El movimiento
del estructuralismo lingüístico se sitúa a comienzos del siglo
XX y supone el arranque de la lingüística moderna. Su iniciador
fue Saussure con su Curso de
lingüística general (1916), obra publicada póstumamente por dos de sus
discípulos que se basaron en apuntes de clase de los tres últimos años de
Saussure en la Universidad de Ginebra.
El
estructuralismo surge como una reacción frente a las investigaciones
lingüísticas comparativistas de la gramática comparada, frente a las
investigaciones diacrónicas de la gramática histórica y frente a las
investigaciones positivistas de los neogramáticos.
El
Estructuralismo propuso considerar los hechos del lenguaje como un sistema en
el cual los diversos elementos ofrecen entre sí una relación de solidaridad y
dependencia tal que forman una estructura. Saussure aportó la idea de que la
lengua es «forma» y de que las unidades de la lengua solo pueden definirse
mediante sus relaciones. El estructuralismo fundado por Saussure, que
habla de «la estructura de un sistema», continuó desarrollándose en Europa y
dando lugar a la aparición de diversas escuelas estructuralistas y diferentes
grupos de investigadores a partir de los años 20, como La Escuela de Ginebra,
El Círculo Lingüístico de Praga, y la Escuela de Copenhague.
Estos teóricos
se mostraban preocupados por un tipo especial de intereses epistemológicos o
metodológicos. A pesar de las diferencias que existen entre los diferentes
grupos mencionados, tienen en común el fin de la investigación: analizar el
sistema de la lengua, clasificar sus unidades y estudiar las relaciones que las
unen. Salvo algunas excepciones, en general la metodología empleada es de tipo
inductivo, con el que se pretende obtener una generalización.
Entre los
investigadores que siguieron las enseñanzas de Saussure se encuentra, por
ejemplo, el lingüista suizo Charles Bally (1865-1947), que además de sus
trabajos sobre la subjetividad de la lengua francesa, estudió las diferencias y
clases de lenguas. También fue el fundador de la Estilística moderna, campo en
el cual entrevé la posibilidad de que exista una estilística general, una
colectiva y otra individual (aunque él se centra en la colectiva). También en
ese grupo de investigadores encontramos a otros lingüistas suizos, Sechehaye
(1870-1946) y Henri Frei (1899-1980). Este último es conocido sobre todo por La gramática de los errores, donde
analiza textos en francés “popular”.
Las notas más
sobresalientes de ese grupo de estudiosos son: la insistencia en el carácter
social del lenguaje y la preocupación por investigar los aspectos emotivos o
afectivos del lenguaje.
Entre los
discípulos de Saussure destaca el comparatista francés Antoine Meillet
(1866-1936), cuya obra exhibe el efecto de las ideas del ginebrino sobre el
método histórico-comparativo tradicional.
Otros
lingüistas que se han ocupado de las teorías de Saussure y las han desarrollado
han sido el alemán experto en lingüística céltica Leo Weisgerber, el germanista
suizo Hans Glinz, el egiptólogo inglés Alan Gardiner o el lingüista francés
Gustave Guillaume, que elaboró la teoría del psicosistema, considerada
equivalente a la Psicolingüística.
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