(Ejemplo de redacción para la PAU)
Toda
la poesía de Miguel Hernández está cargada de imágenes y símbolos que
evolucionan dependiendo de las influencias literarias que recibe en cada momento y de los momentos personales
que vive el poeta. Podemos presenciar en sus primeras composiciones una gran
abundancia de metáforas y de elementos paisajísticos relacionados con el
ambiente levantino y oriolano, como el naranjo y el limonero (relacionados con
la amada) y el olmo (relacionado con la soledad del poeta).
Veremos
una evolución hacia imágenes más próximas al surrealismo. Algunas de sus
primeras composiciones están relacionadas también con elementos mitológicos
(“lagarto”, “mosca”, “grillo”, por ejemplo) y con la sensualidad característica
de un aprendiz de poeta (Soneto lunario).
En
Perito en lunas, formado por
cuarenta y dos octavas reales de estilo gongorino, vemos abundantes metáforas y
el deseo sexual. Igualmente muchos poemas pueden ser interpretados por su
nombre como Toro, Palmera o Negros ahorcados por violación.
En
El rayo que no cesa el amor y
el propio Miguel Hernández serán los elementos sobre los que va a girar el
libro. Encontramos el primer símbolo del “rayo”, símbolo del amor que no cesa
(“No cesará este rayo que me habita”). El poeta define el amor como un
“carnívoro cuchillo de ala dulce y homicida”. Aunque en poemas como Me tiraste un limón, y tan amargo haya
símbolos del deseo sexual como el limón (el pecho femenino) y la sangre
alterada del hombre, el tema del libro es de queja, de pena. Es aquí donde
encontramos la celebérrima pena hernandiana, presente en sonetos como Una querencia tengo por tu acento. Otro
de los temas del libro es la muerte, relacionada con un elemento muy simbólico:
el toro, que lo impregna todo (“Como el toro he nacido para el luto”). La
muerte estará relacionada con otro tipo de amor, que es la amistad, en la Elegía dedicada a Ramón Sijé.
Tras
el influjo de Pablo Neruda, Miguel Hernández comienza a escribir poesía impura,
más comprometida y social.
Es
en Viento del pueblo y El hombre acecha donde en el
poeta se despierta el poder transformador de la palabra, y la función social y
política de la poesía. Así en el libro de Viento
del pueblo, el amor a la tierra y los vientos de libertad vienen representados
por los campesinos y obreros símbolos de fuerza. Es importante la
representación como “leones” en el poema Vientos
del pueblo.
Aparecen
también los “bueyes” como elementos resignados y humillados, y el “yugo” de El niño yuntero como símbolo de esa
humillación. En este libro tratará el tema de la muerte en la Elegía primera dedicada a García Lorca y
en Sentado sobre los muertos, donde
expresa su rabia ante tanta muerte causada por la guerra.
En
El hombre acecha vemos un tono
pesimista, funesto, de la vida y de la muerte. Es más trágica su visión que en Viento del pueblo. Los temas
centrales de odio y muerte vienen acompañados de imágenes y símbolos de
destrucción como el “tigre” en Canción
primera, el “hambre” en el poema titulado del mismo modo, las “cárceles” en
Las cárceles, las “cartas
abandonadas” en Cartas, o trenes
llenos de heridos y muertos en El tren de
los heridos, que simboliza el paso arrasador de la muerte en la guerra.
Aunque haya un solo dedo, este servirá para denunciar la tragedia. En la Canción del esposo soldado expresa su
deseo de volver a ver a su amada y reencontrarse con ella.
Cancionero y romancero de ausencias
está relacionado con un período de desgracias para el poeta. Entre ellas
encontramos la muerte de su primer hijo, protagonista de A mi hijo, No quiso ser o Ropas
con su olor. La esposa también será protagonista y será representada por el
“vientre” en poemas como Hijo de la luz y
de la sombra y Menos tu vientre.
Cuando nazca su segundo hijo, para alimentarlo solo habrá cebolla, cuyo jugo
viene metaforizado por la leche de la madre en las estremecedoras Nanas de la cebolla.
La
esposa también va a estar unida a otro elemento, la boca, en la cual se
sustentan las tres heridas del poeta: vida, amor y muerte, de su poema Llegó con tres heridas.
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