos como
“distracción” o “bajo rendimiento en el trabajo”. Unos y otros lo tienen tanto
Florentino como Juvenal. También es frecuente la identificación del amor con la
locura, pues los demás perciben los actos del enamorado como irracionales (a
Fermina le pareció estar frente a un loco en el funeral de su marido y solo a
un loco se le ocurre rescatar un galeón en solitario). Otros síntomas son
originales de Gabriel García Márquez: “arena en el corazón”, “gruñido de gato
dormido en los riñones”, “amanecer como un pez sin agua para respirar”. En
cuanto al diagnóstico, Platón en El
Banquete nos presenta a un médico construyendo un discurso sobre el amor.
En El amor en tiempos del cólera
el protagonista es un médico que confunde los síntomas del amor con los del
cólera y que será incapaz de reconocer la enfermedad en sí mismo y esto porque,
a diferencia de Florentino, que ha recibido una educación sentimental y que se
ha nutrido de lecturas amatorias, tiene una educación científica y no sabe nada
del amor. Sin embargo Tránsito Ariza sabe lo que le pasa a su hijo con solo mirarlo
porque ha tenido experiencias amorosas. Al final de la novela se confunden
enfermedad y amor cuando Florentino manda izar la bandera amarilla. Finalmente,
no existe otra cura para la enfermedad que la unión sexual entre los amantes,
aunque en la novela se apuntan otros como recurrir a prostitutas (Florentino),
leer o escribir literatura amorosa (Florentino), el viaje medicinal del olvido
(Florentino, Fermina), la sustitución del amor, que en realidad es sexo sin
compromiso porque Florentino guarda el amor solo para ella.
Gabriel
García Márquez plasma las ideas adquiridas durante toda su vida, tanto
biográficas como literarias, sus enseñanzas de amor, y aúna Remedia Amoris y Ars amatoria de Ovidio. Nos presenta a una joven inexperta que
aprende primero de su tía Escolástica y posteriormente de su matrimonio, y a un
joven cuyos maestros son las lecturas de autores de los Siglos de Oro y
románticos, su madre, quien le aconseja que le demuestre su interés a
Florentina y no la asuste con una carta tan larga, y sus numerosas amantes.
Solo cuando lleguen a la vejez tendrán el aprendizaje suficiente porque han
vivido.
Por
último, la fidelidad, originaria de la poesía amatoria latina, está presente en
el juramento que Florentino le hace a Fermina y que le reitera cincuenta años
más tarde. Ella, que también le prometió “amor para siempre”, rompe el pacto al
casarse con otro. Y, como los elegíacos latinos, Florentino pide a Dios que la
castigue. También el doctor Juvenal rompe el pacto de fidelidad de su matrimonio
en su relación con Bárbara Lynch. Florentino no lo rompe a pesar de sus
múltiples relaciones, pues él ha sido leal con sus amantes y siempre fiel al
amor de Fermina. Por eso cuando se encuentran en la vejez él le dice que es
virgen.
Otros
tópicos son:
-
El triángulo amoroso,
que forman Florentino (el amante pobre), Juvenal (el amante rico) y Fermina (la
amada codiciosa), y la presencia de la alcahueta (hermana Franca de la Luz) que
intercede por el segundo.
-
Los regalos
(cartas, flores, mechones de pelo,…) que se devuelven cuando se acaba el amor.
-
La esclavitud
del amor que sufre Florentino durante toda su vida y que viven las mujeres
casadas hasta que se quedan viudas.
-
La descripción de la relación amorosa como guerra, batalla, conquista, asedio (Rosalba y
Florentino, por ejemplo). Esta es además una guerra contra la muerte, que vence
a Juvenal Urbino al caer de una escalera, porque es una guerra entre ancianos.
-
La caza del amor
en Florentino, que es el “cazador solitario” que espía los pasos de su amada en
el parque y que en otras ocasiones es gavilán o halcón. En este sentido no es
baladí la relación del doctor Juvenal con los animales, pues no los acepta en
su casa si no los puede domesticar y así podemos ver un paralelismo entre el
loro y su mujer.
-
Los amores
secretos, por oposición paterna en el caso de Fermina y por necesidad vital
en el de Florentino, que también lleva en secreto sus otras relaciones.
-
El amante
rechazado a la puerta de su amada: Florentino cuando le lleva la serenata.
No es rechazado Juvenal porque como pretendiente sí le gusta al padre.
-
Las señas
secretas en el amor prohibido (letras de mano, cambiar de silla, el vals de
la Diosa coronada).
-
El amor que entra a través de los ojos: Fermina levantó la mirada cuando Florentino pasó por su ventana,
pero Juvenal y ella no se miraron cuando él la reconoció como médico. Esa es la
diferencia entre el amor verdadero y el de conveniencia.
-
La amada como
diosa, que se ve claramente en el título del vals, y la intervención de los
dioses en el amor. En el caso de Florentino, estaba poseído por el Espíritu
Santo, un rasgo cómico porque Fermina es anticlerical.
-
El tormento de
amor, gozoso, que sufre Florentino durante más de cincuenta años.
-
El suicidio por
amor. El suicidio de Jeremiah es por miedo a envejecer, pero el de América
Vicuña es por el rechazo de Florentino, aunque se le atribuya al fracaso en los
exámenes. Quizá si Florentino hubiera perdido la esperanza de conquistar el
amor de Fermina también se habría suicidado.
-
La magia del
amor, pues el encantamiento del doctor Juvenal se atribuye a los filtros de
Fermina o las muñecas de magia negra que le lleva a pensar en sus dos
pretendientes como autores, aunque luego deseche la idea.
-
El fuego de amor,
que demuestran en sus cartas. Las de Fermina son “brasas vivas, pero sin poner
la mano en el fuego, mientras que Florentino se incendiaba en cada línea”.
En
conclusión, Gabriel García Márquez ha sido, como Florentino Ariza, un gran
lector, lo que evidencia en las múltiples referencias literarias que encontramos
en sus obras y a las que dota de genialidad creativa en muchos momentos.
Asimismo nos hace ver, como descubrió su protagonista, que la vida no la enseña
nadie, y que esto es lo único que hay que saber para el amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario