sábado, 7 de abril de 2012

Pragmática Lingüística




            Si partimos de la consideración de la lengua como una semiótica, como proceso de asignación de sentido a unos signos (éste era el propósito de Saussure) será preciso tener presente que el sentido de un enunciado se genera sólo en parte en las vertientes sintáctica y semántica, y que buena parte del significado surge por la interpretación de datos que no pertenecen propiamente al sistema lingüístico, sino a las condiciones en que el enunciado se produce, es decir, a las circunstancias de la enunciación. Un estudio completo del signo lingüístico deberá abarcar las tres ramas que se derivan del mismo, dos plenamente lingüísticas: sintaxis y semántica, y otra no siempre inserta en la estructura de la lengua: la pragmática. La sintaxis hace referencia a aquello que decimos que decimos y expresamos y a cómo lo decimos o expresamos, a la corrección desde el punto de vista de las construcciones. La semántica estudia lo que significa aquello que decimos o expresamos, la relación de las expresiones con la realidad. La pragmática se refiere a lo que hacemos con las expresiones, es decir, la pragmática es la parte del estudio del lenguaje que se ocupa de la “acción”, del uso, de la relación entre la lengua y las personas que la emplean. Si en sintaxis y en semántica la unidad es el enunciado o frase, en pragmática la clave es enunciación, acto de habla. La pragmática se ocupa de la formulación de las reglas según las cuales un acto de habla es apropiado en un contexto.
            El principal problema con que se encuentra la pragmática como disciplina lingüística es el acotamiento de su campo de actuación y su definición. Tres son las concepciones de pragmática, que abarcan la totalidad de su objeto de estudio:
            1.- La pragmática como doctrina del empleo de los signos.
            2.- La pragmática como lingüística del diálogo.
            3.- La pragmática como teoría de la acción de habla.

            Las tres concepciones están estrechamente relacionadas con la gramática textual.

            1.- La primera hace hincapié en los factores contextuales como generadores de sentido y aporta el concepto, fundamental, de implicatura. La implicatura es una dimensión pragmática del significado; no forma parte del sentido literal de un enunciado, sino que se produce por la combinación del sentido literal y el contexto.
            Lo que queremos decir es en parte lo que decimos (el contenido proposicional estudiado por la semántica) y en parte lo que no decimos pero está implicado en lo que decimos. Esta inferencia de sentido derivada de las condiciones (contexto de enunciación) en que se produce la enunciación es lo que se conoce como implicatura y es uno de los objetivos máximos del estudio de la pragmática.
            2.- La segunda concepción de la pragmática trata de establecer las condiciones que se han de dar para que el acto de comunicación en una situación canónica (la interlocución entre copresentes) tenga éxito. Da lugar a los principios pragmáticos y a las máximas que los desarrollan. Brevemente resumidos son:
A)    Principio de cooperación.
Es la base de los intercambios lingüísticos y está compuesto por las máximas:
Cantidad: se refiere a la cantidad de información
Calidad: necesidad de transmitir información verdadera.
Relación: La participación debe ser pertinente; se debe hablar de cosas que vengan al caso.
Modo: No ser oscuro, brevedad, evitar la ambigüedad,...
B)    Principio de confianza en el que habla.
C)    Principio de presupuesto de ignorancia según el cual el interlocutor ignora la información que se le va a dar.
3.- La tercera hace especial referencia a los actos de habla. Un acto lingüístico es un tipo determinado de acción, entendiendo por tal los objetos intencionales, producto de la intención comunicativa de la persona que lo realiza y basados en la asignación de una interpretación de una expresión observable. El uso del lenguaje es una actividad que incluye: a) el acto de decir algo; b) el que tiene lugar al decir algo y c) el que acontece por decir algo, a los que Austin llama “acto locucionario” o locutivo, “ilocucionario” o ilocutivo y “perlocucionario” o perlocutivo, que hablan del significado, de la fuerza y del efecto de las expresiones.

Las teorías textuales y la pragmática lingüística, en algunos casos, aparecieron como contrapuestas a la lingüística de tradición estructuralista y generativa; hoy se ven como una nueva dimensión de los estudios lingüísticos que, asumiendo parte de las teorías anteriores, las completan con nuevos enfoques y estudiando aspectos que las anteriores dejaron fuera de su campo de estudio.


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