domingo, 4 de diciembre de 2016

Literatura precolombina




            Antes de 1492 hubo en tierras americanas tres grandes civilizaciones prehispánicas (maya, azteca e inca), tal como observamos en los restos artísticos y arquitectónicos que nos han dejado. Lo que se ha conservado de aquella literatura, de carácter oral, procede de transcripciones tardías o de traducciones españolas.
            De los maya-quichés, asentados en Yucatán y Centroamérica, nos quedan fundamentalmente obras en prosa, como los libros de Chilam Balam (que relatan hechos de la civilización maya, escritos en varias localidades) o los Anales de los Cakchiqueles (escrito en forma de crónica histórica), pero sobre todo el Popol-Vuh y Rabinal Achi.
            El Popol-Vuh es una recopilación de antiguos mitos y leyendas, de tono religioso y cosmogónico. Considerada la “biblia maya”, fue transcrita en el siglo XVI y traducida en el XVII. Se considera que la mejor traducción de esta obra es la de Miguel Ángel Asturias, que además sacaría el título de su obra Hombres de maíz de ella. Según se cuenta, los dioses (tras varios intentos fallidos) hicieron a los seres humanos de este material:
Ésta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo.
Ésta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: sólo el cielo existía.
No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión. No había nada junto, que hiciera ruido, ni cosa alguna que se moviera, ni se agitara, ni hiciera ruido en el cielo. No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia.
Solamente había inmovilidad y silencio en la oscuridad, en la noche. Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules.
Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gugumatz, en la oscuridad, en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gugumatz. Hablaron, pues, consultando entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento. Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre. Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y los bejucos y el nacimiento de la vida y la claridad en acción del hombre. Se dispuso así en las tinieblas y en la noche por el Corazón del Cielo, que se llama Huracán.
El primero se llama Caculhá Huracán. El segundo es Chipi-Caculhá. El tercero es Raxa-Caculhá. Y estos tres son el Corazón del Cielo.
Entonces vinieron juntos Tepeu y Gugumatz; entonces conferenciaron sobre la vida y la claridad, cómo se hará para que aclare y amanezca, quién será el que produzca el alimento y el sustento.
-¡Hágase así! ¡Que se llene el vacío! ¡Que esta agua se retire y desocupe el espacio, que surja la tierra y que se afirme! Así dijeron. ¡Que aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra! No habrá gloria ni grandeza en nuestra creación y formación hasta que exista la criatura humana, el hombre formado. Así dijeron.
Luego la tierra fue creada por ellos. Así fue en verdad como se hizo la creación de la tierra:
- ¡Tierra!, dijeron, y al instante fue hecha.
Como la neblina, como la nube y como una polvareda fue la creación, cuando surgieron del agua las montañas; y al instante crecieron las montañas.
Solamente por un prodigio, sólo por arte mágica se realizó la formación de las montañas y los valles; y al instante brotaron juntos los cipresales y pinares en la superficie.
Y así se llenó de alegría Gugumatz, diciendo:
-¡Buena ha sido tu venida, Corazón del Cielo; tú, Huracán, y tú, Chípi-Caculhá, Raxa-Caculhá!
-Nuestra obra, nuestra creación será terminada, contestaron.
Primero se formaron la tierra, las montañas y los valles; se dividieron las corrientes de agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, y las aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas montañas.
Así fue la creación de la tierra, cuando fue formada por el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, que así son llamados los que primero la fecundaron, cuando el cielo estaba en suspenso y la tierra se hallaba sumergida dentro del agua.
De esta manera se perfeccionó la obra, cuando la ejecutaron después de pensar y meditar sobre su feliz terminación.
Luego hicieron a los animales pequeños del monte, los guardianes de todos los bosques, los genios de la montaña, los venados, los pájaros, leones, tigres, serpientes, culebras, cantiles (víboras), guardianes de los bejucos.
Y dijeron los Progenitores:
-¿Sólo silencio e inmovilidad habrá bajo los árboles y los bejucos? Conviene que en lo sucesivo haya quien los guarde.
Así dijeron cuando meditaron y hablaron enseguida. Al punto fueron creados los venados y las aves. En seguida les repartieron sus moradas los venados y a las aves:
-Tú, venado, dormirás en la vega de los ríos y en los barrancos. Aquí estarás entre la maleza, entre las hierbas; en el bosque os multiplicaréis, en cuatro pies andaréis y os tendréis. Y así como se dijo, así se hizo.
Luego designaron también su morada a los pájaros pequeños y a las aves mayores:
-Vosotros, pájaros, habitaréis sobre los árboles y los bejucos, allí haréis vuestros nidos, allí os multiplicaréis, allí os sacudiréis en las ramas de los árboles y de los bejucos. Así les fue dicho a los venados y a los pájaros para que hicieran lo que debían hacer, y todos tomaron sus habitaciones y sus nidos.
De esta manera los Progenitores les dieron sus habitaciones a los animales de la tierra.
Y estando terminada la creación de todos los cuadrúpedos y las aves, les fue dicho a los cuadrúpedos y pájaros por el Creador y Formador y los Progenitores:
-Hablad, gritad, gorjead, llamad, hablad cada uno según vuestra especie, según la variedad de cada uno. Así les fue dicho a los venados, los pájaros, leones, tigres y serpientes.
-Decid, pues, nuestros nombres, alabadnos a nosotros, vuestra madre, vuestro padre. ¡Invocad, pues, a Huracán, Chipi-Caculhá, Raxa-Caculhá, el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra el Creador, el Formador, los Progenitores; hablad, ínvocadnos, adoradnos!, les dijeron.
Pero no se pudo conseguir que hablaran como los hombres; sólo chillaban, cacareaban y graznaban; no se manifestó la forma de su lenguaje, y cada uno gritaba de manera diferente.
Cuando el Creador y el Formador vieron que no era posible que hablaran, se dijeron entre sí:
-No ha sido posible que ellos digan nuestro nombre, el de nosotros, sus creadores y formadores. Esto no está bien, dijeron entre sí los Progenitores. Entonces se les dijo:
-Seréis cambiados porque no se ha conseguido que habléis. Hemos cambiado de parecer: vuestro alimento, vuestra pastura, vuestra habitación y vuestros nidos los tendréis, serán los barrancos y los bosques, porque no se ha podido lograr que nos adoréis ni nos invoquéis. Todavía hay quienes nos adoren, haremos otros seres que sean obedientes. Vosotros, aceptad vuestro destino: vuestras carnes serán trituradas. Así será. Ésta será vuestra suerte. Así dijeron cuando hicieron saber su voluntad a los animales pequeños y grandes que hay sobre la faz de la tierra.
Así, pues, hubo que hacer una nueva tentativa de crear y formar al hombre por el Creador, el Formador y los Progenitores.
-¡A probar otra vez! Ya se acercan el amanecer y la aurora; ¡hagamos al que nos sustentará y alimentará! ¿Cómo haremos para ser invocados para ser recordados sobre la tierra? Ya hemos probado con nuestras primeras obras, nuestras primeras criaturas; pero no se pudo lograr que fuésemos alabados y venerados por ellos. Probemos ahora a hacer unos seres obedientes, respetuosos, que nos sustenten y alimenten. De este modo hicieron a los seres humanos que existen en la tierra.
            En 1861, Brasseur de Bourbourg dividió el texto en partes y cada parte en capítulos, con el fin de facilitar el estudio del texto: Creación, Historias de Hunahpú e Ixbalanqué (dioses gemelos), Creación de los hombres de maíz, Espera del amanecer y permanencia en Hacauitz, Relatos de migraciones y Fundación de Gumarcah y Listado de generaciones.
            Rabinal Achi es una pieza teatral del siglo XV que trata de la captura y ejecución de un guerrero (K’iche Achi):
¡Oh águilas! ¡Oh jaguares! Vengan, pues, a cumplir su misión, a cumplir su deber; que sus dientes, que sus garras me maten en un momento...” (Rabinal Achí 71).
El nombre original era Xajoj Tun (“Danza del tambor”). La acción es mínima y se basa en largos y corteses diálogos y en danzas musicales. Se divide en cuatro actos. Se representa el 25 de enero, durante la fiesta de Rabinal.

            Los aztecas conformaban un pueblo guerrero del centro de México, de lengua nahuatl, que cultivaron todos los géneros literarios, pero destaca sobre todo su poesía lírica. Muchos de sus reyes mostraron una gran inclinación hacia las artes e hicieron de sus Cortes auténticos focos de cultura donde se practicaba una poesía filosófica de gran complejidad formal.
            La figura más destacada es la del rey Netzahualcóyotl (1402-1472), protector de las letras, jurista y filósofo. Como poeta, destaca en él una fina sensibilidad al preguntarse sobre el sentido de la vida:
Percibo lo secreto, lo oculto:
¡Oh vosotros señores!
Así somos, somos mortales,
De cuatro en cuatro nosotros los hombres,
Todos habremos de irnos,
Todos habremos de morir en la tierra…
Nadie en jade,
Nadie en oro se convertirá:
En la tierra quedará guardado
Todos nos iremos
Allá, de igual modo.
Nadie quedará,
Conjuntamente habrá que perecer,
Nosotros iremos así a su casa.
Como una pintura
Nos iremos borrando.
Como una flor,
Nos iremos secando
Aquí sobre la tierra.
Como vestidura de plumaje de ave zacuán,
De la preciosa ave de cuello de hule,
Nos iremos acabando
Nos vamos a su casa.
Se acercó aquí
Hace giros la tristeza
De los que en su interior viven…
Meditadlo, señores,
Águilas y tigres,
Aunque fuerais de jade,
Aunque allá iréis,
Al lugar de los descarnados…
Tendremos que desaparecer
Nadie habrá de quedar.

Su hijo y sucesor Netzahualpilli también fue poeta. Solo le sobrevivió un poema, Icuic Nezahualpilli yc tlamato huexotzinco (canción de Nezahualpilli durante la guerra con Huexotzinco):
(Así vino a parecer Huejotzingo)
Estoy embriagado,
está embriagado mi corazón:
Se yergue la aurora,
ya canta el ave zacuán
sobre el rayado de escudos,
sobre el ave zacuán
sobre el rayado de escudos
sobre el rayado de dardos.
Alégrate tú Tlacatehuepan,
tú, nuestro vecino, cabeza rapada,
como cuexteca de cabeza rapada.
Embriagado con licor de aguas floridas
allá en la orilla del agua de los pájaros,
cabeza rapada.
Los jades y las plumas de quetzal
con piedras han sido destruidos,
mis grandes señores,
los embriagados por la muerte,
allá en las cementeras acuáticas,
en la orilla del agua,
los mexicanos en la región de los
magueyes.
El águila grita,
el jaguar de gemidos,
¡OH! tú, mi príncipe, Macuilmalinalli,
allí, en la región del humo,
en la tierra de color rojo
rectamente los mexicanos
hacen la guerra.
Yo estoy embriagado, yo cuexteca,
y de florida cabellera rapada,
una y otra vez bebe licor floreciente.
Que se distribuya el florido néctar precioso,
¡OH! hijo mío,
tú, hombre joven y fuerte,
yo palidezco.
Por dónde se extienden las aguas
divinas,
allí están enardecidos,
embriagados los mexicanos
con el florido color de los dioses.
Al chichimeca yo ahora recuerdo.
por esto sólo me aflijo.
Sólo allá está,
donde abren sus coloras las flores de guerra
yo lo recuerdo y por eso ahora lloro.
Sobre los cascabeles Cahiltzin,
en el interior de las aguas se espanta.
Ixtlicuecháhuac con esto muestra arrogancia,
se adueña de las plumas del quetzal,
de las frías turquesas se adueña el cuextécatl.
Ante el rastro del agua, dentro de la guerra,
en el ardor del agua y fuego
sobre nosotros con furia se yergue el Ixtlitoncochotzin,
por esto se muestra arrogante,
se apodera de los plumajes del quetzal,
de las furias turquesas se adueña.
Anda volando el ave de plumas finas,
Tlacahuepatzin, mi poseedor de las flores
como si fueran conejos los persigue el joven fuerte,
el cuexteca en la región de los magueyes.
En el interior del agua cantan,
dan voces las flores divinas.
Se embriagan, dan gritos,
los príncipes que parecen aves preciosas,
los cuexteca en la región de los magueyes.
Nuestros padres se han embriagado,
embriagado de la fuerza.
¡comience la danza!
A su casa se han ido los dueños de las flores ajadas
los poseedores de los escudos de plumas.
Ensangrentado va mi príncipe
amarillo señor nuestro de los cuextecas,
él ataviado con faldellín color de zapote,
Tlacahuelpan se cubre de gloria,
en la región misteriosa donde de algún modo se existe.
Con la flor del licor de la guerra
se ha embriagado mi príncipe,
amarillo señor nuestro de los cuextecas.
Matlaccuiatzin se baña con el licor florido de guerra,
juntos se van a donde de algún modo se existe.
Haz ya resonar
la trompeta de los tigres,
el águila está dando gritos
sobre mi piedra donde se hace el combate,
por encima de los señores.
Ya se van los ancianos,
los cuextecas están embriagados
con el licor florido de los escudos,
se hace el baile en Atlixco.
Haz resonar tu tambor de turquesas,
maguey embriagado con agua florida,
tu collar de flores,
tu penacho de plumas de garza,
tú el del cuerpo pintado.
Ya lo oyen, ya acompañan
las aves de cabeza florida,
al joven fuerte,
el dueño de los escudos que ha regresado.
Mi corazón está triste,
soy el joven Nezaualpilli.
Busco a mis capitanes.
se ha ido el señor,
quetzal floreciente,
se ha ido el joven y fuerte guerrero,
el azul del cielo es su casa.
¿Acaso vienen Tlatohuetzin y Acapipíyol
a beber el florido licor
aquí donde lloro?
(Esta es la versión que se encuentra en el manual de Literatura de Jaime Villa Hernández)

            Por otra parte, el imperio inca se extendía por los actuales Perú, Ecuador, Bolivia y norte de Chile y Argentina. En su literatura, en quechua, destaca la poesía lírica de gran musicalidad, con múltiples subgéneros. Jailli (poesía sagrada), arawi (canción amorosa), aranway (composición satírica), etc.
            Como ejemplo de jaili podemos señalar el Himno a Manko Qhapaj:
Viracocha,
poderoso cimiento del mundo,
tú dispones:
«sea éste varón,
sea ésta mujer».
Señor de la fuente sagrada,
tú gobiernas
hasta el granizo.
¿Dónde estás—
como si no fuera
yo hijo tuyo—
arriba,
abajo,
en el intermedio
o en tu asiento de supremo juez?
Oyeme,
tú que permaneces
en el océano del cielo
y que también vives
en los mares de la tierra.
Gobierno del mundo,
creador del hombre.
Los señores y los príncipes
con sus torpes ojos
quieren verte.
Mas cuando yo pueda ver,
y conocer, y alejarme.

            Por otra parte, los arawi eran canciones amorosas de temática diversa, entre los que encontramos, por ejemplo, la siguiente Canción de ausencia:
¿La desventura, reina,
nos separa?
¿La adversidad, infanta,
nos aleja?
Si fueras flor de chincherkoma,
hermosa mía,
en mi sien y en el vaso de mi corazón
te llevaría.
Pero eres un engaño, igual
que el espejo del agua.
Igual que el espejo del agua ante mis ojos
¿Te vas, amada, sin que nuestro amor
haya durado un día?
He aquí que nos separa
tu madre desleal
para siempre
He aquí que la enemistad de tu padre
nos asume a la desgracia.
Mas, mi reina, tal vez nos encontremos pronto
si Dios, gran amo, lo permite.
Acaso el mismo Dios tenga que unirnos
después.
¡Cómo el recuerdo
de tus ojos reidores
me embelesa!
¡Cómo el recuerdo
de tus ojos traviesos
me enferma de nostalgia!
Basta ya, mi rey, basta ya.
¿Permitirás
que mis lágrimas lleguen a colmar
tu corazón?
Derramando la lluvia de mis lágrimas
sobre las kantutas
y en cada quebrada,
te espero, hermosa mía.

            Como ejemplo de aranway podemos señalar el siguiente:
Quien te dio la cinta verde
que te dè la colorada.
quien te dio la mala noche
que te de la madrugada,
quien te dio la barriguita
que te mantenga en la cama

            De la gran afición inca al teatro sobreviven dos piezas, aunque transcritas ya en época colonial: Ollantay y Atahualpa. En la primera el guerrero protagonista se rebela contra el emperador al negarle este a su amada por razones de clase social. La historia contada en esta obra es de origen inca y se conservó en la tradición oral, hasta que en la época colonial se adaptó para ser representada. Ollantay está escrita en verso y dividida en tres actos:
ACTO I
ESCENA I
Gran plaza en el Cuzco con el templo del Sol en el fondo. La escena tiene lugar ante el vestíbulo del templo. Vestidos característicos de la época incaica.
(Salen OLLANTA, con manto bordado de oro y la maza al hombro, y tras él, PIQUI-CHAQUI.)
OLLANTA.- ¿Has visto, Piqui-Chaqui, a Cusi Ccoyllur en su palacio?
PIQUI-CHAQUI.- No, que el Sol no permita que me acerque allá. ¿Cómo, no temes siendo hija del Inca?
OLLANTA.- Aunque eso sea, siempre he de amar a esta tierna paloma: a ella sola busca mi corazón.
PIQUI-CHAQUI.- ¡Creo que el demonio te ha hechizado! Estás delirando, pues hay muchas doncellas a quienes puedes amar, antes que llegues a viejo. El día que el Inca descubra tu pensamiento, te ha de cortar el cuello y también serás asado como carne.
OLLANTA.- ¡Hombre!, no me sirvas de estorbo. No me contradigas, porque en este momento, te he de quitar la vida, destrozándote con mis propias manos.
PIQUI-CHAQUI.- ¡Veamos! Arrójame afuera como un can muerto, y ya no me dirás cada año, cada día, cada noche:Piqui-Chaqui, busca a Cusi-Ccoyllur.
OLLANTA.- Ya te digo, Piqui-Chaqui, que acometería a la misma muerte con su guadaña; aunque una montaña entera y todos mis enemigos se levantaran contra mí, combatiría con ellos hasta morir por abrazar a Ccoyllur.
PIQUI-CHAQUI.- ¿Y si el demonio saliera?
OLLANTA.- Aun a él hollaría con mis plantas.
PIQUI-CHAQUI.- Porque no veis ni la punta de sus narices, por eso habláis así.
OLLANTA.- En hora buena, Piqui-Chaqui, dime sin recelo: ¿Cusi-Ccoyllur, no es una brillante flor?

El drama Atahualpa, sin actos ni escenas al modo tradicional inca, cuenta la prisión y muerte del emperador a manos de Pizarro. Hacia el final de la obra, Atahualpa arroja su maldición sobre Pizarro, ordena al oro y la plata que se oculten en la tierra e invoca a sus descendientes para que expulsen a los invasores:
Pero mis hijos, los que vengan,
en el futuro recordando
que este fue el país de Atahualpa,
su inca, su padre y su único señor,
arrojarán de aquí,
conseguirán que vuelvan a su tierra
cuantos barbudos enemigos hayan
venido codiciosos
de nuestro oro y de nuestra plata.

            Hoy día se mantiene en varias localidades de Perú y Bolivia la costumbre de representar durante las fiestas patronales  la captura y ejecución de Atahualpa. Suelen ser representaciones en español, quechua y aimara.



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