jueves, 19 de febrero de 2015

Poesía épica: la Araucana de Alonso de Ercilla




            Alonso de Ercilla y Zúñiga (Madrid, 1533-1593) embarcó para las Indias tras recibir instrucción como paje. Permaneció en América durante ocho años, tras los cuales regresó a España y entró en la corte de Felipe II, donde se ocupó de escribir la primera parte de la Araucana (1569), dedicada al rey.
            Después de participar en servicios diplomáticos, expediciones y campañas, publicó la segunda parte de la Araucana en 1578, y la tercera parte en 1589. En esta época debió caer en desgracia.
            La Araucana es un poema épico en el que la historia contemporánea se vio elevada a la dignidad de la epopeya. Se considera el primer modelo y el más elevado de la epopeya clásica en la España del siglo de oro.
            Con respecto a la elaboración del poema, se debe al conocimiento directo de la guerra por parte del autor los hechos que se refieren en la Araucana, exceptuando el contenido de los primeros quince cantos que recogen sucesos anteriores a su llegada. El mismo Ercilla describe en el prólogo cómo fue escribiendo su obra.
            No existió un plan armónico de las partes en la estructura total. El poema está interrumpido por digresiones que retardan el curso de la acción (Dido, batalla de San Quintín, episodio de Lepanto, etc.), pero esto no quiere decir que la obra no tenga unidad o no se ajuste a las normas de la preceptiva, ya que está escrita conforme al patrón clásico en el renacimiento español.
            La Araucana está formada por una implicación de autor-narrador. El autor vuelca sus experiencias y sus sentimientos en el poema. Ercilla manifiesta su amor y fidelidad al rey Felipe II, al que sirvió desde su niñez introduciendo en el poema el episodio de la  batalla de san Quintín. Otro ejemplo es la descripción de su esposa doña María Bazán, a la que alude en el canto XVIII:
Era de tierna edad, pero mostraba
En su sosiego discreción madura,
Y mirarme parece la inclinaba
Su estrella, su destino y mi ventura
            Ercilla trata varios temas en la Araucana como el de la fortuna cuyos altibajos canta continuamente. La obra es un homenaje al honor y al heroísmo, pero especialmente es un canto al pueblo vencido, fuerte y orgullos. Trata ante todo de mostrar el valor del enemigo:
“Todo esto he querido hacer para prueba y en abono del valor destas gentes…”
            Los araucanos se muestran no solo como guerreros de valor temerario sino que también guerreaban con arte de consumados estrategas. En los cantos III y IV se cuenta que estaban organizados para combatir y se adaptaban a las condiciones del suelo.
            El tema principal de la obra podría ser englobado en el carácter que esta cobra de lucha entre gigantes.
            Los protagonistas de esta lucha son los araucanos y también destacan algunas figuras de españoles como Valdivia y Lope de Aguirre.
            El personaje central del poema y que representa al héroe es Caupolicán.
            La acción básicamente se desarrolla en Chile pero se entremezcla con andanzas europeas de Ercilla. El último canto trata de justificar la guerra en la esfera del derecho natural y las pretensiones de Felipe II sobre Portugal. Ercilla termina prometiendo enmendar su vida:
Conociendo mi error, de aquí en adelante
Será razón que llore y que no cante.
            Tiene rasgos homéricos en las descripciones de las batallas y encuentros personales, y sobre todo en las comparaciones expresivas, variadas y ricas, tomadas especialmente del orden zoológico y que alejan al poema de un estilo formulario.
            El poeta se ve obligado a pintarnos el paisaje por donde deambula el héroe. La visión del paisaje en la Araucana es la visión de un paisaje de égloga estilizada, ya que las fuentes de Ercilla fueron de Lucano, Virgilio, Petrarca, Boccaccio y Ariosto. Ercilla no puede crear una visión del paisaje distinta a la de su tiempo y su medio. Sin embargo, se ha criticado a Ercilla su falta de fantasía, cualidad característica del poeta épico, y la verdadera ternura del sentimiento. Sin ellas, el poema se reduce a una rapsodia más o menos acompasada por el chocar rítmico de las armas.
            Ercilla destaca por su realismo, por su honestidad y por la humanidad de su visión y sus sentimientos. Es el primero en abanderarse. Es el ser humano que vive las tremendas horas de la guerra y las plasma en sus versos.
            Aunque por razones poéticas ha evocado un tipo fuera de la realidad, cuyo nombre no corresponde a los araucanos, estos poseen una tremenda fuerza expresiva psicológica.
            Si hubiera que calificar la Araucana dentro de un género, habría que denominarla epopeya. Se iría más allá de este término, ya que sería una epopeya clásica.
            Pertenece al movimiento renacentista con la vuelta al clasicismo. A la vez, se ciñe tanto a modelos homéricos o virgilianos que perfectamente podría haber sido escrita por ellos si, en lugar de hablar de Caupolicán y Chile, hablase de Ulises y Troya o Eneas y Roma. Cada imagen y cada comparación es un calco perfecto de las imágenes y comparaciones de la Ilíada y la Odisea.
            La intervención en el Canto II del anciano Colocolo se asemeja bastante a la actuación de Néstor en la Ilíada.
            Sin embargo, por encima de todo rasgo homérico está el sobrio estilo de Ercilla. Nos encontramos con un hombre humilde, sencillo, preocupado porque su obra sea bien aceptada y rogando para que le disculpen los fallos que pueda tener. Ya en el prólogo da muestras de ello:
            “Y por ello y por la humildad con que va la obra espero que será parte para poder sufrir, quien la leyere, los fallos que lleva”.
            También llega a disculparse quejándose de no saber hacer otra cosa:
“Todo ha de ser batallas y asperezas,
discordia, fuego, sangre, enemistades…
que al mismo Marte ya pondrán hastío,
agotando un caudal mayor que el mío”
            Pese a esta humildad que le caracteriza, Ercilla es consciente de que está creando una obra de arte, y llega incluso a invocar a las musas para embellecer su lenguaje:
“Decidme, oh sacras musas, vuestra fuente
Y dadme nuevo espíritu y aliento,
Con estilo y lenguaje conveniente
A mi arrojado y grande atrevimiento.”
(Canto XXIV)
            Llega incluso a señalar fechas para dar mayor veracidad a lo que cuenta.
            Hay descripciones de las ropas y vestidos de los araucanos, de sus costumbres y cualidades, de su modo de vivir. En la figura de Caupolicán encontramos a un magnífico representante de su pueblo, pero también la perfecta imagen de Héctor en lo que se refiere a fuerza y valor:
Era este noble mozo de alto hecho
Varón de autoridad, grave y severo,
Amigo de guardar todo derecho,
Áspero, riguroso y justiciero.
            Ercilla se recrea en la figura de este jefe demostrando su gran admiración. En el fondo, y esto se le reprochaba al publicar el libro, pretende mostrarnos el mundo de los araucanos limpiamente, sin que el odio ni el orgullo lo vencieran. Uno de los fragmentos más representativos de su respeto y admiración por estos hombres se ve reflejado en el canto XXI, donde compara a Tegualda, la indígena que ruega llevarse el cadáver de su marido Crepino, con mujeres de la historia famosas por su amor:
Judith, Camila, la fenicia Dido,
Penélope, Lucrecia…
Hippo, Tucia, Virginia, Fluvia, Clelia,
Porcia, Sulpicio, Alcestes y Cornelia.
            Sin embargo, este rasgo de realismo no se ve plenamente desarrollado cuando se trata de describir el paisaje o a Glaura, a quien no duda en aplicarle los caracteres físicos de la mujer renacentista. Nos la presenta con una
Nariz perfecta, boca colorada,
Los dientes en coral fino engastados…
            Tal vez esta sea una de las cosas que hay que “reprocharle” a la Araucana junto con las continuas digresiones.
            Nos introduce constantemente a Felipe II para narrarnos la batalla de Lepanto o darnos a conocer, por medio de vaticinios del hechicero Fitón, lo que va a ocurrir en la batalla de San Quintín.
            No utiliza ningún tipo de recurso especial para introducirnos en esos detalles, pero esto sí ocurre en el relato de la historia de Dido.
            El recurso del que se sirve no es otro que el de que a petición de sus amigos debe contar estos hechos con la excusa de amenizar la noche.
            Dido no es el único elemento de la historia de Roma que introducirá. Junto con la constante alusión a Vulcano, Marte y otros dioses (sobre todo Marte, porque es el que preside el libro como puede verse ya en la primera página:
Venus y Amor aquí no alcanzan parte,
Solo domina el iracundo Marte)
            Nos encontramos con que compara el incendio de la ciudad de la Concepción con el de Roma.
            Cabe decir que a lo largo de la obra encontramos mucho del Ercilla guerrillero y poeta. Pero el verdadero Ercilla, ¿dónde está? Se le descubre mejor en las dos o tres primeras estrofas de cada canto donde hace una especie de sentencias y consejos, mostrándose su opinión y sus inquietudes sobre el hecho determinado que va a contar. Hará abundantes referencias a la Fortuna e invocará a Cristo.
            En sí las octavas reales de la Araucana obligan a su autor a ceñirse a un metro rígido. Así se darán muchos encabalgamientos e hipérbatos.
            Además, reminiscencias de poetas precolombinos, encontraremos anáforas, construcciones paralelísticas y aliteraciones junto a la gran abundancia de adjetivos y enumeraciones. Pese a ello, lo que más destaca es sin duda la perfección de sus imágenes y comparaciones.
            Con todo, hallamos una obra grandiosamente clásica, genuinamente araucana y el único gran poema épico originado por la conquista americana.  Durante un tiempo fue leída como una crónica verídica de los sucesos de Chile.

            Recordaremos que la Araucana de Ercilla dio pie a que el poeta chileno Pedro de Oña escribiera en 1596 Arauco domado, el primer texto poético publicado por un autor nacido en Chile.

2 comentarios:

  1. que tipo de lenguage literario utiliza

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    1. Ante todo, gracias por comentar en el blog. Como poema épico, la Araucana presenta hechos y los convierte en leyenda, en ejemplo de heroísmo. Para ello se vale de múltiples recursos retóricos a través de descripciones, tales como la personificación, la comparación y la metáfora. Con el campo semántico de la guerra, aparece la antítesis entre españoles y araucanos. Además enumera a los valientes e intrépidos.
      Esperamos que te sirva este resumen como respuesta. Un saludo.

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