En
general, cualquier texto se manifiesta como un variado conjunto significativo
articulado por una serie de palabras que se asocian en torno a una base común,
isotopía genérica o macroestructura, que confiere unidad al conjunto.
En
un texto se puede observar una serie de palabras relacionadas entre sí por su
significado; todas se refieren a una idea común o palabra clave, escrita o no,
a partir de la cual tenemos que desarrollar el campo.
Este
campo es más amplio que un simple campo semántico (palabras que comparten un
sema o rasgo semántico común); al ser también asociativo, hay que buscar el
tipo de relaciones que tienen las palabras por su significado. Este
procedimiento se llama isotopía (unos
conceptos o palabras suponen o incluyen a otras, esto es, el encadenamiento de
las oraciones por palabras que se refieren a conceptos implicados entre sí; y
así los enlaces por implicación de los conceptos van produciendo la isotopía,
es decir, la homogeneidad y coherencia significativas del texto).
Las
posibles relaciones semánticas son
las siguientes:
-
Polisemia: una palabra con distintos significados según
el contexto.
-
Homonimia: dos palabras que coinciden en su
significante.
-
Sinonimia: dos o más palabras con significado igual o
parecido, pueden ser sinónimos parciales o contextuales.
-
Antonimia: palabras con significados contrarios y que
pueden ser antónimos puros o propiamente dichos (significados opuestos con
gradación interna: frío-tibio-caliente), antónimos complementarios (sin
gradación, de manera que la afirmación de un término es negar el contrario,
como en legal-ilegal) y antónimos recíprocos (se implican mutuamente, como
comprar-vender).
En
general se trata de dar cuenta de la densidad léxico-semántica, aduciendo los
datos que puedan justificar la articulación semántica presente en el texto (se
puede recurrir a un sistema de coordenadas para dar cuenta de los componentes
sémicos, semas, de los términos semánticamente relacionados).
Con
respecto a la elección del campo semántico, una vez que leamos un texto,
veremos una idea central. Si tomamos como palabra clave del campo la idea
central será más amplio, más rico, pues implicará la mayoría de las palabras
del texto; la dificultad está en establecer las relaciones entre ellas y
respecto a la palabra clave, concretar su relación semántica.
Alrededor
de la idea central del texto, se observan también otros campos más concretos,
menos amplios, con menos dificultad de relación, aunque puedan ser escasos de
palabras. Mejor es desarrollar la idea palabra-clave central.
En
cuanto al desarrollo del campo, primero se hace en esquema y luego explicando
las relaciones de dicho esquema (diferenciamos topográficamente los términos
relacionados mediante esas relaciones). Es muy importante nombrar el
procedimiento de la isotopía (unas palabras implican por su significado a
otras, como por ejemplo al hablar de “obras”, encontrar como sinónimo “conductas”,
tanto “espontánea” como “intencionada” y, entre estas, “buena” o “mala”).
A
veces habrá que buscar nombre a la relación semántica establecida entre los
términos, como:
-
Connotación: significados subjetivos añadidos al significado denotativo
(significado objetivo de la palabra), como por ejemplo a partir de “aurora”
(amanecer), sinónimos o antónimos por connotación tales como “esperanza”,
“nueva vida”, “buena suerte”.
-
Metáfora: una palabra se identifica con otra, o la sustituye, por una relación
de semejanza (“Tus dientes son perlas”. “Las perlas de tu boca”).
-
Metonimia: una palabra sustituye a otra por una relación de cercanía o
contigüidad entre ellas (“un Rioja” por “un vino de Rioja”; “unas copas”, el
continente por el contenido; “una pluma incisiva”, con el instrumento por el
agente).
-
Eufemismo: usar un término más suave en lugar de otro grosero o cruel.
-
Otras relaciones pueden ser de progresión-implicación (mentira à
armas à
guerra à
ignominia), de inclusión (animal [hombre [mundo), de contrariedad o
contraposición, antonimia (falsa/verdadera, éxito/fracaso), de semejanza o
parasinonimia, sinonimia entre términos de diferentes categorías morfológicas (adjetivo
triste, verbo doler, sustantivo fracaso), de complementariedad entre
contrarios, de causalidad (causa à efecto, como en guerra à privaciones) o de
instrumentalización.
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