Cuando estudiaba las diferentes
versiones de Hamlet para preparar los mitos de la asignatura de Literatura
Universal, tropecé casi por causalidad con una obra del autor gallego Álvaro
Cunqueiro, titulada como indico en el epígrafe El incierto señor don Hamlet (1958).
Se
trata de una obra de teatro compleja, de la que algunos directores señalaban la
necesidad de andar siempre comparándola con la versión de Shakespeare para
poder realizar el montaje.
Lo
más destacable de esta obra de Cunqueiro es que ya en el arranque se advierten
enormes diferencias. Así, mientras Shakespeare señala al comienzo que la acción
se sitúa en Elsinor (solo necesita unas pocas palabras: Elsinor. Explanada delante del castillo), el autor gallego ocupa
seis páginas en la descripción del lugar. Al comenzar la obra, en el primer
acto, un coro explica aún más qué es Elsinor.
Pero
hay otras diferencias fundamentales. En Shakespeare, el primer acto se ocupa en
hacernos comprender el motivo de la obra. Hamlet queda profundamente conmovido
al ver a su padre. Su fantasma se le aparece y le pide venganza. La
trascendencia de esta aparición es tal que el autor desarrolla el motivo
durante todo ese primer acto.
En
Cunqueiro la historia es otra. No aparece el fantasma del padre, porque el
padre de Hamlet no está muerto. Está vivo y es el rey. En esta versión, Hamlet
conoce que el que ha muerto es su tío. Y cuando se inicia la obra, varios
personajes conocen este hecho. Además, hay otro detalle importante: se refiere
un hecho ya sucedido. Por eso todos lo saben, menos Hamlet que no se ha
enterado de nada. Y es por ello que al hablar de la obra, los críticos se
refieren a este protagonista como patético. Es el único ciudadano de Elsinor
que no conoce la verdadera historia del rey, su padre.
Por
otra parte, la reina en esta versión de Cunqueiro es un personaje absolutamente
inocente, una especie de niña que no conoce nada de la vida y que vive el sexo
y su embarazo sin conocer las consecuencias.
Hay
una cierta relación entre este Hamlet y la interpretación que realizó el
psicoanálisis del personaje, ya que aparece en la obra el complejo de Edipo.
Hay alusiones a una relación incestuosa entre el príncipe y la reina. Hay una
mutación en los personajes hasta convertirse en dos amantes. Sin embargo en la
obra de Cunqueiro el mundo edípico se desmorona al acuchillar Hamlet a su madre
de forma repentina. Después, Hamlet se ahorca.
La
obra El incierto señor don Hamlet
pertenece al mundo del absurdo. En ella aparecen rasgos de humor negro. Y lo
que más destaca en lo que se refiere a los personajes, como ya mencionaba, es el comentario y
análisis de directores teatrales que señalan la enorme dificultad de
representarlos.
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