sábado, 24 de marzo de 2012

Medea en el teatro en español del siglo XX


         - En Señora Ama (1908), de Jacinto Benavente, Dominica es la mujer paciente que tolera los continuos engaños del marido, quizás por su esterilidad. De manera contraria a Medea (repudiada por Jasón) la llegada de un hijo propio le dará fuerzas para acabar con la conducta de su esposo y el desgobierno de su hacienda. Pero, al ser una comedia, hay un final feliz. Dominica, que anuncia su maternidad en público, expresa su deseo de que todo cambie. Y una canción aparece como broche perfecto (acto III, escena XII). Además el marido reconoce su mal y la esposa en un gesto de magnanimidad conyugal lo perdona (acto III, escena XII).

         - La obra de José Bergamín Medea la encantadora (1954) fue estrenada en Montevideo. En ella pueden observarse influencias diversas, desde Eurípides a Unamuno, pasando por Séneca o Schroeder. El mismo autor expresa en la sinopsis que precede a la obra: “El mito y leyenda de Medea toma en la obra de Eurípides su primera expresión trágica teatral (....) culminando el atroz sentido de su fábula con la muerte que da Medea a sus hijos. Ese desenlace (....) es el que dio a la figura trágica de Medea su significado más terrible y también más original y profundo. (....) Le añade Séneca, que le sigue, otro nuevo y más trágico estremecimiento al ofrecérnosla más desnuda de cuerpo y de alma.: (....) poniendo en carne viva todo el horror de su pasión de amor desesperante, para los que no alcanzan siquiera los nombres de venganza y celos (....)”.
Pero el autor presenta su propia percepción del mito. Eurípides y Séneca dejan fuera de escena a uno de los personajes centrales, Creusa, causa de la tragedia; Bergamín lo trata como una “figura virginal y pura, tiernamente amorosa y enamorada, que no solamente ofrece el mejor contraste dramático a Medea, sino que con su presencia escénica la realza y evidencia con mayor efecto (....) Medea, mágica y prodigiosa, no sabrá nunca comprender el anhelo de místico amor sublime que ha prendido su encanto en el cuerpo y el alma de Creusa con sus inextinguibles llamas”.
Mientras la Medea clásica arrebata a Jasón a sus hijos y ni siquiera le deja enterrarlos, Bergamín ha hecho que sea el mismo Jasón el que no quiera tocarlos; la Medea de Eurípides escapaba por los aires en un carro encantado, en la obra  de Bergamín no ocurre así.
El coro en esta obra está compuesto por voces invisibles de cantaora y cantaor. La acción se sitúa en la Córdoba del siglo XX. Y el propio Bergamín intentará aclarar el sentido de su obra: “Mi Medea (....) es una Medea cristiana (....). El amor de Medea es un amor divino que no tiene nada que ver  con el sexo, con la generación mortal. Y por eso mata a sus hijos, porque niega su propia maternidad, porque ella es divina, inmortal.” 

         - Medea es un buen chico, de Luis Riaza, se estrenó en la Sala de las Columnas del Círculo de Bellas Artes de Madrid en 1983. En esta versión destaca la sustitución de los hijos de Medea por perros, la de perros vivos por perros de trapo, la de la figura materna de Medea por un homosexual travestido (Medea es un travestí y también su nodriza). Todo ello supone una parábola del momento que vivía España.
La nodriza (Medea) alterna su personaje con Creusa o Creonte. No hay hijos, sino perros de trapo y Jasón probablemente ni existe. Planteada como el conflicto entre criada y señora, no faltó quien comparara esta pieza con Las criadas de Genet. Para Riaza, queda del mito la soledad y el ansia de libertad (libertad sexual o simplemente libertad).


2 comentarios:

  1. Respecto de la obra de Riaza, efectivamente no es una comparación azarosa la que se hace con la pieza de Genet. Es más, los elementos que el español toma del texto de Las criadas son evidentes y entran en juego intertextual con el mito y con la situación de la escena española. Pongo como ejemplo el que sean dos personajes femeninos (aunque travestidos) en escena, la relación Señora-criada, el apelativo de Madame que constantemente hace la nodriza hacia Medea, las divagaciones del personaje de Medea exactamente iguales al de Madame en el texto de Genet, y obviamente, de modo evidente, la ausencia física pero siempre presente en el discurso del personaje del Señor/Monsieur.

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    1. Muchísimas gracias por comentar en el blog y por tu aportación. Muy interesante. un saludo.

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