martes, 4 de octubre de 2016

La curiosa leyenda del conde de Gleichen



(Aportación de Fernando Pérez Cárceles)
El 19 de junio de 1827, según figura en la partitura autógrafa conservada en la Biblioteca Municipal de Viena, Franz Schubert comenzó la composición de la que sería su última ópera (ya había compuesto quince anteriormente, acabadas o incompletas). El libreto había sido escrito por el escritor Franz von Bauernfeld, gran amigo de Schubert. En julio del año anterior se lo había entregado al compositor austriaco, pero en octubre recibieron una respuesta que no esperaban, pues la censura impuesta por el régimen policial de Metternich prohibió la obra. No obstante, Schubert tomó la decisión de escribir la ópera. Así es que, a intervalos, nuestro compositor trabajó en ella durante los diecisiete meses que todavía vivió. Desgraciadamente la obra quedó sin acabar, de hecho no hay final. Esta obra fue publicada en 2006.
            El libreto recoge la leyenda del conde de Gleichen que, como es lógico, con el paso del tiempo se fue suavizando y embelleciendo. En síntesis es la siguiente:
            El conde de Gleichen participó en el siglo XIII en la Cruzada a Tierra Santa con el emperador Federico II. Fue hecho prisionero tras una batalla y, como el sultán supo de su noble rango, le encargó las tareas de jardinero y hortelano. Un día, la hija del sultán, Melechsala, lo conoció y en una cita secreta le comunicó su amor, así como su decisión de ayudarlo a escapar con la promesa de que se casarían. Pese a que él estaba casado, le dijo que sí. Escaparon hacia Venecia y de allí fueron a Roma, para exponerle el caso al Papa. Este dijo que era necesario que Melechsala se convirtiera al cristianismo, lo que ella aceptó. El propio Papa la bautizó con el nombre de Angelika y permitió la boda de ambos. Regresaron a su castillo de Gleichen en Wandersleben, en el Estado de Turingia y su esposa, agradecida a Angelika por haber liberado a su marido, aceptó el ménage à trois, así que el conde vivió feliz con sus dos mujeres.


(Regreso del conde de Gleichen. Pintado por Moritz von Schwindt en 1864)

En el cementerio de Erfurt se puede leer en una lápida sepulcral: “Aquí reposan los restos del conde Ernest de Gleichen y sus dos esposas. Descansen en paz”. Por lo tanto, hay una base para que se forjara la leyenda.


(Vitral de la iglesia de Sankt Viti en Wechmar, Turingia)
            Podemos destacar un hecho muy curioso. La leyenda fue esgrimida por el landgrave[1] de Hessen, Felipe I el Magnánimo, en un encuentro con Martín Lutero y Philipp Melancthon, pues aunque estaba casado con Cristina de Sajonia, quería desposarse morganáticamente con Margarita de Saade y solicitaba la aprobación para justificar la bigamia. Se le concedió, pues a fin de cuentas Felipe de Hessen era uno de los mayores defensores de la Reforma Luterana. Con la presencia de Melancthon, el 4 de marzo de 1540, Felipe de Hessen se casó con Margarita en Rotenburgo.
            Hay que añadir la descendencia, pues su primera esposa tuvo diez hijos, los tres últimos después de la segunda boda. Con Margarita tuvo nueve.  


[1] LANDGRAVE. Título nobiliario del Sacro Imperio Romano Germánico. Land-Graf significa “conde de un Land”. Dependía solamente del emperador y era igual que un príncipe, pues ejercía la soberanía total sobre todos los nobles y prelados de su territorio que podía ser muy extenso.

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