Cancionero (Canzoniere) es el nombre con que se conoce la obra lírica en vulgar
toscano de Francesco Petrarca (1304-1374), compuesta en el
siglo XIV, y publicada por primera vez en Venecia en 1470 por el editor
Vindelino da Spira.
El título
original de la obra escrito en latín es: Francisci Petrarchae laureati poetae Rerum vulgarium frammenta.
Aunque Petrarca cifró su gloria poética en sus versos en latín y no en sus
rimas en vulgar, que calificaba de fragmentos y naderías, lo cierto es que
elaboró cuidadosamente su Cancionero, corrigiendo y reescribiendo,
añadiendo y desechando materiales durante años, de manera que la obra poética
final se corresponde con un propósito perfectamente meditado y consciente del
poeta.
Es importante
recordar una fecha clave para el conocimiento de esta obra, el 6 de abril de
1327, viernes santo. Ese día Petrarca vio por primera vez a Laura en Aviñón. La
dama se constituye en el objeto idealizado del amor y en la representante de
las virtudes cristianas y de la belleza. No sabemos si ella amó o no al poeta
ni si su frialdad en el Cancionero es
honestidad, deber o prudencia. Tanto es así que hubo quien consideró que Laura
era en realidad solo un símbolo del “laurel” poético.
En el Cancionero pueden advertirse unas
características particulares, requeridas por cualquier otro cancionero
posterior al que desee aplicársele el adjetivo de petrarquista: la obra es unitaria, tiene
como hilo argumental la vivencia amorosa en primera persona, está dedicado a
una sola dama [excepciones a esta regla podrían ser el fragmento CLXXI (El nudo en el
que Amor me retuviera) o el segundo cuarteto del CCCXVIII (Al caer de
una planta, que arrancada)], los poemas parecen escritos
cronológicamente y ese es el orden que siguen en la obra.
El tema es el
amor (o la contemplación amorosa) principalmente, pero el Cancionero aparece salpicado con poemas a la amistad, políticos,
morales, patrióticos o anecdóticos que, al poder ser fechados más fácilmente,
sirven para acentuar la progresión narrativa de la que se ha hablado. De todas
las rimas, unas treinta son de temas morales o políticos.
El cancionero
debe ser polimétrico: las formas métricas se corresponden con el estado anímico
y el mensaje que quiere trasmitir el poeta en cada momento.
Debido al
deseo de pulcritud y mejora con que escribía Petrarca, que solía volver una y
otra vez sobre el texto, existen varios manuscritos diferentes en los que se
puede estudiar cómo fue modificando su obra.
Se estima que
Petrarca empezó a reunir sus fragmentos entre 1336 y 1338. La primera
redacción data de entre 1356 y 1358 y, aunque no se ha conservado, puede ser
reconstruida a partir del material recogido en el Codice degli abrozzi (Vaticano Latino 3196) manuscrito del
propio Petrarca. Una redacción inmediatamente posterior a esta, y primera que
se conserva, es la denominada forma Chigidel
manuscrito Vaticano Chigiano L.V. 176 copiado por Giovanni Boccaccio (1359-63). La versión
definitiva del Cancionero se
encuentra en el manuscrito Vaticano Latino 3195, en parte idiógrafo (copiado
por un copista bajo la supervisión del autor) y en parte autógrafo, en el que
trabajó Petrarca hasta su muerte.
Además de
estos tres manuscritos se conservan dos que muestran redacciones intermedias
entre los anteriores: el manuscrito Laurenziano 41,17 que contiene la
llamada forma Malatesta y
el manuscrito D II, 21 de la Biblioteca Queriniana de Brescia (forma Queriniana).
Petrarca debe
su inmortalidad literaria a una obra escrita en una lengua en la que no creía.
Hijo de un notario florentino exiliado, el vulgar toscano era únicamente su
lengua materna; el latín era la lengua habitual con la que solía escribir, mantener
correspondencia y hacer las apostillas en su Cancionero. Por ejemplo, en algún margen escribe Hoc placet pre omnibus (esta
versión me gusta más que las demás) o Dic
aliter hic (dígase aquí de distinto modo).
Pero quiso
componer poesía en una nueva lengua que le daba la posibilidad de experimentar
con ella y perfeccionarla. Y lo hace con los temas heredados de la lírica
provenzal que a través de la escuela siciliana habían llegado a los poetas
toscanos del Dolce stil
novo. De ahí la fuerte influencia que el amor cortés ejerce en
el Cancionero.
La lengua
del Cancionero se
caracteriza por la vaguedad y por la simplificación. Petrarca excluye de su
vocabulario tanto los cultismos excesivos como las palabras excesivamente
bajas, de suerte que su Cancionero se compone tan solo de 3.275
voces. Con ello logra crear una lengua franca que los tratadistas del Cinquecento,
con Pietro Bembo a la cabeza, coronaron como
la lengua italiana para la poesía.
También es
notoria la imprecisión física con la que está escrita la obra. Petrarca tan
solo habla de los ojos, siempre inevitablemente bellos (i begli occhi), el bello gesto (il
bel viso) y los dorados cabellos (i
capei d'oro). Apenas hay otras referencias físicas. Y los tres adjetivos
que acompañan a los rasgos de Laura se mantienen a lo largo de la obra sin que
el paso del tiempo pueda alterarlos. Tan solo el fragmento Era el cabello al aura desatado
sugiere que aquel hermoso brillo se haya apagado. Pero toda la descripción
recrea el pasado en que eran bellos los ojos, rubios los cabellos y bello el
gesto y contribuye a la imagen invariable del aspecto de Laura.
El Cancionero
tiene influencia capital en dos aspectos de la métrica: el ritmo del
endecasílabo y las formas estróficas. De un lado, hace prevalecer
definitivamente los ritmos del endecasílabo a maiore con acento en la sexta sílaba y a minore con acentos en la cuarta y
la octava, lo que determina que en la poesía culta española (que, a partir
de Boscán y Garcilaso, adopta los metros italianos),
sean estos los ritmos más habituales. Del otro, influye en cuáles serán las
estrofas que se cultiven a partir de entonces en la poesía culta: sextina, balada, madrigal, canción y soneto.
Perfecciona y afina el madrigal; fija definitivamente el esquema de la canción
heredada de la escuela siciliana; y, por último, lleva al soneto a su perfección
propiciando que se convierta en la estrofa más importante de la lírica europea
occidental. Su preferencia por los sonetos compuestos por cuartetos y no serventesios y
con tercetos con esquema CDE CDE o CDC DCD (junto al CDE DCE), determina que
estas sean las formas con que se compongan los sonetos en España.
El Cancionero
se compone de 366 poemas (317 sonetos, 29 canciones, nueve sextinas, siete
baladas y cuatro madrigales) tradicionalmente divididos en dos partes: las rimas
en vida de Madonna Laura (se considera que hasta el CCLXVI) y
las rimas tras la muerte de Madonna Laura. Muerta la amada durante la
epidemia de peste negra de 1348, la pasión por Laura va transformándose en el
recuerdo de un ángel (donna angelicata),
que intercede ante Dios por el poeta para transformar su pecaminoso amor
profano en amor divino a la sabiduría.
Pero la
mencionada división se debe a los editores de la obra y no al propio Petrarca y
está sugerida tanto por el contenido como por el hecho de que en el manuscrito
definitivo hay varias hojas en blanco entre la composición CCLXIII y la CCLXIV.
Se abre con un
soneto a modo de prólogo Los que
escucháis en rimas el desvelo en el que el poeta presenta
su obra como el fruto de su primer error juvenil y que, tras pedir la disculpa
de su lector, se cierra con el tópico del vanitas vanitatis (que
cuanto agrada al mundo es breve sueño). Y tras esa composición, el poeta expone la intensidad de su amor en el poema II.
Porque una hermosa en mí quiso vengarse
y enmendar mil ofensas en un día,
escondido el Amor su arco traía
como el que espera el tiempo de ensañarse.
En mi pecho, do suele cobijarse,
mi virtud pecho y ojos defendía
cuando el golpe mortal, donde solía
mellarse cualquier dardo fue a encajarse.
Pero aturdida en el primer asalto,
sentí que tiempo y fuerza le faltaba
para que en la ocasión pudiera armarme,
o en el collado fatigoso y alto
esquivar el dolor que me asaltaba,
del que hoy quisiera, y no puedo, guardarme.
y enmendar mil ofensas en un día,
escondido el Amor su arco traía
como el que espera el tiempo de ensañarse.
En mi pecho, do suele cobijarse,
mi virtud pecho y ojos defendía
cuando el golpe mortal, donde solía
mellarse cualquier dardo fue a encajarse.
Pero aturdida en el primer asalto,
sentí que tiempo y fuerza le faltaba
para que en la ocasión pudiera armarme,
o en el collado fatigoso y alto
esquivar el dolor que me asaltaba,
del que hoy quisiera, y no puedo, guardarme.
A lo largo del
Cancionero, Petrarca va componiendo
los tópicos de la poesía amorosa. Especialmente célebre es el fragmento XXXV en
que desarrolla el tópico del amante que huye de todo y solo es incapaz de
esquivar su propio Amor:
Solo y penoso los más
yermos prados
midiendo voy a paso tardo y lento,
y acecho con los ojos para atento
huir de aquellos por el hombre hollados.
Otro alivio no encuentro en mis cuidados
que me aparte del público escarmiento,
porque en los actos del dolor que aliento
muestro traer los pasos abrasados;
tanto que creo ya que montes, llanos,
selvas y ríos saben los extremos
de vida que he ocultado a otro testigo.
Mas no sé hallar senderos tan lejanos,
tan ásperos que siempre no marchemos
yo hablando con Amor y Amor conmigo.
midiendo voy a paso tardo y lento,
y acecho con los ojos para atento
huir de aquellos por el hombre hollados.
Otro alivio no encuentro en mis cuidados
que me aparte del público escarmiento,
porque en los actos del dolor que aliento
muestro traer los pasos abrasados;
tanto que creo ya que montes, llanos,
selvas y ríos saben los extremos
de vida que he ocultado a otro testigo.
Mas no sé hallar senderos tan lejanos,
tan ásperos que siempre no marchemos
yo hablando con Amor y Amor conmigo.
Las
composiciones amorosas de la primera parte recrean la belleza de la amada, en
que reside la elevación espiritual y trascendencia del amor de Petrarca. Hay,
por ejemplo, tres canciones dedicadas exclusivamente a la alabanza de los ojos
de Laura, por ejemplo, el fragmento LXXII (Gentil señora, veo/ en vuestros ojos una dulce lumbre/ muestra el camino que al cielo conduce).
Al respecto de
las descripciones idealizadas de Laura, recordemos que Petrarca muestra por ella una adoración parecida al sentimiento religioso. La amada se ubica en un estadio superior. El fragmento XC incluye gran parte de
los tópicos que incluyen la habitual glorificación de la amada:
Era el cabello al
aura desatado
que en mil nudos de oro entretejía;
y en la mirada sin medida ardía
aquel hermoso brillo, hoy ya apagado;
el gesto, de gentil favor pintado,
fuese sincero o falso, lo creía;
ya que amorosa yesca en mí escondía,
¿a quién espanta el verme así abrasado?
No era su andar cosa mortal grosera,
sino hechura de ángel; y sonaba
su voz como no suena voz humana:
un espíritu celeste, un sol miraba
cuando la vi; y si ahora tal no fuera,
no porque afloje el arco el daño sana.
que en mil nudos de oro entretejía;
y en la mirada sin medida ardía
aquel hermoso brillo, hoy ya apagado;
el gesto, de gentil favor pintado,
fuese sincero o falso, lo creía;
ya que amorosa yesca en mí escondía,
¿a quién espanta el verme así abrasado?
No era su andar cosa mortal grosera,
sino hechura de ángel; y sonaba
su voz como no suena voz humana:
un espíritu celeste, un sol miraba
cuando la vi; y si ahora tal no fuera,
no porque afloje el arco el daño sana.
Y los tercetos
del fragmento CLVII desglosan el canon de la belleza femenina:
El gesto ardiente
nieve, la crin oro,
las cejas ébano, y los ojos soles,
por los que al arco Amor no ha errado el tiro;
perlas y rosas en que el mal que adoro
formaba ardiente voz entre arreboles;
cristal su llanto, llama su suspiro.
las cejas ébano, y los ojos soles,
por los que al arco Amor no ha errado el tiro;
perlas y rosas en que el mal que adoro
formaba ardiente voz entre arreboles;
cristal su llanto, llama su suspiro.
En la segunda
parte de la obra, ante la desolación por su muerte, Petrarca obra en Laura un
proceso de beatrización que en sueños o en la imaginación lo consuela
y le promete la unión eterna en el cielo. Así en la rima CCCII:
Me alzó mi pensamiento
adonde era
la que busco y no hallo ya en la tierra,
y allí entre los que tercio cielo encierra
la vi más bella y menos altanera.
Tomó mi mano y dijo: «En esta esfera
serás conmigo, si el afán no yerra:
que soy quien te dio en vida tanta guerra
y acabó el día antes que el sol cayera.
Mi bien no cabe en pensamiento humano:
solo a ti aguardo, y lo que amaste loco,
que un bello velo fue, quedó en el suelo».
Mas, ¡ay! ¿por qué me desasió la mano?
Que, al eco de su acento, faltó poco
para que me quedase allá en el cielo.
la que busco y no hallo ya en la tierra,
y allí entre los que tercio cielo encierra
la vi más bella y menos altanera.
Tomó mi mano y dijo: «En esta esfera
serás conmigo, si el afán no yerra:
que soy quien te dio en vida tanta guerra
y acabó el día antes que el sol cayera.
Mi bien no cabe en pensamiento humano:
solo a ti aguardo, y lo que amaste loco,
que un bello velo fue, quedó en el suelo».
Mas, ¡ay! ¿por qué me desasió la mano?
Que, al eco de su acento, faltó poco
para que me quedase allá en el cielo.
El Cancionero
se cierra con un arrepentimiento absoluto por haber amado:
Llorando voy los
tiempos ya pasados
que malgasté en amar cosas del suelo,
en vez de haberme levantado en vuelo
sin dar de mí ejemplos tan menguados.
Tú, que mis males viste porfiados,
invisible e inmortal, Señor del cielo,
Tu ayuda presta al alma y Tu consuelo,
y sana con Tu Gracia mis pecados;
tal que, si viví en tormenta y guerra,
muera en bonanza y paz; si mal la andanza,
bueno sea al menos el dejar la tierra.
Lo poco que de vida ya me alcanza
y el morir con Tu presta mano aferra;
Tú sabes que en Ti sólo hallo esperanza.
que malgasté en amar cosas del suelo,
en vez de haberme levantado en vuelo
sin dar de mí ejemplos tan menguados.
Tú, que mis males viste porfiados,
invisible e inmortal, Señor del cielo,
Tu ayuda presta al alma y Tu consuelo,
y sana con Tu Gracia mis pecados;
tal que, si viví en tormenta y guerra,
muera en bonanza y paz; si mal la andanza,
bueno sea al menos el dejar la tierra.
Lo poco que de vida ya me alcanza
y el morir con Tu presta mano aferra;
Tú sabes que en Ti sólo hallo esperanza.
La
segunda parte del Cancionero se
cierra con una canción dedicada A la
Virgen, en la que el poeta implora el perdón a María y pide su protección.
En
el estilo, Petrarca une virtud y virtuosidad. Taine lo calificó como “el
primero de los escritores perfectos”.
No podemos
olvidar la enorme influencia que ejerció Petrarca en la posterioridad. Como ya
vimos, en el Cancionero pueden advertirse
unas características particulares, que serán requeridas por cualquier otro
cancionero posterior al que se desee aplicar el adjetivo de petrarquista:
- La obra,
aunque compuesta de fragmentos debe ser unitaria.
- El hilo
argumental del cancionero es la vivencia amorosa que se narra en primera
persona.
- Debe estar
dedicado a una sola dama. Tal es así que Petrarca en el definitivo manuscrito
sustituyó una balada (Donna mi vene
spesso ne la mente), que podía inducir a creer al lector que había amado a
más de una dama.
- El
cancionero debe tener una secuencia narrativa que conduzca al lector a través
de la historia del sentimiento amoroso del poeta. Esto se traduce en que los
poemas deben aparentar haber sido escritos cronológicamente en el orden en que
aparecen en la obra.
Por tanto, se
conoce como cancionero petrarquista a una colección de poemas líricos
creada al modo del Cancionero
de Petrarca. Aunque en la poesía española este término se ha usado
también para calificar otros dos tipos de conjuntos de poemas. En el primero,
en la poesía cancioneril, con el significado de antología
que recoge poemas de varios autores y asuntos (es el caso del Cancionero de Baena, el Cancionero de Stúñiga o el Cancionero General). En el segundo, con el
significado de colección de poemas de un solo autor (como es el caso del
Cancionero de Jorge de Montemayor).
Gracias! Me ha ayudado mucho!
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Nos alegra que así sea. Un saludo
ResponderEliminarGracias por la publicación de este artículo; me ha sido de muchísima ayuda. Me gustaría saber las referencias bibliográficas para otras consultas.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Nos alegramos de que te haya ayudado. El tema fue redactado principalmente a partir de la edición que hizo Espasa Calpe del Cancionero, en la Colección Austral, con el prólogo de Ángel Crespo; la edición de Planeta de Antonio Prieto y la obra de Literatura Universal de José Luis Calero. Un saludo.
EliminarMuchas Gracias, me fascino y me sirvió un monton! Muy buen analisis poetico.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Nos alegra que te haya servido. Un saludo.
EliminarEsto es el cancionero comoleto?
ResponderEliminarSe trata de los apuntes para la asignatura de Literatura Universal sobre el Cancionero completo. Como ves, hemos incluido algunos fragmentos representativos. Un saludo.
Eliminar