jueves, 18 de diciembre de 2014

Vicente Huidobro. El Creacionismo





            Vicente García Huidobro Fernández (1893-1948), conocido como Vicente Huidobro, fue un poeta chileno y uno de los más tempranos ejemplos en la búsqueda por hallar sustitución al Modernismo, aunque desde su propia superación, ya que el poeta consideraba ejemplar el movimiento que capitaneaba Rubén Darío.
            Huidobro pretendía innovar, pero a la vez recoge aspectos de un profundo clasicismo.
            En un texto de Vientos contrarios (1926) expone que “los señores que creen representar España moderna han tomado la moda de reírse de Rubén Darío, como si fuera Góngora el único poeta hasta nosotros y hubiera otro fuera de Rubén Darío. Los que conocemos las bases del arte y de la poesía moderna, los que podemos contarnos entre sus engendradores como Picasso, Juan Gris, yo, Pablo Gargallo, sabemos lo que significa el poeta y por eso hablamos de él en otra forma. Los falsos modernos lo denigran. Pobre Rubén Darío, puedes dormir tranquilo, cuando todos ellos hayan desaparecido, aún tu nombre seguirá escrito entre dos estrellas”.
            En Adán (1916), junto a la admiración por Emerson, quedaba en evidencia también la que sentía por la ciencia. Para Huidobro no es posible concebir el proceso poético sino en concordancia con el desarrollo de la ciencia: “Mi Adán no es el Adán bíblico, aquel mono de barro al cual infunden vida soplándole por la nariz. Es el primero de los seres que comprende la naturaleza, el primero en el cual se despierta la inteligencia y florece la admiración”.
            Rafael Cansinos Asséns fue testigo y cronista de los breves meses que Huidobro pasó en Madrid (realizaba una serie de viajes anuales a esa ciudad), donde era portador de la rica experiencia vanguardista que se daba en París y que fue conocida a través de él por los jóvenes poetas españoles. Se calificaba la llegada a España de Vicente Huidobro como “el único acontecimiento literario del año, porque con él pasaron por nuestro meridiano las últimas tendencias literarias del extranjero”.
            En París consiguió “alcanzar las últimas evoluciones literarias”. Antes de abandonar América ya tenía ideas muy concretas sobre su poética. De todos modos, los aspectos capitales del chileno eran muy valorados, tal y como podemos observar en las palabras de Cansinos: “De igual modo, el paso de Huidobro por entre nuestros jóvenes poetas ha sido una lección de modernidad y un acicate para trasponer las puertas que nunca deben cerrarse. Porque si Rubén vino a acabar con el Romanticismo, Huidobro ha venido a descubrir la senectud del ciclo novecentista y de sus arquetipos, en cuya imitación se adiestra hoy, por desgracia, a los jóvenes, semejantes a los alumnos de dibujo que se ejercitan copiando manos y pies de estatuas clásicas.”
            El Creacionismo se gesta temprano (hacia 1916) y se vinculó con las corrientes vanguardistas y experimentales europeas de comienzos del siglo XX. Muchas de sus composiciones experimentales, integrantes después de Horizon Carré, se escribieron en francés.
            Cuando se estudia la esencia del Creacionismo se cita el poema Arte poética, publicado inicialmente en Buenos Aires, incluido en El espejo de agua (1916):

Que el verso sea como una llave
que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
cuanto miren los ojos creado sea,
y el alma del oyente quede temblando.
Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
el adjetivo, cuando no da vida, mata.
Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
como recuerdo, en los museos;
mas no por eso tenemos menos fuerza:
el vigor verdadero
reside en la cabeza.
Por qué cantáis la rosa, ¡oh, poetas!
hacedla florecer en el poema.
Sólo para nosotros
viven todas las cosas bajo el sol.
El poeta es un pequeño Dios.


Desde el principio Huidobro considera esencial que el poema tenga entidad por sí mismo, que no se limite a ser una simple copia de la realidad. De ahí el “inventa nuevos mundos y cuida tu palabra”.
Al publicar Canciones en la noche (1913) el autor ofreció un procedimiento topográfico que imponía un efecto plástico al poema y que por entonces, todavía, no era conocido por los poetas. Nos referimos a los caligramas, cuya utilización se haría cada vez más frecuente en el poeta chileno, hasta el extremo de montar una exposición de los mismos en el teatro parisino de Edouard VII en la primavera de 1922.

                Triángulo Armónico

Thesa
La bella
Gentil princesa
Es una blanca estrella
Es una estrella japonesa.
Thesa es la más divina flor de Kioto
Y cuando pasa triunfante en su palanquín
Parece un tierno lirio, parece un pálido loto
Arrancado una tarde de estío del imperial jardín. 
Todos la adoran como a una diosa, todos hasta el Mikado
Pero  ella  cruza  por  entre  todos  indiferente
De nadie se sabe que haya su amor logrado
Y siempre está risueña, está sonriente.
Es  una  Ofelia  japonesa
Que a las flores amante
Loca y traviesa
Triunfante
  Besa.

A esta circunstancia expresiva que pretendía enriquecer las posibilidades sugeridas de la poesía hay que añadir la insistencia en la consideración de la creación como única condición del poeta.
En la revista L’Esprit nouveau matizará: “La época que comienza será eminentemente creadora. El hombre sacude su esclavitud, se rebela contra la naturaleza como otrora Lucifer contra Dios: pero tal rebelión es solo aparente: pues nunca el hombre ha estado más cerca de la naturaleza que ahora, en que no trata ya de imitarla en sus apariencias, sino de proceder como ella, imitándola en el fondo de sus leyes constructivas, en la realidad de un todo, en su mecanismo de producción de formas nuevas”.
Tras sucesivos viajes entre América y Europa, Huidobro ve afianzarse su Creacionismo y así en 1929 publica en Madrid su obra en prosa Mío Cid Campeador. En 1931 publica sus poemas extensos Altazor y Temblor de cielo, este último en prosa. Supone una clara muestra de la ruptura con los límites impuestos por la razón, a la vez que de la exaltación de la libertad imaginativa o de la prosa como la de la novela Mío Cid Campeador.
A la preocupación estética con los años se le fue uniendo e imponiendo la preocupación por el hombre que lo llevó a escribir Finis Britannie (1923) contra el imperialismo inglés, o a colaborar a favor de la república española durante la guerra civil (1936-39), así como a imprimir cada vez mayor contenido humano en sus obras.
Tras una etapa en que escribe varias novelas (La próxima, en 1934, Papá o el diario de Alicia Mir, también de 1934, y sus Tres inmensas novelas, de 1935) vuelve a la poesía en 1941 con Ver y palpar y con El ciudadano del olvido.
El lenguaje le preocupó hasta el extremo de que de él se ocupó en una conferencia pronunciada en 1921 en el Ateneo de Madrid, en la que entre otras cosas dijo: “Aparte de la significación gramatical del lenguaje hay otra, una significación mágica, que es la única que nos interesa. Uno es el lenguaje objetivo, que sirve para nombrar las cosas del mundo sin sacarlas fuera de su calidad de inventario; el otro rompe esa norma convencional y en él las palabras pierden su representación estricta para adquirir otra más profunda y como rodeada de un aura luminosa que debe elevar al lector del plano habitual y envolverlo en una atmósfera encantada”.
La lengua está sometida a su utilización imaginaria y no racional ya que tiene que estar al servicio de la evocación a través de la imagen, elemento fundamental en la poesía de Huidobro, hasta el extremo de que el autor llega a afirmar que “el valor del lenguaje de la poesía está en razón directa de su alejamiento del lenguaje que se habla. Esto es lo que el vulgo no puede comprender porque no quiere aceptar que el poeta trate de expresar solo lo inexpresable. Lo otro queda para los vecinos de la ciudad”.
Y si reacciona contra la lengua como producto social que le ha sido impuesto es porque la realidad que ve el poeta y que quiere plasmar en el poema no se ajusta a la realidad que ve la comunidad de hablantes.

De este modo la poesía resulta escrita en simple idiolecto, ya que la oposición poeta/hombre de la ciudad se corresponde con la del lenguaje poético/lengua local.

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