Su situación en
los estudios literarios. Teoría, historia y crítica
La
situación de la crítica literaria o Teoría de la literatura solo se ha
enriquecido desde hace cuarenta o cincuenta años. Estamos en el resurgir de una
materia que tiene siglos de existencia. El tratado Poética de Aristóteles se considera el origen de esta disciplina,
una disciplina a la que se ha llamado Poética, Retórica, Preceptiva literaria,
Crítica literaria o Teoría de la Literatura.
El
concepto de Crítica literaria puede observarse a través de cuatro oposiciones:
-
Primera oposición entre lo particular y lo general en
la esfera del pensamiento.
-
Segunda oposición entre Literaturkritik frente a
Literaturwisselsthaft.
-
Tercera oposición entre historia de la literatura
frente a la crítica literaria.
-
Cuarta oposición entre habla literaria frente a lengua
literaria.
En
el concepto de Crítica literaria prevalecerá el segundo miembro de cada una de
esas oposiciones, de forma que se logrará una definición conceptual; como que
la Crítica literaria es una disciplina científica que investiga los aspectos
generales de lo literario a la búsqueda de elementos comunes a cualquier
manifestación particular. Tal búsqueda tiene como objetivo presentar una teoría
general de la literatura, necesariamente separada de la actitud o actividad
valorativa o juicio particular sobre obras concretas. Supone asimismo un
discurso sobre lo literario. Propone la investigación de una lengua literaria
como conjunto de elementos pertenecientes a un sistema conceptual y de
expresión específica.
Primera oposición: lo
particular y lo general en la esfera del pensamiento
En
la esfera del pensamiento siempre se origina una distinción o desdoblamiento
entre el mundo de los hechos y la perspectiva o mundo que los mira. Este
desdoblamiento es una constante por encima de las metodologías, por encima de
la distinción de lo inductivo y lo deductivo. El método inductivo va de lo
particular a lo general mientras que el método deductivo va de lo general a lo
particular. Sea cual sea la vía elegida, cuando hablamos de las cosas, nuestro
discurso es algo diferente de esas cosas. Según Pozuelo Yvancos, la literatura
no existe como realidad independiente del discurso sobre la literatura. Es un
vocablo mediatamente conectado con la realidad empírica, y entre ellos media
una realidad teórica. Literatura es un concepto teórico que presupone una
generalización, una construcción teórica de una realidad.
Según
Pozuelo, el objeto de una teoría de la literatura es dar cuenta sobre el
discurso de la literatura, hacernos ver esa esfera general o teórica mediata,
en virtud de la cual cada una de las épocas ha construido su forma de ver la
literatura y su literatura. Un objeto puede ser considerado norma estética en
una época determinada y en otra no. La literatura es un discurso teórico y
dependiente contextualmente, y puede modificarse con el tiempo.
Iuri
Lotman habla de que la cultura es un sistema de modelización, de creación de
modelos, y que la cultura artística es un sistema de modelización secundario en
relación al lenguaje, que es el sistema de modelización primario de la cultura.
El lenguaje crea las cosas del mundo al nombrarlas, modela la realidad. La
literatura no es una serie de obras que se suceden anárquicamente, sino que son
objetos frente a los que son posibles una consideración teórica. La
individualidad literaria no se da nunca. Cuando alguien lee un libro tiene
expectativas que forman parte del libro. Se tiene una perspectiva general sobre
lo literario, sobre lo que las obras tienen en común.
Segunda oposición:
Literaturkritik frente a literaturwisselsthaft.
En
español, “crítica” siempre presupone una actitud y un juicio. Y en estas
esferas hay siempre unas constantes:
1)
El juicio, vinculado al gusto, a las preferencias.
2)
Vinculadas estas a la inseparabilidad del juicio
respecto a quien lo emite.
3)
Su carácter asistemático. No es previsible, varía con
respecto a la experiencia que un individuo tiene de un objeto.
4)
Su no transmisibilidad. No se puede enseñar crítica en
el sentido de juicio valorativo.
Estas
constantes convierten a la Crítica literaria en una denominación poco adecuada
para la docencia. Una poética intenta contemplar un objeto de estudio, la literatura,
como un objeto intransitivo y general. Intransitivo porque es independiente del
que habla, y es eso lo que es posible transmitir.
Tercera oposición:
historia de la literatura frente a la poética o crítica literaria
La
historia de la literatura tiene como objeto un saber circunscrito a unas
coordenadas espacio-temporales. Sin embargo, la poética tiene un objeto
diferente: la literatura, sea cual sea su manifestación en la lengua. Es la
literatura como ser, independientemente del tiempo y del espacio. Tendría que
ver con lo que tienen en común de comunicación específica los textos.
Obviamente ambos terrenos se reclaman mutuamente: la poética ha dado a la
historia de la literatura los conceptos de periodización, la categorización de
géneros, los conceptos de retórica o métrica.
Cuarta oposición:
habla literaria frente a lengua literaria (parole/langue)
La
Poética debe darse en los términos de sistematización en que Saussure plantea
el concepto de lengua, “como hecho sistemático, perteneciente a un sistema en
el que todo se define en función al sistema”. La teoría lingüística de Saussure
(y posteriores) comienza con la hipótesis de que es posible un discurso sobre
el lenguaje alejado de su consideración aislada o concreta. Ese hecho se
explica por su pertenencia a un conjunto, llamado sistema, formado por todos
esos hechos, pero ninguno de ellos lo posee en su totalidad.
Análisis del
concepto de literatura. La problemática de su definición
El
concepto de literatura nace en el siglo XVIII. Quintiliano, en el siglo IV,
relacionaba la literatura con “gramatike”. Y hasta el siglo XV, las diferentes
lenguas no comenzaron a escribir sus tratados de poética.
Por
literatura (derivado de litera) se
significó en los autores cristianos un corpus de textos de naturaleza secular o
pagana, que se contrapuso a corpus de textos de naturaleza sagrada (scriptura).
Después
del siglo VI, la literatura recogía una significación parecida a la de
“conocedor de la Gramática”, un especialista en descifrar filológicamente las
letras, un técnico de las materias escritas.
En
el renacimiento la literatura no tenía carácter estético. Ya en el XVI aparece
el término “bellas letras”, con el que se especifica ya una especie de discurso
literario en términos de lo que hoy se conoce como Humanidades (incluye a
gramáticos, filósofos, tratados de estética, historiadores, etc…).
Hasta
el siglo XVIII no encontraremos “literatura” como ciencia en general. En 1773
se publica una historia de la literatura francesa que explica en el prólogo el
adjetivo “literario”: “Donde se trata del
origen, progreso, etc, de las ciencias”. La literatura se entendía como lo
que se dijese de las ciencias en general, semejante a lo que ahora entendemos
por ensayo o discurso de naturaleza científica y/o humana.
Voltaire
explicaba que literatura es “una
particular forma de conocimiento de las obras del gusto, una síntesis de
historia, poesía, elocuencia y crítica”.
Diderot
en 1751 relaciona ya la literatura con “bella expresión”, “expresión estética”,
con “un arte de la expresión de lo bello
por medio del lenguaje”.
En
el mismo siglo se concretaba una acepción de literatura como “conjunto de la producción literaria de un
determinado país”. Surge el concepto de literatura nacional.
Ya
en el romanticismo, el término literatura acoge la mayor parte de las
significaciones actuales.
-
Una primera acepción es el “conjunto de producción
literaria de una época, de una determinada región”.
-
Una segunda acepción es el “conjunto de obras que
forman una especie de familia por su contenido o temática” (por ejemplo,
literatura feminista).
-
Una tercera acepción que sería el “conjunto de
bibliografía existente acerca de un hecho o materia”
-
Una cuarta acepción que liga literatura a retórica o
expresión artificial. Su autor fue Verlaine.
Por
elipsis hay una acepción de literatura similar a historia de la literatura (por
ejemplo, literatura española del siglo de oro).
Literatura
podría significar el contexto teórico, literatura comparada, general, teoría de
la literatura, etc.
En
el siglo XVIII se genera la significación que se da hoy a la literatura, como
“un tipo de lenguaje”. En esa época se dan circunstancias como el nacimiento de
la ciencia como disciplina, se produce el nacimiento de la universidad moderna,
desgajada de la eclesiástica, y surge la necesidad de utilizar métodos nuevos
de experimentación. El racionalismo genera un desarrollo del empirismo y el
desenvolvimiento de una ciencia inductiva, no sujeta a fe, y una progresiva
valoración de la técnica y el método. Esto crea una distinción entre esfera
científica y esfera no científica. Surgen también las facultades de Humanidades
donde tienen cabida los estudios estéticos, no sujetos necesariamente al método
experimental.
También
se produce un desarrollo social de las letras, que va ensanchando su dominio
desde la esfera de la poesía o de los textos en prosa a la difusión masiva de
la novela, su extensión al periodismo y la popularización del ensayo. En el
siglo XVIII se produce la masificación del público lector. Comienza a darse el
consumo literario. El desarrollo de la burguesía crea el modo de ser de la
literatura moderna. El burgués medio está suscrito a revistas y periódicos
donde se consume la literatura, así que esta sale de la esfera del mecenas y se
crea como mercado. Deja la literatura de ser en verso y se “contamina” de otros
géneros. Empieza a perder especificidad formal.
En
la Europa de principios del siglo XX se crean los llamados formalismos o la
poética de las vanguardias, que tiene mucho que ver con la necesidad de ser
específico, de subrayar lo que aporta cada arte y determinarlo frente a los
demás. Cada arte investiga acerca de sus propias realidades y materias. En la
poesía se da la investigación sobre la imagen o la relación entre un objeto y
otro. Se establece un juego con la materialidad de la palabra y la materialidad
de los hechos.
Nace
también a principios del siglo XX una necesidad de volver sobre la cuestión del
ser, de la literatura en tanto que literatura. Jakobson en 1919 dijo que “la literatura es terreno de nadie porque se
ha convertido en terreno de todos”.
Los
movimientos críticos del siglo XX (formalismo ruso, estilística, la nueva
crítica americana) reaccionaron al mismo tiempo contra la variedad de estudios
que intervienen en la literatura. Hay que estudiarla en cuanto que es
literatura. Crearon un término, el de literariedad. Decía Jakobson que esto
supone “estudiar aquello que hace
literatura a la literatura; la literatura en cuanto que tenga unos rasgos que
la hacen literatura y no del objeto formal”. La literariedad estudiaría
aquello que sirve para construir lo literario.
La
teoría de la literatura tiene que estudiar la literariedad. Pero este término
entrará en crisis en los años 70 del siglo XX.
Searle
explicaba que la literatura no es una esencia independiente de naturaleza
estética, sino que es una construcción, pero en la que no hay (para toda esa
construcción) un vínculo unitario. No existe ningún rasgo lingüístico de
naturaleza elocutiva que defina a toda la literatura y solo a esta.
Ellis
y Girolano plantean que el concepto de literariedad debe ser sustituido por el
de “convención”, y el de “ser literario” por el de “uso literario”. Debe darse
una lingüística del uso que intente ver cómo es vista la literatura y cómo es
usada en una comunidad.
Para
Todorov se puede hacer discutible el concepto de literatura, pero no se puede
hacer discutible el género literario. Para él no existe la literatura, sino
esos géneros (oda, cuento, epopeya, elegía…). El género literario es el lugar
de encuentro de una serie de emisores y receptores.
Si
existe una resistencia a lo que se ha llamado “falacia objetiva”, el definir la
literatura en términos de objeto (como propiedad definible en términos
objetivos), también hay una “falacia cognitiva”, en reducir la literatura a lo
que un lector espera.
Hay
un enfrentamiento entre un sistema cerrado y otro abierto:
-
El sistema cerrado, falacia objetiva, establecería unas
fronteras delimitadoras de los individuos que pertenecen a ese sistema, esto
es, unas objetividades que los definan; un sistema que acota un espacio.
-
En el sistema abierto, falacia convencional o
cognitiva, no existen fronteras delimitadoras de lo literario, porque la
literatura se modifica con el tiempo, y fenómenos que han sido calificados de
literarios en una época, dejan de serlo
en otra (y viceversa). Esto hace que el sistema delimitador sea abierto,
dinámico. Se va transformando.
Como
conclusión, podríamos decir que una teoría de la literatura tiene que ser el
análisis de un objeto en el marco de un sistema de comunicación (lo que la
literatura es como objeto), pero ese análisis no puede olvidar la dimensión de
la literatura no solo como objeto. Mukarovski distingue el plano artefacto, que
es el plano de su materialidad, y el plano objeto estético. La obra literaria
son ambos planos a la vez.
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