Este
drama rural resuelto en tragedia muestra un conflicto entre desiguales, un
conflicto acerca de la sumisión e inocencia de los desheredados, un conflicto
entre estos (siervos) y los amos (señores). Miguel Delibes enfrenta dos modos
de entender el mundo y dos concepciones de la relación entre el hombre y la
naturaleza.
-
Los criados
cuya vida ha transcurrido siempre en contacto directo con la tierra, en una
espontánea comunión con el medio que les ha permitido entenderlo como nunca
podrán hacerlo los amos. Azarías es el símbolo más puro de esa actitud, como
bien demuestra en su pasión por las milanas.
-
Los señores
cuyo vínculo con la naturaleza estriba en su dominio y posesión, es un vínculo
virtualmente agresivo que vulnera el equilibrio natural; residen lejos, en la
ciudad, y acuden al campo de tarde en tarde, mantienen una distancia estamental
insalvable que los hace inhumanos y no conocen el respeto a la dignidad del
inferior. La discordia irrespetuosa con la naturaleza y con sus criaturas se
hace arquetipo en el personaje de Iván, el señorito cazador.
Delibes
enfrenta dos universos antagónicos, el del orden
natural, asociado con la vida rural, y el del caos y la necedad incomprensiva, asociado con la cultura urbana, de
la que son portadores los personajes elevados. Aun así, entre ambos mundos se
mueven algunos personajes bisagra, como Quirce, que se resiste a aceptar el
fatalismo de su condición de pobre, don Pedro el perito, vejado por los de
arriba y algo déspota con los de abajo, y la señorita Míriam, que aprenderá con
cierto dolor la magnitud de la miseria que ella desconocía.
Delibes
concibió el proyecto de la novela como una tentativa, malograda durante casi
veinte años, de conciliar la denuncia de la pobreza y la incultura que, por
negligencia interesada de los poderosos, degradaban la vida rural en los
latifundios fronterizos con Portugal, con una escritura de aliento poético,
oscilante entre el idilio (el canto a una naturaleza hermoseada) y la elegía
(el lamento por el bien y la belleza en retroceso).
Desde
un punto de vista temático, la
novela presenta cuatro grandes líneas:
-
Evolución de la España de la década de los años 60 del
siglo XX.
-
Explotadores y explotados, ricos y pobres, vencedores y
vencidos.
-
El maniqueísmo o las relaciones entre el bien y el mal.
-
La injusticia rural.
Tomando
este planteamiento como principal referencia, hay una serie de temas presentes en la obra:
a)
Riqueza y
pobreza, dos mundos diferenciados: los dirigentes y los servidores, la
familia y los amigos del señorito Iván frente a la familia de Paco el Bajo y
Régula, cuyas fronteras aparecen muy marcadas en el ámbito rural, ya que
ninguno de ellos, salvo contadas excepciones, osa mezclarse en el mundo de los
otros de manera voluntaria.
b)
El maniqueísmo,
la dicotomía entre el bien y el mal: la dicotomía entre el bien y el mal
cae casi siempre sin términos medios, dejando en un lugar indefinido a algunos
personajes tibios en las dos clases sociales predominantes en la novela, los
llamados “personajes bisagra”, como es el caso de la señorita Míriam, la hija
de la marquesa, o Nieves, la hija de Paco y Régula, en una analogía que permite
a ambas hijas alejarse del comportamiento establecido por sus respectivas
familias.
c)
La herencia de
la guerra civil española: vencedores y vencidos se ven obligados a convivir
en unas tierras agrestes, esa simbología del régimen franquista adquiere tintes
más que evidentes en la actitud despótica del señorito Iván y en el episodio de
la visita de la marquesa, quien entrega una mísera limosna a cada uno de los
campesinos, que no pueden hacer otra cosa que mostrar agradecimiento y
sumisión.
d)
Indefensión
social de la clase media: condenada a ser despreciada por los ricos y casi
odiada por la servidumbre campesina, la existencia de don Pedro, el perito, y
el adulterio continuado de su mujer con el señorito Iván son una buena muestra
del incómodo papel que se ven obligados a desempeñar.
e)
La incultura y
el analfabetismo: como arma principal de los poderosos para seguir
manteniendo su estatus, en ese sentido, resulta estremecedora la escena en la
que el señorito Iván hace escribir su nombre a Régula ante el embajador
francés, para atajar así sus críticas hacia el régimen franquista. Una vez más,
el contraste entre ambos mundos es brutal, y solo los más jóvenes, Quirce y
Nieves, se empeñarán en aprender a leer y escribir como un medio que les
permita abandonar el coto cerrado del cortijo.
f)
La relación del
hombre con la naturaleza: como una extensión de su papel en la sociedad,
los ricos la explotan para su conveniencia y los trabajadores del cortijo deben
convivir con ella para sobrevivir, algunos rozando la brillantez, como ese
olfato impagable y extraordinario de Paco el Bajo.
g)
Los primeros síntomas
de la nueva actitud de los jóvenes: preludio de lo que habría de llegar en
la década de los 70, la huida y la emigración que lleva a cabo el Quirce,
renunciando a continuar con la tradición familiar de la servidumbre como
hicieran sus padres.
h)
El triunfo final
de los más desfavorecidos: aunque sea de la mano de la venganza, los seres
más indefensos y trastornados, aunque al tiempo los más espiritualmente puros,
la Niña Chica y el Azarías, son los encargados de conmover los cimientos de
esta estructura social anquilosada. Los gritos de ella y el amor que él muestra
hacia las rapaces devuelven al lector la esperanza en cierta justicia, aunque
sea poética, sin olvidar el desenlace de la novela.
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