domingo, 16 de marzo de 2014

Gabriel García Márquez y el boom de la narrativa hispanoamericana



Renovación de la narrativa hispanoamercana (1940-1960)

Cronológicamente, la aparición durante los 40 de una serie de obras de Borges, Bioy Casares, Onetti, Miguel Ángel Asturias y Alejo Carpentier suponen una clara ruptura con el realismo social anterior y el inicio de formas narrativas más complejas, además de una visión de la realidad que incluye nuevas dimensiones, sobre todo la metafísica y la existencial, por un lado, y la sobrenatural, onírica y mágica, por otro.
En este proceso de renovación debemos señalar como principales factores del cambio el influjo del surrealismo, el peso de los renovadores europeos y norteamericanos y la influencia de las teorías filosóficas irracionalistas y existencialistas como las de Heidegger o Sartre.
Las principales innovaciones que se producen son:
· Progresiva sustitución de lo urbano por lo rural (y cuando el tema rural y natural se mantienen, es con un nuevo tratamiento). Se incorpora, además, el tema existencial.
· Recuperación de los elementos mágicos de los mitos y leyendas americanos.
· Presencia del onirismo.
· Abandono de la estructura realista tradicional.
· Adopción de los elementos narrativos más innovadores y renovación del lenguaje mediante la incorporación de muchos mecanismos vanguardistas.
· La corriente que da origen a esta narrativa se denomina realismo mágico. Jorge Luis Borges, Miguel Ángel Asturias, Juan Rulfo y Alejo Carpentier son los escritores que emprenden la renovación de la narrativa hispanoamericana que desemboca en el realismo mágico.

La nueva novela hispanoamericana: el boom

Desde 1962 se asiste tanto en España como en el resto de Europa al desarrollo sorprendente de la novela hispanoamericana, hasta entonces marginada y desconocida, pese a su importancia. Se trataba en realidad de un conocimiento repentino de una novelística que se había desarrollado en su propio aislamiento americano durante años y que al aparecer súbitamente daba la sensación de un "boom", de un surgimiento imprevisto. Se trata también, en buena medida, de un fenómeno editorial en el que tienen responsabilidad editores y editoriales. Además, no se trata solo de que aparezcan nuevos e importantes novelistas, sino que muchos de los que venían publicando desde tiempo atrás escriben en estos años algunas de sus obras más significativas. Es el caso de Onetti, Sábato, Cortázar o Lezama Lima.
El "boom no tiene carácter generacional. Lo llenan escritores de diversas edades y países, y frecuentemente con escasa relación entre ellos. Aunque también sus estilos y preocupaciones son diversos, puede afirmarse que en general llenan el boom novelistas que siguen el proceso de renovación iniciado en los años 40. Así, en lo temático se continúa el desarrollo de temas señalado por la generación anterior, fundamentalmente el gusto por la novela de tema urbano y por una nueva novela rural, y sobre todo se consolida la integración de lo fantástico y lo real.
La mayoría de los especialistas suele situar el punto de arranque de este fenómeno mediático centrado sin excepciones en el género novelístico (con obras que obtuvieron no solo un gran reconocimiento crítico sino también un elevado número de lectores) en junio de 1963, con la publicación de Rayuela, del argentino Julio Cortázar, que fue contemporánea de los primeros títulos significativos del peruano Mario Vargas Llosa (La ciudad de los perros, 1963), del mexicano Carlos Fuentes (La muerte de Artemio Cruz, 1962) y sobre todo del colombiano Gabriel García Márquez, cuya novela Cien años de soledad ( 1967), consolidó el boom hasta el punto de convertirse en la obra más famosa, vendida y traducida de la lengua española, entre todas las posteriores del Quijote.
Desde el punto de vista formal, las obras del “boom” se caracterizan por la renovación de técnicas novelescas a través de la incorporación de las de la novela experimental. En definitiva, se rompe con la técnica realista, pero ello no supone un alejamiento de la realidad, sino una voluntad de abordarla desde otros ángulos. Muy en general, se puede decir que estos novelistas han asimilado las innovaciones técnicas que se habían producido en la novela universal a lo largo del siglo XX (Proust, Joyce, Kafka o Faulkner, por ejemplo, están presentes en casi todos). También es significativa la influencia en los más relevantes -García Márquez, Fuentes, Vargas Llosa…- de la narrativa española clásica, en especial de Cervantes y algunos autores barrocos.
Además, se pueden destacar las siguientes características (aunque no son aplicables a todos los autores):
1. Preocupación por el desarrollo de las estructuras narrativas, lo que exige un lector extraordinariamente activo, dispuesto a organizar una materia narrativa que se le entrega de forma muy compleja.
2. Gran variedad de recursos narrativos. Es frecuente la ruptura de la línea argumental y de la narración lineal para constituir a veces verdaderos rompecabezas temporales. También son habituales el uso de técnicas de contrapunto, la combinación o superposición de personas narrativas y puntos de vista, el empleo del monólogo interior...
3. Unión de diferentes géneros literarios bajo la forma de la novela.
4. Experimentación lingüística, con diversas causas y efectos. Por ejemplo, la búsqueda de una identidad cultural en García Márquez, la descripción extremadamente precisa en Carpentier...
5. Importancia de lo histórico-social. Lo verdaderamente original de la novela hispanoamericana es que todo este proceso de renovación, lejos de convertirse en un puro experimentalismo estético se pone al servicio de una literatura muy comprometida con la realidad de una tierra sometida a violentos y traumáticos procesos históricos. De ahí la novedad que supone una novela muy equilibrada entre lo estético y la denuncia histórica, que ha servido de modelo a buena parte de la novela contemporánea no solo en Europa, sino también en otros ámbitos. Como ejemplos de esto, podemos señalar El tambor de hojalata, del alemán Günter Grass, o Hijos de la medianoche, del hindú Salman Rushdie, que presentan fuertes influencias de este realismo fantástico característico de la novela del "boom".
6. Rechazo de la moral burguesa y de ciertos comportamientos.

Gabriel García Márquez

Es el más influyente de los autores del "boom", especialmente desde que le fuera concedido el Premio Nobel en 1982. Sus primeras novelas cortas presentaban ya la búsqueda de la unión de lo real y lo fantástico y la formación de un peculiar mundo imaginario, al modo de Faulkner. Así aparecen novelas cortas como La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1961), La mala hora (1962), y libros de relatos como Los funerales de la Mamá Grande (1962) y Ojos de perro azul (1950). Todos ellos crean el mundo fantástico de Macondo, y sientan las bases de Cien años de soledad (1967), la novela que consolidó el surgimiento del "boom" y supuso todo un fenómeno en las literaturas hispánicas y en la literatura mundial. La obra es a la vez una síntesis de la historia de un poblado fantástico, Macondo -íntimamente unida a la familia de los Buendía- , que representa metafóricamente la historia de Colombia, de América Latina, y de la Humanidad en general, con los riesgos que la acosan: los más elementales problemas humanos, los problemas sociales, explotación, guerras... Pero todo ello aparece representado en la novela por elementos fantásticos, fuerzas naturales insólitas, y elementos maravillosos, que dan a la novela una textura peculiar entre el realismo y lo fantástico, acentuada por la mezcla de elementos trágicos, cómicos y extrañamente grotescos.

            Los estudiosos de García Márquez suelen considerar las novelas posteriores como pertenecientes a una segunda etapa. El otoño del patriarca (1974) tiene por protagonista a un fantástico dictador que quiere ser el símbolo de todos los déspotas americanos y de su peculiar modo de ejercer el poder. Crónica de una muerte anunciada (1981) es una magistral novela corta que reproduce minuciosamente un crimen pasional del mundo rural de la infancia del autor, explorando minuciosamente los hechos, sus motivaciones, el estilo de vida que da lugar a ellos, las pasiones humanas que lo desencadenan... Pero la realiza a través de una técnica rigurosa de documentación, y luego de descomposición temporal y de análisis pormenorizado de los hechos, que presta un peculiar "suspense" a unos hechos cuyo desenlace se conoce desde el principio. El amor en los tiempos del cólera es de 1985. Posteriormente ha publicado El general en su laberinto (1989), Del amor y otros demonios (1994) y Memoria de mis putas tristes (2004).

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